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El sendero azul
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    Cine Alemán Siglo XXI
    Harmony Lessons, de Emir Baigazin

    TERROR SUBREPTICIO

    crítica de Harmony Lessons | Uroki garmonii, Emir Baigazin, 2013

    48º Festival de Karlovy Vary | Horizons

    El abuso escolar revela lo peor de la naturaleza humana, un comportamiento desarrollado a una temprana edad que por tanto no puede explicarse racionalmente pero que surge por una necesidad inconsciente y animalesca de supervivencia y superación. Varias son las películas que en los últimos años han mostrado la cara más oscura e indignante de este censurable fenómeno, destacando por ejemplo Después de Lucía (Michel Franco, 2012), un turbio y pausado retrato sobre las penurias de una adolescente que ha perdido a su madre. Harmony Lessons (Uroki garmonii, 2013), el debut del kazajo Emir Baigazin, recuerda en algo a aquella película, pero más en la superficie y en la técnica que en los temas que verdaderamente toca. La historia se inicia efectivamente desde el punto de vista de un adolescente huérfano, sin problemas aparentes en su colegio, hasta que un suceso concreto vuelve a sus compañeros en su contra. Además, ello está narrado con una depuración similar a la de Franco, constituyendo una sorprendente muestra de madurez estilística y estética por parte de Baigazin. Sin embargo, como hemos adelantado, a partir de ahí la historia toma otros derroteros: el protagonista no sufre las vejaciones que se espera y son otros de los alumnos los que son realmente abusados, ampliándose ese tema inicial casi hasta dar lugar a una trama criminal que afecta a toda una sociedad. De hecho, esta película le da un giro a casi todos los tópicos que se han podido ir formando recientemente en torno a tal fenómeno, de tal forma que los acosadores son acosados y los personajes aparentemente fuertes acaban siendo los débiles, pero sin mostrarlo de una manera consecuente y didáctica, sino desviando la narración hacia otro tipo de horror.

    por Ignacio Navarro
    junio 30, 2013

    Crítica | Harmony Lessons

    por Ignacio Navarro | junio 30, 2013
    Quellen des lebens

    EL CORAZÓN EUROPEO ENTRE VISIONES DE ORIENTE


    La segunda jornada del certamen checo nos dejaba ayer con las primeras proyecciones de la selección oficial: Sources of Life (Oskar Roehler, 2013) y Honeymoon (Jan Hrebejk, 2013). Para presentar esta última se subía al escenario el equipo casi al completo, intentando dar la mayor relevancia posible a la única representante checa en competición, aunque ello contrarrestaba las limitadas pretensiones de una cinta bien rodada pero poco innovadora. Por su parte, el alemán Roehler defendía antes su película, comentando que varios nos podíamos identificar con su historia al haber sido rodada cerca de la localización del festival: lo cual tampoco se correspondía demasiado con las caracterizaciones esquemáticas de un filme pretendidamente épico. Por tanto, al igual que en la primera jornada, el mayor placer fue el de visionar por la mañana, en una sección paralela, Like Father, Like Son (Hirokazu Kore-eda, 2013), una tierna y conmovedora historia sobre lo que significa ser padre. Y por la noche pude ver la también asiática The Grandmaster (Wong Kar-wai, 2013), un artificio al ralentí sobre las artes marciales, casi en el lado opuesto al estilo de Kore-eda, aunque ambas tengan su lado poético. Una jornada en cualquier caso meritoria, marcada por el sol y la lluvia, con un público numeroso y animado y algunos pases con entradas agotadas.

    por Ignacio Navarro
    junio 30, 2013

    Karlovy Vary 2013 | Segunda jornada

    por Ignacio Navarro | junio 30, 2013
    Wish You Were Here

    ¿QUÉ PASÓ CON JEREMY?

    crítica de Wish You Were Here | Kieran Darcy-Smith, 2011.

    Comienza la película con dos parejas disfrutando de unas envidiables vacaciones en las paradisiacas palayas de Camboya. Risas, bailes, algo de drogas y mucho, mucho alcohol. Algo trágico debió suceder, ya que lo siguiente que vemos es que solo tres de los cuatro amigos han regresado a Australia, mientras que el restante ha sido dado por desaparecido en circunstancias extrañas en el estado asiático. Dave y Alice, feliz matrimonio con dos preciosos hijos y un nuevo bebé en camino, intentan evitar a la desolada Steph, hermana de Alice y novia del perdido Jeremy. El espectador ya se empieza a plantear preguntas. ¿Qué sucedió con Jeremy?, ¿por qué se sienten incómodos Dave y Alice por la presencia de Steph? A lo largo de todo el filme, los saltos temporales son constantes, intercalando los presentes momentos de la investigación de dicha desaparición con los hechos que ocurrieron durante tan fatídico viaje.

    por José Martín León
    junio 30, 2013

    Crítica | Wish You Were Here

    por José Martín León | junio 30, 2013
    Casa de tolerancia, de Bertrand Bonello

    BURDEL: BELLEZA DECADENTE

    crítica de Casa de tolerancia | L'apollonide (Souvenirs de la maison close), Bertrand Bonello, 2011

    Las maison closes de finales del XIX y principios del XX han sido ampliamente difundidas por la literatura y el arte en general. El cine también ha sido partícipe, eso sí, más centrado en retratar la forma que el fondo. Muchos artistas e intelectuales visitaron, con cierta asiduidad, los burdeles de las capitales europeas de la época, sin que ello supusiese un estigma social; véanse Proust o Boudelaire. Aún con todo, la prostitución está lejos de ser un arte. Es una práctica que tiene mucho de repugnante y poco de encomiable, por mucho que a algunos se les llene la boca hablando de las geishas y de ciertos salones de según qué ciudad y de según qué época. Pero hubo un tiempo en el que el burdel era un lugar con atributos que difieren en su totalidad de la farándula del meretricio vigente. Hasta la liberación de la mujer –me refiero al mal llamado primer mundo–, el burdel era parada obligada en los ritos de iniciación de cualquier joven varón de la aristocracia y la burguesía. La calle era más frecuentada por la hidalguía y el proletariado. Muchas esposas hastiadas de su vida conyugal vieron colmadas, en los burdeles, sus ansias de retraimiento de una vida sexual para la que no habían sido preparadas, víctimas de la frígida moralina de las clases dominantes. También es cierto que no pocas tenían que lidiar con los vicios de la infidelidad, mejor aceptada que hoy pues la mujer no era soberana de su vida amorosa. Hasta bien entrado el siglo XX el burdel tuvo un papel no despreciable como institución, de cariz no tan distinto al casino o los ateneos, ya que era allí donde muchos hombres hacían tertulia y no pocos artistas encontraban sus musas. De hecho, por aquel entonces, hubo una cierta "legalización" del oficio más antiguo del mundo, no como resultado de una profunda reflexión moral sino por influencia de las doctrinas higienistas, cuyas principales preocupaciones versaban sobre problemas de salud. Estas casas de lenocinio plagadas de mujeres presumiendo –por obligación– de muslos, anchas caderas y lozanía carnal fueron retratadas, mejor que nadie, por el pintor parisino Edgar Degas. Artista de presunta misoginia y cuya obra gira alrededor del mundo femenino. Paradoja.

    por Anónimo
    junio 30, 2013

    Crítica | Casa de tolerancia

    por Anónimo | junio 30, 2013
    Veep Season 2

    EL SERVICIO PÚBLICO NO IMPORTA

    crítica de la 2ª temporada de Veep (2012-)

    HBO / 2ª temporada: 10 capítulos. | EEUU, 2013. Creador: Armando Iannucci. Directores: Christopher Morris, Chris Addison, Becky Martin, Armando Iannucci, Tim Kirkby. Guionistas: Will Smith, Simon Blackwell, Sean Gray, Armando Iannucci, Ian Martin, Tony Roche, Roger Drew. Reparto: Julia Louis-Dreyfus, Anna Chlumsky, Tony Hale, Reid Scott, Matt Walsh, Timothy Simmons, Sufe Bradshaw, Gary Cole, Kevin Dunn, Randall Park, David Pasquesi, Jessica St. Clair. Fotografía: Jay Feather. Música: Rupert Gregson-Williams & Christopher Willis.

    por Anónimo
    junio 30, 2013

    Crítica en Serie | Veep (Temporada 2)

    por Anónimo | junio 30, 2013
    Sleeping Beauty, de Julia Leigh

    LA ERÓTICA DEL ABURRIMIENTO

    crítica de Sleeping Beauty | Julia Leigh, 2011

    Los clásicos literarios estimulan –a diferencia de los credos– modernizadas y múltiples reinterpretaciones, y se engrandecen con ellas. El séptimo arte recrea una y otra vez los clásicos notables, desde los tiempos de Méliès. El cine, como arte recién surgida, se apoyó en otras formas de expresión, de cariz artístico, en la búsqueda de la conformación de una identidad propia apoyada en los códigos que ya le eran familiares al gran público. Le cogió el gustillo, y a ello sigue. Es evidente que existen riesgos en estas revisiones, pero releer a Dickens, a los Hermanos Grimm, a Julio Verne, Zola o Kafka es dar visos de contemporaneidad a referentes del pasado desde nuestro contexto histórico, entenderlo al socaire de otro prisma distinto del que fueron concebidos. Es una actualización del mito. Una visión o concepción personal. Una exégesis con voluntad renovadora que enriquece, normalmente, a la obra original y da lustre a la neófita. Se me vienen a la memoria Blancanieves (2012) de Pablo Berger, o la revisión del mito de Prometeo de Ridley Scott –Blade Runner (1982) –. Ejemplos reseñables de cómo hacer buen cine apoyándose en la literatura. Reescribiendo. Sleeping Beauty –ópera prima de la escritora australiana Julia Leigh– es una versión contemporánea del cuento de los Hermanos Grimm Dornröschen (La bella durmiente). Renueva el cuento con un inquietante retrato del mundo de la prostitución, a través de una joven universitaria que se sumerge en un meretricio de erótica marcadamente gerontológica. Su “vagina es un templo”, así que no sufrirá penetración alguna, pero será víctima de un somnífero que impedirá tener conocimiento de lo que hacen con su cuerpo.

    por Anónimo
    junio 30, 2013

    Crítica | Sleeping Beauty

    por Anónimo | junio 30, 2013
    Michael, de Markus Schleinzer

    UN INVENTARIO ORDINARIAMENTE NORMAL

    crítica de Michael | Markus Schleinzer, 2011

    El austríaco Markus Schleinzer, habitual colaborador de Michael Haneke, presentó su ópera prima, Michael, en la sección oficial de la 64ª edición de Cannes, en 2011. El hecho de haber sido el director de casting de Haneke, podría no ser más que un dato irrelevante, si acaso para situarlo en el mapa del cine europeo. Un breve apunte que da cuenta de sus referencias profesionales, en este caso prestigiosas. No obstante, no se cita en vano el nombre del autor de Funny Games (1997). Las razones son simples, ya que no solo existe una ligazón profesional entre ambos, sino también un vínculo estético y temático entre la pieza del alumno y las distintas obras del maestro. Un estilo calcado con resultados distintos. Amour (2012) fue aclamada y se alzó con la Palma de Oro a mejor película. Michael pasó con más pena que gloria y con menos estruendo del que se temía. Trata sobre el escabroso tema de la pederastia. Se cuenta una historia de secuestro, reclusión y abuso de un niño, de unos ocho años, por parte de un hombre superficialmente “normal”. El director austríaco hace constante hincapié en la “normalidad” del protagonista, en su cotidianeidad, en sus relaciones, en su trabajo.

    por Anónimo
    junio 29, 2013

    Crítica | Michael

    por Anónimo | junio 29, 2013
    Breathe In, de Drake Doremus
    Breathe In | la invitada.
    Sundance 2013 | Indian Paintbrush / Super Crispy Entertainment, Estados Unidos, 2013.

    fecha de estreno| 19 de julio en Reino Unido.

    director| Drake Doremus.

    intérpretes| Felicity Jones, Guy Pearce, Kyle MacLachlan, Amy Ryan, Hugo Becker, Alexandra Wentworth.

    notas| no repitió suerte Drake Doremus en su vuelta a Sundance con Breathe In, un drama sobre una relación extramatrimonial de un profesor con una estudiante de intercambio. Pese a que en Utah tuvo una acogida más que decente no parece que el joven cineasta estadounidense repita el impacto de “Like Crazy” (titulada en España “Como locos”, en su lanzamiento exclusivamente doméstico); una de las cintas más infravaloradas de 2011 y que consiguió el galardón a mejor película en el certamen “indie” por excelencia.

    por Emilio M. Luna
    junio 29, 2013

    Tráiler | Breathe In, de Drake Doremus

    por Emilio M. Luna | junio 29, 2013
    Mood Indigo

    DE LA VIDA RURAL A LA VIDA EN SOCIEDAD


    Ahora sí, ya ha empezado el festival de Karlovy Vary. A lo largo de la mañana se han ido conglomerando por el paseo que recorre el circuito hotelero y cinematográfico de la ciudad, desde el hotel Pupp (el más lujoso) hasta el hotel Thermal (la sede del certamen), jóvenes y no tan jóvenes con acreditaciones y pases colgando del cuello. Por la tarde, sin embargo, la mayoría se han aglutinado a la entrada del primero de esos dos hoteles, contra las vallas que se han colocado para acoger a un huésped de excepción: John Travolta. El mismo y el jurado de la selección oficial eran algunos de los invitados a la gala inaugural, en la que tras proyectarse algunos trailers pasados del festival, rodados tradicionalmente con cada celebridad ganadora del premio honorífico, le ha tocado el turno a Travolta recoger el suyo. Un largo montaje con casi todas las interpretaciones de su carrera ha precedido su salida al escenario, un tiempo en el que el público ha aplaudido con ganas. Es oportuno precisarlo porque tales aplausos no siempre son sinceros, y en mi caso no lo han sido tras el pase de Mood Indigo (Michel Gondry, 2013) en la última y decisiva parte de esta larga puesta de largo. Luego, para redondear el glamour de la noche, ha tenido lugar una abarrotada fiesta en el hotel Pupp. Pero del día de hoy me quedo con aquello que ha pasado desapercibido para mucha gente: las proyecciones a media tarde de Harmony Lessons (Emir Baigazin, 2013) y de Frances Ha (Noah Baumbach, 2012).

    por Ignacio Navarro
    junio 29, 2013

    Karlovy Vary 2013 | Primera jornada

    por Ignacio Navarro | junio 29, 2013
    True Blood (6x02)

    LOS CIMIENTOS DE LA GUERRA

    crítica de El sol (The Sun) (6x02), segundo episodio de la sexta temporada de True Blood

    HBO | EEUU, 2013. Director: Daniel Attias. Guión: Angela Robinson. Creador: Alan Ball. Reparto: Anna Paquin, Stephen Moyer, Sam Trammell, Ryan Kwanten. Rutina Wesley, Alexander Skarsgård, Chris Bauer, Kristin Bauer Van Straten, Nelsan Ellis, Lucy Griffiths, Rutger Hauer, Arliss Howard, Rob Kazinsky, Todd Lowe, Joe Manganiello, Carrie Preston, Jurnee Smollett-Bell, Deborah Ann Woll, Jessica Clark, Dale Dickey, Jamie Gray Hyder. Fotografía: Romeo Tirone. Música: Nathan Barr.

    por Anónimo
    junio 28, 2013

    Crítica en Serie | True Blood (6x02)

    por Anónimo | junio 28, 2013
    Antes del anochecer

    LA IMPOSIBILIDAD DEL SEXO PLATÓNICO

    crítica de Antes del anochecer | Before Midnight, Richard Linklater, 2013

    Los primeros noviazgos y los polvos ocasionales a la muy temprana y paradójica edad en la que ya no eres ningún crío, ni joven ni mayor, dudando si quieres cumplir el estereotipo socialmente aceptable, a medio camino entre la (impostada) experiencia y la ignorancia propia de la edad. Aquel sentimiento lo definía maravillosamente un singular pintor cuyo psicólogo le había obligado —a modo de terapia expiatoria— a escribir una autobiografía de vivencias vívidas, sin necesidad de sortear ningún charco negro en su mente, en un lugar (des)conocido como Rancho Aparte. La exquisita novela de Marcos Ordóñez, quien hablaba de todo lo imaginable con las mejores ocurrencias. “Viendo al hombre pude pintar a la mujer posible, arriba, en el piso más alto de aquel altísimo edificio. Muy joven también, jóvenes los dos. Ahora los veo jóvenes, insultantemente jóvenes, aunque entonces fueron para mí una pareja “adulta” pero con las maletas todavía por deshacer, a punto (¡siempre a punto!) de saltar para otro lado”. Recordemos ahora ese romántico tren camino de París, destinado a parar en Viena para contemplar el eterno juego de seducción que, sí o sí, resume cierta intriga existencial: el ilusorio, nefasto común denominador del hombre moderno. ¿Quién no ha soñado, aunque fuera en sueños, con su alma gemela o con su “media naranja” (supongo que el inventor de dicha expresión, además de consumir cítricos, murió de pena y sin probar la carne)? “Es prácticamente imposible, pienso ahora, que un adolescente pueda comprender sino ni siquiera imaginar la vida a los treinta”.

    por Anónimo
    junio 28, 2013

    Crítica | Antes del anochecer

    por Anónimo | junio 28, 2013
    Karlovy Vary 2013 - Kviff 2013

    APACIBLE LLEGADA AL FESTIVAL


    Mañana arranca la 48ª edición del festival de Karlovy Vary, y tengo el honor y la suerte de poder asistir al mismo como corresponsal de El Antepenúltimo Mohicano. Por ello, aprovechando nuestro método habitual de cobertura de los principales festivales de la temporada, les haré llegar mis impresiones y vivencias de cada día, al margen de las reseñas de sus principales proyecciones y eventos, empezando con mi llegada hoy a la ciudad. El trayecto a la misma desde la capital ha tenido lugar en autobús, en donde los pasajeros más atrevidos han podido disfrutar del DVD de rigor: la frenética United 93 (Paul Greengrass, 2006). Como yo ya de por sí tengo tendencia a marearme en este tipo de medio de transporte, he juzgado oportuno apartar los ojos de la pantalla y desviarlos hacia el paisaje checo que íbamos atravesando. Paisaje del que Karlovy Vary ha aparecido como una prolongación, por su arquitectura vienesa salida de un cuento de hadas y su fama de balneario con aguas curativas. Todo parece pues en armonía con su enclave idílico y colorido, atributo reforzado por la presencia en sus calles de turistas de todos los colores, incluidos numerosos españoles. La mayoría sin embargo no parecía estar aquí con motivo del certamen cinematográfico, cuyos preparativos aún no han concluido: varios operarios aun montan stands en torno al Hotel Thermal, su alfombra roja sigue plastificada y su interior está medio vacío, aunque a media tarde varios ya compraban sus entradas. Se espera en cualquier caso que la actividad entre en plena ebullición mañana por la mañana. Entretanto resulta muy útil familiarizarse con el ambiente y entrar en calor, aunque el tiempo no acompañe, ante lo que está al caer.

    por Ignacio Navarro
    junio 28, 2013

    Karlovy Vary 2013 | Previa

    por Ignacio Navarro | junio 28, 2013
    After Earth

    EL CHISTE QUE NO LO ERA

    crítica de After Earth | M. Night Shyamalan, 2013

    Esto es una nave que sufre un accidente y… Corte… un corte de montaje, y justo después aparece Will Smith tendido en la hierba, pero no es Will Smith. O sí. La verdad (cuando escribes “la verdad”, ésta se convierte en una verdad a medias, como una mentira piadosa) es que tiene el rostro hepático, enfermizo, yo diría que no descansa plácidamente. No. Está más bien morado blancuzco. Y… Por dónde iba… La nave se entremezcla —golpe va, golpe viene, “¡daños críticos, señor!”— con una caravana de asteroides que pasaban por allí, o sea por el hiperespacio, como bólidos de carreras sin frenos. ¿La música? Fanfarria con toques new age. Todo muy grave. El simpático Will Smith aprieta la mandíbula al borde del llanto, un llanto que se acumula con violencia en su mirada. He de suponer que no cambia el gesto porque no le apetece: After Earth es su historia y el director del filme, que no es otro que el cuestionado M. Night Shyamalan, sometido (permanentemente) a ese último test que debe certificarle como realizador o como artificiero con tendencia al barroquismo formal y a la nadería dramática, se dedica a marcar los planos mientras fusiona estéticas retrofuturistas, en un mix distópico de Parque Jurásico, Los juegos del hambre, Avatar sin flores luminiscentes y en versión low-cost y algunas sobras del peor sci-fi, que describen de punta a cabo una historia informe, sin personalidad ni criterio. El joven Jaden Smith se postula, casi forzosamente, como estrella del circuito comercial más ramplón. Nadie posee (permítanme la licencia) ningún sexto sentido para adelantar acontecimientos, para contemplar a través de una ranura los triunfos o las decepciones de un actor imberbe, todavía por hacer. Aunque su dificultad a la hora de transmitir actitud, emociones, sentimientos, terror, energía, o dudas en su empeño por salvar obstáculos no sólo reales sino imperceptibles, que habitan más allá de cualquier lógica o referencia generacional, mucho antes de sus quince años, es manifiesta.

    por Anónimo
    junio 27, 2013

    Crítica | After Earth

    por Anónimo | junio 27, 2013
    Mad Men (Temporada 6)

    UN NUEVO COMIENZO COMO ÚNICA SALIDA

    crítica de la 6ª temporada de Mad Men (2007-)

    AMC / 6ª temporada: 13 capítulos. | EEUU, 2013. Creador: Matthew Weiner. Directores: Scott Hornbacher, Jon Hamm, Michael Uppendahl, Christopher Manley, Jennifer Getzinger, John Slattery, Phil Abraham, Matthew Weiner. Guionistas: Matthew Weiner, Jonathan Igla, Erin Levy, Tom Smuts, Semi Chellas, Jason Grote, Janet Leahy, Andre Jacquemetton, Maria Jacquemetton, Carly Wray. Reparto: Jon Hamm, Elisabeth Moss, John Slattery, Vincent Karthesier, Jessica Paré, James Wolk, Christina Hendricks, Kevin Rahm, Jay R. Ferguson, January Jones, Harry Hamlim, Linda Cardellini, Aaron Staton, Brian Markinson, Kiernan Shipka, Robert Morse, Rich Sommer, Channing Chase, Alison Brie, Mason Vale Cotton, Christopher Stanley. Fotografía: Christopher Manley, Jeffrey Jur. Música: David Carbonara.

    Resulta complicado escribir sobre Mad Men porque uno se debate constantemente entre si está viendo algo más grande de lo que puede absorber o si es todo resultado de un hombre -Matthew Weiner, el creador- que se cree muy listo y camufla con pretensión cosas sencillas. La cantidad de estímulos, ambigüedades, símbolos y sutilezas que campan por cada episodio es tal que se escapan en más de una ocasión, y uno no sabe si las que ha entendido están interpretadas correctamente. Aún con esto, o quizás más por esto, la serie sigue siendo uno de los dramas más fascinantes de la televisión actual, y no muchos pueden presumir de llegar a la 6ª temporada con un nivel de calidad estable, seguir sorprendiendo y dando tanto de que hablar. Como ya se sabe, Weiner utiliza una agencia de publicidad en los tumultuosos años 60 americanos para ofrecer un retrato descorazonador y brillante sobre una época. Se dan cita muchos tópicos dramáticos (infidelidades, opresión y liberación de la mujer, muertes, represión sexual), pero todo tratado con un talento, delicadeza y sutileza fuera de lo común. Aunque quizá esta temporada haya pecado de líos en exceso, o al menos de la importancia que se le dan. Las elipsis narrativas y temporales imperan (esta temporada ha estado cargada de reveladores flashbacks sobre la juventud de Dick) y el espectador debe atenerse a los, en ocasiones escasos, datos y minimalistas interpretaciones del extraordinario reparto para conformar sus sospechas. Se agradece que la serie no tome al espectador por tonto, que no subraye las cosas, aunque algunas de sus metáforas sean de lo más obvias (Peggy en medio del pasillo, entre las puertas de los despachos de Don y Ted) y que siga puntuando su discurrir con súbitos arranques de locura que tienen todo el sentido en el corpus dramático de la serie: la puñalada en medio de la noche, los lapsos de tiempo de Don tras recibir un pinchazo misterioso, el disparo durante una sesión de caza, el robo con los niños Draper en la casa y algunos que es mejor no desvelar.

    por Anónimo
    junio 27, 2013

    Crítica en Serie | Mad Men (Temporada 6)

    por Anónimo | junio 27, 2013

    El consejero | The Counselor | star system.
    Estados Unidos, 2013.

    fecha de estreno| 25 de octubre en Estados Unidos. Sin confirmar en España.

    director| Ridley Scott.

    intérpretes| Michael Fassbender, Brad Pitt, Javier Bardem, Cameron Diaz, Penélope Cruz, Goran Visnjic, Dean Norris, Natalie Dormer, John Leguizamo, Rosie Perez, Bruno Ganz.

    notas| gran reparto el que presenta la nueva película de un Ridley Scott que deja a un lado el universo Alien tras los palos recibidos –por gran parte de la crítica— con Prometheus. Lo hace con un thriller de acción que retrata las peripecias de un ambicioso abogado buscando sacar provecho en el mercado del narcotráfico. Atención al autor del libreto: Cormack McCarthy. Sólo por ello, must-see. Del nuevo look de Bardem, decidan ustedes mismos.

    por Emilio M. Luna
    junio 27, 2013

    Tráiler | El consejero, de Ridley Scott

    por Emilio M. Luna | junio 27, 2013
    Mystery Road
    Mystery Road | polvo y pólvora.
    Mystery Road Films, Screen Australia| Australia, 2013.

    fecha de estreno| 15 de agosto en Australia. Sin confirmar en España.

    director| Ivan Sen.

    intérpretes| Aaron Pedersen, Hugo Weaving, Jack Thompson, Ryan Kwanten.

    notas| Este thriller rural ambientado con provecho en los páramos desérticos de Australia apunta maneras. El trailer, atmosférico y bien montado, nos recuerda en algo a No es país para viejos, referencia que puede perfectamente haber estado presente en esta historia de crimen y castigo conducida por Ivan Sen. Estaremos pendientes de su estreno en nuestro país… esperando que el mismo se produzca en algún momento.

    por Ignacio Navarro
    junio 27, 2013

    Tráiler | Mystery Road, de Ivan Sen

    por Ignacio Navarro | junio 27, 2013
    Los becarios

    COMEDIA PUBLICITARIA, FUNCIONAL APOLOGÍA DEL SUEÑO

    crítica de Los becarios | The Internship, Shawn Levy, 2013

    En la escena más ridícula de Los becarios, Owen Wilson y Vince Vaughn lideran con dudosa eficacia un equipo de quidditch que se ciñe a las volubles reglas de Hogwarts, consistentes, por supuesto, en anotar más puntos que el contrincante mientras se intenta dar caza a la snitch dorada, aquí un tío disfrazado de burbujita de Freixenet con una cola que se mece como un péndulo con punta esférica. Los jugadores se agarran con fuerza a sus escobas. Sin embargo, el vértigo no existe cuando tocas el césped. Los hinchas, a medio camino entre amables hooligans y consumidores crónicos de tubbinatillas, rugen sin moderación. La estampa tiene algo de circo pop: ese carismático dúo de comerciales en paro y cuatro genios de la informática se miden a otro grupo de cerebros con un rey muy repelente, embrión del nuevo arquetipo de universitario sin escrúpulos. Su nombre, Max Minghella. Capitán que dirige a gusto, marcando los tiempos y celebrando los goles (o como se llame la acción de pasarla por el aro); un chupón que sólo cede a la pose de su propia fotografía. Insulta, maltrata a sus compañeros. Quiere ganar a toda costa esa especie de examen al que se han inscrito unos pocos y privilegiados jóvenes —y no tan jóvenes, pues ahí tenemos a dos “gansos” con mucho oficio pero sin más beneficio que la (inexistente) prestación por desempleo o la búsqueda casi desesperada de nuevos metas profesionales, en el crepúsculo de su juventud laboral— con la intención de ganarse un puesto en la sede de Google, en California. Al fondo se erige un brillante edificio en cuya fachada se anuncia dicha empresa, ese famoso buscador que es ya el oráculo del siglo XXI. Antes, un jefe putero interpretado por John Goodman ha despedido a esa dupla de perdedores, expertos de la venta a domicilio, maestros espontáneos de la convicción, luego muy válidos para vender desde batidoras a relojes de pulsera, con facha de triunfadores del Medio Oeste.

    por Anónimo
    junio 27, 2013

    Crítica | Los becarios

    por Anónimo | junio 27, 2013
    El último hombre en la Tierra

    panóptico | Richard Matheson
    texto | Pedro José Tena.

    Casi todos los que nos hemos acercado a la escritura creativa en algún momento de nuestras vidas y, sobre todo, los que de alguna manera hemos pretendido hacer de ello algo más que un pasatiempo, compartimos un sueño común: ser capaces de escribir esa historia que conecte con un gran número de lectores y que, al mismo tiempo, sea capaz de hacerles reflexionar, sentir, vibrar y emocionarse. No se trata sólo de un interés crematístico, sino que detrás de ello está también la necesidad de comunicar, de inventar mundos o de hablar sobre el existente desde nuestro prisma particular. Buscamos una manera propia de narrar y de dar salida a esa imaginación que, a veces, no nos deja en paz y que en otras ocasiones, habitualmente cuando más se la necesita, hace caso omiso a nuestras súplicas y nos deja abandonados en mitad de la inopia. La mayoría no consigue nunca dar con la clave, encontrar esa gran historia que le sirva para darse a conocer y poder empezar a vivir de sus palabras e ideas. Otros, los más afortunados y talentosos (aunque, desgraciadamente, esto no siempre es así), logran la hazaña de convertirse en escritores y hasta de pasar a la Historia gracias a una de sus obras, por mucho que las demás no estén a la altura. Y luego hay gente como Richard Matheson…

    Soldado de infantería durante la II Guerra Mundial, cuando Matheson volvió a los Estados Unidos se matriculó en Periodismo y se graduó en 1949. Sólo un año después, consiguió que le publicaran por primera vez uno de sus relatos de manera profesional. Fue en la revista Magazine of Fantasy and Sciende Fiction y su título fue Born of Man and Woman (Nacido de hombre y mujer). Matheson sólo tenía 24 años y poco sospechaba que acabaría convirtiéndose en uno de los autores más importantes de la literatura fantástica del siglo XX, por mucho que sus dos primeras novelas editadas pasaran algo desapercibidas. La tercera, Soy leyenda (1954), grabó sin embargo para siempre su nombre con letras de oro dentro del género de la ciencia-ficción. La terrorífica historia de Robert Neville y, sobre todo, la manera en la que plasmaba la soledad de un hombre aislado en un mundo lleno de vampiros, caló tan hondo en el imaginario colectivo que ha sido llevada al cine de manera oficial hasta en tres ocasiones: El último hombre sobre la Tierra (The Last Man on Earth, Ubaldo Ragona, 1964), El último hombre… vivo (The Omega Man, Boris Sagal, 1971) y Soy leyenda (I Am Legend, Francis Lawrence, 2007), además de influir de forma notoria en La noche de los muertos vivientes (Night of the Living Dead, George A. Romero, 1968), entre otras. Matheson ya había tocado el tema vampírico con anterioridad en uno de sus mejores relatos, El vestido de seda blanca (1951), que nuestro compañero José Luis Forte (con cuya sabia opinión quise contar para este panegírico) describe como “una pieza maestra tan breve como demoledora” en la que Matheson “aunaba la mirada inocente de la niñez con la realidad terrible de poseer una naturaleza monstruosa”. Y ahí está la clave tanto de este relato como de Soy leyenda: se trata de presentar “la visión de los hechos desde el prisma del monstruo, lo cual nos hace entenderlo y no verlo como tal”. Así, Soy leyenda es quizá “la gran obra sobre la comprensión y la aceptación del que es distinto a través de un punto de vista que nos lleva a plantearnos la cuestión de quién es de verdad el monstruo” (Forte dixit). Esta sería la gran historia por la que reza la mayoría de aspirantes a escritores: apocalíptica, pesimista, pero también capaz de conectar con una amplia mayoría y de ser reflexiva, intimista y espectacular al mismo tiempo. Matheson podría haber vivido el resto de su vida del prestigio obtenido gracias a Soy leyenda y aun así seguiría siendo un autor importante. Pero él estaba hecho de otra pasta: esa de la que están compuestas las mentes privilegiadas de unos cuantos elegidos, capaces de superarse a sí mismos cuando parece que han tocado el techo de su creatividad.

    El increíble hombre menguante

    De este modo, el escritor volvió a dar en el clavo con El hombre menguante (1956), transformando lo que aparentemente era un relato de fantasía en un reflejo de los temores del hombre de los años 50: su nuevo papel en una sociedad que ha vivido la liberación de la mujer mientras él estaba en la guerra y que, en consecuencia, supone una amenaza para su masculinidad y su sentido de utilidad. Esto es servido por Matheson como un cuento de ciencia-ficción, en el que un hombre comienza a menguar sin solución alguna y debe enfrentarse a un mundo que ahora le parece desconocido y lleno de peligros, por mucho que sea aquel en el que siempre ha vivido. La adaptación cinematográfica no tardaría en llegar, El increíble hombre menguante (The Incredible Shrinking Man, Jack Arnold, 1957), una obra maestra a la altura de la novela que sirvió para popularizar aún más el nombre del escritor. La buena relación de Matheson con los medios audiovisuales fue una clara muestra de su capacidad para impactar las mentes de todo tipo de públicos. Sin ánimo de ser exhaustivos, aquí va una serie de motivos adicionales por los que echaremos de menos al escritor: su asociación con Roger Corman para adaptar al cine varios relatos de Edgar Allan Poe; sus guiones para la serie de televisión Dimensión desconocida (The Twilight Zone), entre ellos el apasionante episodio Nightmare at 20,000 feet; la actualización del terror gótico con la novela La casa infernal (1971), llevada al cine con la estimulante La leyenda de la mansión del Infierno (The Legend of Hell House, John Hough, 1973); el terrorífico minimalismo de Duel (1971), que serviría como base de la magistral El diablo sobre ruedas (Duel, Steven Spielberg, 1971)

    Escritor, guionista, creador, en definitiva, Richard Matheson nos decía adiós el pasado 23 de junio de 2013, a los 87 años de edad. Con su pérdida nos quedamos sin uno de los mayores generadores de ideas que nos ha dado la literatura, además de un excelente argumentista que tuvo la suficiente inteligencia como para no desdeñar el papel del cine y la televisión como método para llegar a las masas y hacerlas reflexionar. Se nos va un autor total, capaz de reinventarse y de probar distintos géneros; alguien que consiguió dejar como legado no una historia memorable, sino varias, y que tuvo una influencia reconocida en los trabajos de otros grandes escritores como el también finado recientemente Ray Bradbury o Stephen King. Pero, parafraseando a lo que él mismo escribió para el final de El increíble hombre menguante, y asumiendo que esto suena a tópico, Matheson “todavía existe”. Y, gracias a su inmortal obra, siempre lo hará.

    Richard Matheson
    por Unknown
    junio 26, 2013

    Panóptico | El increíble hombre pensante

    por Unknown | junio 26, 2013
    La última película, de Larry McMurtry

    MALOS TIEMPOS, BUENOS TIEMPOS

    crítica de “La última película”, de Larry McMurtry | Gallo Nero

    Nadie espera nada al sur de Texas. Ni siquiera un futuro. Más que dormidos, los habitantes de Thalia parecen resignados a la aparente marginalidad de la geografía, el horizonte como ecuación, la imagen de los remolinos de polvo que mece el viento antes y después de cruzar la frontera: está ahí, pero no se toca. Las semanas se cuentan por años y los jóvenes envejecen de manera prematura. Huele a country, a gasolina, a fritada, a colonia de drugstore, a frustración sexual, a litros y litros de alcohol, se escuchan —entre líneas, soñando lo que leemos— ronquidos en un restaurante en el que la camarera oficia de psicóloga, o quizá sólo se limite a poner la oreja, ya que no tiene más remedio que estar ahí días tras día. Sus clientes más jóvenes anhelan partir en busca de la tierra prometida, aunque tampoco desprecian un doméstico final feliz, sin traspasar los límites del pueblecito que les vio nacer. A fin de cuentas, no es tan malo que todos se conozcan, que circulen rumores o chismes sobre el adulterio y las aventuras sexuales entre vecinos, que el único estatus posible sea cosa de aparentar más pero no mejor. La miseria, de puertas hacia adentro. Y las reuniones, con vodka. Porque La última película se vive en dormitorios, en coches, en porches diáfanos cuya pintura apenas sobrevive a la erosión del tiempo. Los clichés también son necesarios en la década de los 50. Así, el entrenador Popper escruta a sus alumnos con la dureza de un padre falto de cariño, como si su condición de macho alfa fuese un mérito inapelable, casi militar: mi mujer, se dice, no debería “sentir” cuando descargo dentro de ella. Mi Ruth, opina cruelmente, exagera la enfermedad igual que sus médicos, que la atiborran a pastillas que cuestan una fortuna. Y se lo dice a ella y a su alumno Sonny, un chico que acaba de romper con su mojigata novia, segundo capitán del equipo de fútbol junto a su amigo Duane y posiblemente el mejor y más ilusionante atleta que ha tenido jamás. El mismo que le hace el favor de llevar a Ruth al hospital, y Ruth es una señora de cuarenta años, flaca y un tanto desvalida por el golpe del cáncer, pero que a ojos de Sonny conserva —o todavía no ha potenciado— cierta sensualidad.

    La última película, de Larry McMurtry

    En la otra esquina se describe la relación de Duane con la caprichosa Jacy, narcisista que busca a su devaluado príncipe azul; ignorante, superficial, enamorada de una imagen publicitaria en la que ella interpreta a una especie de modelo pin-up perseguida por muchos hombretones. Él está enamorado. Ella, no. Él arde en deseos de verla desnuda y probarla toda, mientras que Jacy se niega a cruzar esa línea: primera base, y a esperar. Juegos lúbricos, si acaso uno de esos precalentamientos que te dejan a las puertas del placer. Allí se vive la extraña quietud de la servidumbre, de la felicidad que surge y se apaga como un intermitente —algo extrapolable a la ciudad, aunque con mayor artificio—. Por supuesto, también hay espacio para el desenfreno: los niños de papá practican el nudismo y se drogan en grupos endogámicos y algunos pegan por simple diversión. ¿Quién se halla detrás de esta historia de jóvenes en busca del inalcanzable sueño americano? Desde luego, un gran conocedor del sur y sus costumbres, de su fauna y de su atmósfera, del tedio existencial de esos paletos benignos que no tienen oportunidades. El retrato de Larry McMurtry en La última película —que un lustro más tarde de su publicación, en 1966, contaría con su doppel cinematográfico, dirigido por Peter Bogdanovich y protagonizado por Timothy Bottoms y Jeff Bridges— es el de un talento local que bebe de los grandes maestros de la literatura norteamericana. La forma, unas veces adusta y otras limítrofe a la gravedad del paisaje, se inscribe dentro de una tradición clásica. McMurtry (ganador del Oscar por su guión de Brokeback Mountain) se consagra a la narración puramente útil en detrimento de una descripción más compleja o psicológica. Importan los personajes y cómo estos reaccionan ante la aparición de nuevos obstáculos que ya se adivinaban con interés. Las barreras propias del entorno y sus nulas expectativas. Dejarse ir o (re)plantearse la derrota. Sonny, Duane, Jacy y Ruth se enfrentan a dilemas opuestos pero transversales; a la conceptualización, en fin, de las relaciones amorosas en un mundo que sospecha del cambio. Una época que prestigiaba la conveniencia frente al deseo: a falta de valentía, mejor tirar de nevera. Las privaciones siempre han residido en nuestra zona de confort. Y, sin embargo, aquello que nos comprende no es tanto fruto del azar o de nuestras elecciones como del contexto sociopolítico y, por tanto, generacional. Alrededor de ese sentimiento se mueven estos personajes en permanente búsqueda de sí mismos. El título de la novela, La última película, está de completa actualidad medio siglo después. En perspectiva, es una metáfora redundante. El cine del pueblo da las últimas bocanadas, se enfrenta a su cierre. La leyenda de Billy el Niño (Kurt Neumann, 1950) pondrá fin a ese ritual mágico, excusa de parejas que se cobijaban en la oscuridad para intercambiar caricias, o algo menos cursi. Pero ahora el local se queda vacío, sin ningún cartel ni referencia a próximos estrenos. Se acabó. O no. Los billares permanecerán en vigilia y Billy seguirá barriendo metódicamente su acera. Nada ha cambiado. Los hijos de los pobres parten a luchar por intereses ajenos a la monotonía del Sur. Mientras, Ruth Popper plancha con las manos la camisa de Sonny.

    Juan José Ontiveros.
    crítico de cine.

    La última película
    de Larry McMurtry.
    Gallo Nero | Narrativas | 328 páginas.
    ISBN| 978-84-938569-4-6.
    formato| rústica | 14x19 cm.
    traducción| Regina López.
    precio| 21 euros.
    “A veces Sonny se sentía como si fuera el único ser humano del pueblo. Era una desagradable sensación que solía experimentar por la mañana temprano cuando las calles estaban completamente vacías, como cierta mañana de sábado de noviembre.”
    por Anónimo
    junio 26, 2013

    Libros | La última película, de Larry McMurtry

    por Anónimo | junio 26, 2013
    Me casé con un monstruo del espacio exterior
    crítica de Me casé con un monstruo del espacio exterior | I Married a Monster from Outer Space, 1958

    Nacida a la sombra de la mítica La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, Don Siegel, 1956), Me casé con un monstruo del espacio exterior (I Married a Monster from Outer Space, Gene Fowler, Jr., 1958) recoge dos temáticas que a finales de esa década de los 50 obsesionaba a la población norteamericana: el terror comunista y la conquista espacial, una enconada carrera contra los rusos por ver quien domeñaba antes las estrellas, reflejada esta en multitud de ocasiones en su vertiente más pulp, la invasión alienígena. Eran años en los que el fenómeno UFO tomaba fuerza, con su gran cantidad de avistamientos de platillos volantes surcando los cielos y extraterrestres llegando a las puertas de nuestras casas en actitudes por lo general hostiles. Un magma que en el cine se confundía y se entremezclaba, dando como resultado la equiparación fácil entre invasor alien e invasor rojo. El terror soviético ya venía de lejos, con películas emblemáticas como Telón de acero (The Iron Curtain, William A. Wellman, 1948) o Casada con un comunista (The Woman on Pier 13, Robert Stevenson, 1949), esta última con un título en nuestro idioma explícito a más no poder. La guerra fría llevaba el temor a todos los hogares y la locura del senador McCarthy desencadenaría la famosa caza de brujas en Hollywood a partir de 1950. El comunismo, que había encontrado un buen poso en los sectores más cultos del mundo artístico, sufrió un duro golpe. La película de Siegel, como ya comentamos en su momento, se quiso ver como una metáfora de esta invasión silenciosa, si bien sus autores defendieron siempre la tesis contraria: esos invasores fríos y sin alma no eran sino McCarthy y sus secuaces. Y eso que durante la Segunda Guerra Mundial se había dado una visión positiva de los rusos, entonces aún eran aliados, así la película Días de gloria (Days of Glory, Jacques Tourneur, 1944), que goza además del mérito de ser la primera cinta que protagonizó el gran Gregory Peck. A veces los malvados no eran los soviéticos, como demuestra Callejón sangriento (Blood Alley, William A. Wellman, 1955), en la cual eran los chinos los que ostentaban el siniestro honor de ser los malos de la función. En fin, la lista podría ser interminable, elijo solo algunas obras al azar. Pero dejadme que recuerde una más, esta perfecto ejemplo de esa fusión entre pánico rojo y ciencia ficción, la curiosa Red Planet Mars (Harry Horner, 1952), donde la equiparación de los comunistas con esos marcianos que provienen de un planeta de un color tan sospechoso ha de convertirlos a la fuerza en unos seres con muy aviesas intenciones.

    por José Luis Forte
    junio 26, 2013

    Cine Club | Me casé con un monstruo del espacio exterior (1958)

    por José Luis Forte | junio 26, 2013
    Nurse Jackie Season 5

    LAS CONSECUENCIAS DEL CAMBIO DE MANOS

    crítica de la 5ª temporada de Nurse Jackie (2009-)

    Showtime / 5º temporada: 10 capítulos. | EEUU, 2013. Creadores: Evan Dunsky y Liz Brixius & Linda Wallem. Directores: Randall Einhorn, John Cameron Mitchell, Romeo Tirone, Seith Mann, Jesse Peretz. Guionistas: Clyde Phillips, Tom Straw, Liz Flahive, Michael Davidoff, Bill Rosenthal, Cindy Caponera, Abe Sylvia, Daniel Nathanson, Gina Gold, Aurorae Khoo. Reparto: Edie Falco, Merritt Wever, Paul Schulze, Peter Facinelli, Anna Deavere Smith, Dominic Fumusa, Ruby Jerins, Stephen Wallem, Morris Chesnut, Betty Gilpin, Mackenzie Aladjem, Eve Best. Fotografía: Bill Colleman. Música: Pat Irwin.

    por Anónimo
    junio 26, 2013

    Crítica en Serie | Nurse Jackie (Temporada 5)

    por Anónimo | junio 26, 2013
    The Invisible War
    crítica de The Invisible War | Kirby Dick, 2012.
    Sundance 2012 (premio del público) | nominada a los premios Oscar 2012 en la categoría de mejor documental.

    Hay guerras que se libran en silencio en el interior de las fronteras de un país. Batallas a las que los medios mainstream no prestan atención por razones de agenda política o porque tocan una fibra demasiado sensible de la población. The Invisible War habla de una guerra y unas víctimas en la sombra de la opinión pública americana. El tema reúne ambos males: no interesa políticamente y la fibra es (nada más y nada menos) el ejército de los Estados Unidos. El documental pone caras y números a una epidemia: los abusos sexuales en el ejército. Y destaca la impunidad con los que se cometen. La película rebate la premisa de que las violaciones son algo así como un “riesgo ocupacional”, es decir, un peligro asociado con el trabajo que uno desarrolla. De esta forma, las (y los) soldados víctimas de abusos ven como en la vida civil las denuncias son juzgadas de forma imparcial por la justicia, mientras en el ejército se silencian y, en peor de los casos, se reprenden.

    por Anónimo
    junio 25, 2013

    Crítica | The Invisible War

    por Anónimo | junio 25, 2013
    The Wind Rises
    The Wind Rises | el lado bueno del hombre.
    Studio Ghibli | Kaze Tachinu, Japón, 2013.

    fecha de estreno| 20 de julio en Japón. Sin confirmar en España.

    director| Hayao Miyazaki.

    intérpretes| Hideaki Anno (voz), Jun Kunimura (voz), Mirai Shida (voz).

    notas| Han pasado cinco años desde el último largometraje de Hayao Miyazaki, un tiempo tras el cual casi no se esperaba un nuevo trabajo suyo. Por ello la alegría ha sido si cabe mayor al desvelarse el trailer de su próxima película, una biografía animada sobre Jiro Horikoshi, un hombre encargado de diseñar aviones de combate durante la segunda guerra mundial. No es un tema común para Miyazaki, pero las imágenes del trailer si son muy reconocibles, y apuntan en la línea de creaciones anteriores como Porco Rosso (1992) o incluso hacia la candidez de Mi vecino Totoro (1988) o Ponyo (2008), pese al mencionado argumento de la historia. En cualquier caso, se espera que la misma demuestre gran sabiduría y mayor corazón, algo inherente a la naturaleza del maestro japonés.

    por Ignacio Navarro
    junio 25, 2013

    Tráiler | The Wind Rises, de Hayao Miyazaki

    por Ignacio Navarro | junio 25, 2013
    Touchy Feely, de Lynn Shelton
    Touchy Feely | pieles que se tocan.
    Sundance | Estados Unidos, 2013.

    fecha de estreno | 20 de julio en Japón. Sin confirmar en España.

    directora| Lynn Shelton

    intérpretes| Rosemarie DeWitt, Scoot McNairy, Ellen Page.

    notas| El festival de Sundance es una cuna sin fondo ni márgenes para el cine independiente americano, pues muchas de sus propuestas allí se presentan y luego llegan, pronto o tarde, a nuestras salas. Touchy Feely (Lynn Shelton, 2013) es una de ellas, un drama liviano sobre el contacto corporal exigido en las profesiones de masajista y dentista. En la sociedad virtual de hoy en día, tal argumento cobra particular relevancia, aunque la interesante premisa parece desembocar en cierto convencionalismo si prestamos atención al trailer del filme. Con todo, siempre nos quedará disfrutar de la presencia de Rosemarie Hewitt, Ellen Page, Allison Janney o Scoot McNairy.

    por Ignacio Navarro
    junio 25, 2013

    Tráiler | Touchy Feely, de Lynn Shelton

    por Ignacio Navarro | junio 25, 2013
    The Big C

    EL VIAJE DE CATHY JAMISON, COMO EL DE TANTAS MUJERES

    crítica de Con C mayúscula | The Big C, 2010-2013

    Showtime / 4 temporadas: 40 capítulos. | EEUU, 2010, 2011, 2012, 2013. Creadora: Darlene Hunt. Directores: Michael Engler, Craig Zisk, Jennifer Getzinger, Jann Turner, otros. Guionistas: Darlene Hunt, Jenny Bicks, Melanie Marnich, Cara DiPaolo, Mark Kunerth, Hilly Hicks, Jr., otros. Reparto: Laura Linney, Oliver Platt, John Benjamin Hickey, Gabriel Basso, Gabourey Sidibe, Phyllis Somerville. Fotografía: John Thomas, Michael Caracciolo. Música: Marcelo Zarvos.

    por Anónimo
    junio 25, 2013

    Crítica en Serie | Con C mayúscula

    por Anónimo | junio 25, 2013
    Café de flore

    AMOR MÁS ALLÁ DEL TIEMPO Y EL ESPACIO

    crítica de Café de flore | Jean-Marc Vallée, 2011

    ¿Hay algo después de la muerte? ¿Acaba realmente nuestro periplo en La Tierra cuando morimos o es posible la reencarnación? ¿Qué hay de cierto en el término “vidas anteriores”? ¿Existen realmente las almas gemelas? Desde que el mundo es mundo, el hombre se ha planteado estas preguntas –y muchas más–, que han despertado todo tipo de teorías que rompen las normas de la lógica para adentrarse en los terrenos de lo paranormal. Se trata, sin duda, de un tema apasionante que ha servido de base para multitud de películas de diversa índole, todas enmarcadas dentro del género fantástico. En 1999, M. Night Shyamalan irrumpió con fuerza en Hollywood con la sorprendente El sexto sentido, en la que se mostraba con naturalidad la presencia de los espíritus de las personas fallecidas entre nosotros. Incluso un maestro de la talla de Clint Eastwood ha reflexionado sobre lo que puede haber al final del túnel en su irregular Más allá de la vida (2010). En ocasiones, sin embargo, algunos títulos han optado por una ambigüedad para no caer expresamente en la fantasía, dejando en el aire la verdadera naturaleza del misterio y encontrando respuestas más terrenales al mismo. Es el caso de la notable Reencarnación (2004), donde una espléndida Nicole Kidman se obsesionaba con la idea de que su difunto marido pudiera estar reencarnado en un niño. En esta liga jugaría también Café de flore (2011), la cuarta película del canadiense Jean-Marc Vallée, un realizador que había alcanzado su mayor éxito crítico y comercial con C.R.A.Z.Y. (2005). Tras el triunfo de ésta en Toronto –mejor película canadiense–, Gijón –director, guión y dirección artística– y los Genie –mejor película canadiense–, Vallée continuó su carrera con uno de esos dramas de época tan impecables como poco originales, La reina Victoria (2009), que se hizo con el Oscar al mejor vestuario. Con Café de flore, el director ofrece su trabajo más personal y ambicioso hasta la fecha, cuya idea original surgió de una conocida canción de Matthew Herbert de idéntico título. Oír esta melodía a todas horas, inspiró a Vallée las diferentes historias de amor de la cinta, a las que supo unir a través del tiempo y el espacio mediante unos lazos místicos muy especiales.

    por José Martín León
    junio 24, 2013

    Crítica | Café de flore

    por José Martín León | junio 24, 2013
    True Blood (6x01)

    INDIGNA CONTINUACIÓN DE UN GRAN CLIFFHANGER

    crítica de ¿Quién eres en realidad? (Who are you, really?) (6x01), primer episodio de la sexta temporada de True Blood.

    HBO | EEUU, 2013. Director: Stephen Moyer. Guión: Raelle Tucker. Creador: Alan Ball. Reparto: Anna Paquin, Stephen Moyer, Sam Trammell, Ryan Kwanten. Rutina Wesley, Alexander Skarsgård, Chris Bauer, Kristin Bauer Van Straten, Nelsan Ellis, Lucy Griffiths, Rutger Hauer, Arliss Howard, Todd Lowe, Joe Manganiello, Kelly Overton, Robert Patrick, Carrie Preston, Deborah Ann Woll, Janina Gavankar, Dale Dickey. Fotografía: David Klein. Música: Nathan Barr.

    El nuevo Bill deja escapar al grupo de protagonistas del complejo de la Autoridad. Alcide disfruta de su victoria. Arlene y Terry ayudan a Andy con sus bebés. Sam trata de ayudar a Luna. El gobernador de Louisiana declara la guerra contra los vampiros.

    por Anónimo
    junio 24, 2013

    Crítica en Serie | True Blood (6x01)

    por Anónimo | junio 24, 2013
    Los ilusos

    LA PULCRITUD DEL MEDIO FONDO

    crítica de Los ilusos | Jonás Trueba, 2013

    sección oficial | Atlántida Film Fest

    A los que todavía gozamos del privilegio de pasear por las céntricas calles de Madrid, conocedores a medias de su mágico y sucio esqueleto, del trasiego de gente trabajadora y hombres inquietantes por cualquiera de sus plazas o avenidas, de parejas que se sonríen antes y después del silencio que propician los embrutecedores biorritmos de la ciudad, siempre hermética pero insinuante con el turista que desconoce el aburrimiento de vivir siempre en el mismo lugar, en un retrato a escala de tus inalcanzables expectativas; del pequeño comercio que resiste a duras penas el golpe de la Máquina, librerías agonizantes y superficies blancas donde el empleado sólo puede teclear el título y el autor de ese libro que desconoce no ya por desconocimiento sino por la imposibilidad de memorizar semejante afluencia de obras, a la espera de un minúsculo espacio en mitad de esos interminables pasillos atestados de miles de páginas que nunca serán leídas, o que serán disfrutadas por tres o cuatro sabuesos de la lectura. Fuera, junto a la Plaza Mayor o en Atocha, el adoquín está salpicado de chicles y en cada esquina se nos ofrece un McDonald’s o un Burger King, también las crujientes pechugas que cocina ese señor de pelo y mosquita blancos y sangre azul (?): el Rey del Pollo Frito. El rey de la fritura, como todo buen (y campechano) monarca. La rueda sigue su curso, pero todavía hay quienes se resisten a creer que los tiempos modernos acabarán con lo mejor de sus vidas: las incómodas butacas de la filmoteca, las claustrofóbicas aulas en donde se imparten cursos que rara vez enseñan algo sobre cine, el inconfundible olor de esa librería cuyo jefe te (re)conoce y se preocupa de alimentar tus vicios, salvo que seas uno de esos huraños que recelan de las recomendaciones, que sólo dicen hola y adiós por aquello de mantener la burbuja y un cierto halo de misterio. Cuestión de traumas.

    Los ilusos

    Los restaurantes subsisten más vacíos que nunca; las aceras mecen a unos pocos noctámbulos que regresan tras una larga noche de alcohol y conversaciones junto a la barra de un bar genuinamente madrileño que huele a calamares y a tortilla. Jonás Trueba se proyecta retóricamente en el cuerpo de ese cineasta con pisito en Antón Martín. A veces se le oye entre escenas que se confunden con la realidad, como en esa panorámica tomada desde la azotea de la Plaza Mayor. Así, Los ilusos parte del subsuelo y no reniega de la superficie, aunque en ella se filtran las inquietudes de un creador que contempla escéptico su propio lenguaje, su claridad formal mientras busca —a través de conversaciones, tiempos muertos, risas, besos, e incluso algún polvo fortuito— ese toque cinematográfico heredero (salvando las distancias) de los geniales Berlanga y Azcona, entre otros. No es casual que el director de Todas las canciones hablan de mí recurra al blanco y negro para transmitir un palpable amor por los clásicos del cine europeo, la ineludible Nouvelle Vague y los recuerdos vívidos en torno al Cine Doré. Nunca fue tan necesario el tributo al templo, o sea a los cines: cada mañana nos despertamos con nuevas y trágicas noticias sobre el tejido del “cine español”, pendiente de esa película que, año tras año, maquilla el taquillaje. El aumento del IVA ha supuesto el último revés. Las salas pierden espectadores y, por tanto, cierran de manera súbita. Todo el mundo habla del IVA, aunque nadie dice ni mu sobre el abuso que durante largo tiempo hemos sufrido los espectadores, quienes pagábamos excesivamente en beneficio de exhibidores y determinadas distribuidoras que ahora condenan, no sin razón, las medidas de un ministro y un gobierno infames. El “desmantelamiento de la Cultura” no obedece a ninguna realidad sólida, ya que la Cultura siempre ha sido un género puramente económico, una navaja suiza para empresarios que primero obstruyen las arterias del sistema de producción —subvenciones— y luego cortan de raíz los viejos canales —antiguas salas convertidas en sucursales del emporio de turno—, estigmatizando en lugar de informar acerca del fantasma de la piratería. Y, sin embargo, esta película se asoma con timidez a las zonas oscuras del viejo cinéfilo, un romántico que contempla, brazos en jarra y con discurso de intelectual, la destrucción de su edén.

    Los ilusos

    Los ilusos está hecha por y para unos amigos: su cuerpo en Súper 16, su tono entre contemplativo y reflexivo en la capital, no es más que un meritorio regalo a Fernando Trueba. También a todos aquellos que caminan por las calles con ánimo de encontrar nuevas razones, un espacio literalmente hueco debido a las interminables obras, capturado en certeros encuadres y planos que no tiene prisa por concluir. Finalmente sólo hay un pequeño gran dato que me aleja del sujeto que encarna (o no) Francesco Carril. El chico queda con una joven periodista para cenar “y lo que surja”. Y cenan. Y surge. Acaban en el piso del bohemio. A la mañana siguiente, la sexy y enigmática Aura Garrido (o su personaje) no puede desayunar más que un café. ¿Falta de apetito? No. La nevera está vacía. Agua en botellas de Coca-Cola y, si acaso, una lata de atún. Él saca dos zumos de melocotón, a disfrutar con pajita. ¿Quieres?, le pregunta a ella. No, no quiere. No le gusta el zumo de melocotón. Es entonces cuando pienso: “Si intuyes que acabarás en tu casa, al menos asegúrate de que tienes comida”. No seas miserable. De repente, detesto a ese tío. Observo cómo pincha la pajita en el zumo (de melocotón) y absorbe cabizbajo. Es un perdedor con ínfulas. Vive en la inopia. ★★★★★

    Juan José Ontiveros.
    crítico de cine.

    España, 2013. Guión y dirección: Jonás Trueba. Fotografía: Santiago Racaj. Reparto: Francesco Carril, Aura Garrido, Vito Sanz, Mikele Urroz, Isabelle Stoffel, Luis Miguel Madrid.

    Los ilusos poster
    por Anónimo
    junio 24, 2013

    Crítica | Los ilusos

    por Anónimo | junio 24, 2013
    A touch of sin

    ESTE VIERNES COMIENZA EL FESTIVAL DE KARLOVY VARY


    A falta de menos de una semana para que empiece la 48ª edición del festival de Karlovy Vary, ya está casi todo listo para acoger y juzgar las distintas películas seleccionadas. En particular, ya conocemos todos los nombres integrantes del Gran Jurado, aquel encargado de entregar el preciado Globo de Cristal entre los filmes que compiten en la selección oficial. Así, a la presidenta Agnieszka Holland le acompañarán el distribuidor checo Ivo Andrle, el director artístico del festival de cine de Tribeca Frédéric Boyer, el director de la cinemateca israelí Alon Garbuz, la cineasta peruana Claudia Llosa, la periodista y consultora india Meenakshi Shedde y el productor islandés Sigurjon Sighvatsson. Fuera del jurado acudirán a este certamen celebridades como John Travolta u Oliver Stone, con la excusa de recoger sendos premios honoríficos por su contribución artística al mundo del cine; u otras como Audrey Tautou, Valeria Golino o Paolo Sorrentino, en representación de sus respectivas películas presentadas fuera de competición. Por otro lado, sabemos ya los horarios y lugares de todas las proyecciones, por lo que hemos podido elaborar un programa tentativo de lo que nuestro corresponsal Ignacio Navarro podrá ver en Karlovy Vary a lo largo de sus nueve días de duración. En ese orden aproximado les haremos llegar la recepción y el parecer crítico que suscitan las películas enumeradas a continuación, sin contar con un resumen de todo lo que haya dado de sí cada jornada.

    por Ignacio Navarro
    junio 24, 2013

    Karlovy Vary 2013 | Jurado y horarios

    por Ignacio Navarro | junio 24, 2013
    Hannibal (1x13)

    EL CIERVO SE TRANSFORMA EN HOMBRE

    crítica del décimo tercer capítulo de Hannibal, “Savoreaux” (1x13) | Season Finale

    NBC | EEUU, 2013. Director: David Slade. Guión: Steve Lightfoot & Bryan Fuller & Scott Nimerfro. Creador: Bryan Fuller. Reparto: Hugh Dancy, Mads Mikkelsen, Laurence Fishburne, Caroline Dhavernas, Hettiene Park, Scott Thompson, Aaron Abrams, Gillian Anderson, Kacey Rohl. Fotografía: James Hawkison. Música: Brian Reitzell.

    por Anónimo
    junio 23, 2013

    Crítica en Serie | Hannibal (1x13)

    por Anónimo | junio 23, 2013
    Hannibal (1x12)

    ADOCENÁNDOSE

    crítica del duodécimo capítulo de Hannibal, “Relevés” (1x12)

    NBC | EEUU, 2013. Director: Michael Rymer. Guión: Chris Brancato & Bryan Fuller. Creador: Bryan Fuller. Reparto: Hugh Dancy, Mads Mikkelsen, Laurence Fishburne, Scott Thompson, Aaron Abrams, Kacey Rohl, Lara Jean Chorostecki, Gillian Anderson, Ellen Muth. Fotografía: James Hawkison. Música: Brian Reitzell.

    por Anónimo
    junio 23, 2013

    Crítica en Serie | Hannibal (1x12)

    por Anónimo | junio 23, 2013
    Hannibal (1x11)

    DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA

    crítica del undécimo capítulo de Hannibal, “Rôti” (1x11)

    NBC | EEUU, 2013. Director: Guillermo Navarro. Guión: Steve Lightfoot & Bryan Fuller & Scott Nimerfro. Creador: Bryan Fuller. Reparto: Hugh Dancy, Mads Mikkelsen, Laurence Fishburne, Caroline Dhavernas, Hettiene Park, Scott Thompson, Aaron Abrams, Eddie Izzard, Lara Jean Chorostecki, Raul Esparza, Gillian Anderson. Fotografía: James Hawkison. Música: Brian Reitzell.

    por Anónimo
    junio 23, 2013

    Crítica en Serie | Hannibal (1x11)

    por Anónimo | junio 23, 2013
    El hombre de acero

    EL HOMBRE DE VITRUVIO

    crítica de El hombre de acero | Man of Steel, Zack Snyder, 2013

    Lejos, muy lejos. Donde se forjan los mitos como Superman. Allí comenzaba la poética historia de Grant Morrison acerca del héroe sempiterno. A un minuto de la extinción, contemplada por los “científicos desesperados” de un “planeta moribundo”, desde donde partiría la “última esperanza”. Kal-El, hijo de Jor-El. ¿Destino? La Tierra. Kansas, concretamente. Un imán de tornados en el cinturón agreste de Smalville, hogar de Clark Kent (nombre terrícola del mencionado Kal-El), y escondite del penúltimo vestigio del planeta Krypton. La nave superó la barrera del sonido, se tornó bola de fuego justo antes de atravesar las sucesivas capas de gases y chocar estrepitosamente contra los pastos de una granja cualquiera. Y digo “cualquiera” porque sus dueños eran dos humanos del montón, cariñosos y humildes, dentro de un paréntesis que encerraba juegos de supremacía con especies. Así, el muchacho debía crecer como uno más, aun a sabiendas de que nunca formaría parte del Grupo, o al menos no de manera natural, pasando desapercibido. Su verdadera indumentaria llevaba una “S” cosida al pecho, una mayúscula “S” mayúscula que con la que debía cambiar el mundo, quizá desde las alturas o a ras del asfalto, mediante su visión de rayos-x y su hipervelocidad y su fuerza hercúlea y su láser rojo candente. Tras concluir los años de instituto, entraría a la universidad para estudiar periodismo, con la intención de proporcionarse un álter ego medianamente creíble, y demasiado torpe, pero en posesión del inefable don de la ubicuidad: por algo casi siempre llegaba frenético a los sitios. Clark se movía por la redacción con la elegancia de un pato bisoño. Por entonces ya se había convertido en leyenda. Ninguna amenaza —antiguos golpistas krytonianos, hordas de bizarros atraídos por las fuerzas gravitatorias, devoradores de soles, fracturas en esa complejidad llamada espacio-tiempo, monstruos futuristas, Narcisos dictadores, etcétera— supo contrarrestar el elemento más desconocido de este superhéroe con mallas azules y calzón y capa rojos: su orgullo, su madera de salvador endémico. Superman era (es) insólitamente humano, porque no es inmortal. Aunque su talón de Aquiles, o sea la kriptonita, dejó de dañarle, según la argumentación del chamán Grant Morrison. ¿Cuáles son los límites del hombre de acero? ¿Acaso no tiene claroscuros? Sí, y no. Ahí reside parte de su encanto. En el espíritu libertario que sólo conceden las viñetas.

    por Anónimo
    junio 21, 2013

    Crítica | El hombre de acero

    por Anónimo | junio 21, 2013

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