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    Cine Alemán Siglo XXI

    La ley del más fuerte

    crítica de Theeb (ذيب, Naji Abu Nowar, 2014).

    La llegada a las salas comerciales de una propuesta como Theeb (2014) debería suponer un doble motivo de celebración. Por un lado, la oportunidad de disfrutar del exotismo de una co-producción en la que se han involucrado Jordania, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos y Reino Unido. Por el otro, comprobar que, pese a su economía de medios y el estar protagonizada por habitantes de una de las últimas tribus nómadas jordanas, sin experiencia anterior alguna como actores, los resultados de su mezcolanza de drama histórico y cinta de aventuras con evidentes reminiscencias del western clásico —con jinetes a lomos de camellos en lugar de caballos— no podrían ser más satisfactorios. No obstante, su calidad fue reconocida en la edición de 2014 del Festival de Venecia, en la que Naji Abu Nowar, su debutante realizador —con una sólida trayectoria labrada en el campo del cortometraje, eso sí— , se hizo con el premio al mejor director en la Sección Orizzonti. Un trofeo sin el cual un filme de tan pequeñas dimensiones habría pasado desapercibido a los ojos del mundo pero que, gracias a él, está gozando de una merecida buena repercusión allá donde es proyectado.

    La historia de Theeb (palabra árabe que significa “lobo”) nos traslada a la polvorienta Arabia de 1916, una época convulsa para la historia la humanidad en general y la de Europa en particular, al tener lugar la Primera Guerra Mundial, conocida también como la Gran Guerra. Ajenos a un conflicto bélico que les pilla tan lejos, el joven beduino Hussein trata de sacar adelante a su pequeño hermano Theeb tras la muerte de sus padres, inculcándole valores y enseñanzas que los miembros de su tranquila tribu perdida del Imperio Otomano llevan practicando desde tiempos inmemoriales, así como adiestrándole en el manejo de las armas de fuego y la supervivencia. La apacible vida de los protagonistas da un giro ante la llegada al poblado de un guía beduino, acompañado de un oficial británico que rápidamente llama la atención del pequeño Theeb por su pelo rubio y unos ojos azules que nunca había visto antes, así por la misteriosa caja que porta y a la que nadie deja tocar. La hospitalidad y su prestancia a servir a los invitados llevan a Hussein a actuar de guía para éstos en su camino hacia un pozo de agua potable próximo a una ruta de peregrinación a la Meca. Para ello deberán esquivar a los mercenarios otomanos y demás violentos asaltantes que infestan una tierra a la que la incipiente construcción de las líneas de ferrocarril ha traído, junto a los primeros síntomas de “progreso”, el principio del fin de un modo de vida milenario, que pronto disminuirá los tradicionales viajes en camello. En su empeño en seguir a su hermano, el pequeño Theeb se embarca en un odisea, tan dramática como peligrosa, en la que pasará de niño a hombre forzado por los golpes del destino.

    por José Martín León
    noviembre 30, 2015

    Crítica | Lobo

    por José Martín León | noviembre 30, 2015
    Monster hunt

    Carne china de merchandising

    crítica de Monster Hunt (捉妖记; 捉妖記; Zhuō Yāo Jì; dir. Raman Hui, China 2015).

    En un año en que algunas de las grandes apuestas de Hollywood para reventar las taquillas han sufrido para llegar a ser rentables —Terminator Génesis (Alan Taylor), Pixels (Chris Columbus)— o, directamente, se han estrellado comercialmente —Cuatro fantásticos (Josh Trank), Tomorrowland: el mundo del mañana (Brad Bird), Operación U.N.C.L.E. (Guy Ritchie)—, llega la producción china Monster Hunt, con su ajustado presupuesto de 35 millones de dólares y, tal vez por la búsqueda del público de una obra para toda la familia, termina arrasando con 381 millones de dólares recaudados en dos meses en cartel, y desbancando a Fast & Furious 7 (James Wan) de su puesto como la película más taquillera de la historia en China. Este país, convertido en el segundo mercado cinematográfico del mundo y auténtica tabla de salvación para que ciertos blockbusters americanos reciban un empujón considerable en sus carreras comerciales, se ha rendido a los pies de una fantasía tan blanca como aquellos clásicos aventureros que triunfaron en la década de los 80, pero ejecutada con todos los avances en efectos especiales y con el añadido del cada vez más en boga 3-D, algo que puede ayudar a Monster Hunt a extender su éxito fuera de sus fronteras.

    La cinta está dirigida por Raman Hui, un cineasta chino especializado en el campo de la animación, cuya carrera se había desarrollado hasta el momento bajo las faldas de Hollywood, donde había codirigido junto a Chris Miller Shrek Tercero (2007), encargándose también de la realización de una serie de cortometrajes que explotaban a los personajes de sus títulos más exitosos de Dreamworks, tales como Kung Fu Panda: Los secretos de los cinco furiosos (2008), Halloween con Shrek (2010) o El gato con botas: Los tres diablos (2012). El guion de Alan Yuen se basa en uno de los cerca de 500 relatos escritos durante la dinastía Qing por Pu Songling, que fueron conocidos como los Cuentos Extraños de un Estudio Chino. En aquellas fábulas populares, el autor, a base de imaginar un mundo en el que realidad y fantasía se mezclaban con naturalidad (con gran profusión de monstruos, fantasmas o inmortales), se dedicó a realizar directas críticas a la sociedad y a la corrupción del gobierno de la época y su discriminatorio sistema feudal. Casi tres siglos después de su publicación, muchas de las lecciones de sus parábolas sobre la igualdad y la tolerancia cobran la misma vigencia que el primer día. Monster Hunt imagina una época remota en la que seres humanos y monstruos cohabitaron la Tierra hasta que una guerra hizo que se les prohibiese a éstos últimos mezclarse con las personas. Los cazadores de monstruos hacen que esta separación se cumpla, detectando a estas criaturas que, bajo disfraces humanos (todo muy Men in Black), permanecen infiltradas entre la población. Como en toda fantasía de este tipo, existe una profecía que habla del bebé nacido del cruce entre ambas especies, y ésta comienza a producirse cuando la reina monstruo embaraza a un torpe muchacho proveniente de una familia de guerreros. Desde ese momento, el joven, ayudado por una valiente cazadora de monstruos, dedicará su vida a tratar de proteger al heredero del trono de otros monstruos malignos y del resto de cazadores que quieren conseguirlo a cambio de una sustanciosa recompensa.

    por José Martín León
    noviembre 30, 2015

    Crítica | Monster hunt

    por José Martín León | noviembre 30, 2015
    In the crosswind

    Cobertura 53FICX

    De sábanas y sueños
    Soldados sin fusil
    Estéticas del nomadismo
    La asfixia del mito
    Despertares sexuales
    Señoras que se indignan con Hong Sang-soo

    Miguel Muñoz Garnica, Eva Hernando González y Víctor Blanes Picó eligen las diez mejores películas de la 53ª edición del Festival de Gijón. Con nuestro habitual top, cerramos una cobertura de nueve días llena de títulos muy interesantes a los que deseamos una pronta vuelta a España de forma comercial. Concluimos no sin antes agradecer todo el apoyo de la organización del festival, todo un ejemplo. Muchas gracias. Hasta el próximo año.

    por Redacción EAM
    noviembre 29, 2015

    Las 10 mejores películas de la 53ª edición del Festival de Gijón

    por Redacción EAM | noviembre 29, 2015

    No ha habido dudas tanto para el jurado como para la prensa acreditada en el Festival de Gijón. Como sucediera en Locarno, Hong Sangsoo ha triunfado con su nuevo ejercicio metacinematográfico y autobiográfico Right now, wrong then. El maestro surcoreano ha sido el gran protagonista del certamen asturiano pese a que su película se proyectara el penúltimo día. Con Apichatpong Weerasethakul y Radu Jude (creador de la brillante Aferim!), el gran nombre propio de una edición algo descafeinada en cuanto a títulos relevantes: demasiado tono gris que ha dejado frío al respetable con la excepción de los tres cineastas nombrados. Echando un vistazo al palmarés, otro de los grandes vencedores de esta entrega es el mexicano Celso García y su filme La delgada línea amarilla, una interesante road movie que se ha llevado los entorchados al mejor guion y el Gran Premio del Jurado. El gran Arturo Ripstein, que precisamente este fin de semana ha estrenado La calle de la amargura en España, se ha llevado el premio a la mejor dirección; y los intérpretes Jung Jae-young y Loubna Abidar los laureles interpretativos. A continuación, el cuadro de honor del 53FICX.

    SECCIÓN OFICIAL


    El Jurado Internacional de la 53 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por Dña. Assumpta Serna, D. Klaus Eder, D. Álvaro Brechner, D. Giona A. Nazzaro, D. Luis Miñaro, D. Tom Davia y Dña. Vanessa Montfort ha concedido los siguientes premios a los largometrajes participantes en la Sección Oficial:

    PREMIO PRINCIPADO DE ASTURIAS AL MEJOR LARGOMETRAJE:

    RIGHT NOW, WRONG THEN, de HONG SANG-SOO
    (Corea del Sur, 2015)

    PREMIO AL MEJOR DIRECTOR:

    ARTURO RIPSTEIN, por LA CALLE DE LA AMARGURA
    (España, México, 2015)

    PREMIO AL MEJOR ACTOR:

    JUNG JAE-YOUNG, por RIGHT NOW, WRONG THEN
    (Corea del Sur, 2015)

    PREMIO A LA MEJOR ACTRIZ:

    LOUBNA ABIDAR, por MUCH LOVED
    (Marruecos, Francia, 2015)

    PREMIO AL MEJOR GUIÓN:

    CELSO GARCÍA, por LA DELGADA LÍNEA AMARILLA
    (México, 2015)

    PREMIO “GIL PARRONDO” A LA MEJOR DIRECCIÓN ARTÍSTICA, ex aequo:

    MARISA PECANINS por LA CALLE DE LA AMARGURA
    (México, 2015)

    JONAH MARKOWITZ por THE DIARY OF A TEENAGE GIRL
    (Estados Unidos, 2014)

    PREMIO ESPECIAL DEL JURADO:

    LA DELGADA LÍNEA AMARILLA, de CELSO GARCÍA
    (México, 2015)

    ANIMAFICX


    El Jurado Internacional de la sección ANIMAFICX de la 53 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por: Dña. María Lorenzo, D. Fernando Cortizo y D. Elio Quiroga, ha concedido el

    PREMIO ANIMAFICX:

    THE MAGIC MOUNTAIN (LA MONTAGNE MAGIQUE) de ANCA DAMIAN
    (Rumanía, Polonia, Francia, 2015)

    Y una mención especial a:
    ADAMA de SIMON ROUBY
    (Francia, 2015)

    THE BOY AND THE BEAST de MAMORU HOSODA
    (Japón, 2015)

    DOCUFICX


    El Jurado Internacional de la sección DOCUFICX de la 53 edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, integrado por Dña. Sylvia Perel, D. Mauro Herce y D. Javier Trueba, ha concedido el
    PREMIO DOCUFICX a:

    THE WOODS DREAMS ARE MADE OF (LES BOIS DONT NOS RÊVES SONT FAIT) de CLAIRE SIMON
    (Francia, 2015)

    PREMIO FIPRESCI

    MUCH LOVED de NABIL AYOUCH
    (Marruecos, Francia, 2015)
    por Emilio Luna
    noviembre 29, 2015

    Palmarés del Festival de Gijón 2015

    por Emilio Luna | noviembre 29, 2015
    Right now, wrong then

    Señoras que se indignan con Hong Sang-soo

    Crónica de la séptima jornada del 53º Festival de Gijón.

    ¿Qué sería de un festival de cine sin su colección de estereotipos andantes? Sin esa fauna diversa que abarca desde el intento de crítico que destroza todo lo que ve con un par de tópicos vagos (o un tweet, que a menudo viene a ser lo mismo) hasta el “espectador medio” que se queja de tanta rareza, de que no puede ser tan difícil contar bien una historia. El primero soltará frases hechas despectivas, como “telefilme de sábado por la tarde” o “película mil veces vista”, que pretenden dar cuenta de la cantidad de conocimiento cinéfilo que atesora y de lo difícil que resulta sorprender a su endurecido criterio. Mientras que el segundo, más auténtico, se expresará con reflexiones del tipo “muy bien hecha, pero a mí es que no me ha dicho nada”. Aunque hay estereotipos todavía más específicos que tampoco faltan. Está el que, en los coloquios del director con el público (el Q&A, si prefieren la versión cool), interviene para lanzar una reflexión interminable sobre algún aspecto de la película (por lo general, irrelevante o sobreinterpretado) que tiene poco de pregunta y mucho de afán de lucimiento. O el pedante de turno que analiza la película sentando cátedra con expresiones altivas que no admiten réplica. Una colección, en fin, que pese a que a ratos pueda resultar irritante, sirve para dar colorido al festival entre proyección y proyección.

    El párrafo anterior, admitamos que un poco vitriólico, viene motivado por el visionado de la nueva cinta de Hong Sang-soo, Right Now, Wrong Then, que además de constituir ese hit magistral que le faltaba a la sección oficial de Gijón (sus virtudes se analizan unas líneas más abajo), ofrece algunos apuntes deliciosos precisamente sobre la fauna habitual que se puede encontrar en los mundillos de los festivales y los ciclos que tan bien debe conocer Sang-soo. El protagonista, un director de cine que asiste al coloquio tras la proyección de una de sus películas, se queja a la salida de un tipo que ha hecho una pregunta interminable y sin sentido (“Seguro que era para impresionar a las chicas de la sala”) o de que el moderador era un snob arrogante. Lo fascinante de la experiencia, además, es que mientras que esta conversación era mostrada en pantalla, el que suscribe la completaba con una escena real que sucedía justo a su lado. Un grupito de señoras de mediana edad (de esas que acuden a la sala más para cotorrear incansablemente sobre lo que ocurre en la película que para verla) se quejaba en voz alta de lo insufrible que les estaba resultando la cinta. “¡Tanto plano largo y tanto diálogo para que no pase nada!”, y demás. A lo que se sumó una cantidad importante de deserciones a mitad de película. La anécdota sirve para dar cuenta de lo sumamente contradictorio que puede llegar a ser un festival, poblado de extremos tan opuestos como los que se reseñaban al comienzo de este texto. Del moderno pedante de turno a la señora que se indigna con Hong Sang-soo. Una confluencia entre sensibilidades encontradas que no puede ser más expresiva de la cantidad de miradas que suscita esto del cine. En Right Now, Wrong Then, ese moderador del que se queja el director protagonista le pide que conteste, en pocas palabras, a una pregunta final: ¿qué es para él el cine? A lo que el director responde visiblemente enfadado, afirmando que se niega a soltar esas palabras vacías que el público espera que diga. ¿Qué sentido tiene ponerse a sentar cátedra con términos grandilocuentes sobre lo que es el cine? Pues eso.

    por Redacción EAM
    noviembre 29, 2015

    Festival de Gijón 2015 (VI) | Críticas: Right now, wrong then + Respira (Breath) + The Ardennes

    por Redacción EAM | noviembre 29, 2015

    Unas horas antes de que se filtrara la lista con lo mejor del año del número de diciembre de Cahiers du Cinéma y su posterior desmentido, otra publicación emblemática, la británica Sight & Sound, cuyo origen data de 1952 como uno de los emblemas del British Film Institute (BFI), ha dado a conocer su top con lo mejor del 2015. Una selección mucho más ponderada y lógica donde la maravilla de Hou Hsiao-Hsien, estreno hoy en España, The Assassin encabeza una relación donde encontramos a Todd Haynes (núm. 2), Miguel Gomes (núm. 4), Apitchatpong Weerasethakul (núm. 5) y Chantal Ackerman (núm. 6) en los puestos de honor. Entre las elegidas más sorprendentes resaltan una de las sensaciones de género del curso, It follows; la divertidísima Tangerine y la ciclópea y meritoria Qué difícil es ser un dios.

    1. The Assassin, de Hou Hsiao-Hsien, Taiwán.
    2. Carol, de Todd Haynes, EE.UU.
    3. Mad Max: Furia en la carretera, de George Miller, Australia.
    4. Las mil y una noches (Vol. 1, 2 y 3), de Miguel Gomes, Portugal.
    5. Cemetery Of Splendour, de Apitchatpong Weerasethakul, Tailandia.
    6. No Home Movies, de Chantal Ackerman, Bélgica.
    7. 45 años, de Andrew Haigh, Reino Unido.
    8. El hijo de Saúl, de László Nemes, Hungría.
    9. Amy, de Asif Kapadia, Reino Unido.
    9. Puro vicio, de Paul Thomas Anderson, EE.UU.
    11. Anomalisa, de Charlie Kauffman, EE.UU.
    11. It Follows, de David Robert Mitchell, EE.UU.
    13. Phoenix, de Christian Petzold, Alemania.
    14. Girlhood, de Céline Sciamma, Francia.
    14. Qué difícil es ser un dios, de Aleksei German, Rusia.
    14. Inside Out, de Pete Docter, EE.UU.
    14. Tangerine, de Sean Baker, EE.UU.
    14. Taxi Teherán, de Jafar Panahi, Irán.
    19. Cavalo dinheiro, de Pedro Costa, Portugal.
    19. La mirada del silencio, de Joshua Oppenheimer, Dinamarca.
    por Emilio Luna
    noviembre 27, 2015

    Resumen'15 | Las 20 mejores películas del año según Sight & Sound

    por Emilio Luna | noviembre 27, 2015
    Masaan

    Despertares sexuales

    Crónica de la sexta jornada del 53º Festival de Gijón.

    La potencial virtud de todo festival internacional, además de su capacidad de dar a conocer ese cine que por las vías más convencionales cuenta con escasos (o inexistentes) medios para llegar al público, reside en la manera en la que las apuestas de su programa crean diálogos entre ellas. Ya se sabe, los grandes temas son muy pocos. La perspectiva, la sensibilidad y el contexto desde el que se tratan es lo que aporta variaciones infinitas. Centrándonos en la sección oficial de Gijón de este año, dos de sus películas nos permiten divagar sobre una temática estrella. El despertar sexual en la adolescencia. Desde mundos tan alejados como Estados Unidos y la India. Las protagonistas de The Diary of a Teenage Girl y Masaan comparten condición de púberes que comienzan a explorar los placeres del eros. Ambas, además, lo hacen influidas por la sociedad que las rodea y los valores morales dominantes que entran en conflicto con sus propias inquietudes. Minnie, la teenage girl del título, trata de narrarse a sí misma mediante un diario en el que expresa sus vivencias sexuales a partir del affaire que mantiene con el novio de su madre. El tratamiento de The Diary of a Teenage Girl, por tanto, opta por sumergir al espectador en la expresión de intimidad más carente de pudor que puede existir: la de una chica que habla para sí misma, sin censuras. Exactamente en el extremo contrario de involucramiento en el que nos sitúa Masaan con respecto a Devi, su adolescente protagonista, a las que la policía india ha detenido por mantener relaciones sexuales prematrimoniales y amenaza con llevarla a la cárcel y convertirla en carne de escándalo sexual mediático. Devi está filmada desde un fuerte hermetismo, que apenas permite intuir sus motivaciones y los sentimientos que bullen en su interior. La cámara de Masaan se detiene a menudo en la indolencia que expresa su cuerpo, en el hastío que puede leerse en su mirada, en su silencio cargado de tedio existencial.

    Las dos aproximaciones tan opuestas a Minnie y Devi no son casuales, por supuesto. Ambas adolescentes atraviesan un despertar sexual problemático, pero las raíces son opuestas. Como señaló nuestro compañero Alberto Sáez en la crítica que este medio publicó de The Diary of a Teenage Girl, Minnie se ve condicionada por la transformación cultural que la rodea (la cinta se ambienta en 1976): justo ese momento en el que la revolución sexual de los sesenta empieza a fundirse con el nuevo paradigma de belleza corporal (la ultradelgadez, que entra en conflicto con el físico curvilíneo de Minnie). Es decir, cuando el hedonismo se mezcla con el consumismo, y su carácter de liberación muta en una especie de imposición. Disfrutar del sexo se convierte en un imperativo social a la vez que su carácter espontáneo se codifica en cánones. Se trata de una transición del “puedes ser...” al “tienes que ser...” que, bajo sus vestiduras de liberación sexual, camufla un afán totalizador. La insatisfacción de Minnie deriva de la pugna entre su deseo de ser querida de forma incondicional y la presión (primero impuesta desde fuera, como se aprecia en su relación con su madre, y luego autoimpuesta) de plegarse a una manera estandarizada de vivir el sexo y concebir la belleza. Minnie representa el lado oscuro de la revolución sexual. Mientras que Devi se sitúa, precisamente, en el estado de las cosas contra el que esa revolución quiso reaccionar. En una India represora, cuyas fuerzas oficiales se sienten imbuidas de plena autoridad moral (peor aún, la sociedad sustenta de forma tácita esa autoridad) para decidir de qué manera debe vivir cada mujer su sexualidad. Violencia e intimidación mediante. Mientras que Minnie es el producto de proclamar la emancipación sexual para luego homogeneizar sutilmente sus formas, Devi sufre una presión mucho más explícita. Por eso tiene tanto sentido que la primera narre su conflicto desde una verborrea que da cuenta de su confusión, mientras que la segunda opte por guardar silencio frente a una represión frontal que no admite más ambigüedades: sabe exactamente de qué es víctima. Algo muy parecido, por cierto a lo que les sucede a las cinco hermanas de otra cinta que se ha proyectado en Gijón fuera de concurso. La turca Mustang, de la, para seguir profundizando en estas cuestiones, también pueden leer la crítica publicada en este medio.

    por Redacción EAM
    noviembre 27, 2015

    Festival de Gijón 2015 (V) | Críticas: Masaan + Zurich + Lamb

    por Redacción EAM | noviembre 27, 2015

    No ha llegado diciembre y ya aparecen los primeros anuarios de la grandes publicaciones internacionales. Calificativo que merece más que nadie una de las revistas decano del panorama cinemográfico, Cahiers du cinéma. El magazine galo ha anunciado hoy las 10 películas que componen su top ten del 2015. Una relación donde sorprende el primer lugar de la italiana Mia madre, de Nanni Moretti, Sección Oficial de un Festival de Cannes donde pasó bastante desapercibida, incluso para la prensa francesa, habituada a aplaudir los trabajos del veterano maestro transalpino. Mia madre aún no se ha estrenado en España, aunque sí tiene distribución a cargo de Golem. El público de nuestro país la verá, previsiblemente, en el primer tercio de 2016. Del resto del listado destacan habituales como Apichatpong Weerasethakul (núm. 2), Larry Clark (núm.4), Lisandro Alonso (núm. 6), Paul Thomas Anderson (núm. 7), Miguel Gomes (núm. 8) y Kiyoshi Kurosawa (núm. 10); y algunas sorpresas como el musculoso ejercicio de acción de George Miller, Mad Max: Furia en la carretera (mejor película de Cannes para la mayoría de acreditados en el certamen) y la estética cinta lituana The Summer of Sangaile, presentada en Sundance y representante de la nación báltica en los Oscars.

    1. Mia madre – Nanni Moretti, Italia.
    2. Cemetery of Splendour – Apichatpong Weerasethakul, Tailandia.
    3. In the Shadow of Women – Philippe Garrel, Francia.
    4. The Smell of Us – Larry Clark, Francia.
    5. Mad Max: Furia en la carretera – George A. Miller, Estados Unidos.
    6. Jauja – Lisandro Alonso, Argentina.
    7. Puro vicio – Paul Thomas Anderson, Estados Unidos.
    8. Las mil y una noches (Vol. 1, 2 y 3) – Miguel Gomes, Portugal.
    9. The Summer of Sangaile – Alante Kavaite, Lituania.
    10. Journey to the Shore – Kiyoshi Kurosawa, Japón.
    por Emilio Luna
    noviembre 27, 2015

    Resumen'15 | Las 10 mejores películas del año según Cahiers du Cinéma

    por Emilio Luna | noviembre 27, 2015

    La asfixia del mito

    Crónica de la sexta jornada del 53º Festival de Gijón.

    Durante su coloquio tras la proyección de Tío Boonmee recuerda sus vidas pasadas, Apichatpong Weerasethakul (que, debido a la retrospectiva que le está dedicando el festival, ha participado en numerosas actividades con el público) habló sobre sus creencias religiosas: «No creo en el karma, no es más que un mecanismo de control social». La crítica política de fondo está clara. Y aunque su cine no se oriente a la denuncia social, la sección oficial de Gijón cuenta con un ejemplo clarísimo que desarrolla la misma advertencia lanzada por el tailandés. La cinta india Masaan, un alegato contra la represión social y las prácticas abusivas de las autoridades en la India derivadas, entre otras cosas, de la incuestionabilidad de la que disfruta en ese país la creencia en el karma y la justificación que da al sistema de castas. De Masaan hablaremos en la próxima crónica. Pero Umrika, la otra cinta hindú del festival que reseñamos bajo estas líneas, tiene también algo que ver con las palabras de Apichatpong. Basta sustraer la idea del karma y sustituirla por cualquier creencia socialmente consolidada debido a la carga mitológica que conlleva.

    Umrika no entra en el asunto de las castas, las diferencias sociales o la represión en su país. Pero sí explora cómo las ideas religiosas pueden ser sustituidas por nuevas imágenes sacralizadas que cumplen exactamente la misma función. En este caso, se trata de la idealización de América como un lejano paraíso de bienestar y prosperidad. Que, curiosamente, tiene sobre los personajes de la cinta los mismos efectos que las creencias tradicionales del hinduismo: el condicionar sus relaciones, hacer que su posición social y su valoración personal sean medidas bajo el peso de esa creencia. La madre de la familia protagonista de Umrika, en lugar de basar su honorabilidad en su casta, lo hace en el hecho de que su hijo mayor esté viviendo en el paraíso americano, sin importar la verdad que esa emigración esconda. Si se repasan las crónicas anteriores publicadas sobre el festival en este medio, se verá que la marroquí Much Loved tiene también algo que ver con todo esto, como revelan aquellas escenas en las que los familiares de sus prostitutas protagonistas rompen sus lazos con ellas condicionados por la mancha al buen nombre que supone su oficio. Es decir, que las relaciones afectivas quedan anuladas por la carga social que tiene una creencia dogmática: la expresión pública de una moral intachable, independientemente de la hipocresía de fondo que hay en ella.

    por Redacción EAM
    noviembre 27, 2015

    Festival de Gijón 2015 (IV) | Transatlantique + Umrika + Black

    por Redacción EAM | noviembre 27, 2015
    Heart of a dog

    Imagen y memoria

    crítica de Heart of a dog (Laurie Anderson, EE.UU, 2015).

    «El propósito de la muerte es la liberación del amor». En esta frase, que se escucha durante la proyección de Heart of a Dog, resuena la complejidad temática de un filme bellísimo y absorbente. La sentencia está acompañada de una yuxtaposición de grabaciones y dibujos. Gotas resbalan en la pantalla como si se tratara del parabrisas de un automóvil en un día de lluvia: un filtro de los tantos que se han introducido en el montaje remarca el tono nostálgico de la voz de la cantante, poetisa, dibujante y vanguardista, Laurie Anderson, que narra, recuerda, consuela. A lo largo del filme, la voz en off de la multifacética artista aborda diversos temas, a partir de una conexión fluida entre anécdotas e ideas, particulares y universales. La unión, en forma de poema visual, es fortalecida por el devenir sensorial de una serie de estímulos visuales y auditivos; la pluralidad de efectos, canales, raíces que se entrecruzan y mutan. La película fluye a partir de un montaje sinestésico que hace confluir la palabra y la imagen en un diálogo de mutuo crecimiento; la estructura descentrada del/os relato/s evoluciona al ritmo del contagio entre el lenguaje y el fotograma. En tanto, la película da sostén al desbordamiento caótico de una consciencia imaginativa, carece de una estructuración tradicional –y se manifiesta como lo que Deleuze llama un “cuerpo sin órganos”–. Heart of a dog es, ante todo, un viaje múltiple, personal. No solo es difícil poner límites a su alcance temático –si bien es indudable que su reflexión vuelve obsesivamente a la conexión entre tres grandes tópicos: el amor, la muerte, y la memoria– sino que su estilo también es de una flexibilidad que no puede encasillarse ni etiquetarse –la gran diversidad de registros y medios artísticos que se ponen en juego obliga a hablar de una experiencia de cruce de distintas disciplinas artísticas, más que de un simple largometraje; por otro lado, su tono es escurridizo –la voz cuenta sus vivencias con una sensibilidad que cala hasta los huesos–, pero en ningún momento renuncia a la posibilidad de crear humor a partir del sufrimiento. En consecuencia, es posible decir que Heart of a Dog posee todas las virtudes del cine experimental y ninguno de sus defectos: el filme “habla de otra forma”, pues propone una significación cruzada, basada en la asociación antes que en la interpretación lineal. Se trata de una narración que se rompe constantemente y vuelve a reinventarse; un diario de meditaciones que se tacha a sí mismo y se reescribe.

    por Redacción EAM
    noviembre 26, 2015

    Crítica | Heart of a dog

    por Redacción EAM | noviembre 26, 2015
    Appropriate Behavior

    Deambulando por la existencia

    crítica de Appropriate Behavior (Desiree Akhavan, Reino Unido, 2014).

    La madurez es un concepto abstracto, una cima de la vida que sólo se alcanza una vez superadas la infancia y la adolescencia —etapas que fluctúan entre la felicidad despreocupada y la trágica alineación en función de la suerte y el contexto— y que supone la confirmación de uno mismo como miembro autosuficiente de la sociedad. Claro estaba esto en el pasado, cuando traspasar la frontera de los veinte conllevaba un trabajo, una familia y un futuro zanjado (y lo contrario era prácticamente una condena al ostracismo). Pero todo ha cambiado durante la era digital (al menos, en el dudosamente denominado “mundo civilizado”), habiendo mutado por completo la meta vital de una humanidad cada vez más perdida en sí misma para la que «hacerse mayor» supone más un jarro de agua fría sobre la cabeza que un auténtico paso decisivo. De pronto, conseguir un trabajo no es tan importante como saber qué trabajo se desea; y embarcarse en una relación sólo tiene sentido cuando es, exactamente, la relación que se desea. Pero, ¿qué deseamos? ¿Es posible tener las ideas claras en un mundo que nos bombardea constantemente con ellas pero hace poco por ayudarnos a encontrarnos a nosotros mismos? Banales resultarían estas cuestiones para el trascendental cine clásico, pero, ahora que aparentamos tenerlo todo, el mundo audiovisual parece haber dirigido por fin la mirada a los verdaderos conflictos de la sociedad contemporánea, conflictos que, por nimios, terminan ignorados, y, por ignorados, terminan desembocando en pura incomprensión.

    En la popular serie Girls, la polifacética Lena Dunham retrató —y sigue retratando, temporada tras temporada, con agudeza e ingenio— a una chica perdida en la vida, llena de potencial pero también miedos, e incapaz de encaminar su existencia (debiendo antes saber hacia dónde quiere encaminarla). Para ello, la perspicaz actriz, guionista y directora recurrió —y sigue recurriendo— a sus propias aspiraciones y ansiedades; o sea, a sí misma. Y fruto de ello nació un show que, partiendo de la refinada (y también reveladora) Sexo en Nueva York, obligó a sus protagonistas a desnudarse por completo (en los dos sentidos del vocablo, sin elegancia de por medio) para presentarse ante el espectador sin máscara alguna. Indudablemente, aquí nació la inspiración de Desiree Akhavan, nacida en 1984 en Nueva York, a la hora de confeccionar Appropriate Behavior, obra que, siguiendo los firmes pasos de Dunham, ella firma por los cuatro costados. En esta peculiar comedia, una mujer bisexual de familia persa debe debatirse entre sus fantasmas interiores y la despreocupada liberación que la rodea en la metrópoli neoyorkina (el mundo de Girls y Sexo en Nueva York, pero también del Tiny Furniture (2010) de Dunham y la Frances Ha (2012) de Noah Baumbach, con las que guarda bastante relación). Y con ella ha logrado la actriz y creadora de la desconocida serie The Slope hacerse un pequeño hueco en la desparejada industria del cine independiente, como prueban sus sendas nominaciones a los premios Gotham (mejor dirección novel) y Spirit (mejor guion novel).

    por Juan Roures
    noviembre 26, 2015

    Crítica | Appropriate Behavior

    por Juan Roures | noviembre 26, 2015
    El viaje de Arlo (The Good Dinosaur, Peter Sohn, EE.UU, 2015).

    Ucronía jurásica

    crítica de El viaje de Arlo (The Good Dinosaur, Peter Sohn, EE.UU, 2015).

    Veinte años después del estreno de Toy Story, ningún estudio de animación está en condiciones de disputar el trono a la productora fundada por Edwin Catmull, Alvy Ray Smith y Steve Jobs. Muchos han sido, sin embargo, los intrépidos rivales que invocando la ley de Cronos (nadie, ni siquiera Pixar, puede ser genial todo el tiempo) ofrecieron a los espectadores una alternativa más que solvente, y hasta cierto punto con una señas de identidad igual de reconocibles, durante sus inopinados periodos de hibernación. El viaje de Chihiro de Miyazaki y La novia cadáver de Tim Burton quizá sean los ejemplos recientes más notorios de la importancia que unge el estilo a una técnica, la animada, cada vez menos diferenciable de la acción real: contados son los valientes que se deciden estos días a producir una película de animación en dos dimensiones o en stop motion, mientras los avances informáticos recalibran diariamente nuestra forma de sentir el cine. Este cine moderno esquizofrénico, que araña el tuétano con anestesia general. Justo ahí. Quince oscars y el recuerdo indeleble de las grandes narraciones ratifican el dominio de unos estudios que, aun subordinados al marketing mix de Walt Disney, siempre encuentran oro en la ingenuidad (e incluso la paciencia) que nos habita a los que nos sentamos ante una pantalla blanca. Mucho se ha escrito de Pixar desde que Woody dijera aquello de «¡Hay una serpiente en mi bota!» y Buzz, lanzándose al vacío primaveral enmarcado por una ventana, eso otro de «Hasta el infinito y más allá». Aflora en Emeryville (California) la genialidad como la hiedra en el colegio Lowood, y uno ya no sabe decir si películas de ínfimo relieve argumental como Cars 2, Monstruos University o El viaje de Arlo son a Pixar (con perdón) lo que el kiko al premolar, un snack destinado a trabarse anárquicamente en el vacío que dejó la idea del chuletón venidero, o, en cambio, algo muy simple que debe admirarse en toda su complejidad.

    Arlo es un dinosaurio de la familia de Piecito, el del valle, frágil y temeroso del viento que agita el maizal frente a la casa en donde viven él y sus padres y sus dos hermanos, cuyos percentiles sí están en la media que corresponde a su raza y juventud. Son dinosaurios esbeltos, fuertes; no muestran temor por nada. O no al menos en público. Cumplen además sin excusas los trabajos que les encargan a diario papá y mamá, que son parientes de Piecito el del valle encantado, por si ustedes no lo sabían. Cuando al comienzo de la historia el huevo hace crac y los padres se asoman a ver qué hay dentro, descubren al mismo hijo que emprenderá una aventura para sobreponerse a esa aprensión paralizadora que le reduce la zancada y le encoge su ímpetu de monstruo entrañable, como acostumbran a serlo todos los imaginados por Disney y por Pixar también. El ya fogueado Peter Sohn nos ofrece aquí un trasunto de Tarzán (al que cantaba Phil Collins, no el de Edgar Rice Burroughs), El rey león (sin la potencia danzarina del muy brasilero Rafiki ni el oculto matiz fascistoide al que hizo referencia en cierta ocasión Juan Carlos Monedero), El libro de la selva («busca-lo más vital, lo más», decía con swing Balú, y aprende a sobrevivir con las fieras rondándote), Dumbo (observen el trip psicodélico cambiando la trompa del alcohol por las setas alucinógenas), y el siempre ineludible acto de superación personal made in Burbank. Moralina incluida. Todo esto filtrado a unos paisajes de horizontes abiertos que extasían y en cuyo tapete pastan los dinosaurios bisonte propiedad de los T-Rex. 

    por Juan José Ontiveros
    noviembre 26, 2015

    Crítica | El viaje de Arlo

    por Juan José Ontiveros | noviembre 26, 2015
    Summer of Sangaile

    por JUAN ROURES.

    La vigésima edición del LesGaiCineMad, el Festival Internacional de Cine Lésbico, Gay y Transexual de Madrid, concluyó el pasado domingo con la lectura del palmarés oficial elegido por el director Ramón Salazar, el escritor José Luis Serrano y la actriz Assumpta Serna, quienes apostaron firmemente por la cinta sueca Something Must Break, de Ester Martin Bergskmark, un áspero pero fascinante retrato del amor entre un joven andrógeno y otro heterosexual al que concedieron al premio a mejor película (como ya hizo en su día el Festival de Rotterdam), así como el concerniente a mejor actriz para la impresionante Saga Becker (ganadora también del Premio Guldbagge de Suecia). Fácil tenía el jurado la concesión, tanto de este último premio, como la del relativo al mejor actor, que fue a parar al arrebatador intérprete argentino Nahuel Pérez Biscayart por su valiente trabajo en Je suis à toi, cinta belga que dio a David Lambert el laurel concerniente a mejor dirección, sin duda el que resultaba menos difícil de augurar. Y es que el quinto galardón del jurado, mejor guion, tuvo receptora clara prácticamente desde el principio: Appropriate Behavior, con la que la neoyorquina Desiree Akhavan sigue los pasos de Lena Dunham y su revolucionaria Girls en lo que a simpática exposición de las propias ansiedades se refiere. Si Something Must Break es un crudo drama, Je suis à toi retrata con incómoda honestidad a tres personajes perdidos en sí mismos (brillantemente interpretados por Monia Chokri, Jean-Michel Balthazar junto al mencionado Nahuel) y Appropriate Behavior hace lo propio con una joven bisexual de origen persa que trata de superar una ruptura amorosa cuando lo que verdaderamente necesita es encontrar su camino en la vida. Las tres suponen, por tanto, potentes retratos de alineación en el mundo contemporáneo, un tema clave de la cinematografía LGTB.

    Curiosamente (o quizá no), ninguno de los tres filmes mencionados fue receptor del Premio del Público, obtenido por la melancólica comedia dramática Liz en septiembre, en la que un grupo de mujeres lesbianas se reúne cada año en un paradisiaco resort venezolano para disfrutar de la vida. Con la modelo Patricia Velasquez y la exbailarina Eloísa Maturén como bellas protagonistas (aunque fue la secundaria Arlette Torres la encargada de presentarla en el certamen), la cinta se ganó el favor de los espectadores pese a la relativa incoherencia de su guion, confirmándose una vez que, si bien el riesgo es siempre interesante, el público LGTB —que lamentablemente sigue suponiendo casi el 100% del acogido por este festival— prefiere un tipo de cine más relajado y entretenido; un tipo de cine que, a fin de cuentas, la historia siempre les ha negado. Así, comedias relativamente tópicas como Fourth Man Out, de Andrew Nackman; De chica en chica, de Sonia Sebastián, o Two 4 One, de Maureen Bradley, conquistaron al público gay, lésbico y transexual, respectivamente, con repartos simpáticos, historias entretenidas y complicaciones justas. Además, aunque la primera se centra en un grupo de amigos que debe afrontar la inesperada salida del armario de uno de ellos, la segunda muestra a un variopinto grupo de lesbianas que ha conformado una segunda familia donde la libertad es lo primero y la tercera sigue a un joven en proceso de reasignación de género que se enfrenta a un embarazo inesperado, las tres son perfectas para todas las audiencias y bastante más inteligentes de lo que aparentan.

    por Juan Roures
    noviembre 26, 2015

    Especial LesGaiCineMad 2015

    por Juan Roures | noviembre 26, 2015

    El idioma del agua

    crítica de El botón de nácar (Patricio Guzmán, Chile, 2015).

    El agua es un órgano mediador entre las estrellas y nosotros, nos dice una profunda voz en off mientras divisamos la Tierra vista desde el espacio exterior. Con unas panorámicas vertiginosas, tan bellas que duelen, da comienzo de El botón de nácar, documental firmado por el chileno Patricio Guzmán. Desde el principio es fácil percatarse de que nos hallamos ante una verdadera joya visual, un paseo por las entrañas, los recuerdos y la historia reciente de Chile, enterrada bajo el mar por la dictadura, sepultada por la xenofobia y el imperialismo. Un océano que guarda estrecha relación con la ya desaparecida población indígena, una civilización tranquila y sabia, en eterna comunión y vínculo con el agua. El mismo océano en el que las víctimas yacen con el peso de la injusticia, mientras, quizás, sus almas brillan en alguna constelación lejana. Este proyecto cinematográfico rescata del olvido la historia y el genocidio de los antiguos habitantes de la Patagonia chilena y de los prisioneros políticos asesinados por el gobierno de Pinochet. Únicamente quedan a día de hoy alrededor de veinte descendientes directos, guardianes de su lengua y su memoria.

    Patricio Guzmán deposita en la melancólica voz en off narrativa grabada por el mismo y en una fotografía abrumadora la responsabilidad de contarnos esta historia, tratada con mimo y valentía, con nostalgia y con lirismo. Viajamos por los desiertos, los glaciares y las tierras donde vivían las cinco clases distintas de indígenas —apodados “patagones” por sus grandes piernas—, imágenes completadas por los testimonios personales de los familiares directos, cuyas palabras se abren en nuestros oídos como auténticos tesoros. Los entrevistados nos cuentan el profundo respeto que su extinto pueblo tenía por la naturaleza, la devoción que profesaban al agua como concepto inseparable de la vida. Buceaban para conseguir marisco con siete años, llegaban a la vida adulta remando. El título procede de una anécdota histórica significativa: la debacle para indígenas comenzó cuando Jimmy Button, a principios del siglo XIX, dibujó los mapas que propiciarían la llegada de los colonos. Uno de los indígenas partió hacia Inglaterra en barco a cambio de un botón de nácar, navegando metafóricamente desde la Edad de Piedra a la Revolución Industrial. Al volver a su tierra natal, hablaba la mitad en idioma nativo y en inglés y ya nunca volvió a ser el mismo. Aunque la Revolución de Salvador Allende devolvió a los habitantes de la Patagonia las tierras usurpadas, la desaparición de los Pueblos del Sur había dado comienzo, un final triste que se cebó con su cultura y su identidad durante la dictadura de Pinochet. Dosificando los tiempos con esmero, haciendo gala de una plástica viva y elegante, Patricio Guzmán es capaz de descubrirnos a la vez el horror del exterminio y la espiritualidad ancestral de una cultura en paz con la naturaleza. Un pueblo que no tenía miedo al mar, pues el mar era su familia. Un pueblo capaz de predecir las inclemencias meteorológicas y que soñaba con que su alma, tras la muerte, se quedase en la luz de las estrellas.

    por Unknown
    noviembre 26, 2015

    Crítica | El botón de nácar

    por Unknown | noviembre 26, 2015

    Filias y subterfugios

    crítica de In the basement (Im Keller, Ulrich Seidl, Austria, 2014).

    En el caso de tenerlo, ¿qué uso le darías a tu sótano? Si fuese un espacio restringido a tus sueños, tus evasiones, tus fetiches y tu imaginación, ¿a qué actividad o colección consagrarías dicho lugar? Y todavía más interesante, ¿para qué crees que lo usarían los demás? En este documental tan extravagante como único titulado Im Keller, el siempre original director Ulrich Seidl abre una rendija cotidiana para mostrarnos aquello que los austríacos guardan celosamente en sus sótanos, los hobbies que veneran, las filias que con las que sueñan el resto del día. Desde el comienzo sabremos que no es un documental al uso, y que además de una particular estética donde la frontalidad absoluta de la cámara nos regala unos planos —la mayoría de ellos, americanos— de una belleza pictórica rendida al juego de líneas, la relación entre lo público-privado, convencional-no convencional y serio-humorístico es constante, exponiendo los límites del derecho de cada cual a destinar esa estancia a lo que le plazca, en contraste con la vergüenza social o la invisibilización de algunas de las prácticas que allí se exponen. ¿Una obra cinematográfica exclusivamente dedicada a sótanos austríacos y sus particulares propietarios? Podrá parecer una broma o una idea descabellada, pero desde los primeros minutos podrás admirar una obra singular teñida por salvajes chorros de humor negro, sonrisas perdidas, secretos de alcoba y una mirada tan ácida como tierna sobre el mundo contemporáneo. Una sociedad que criminaliza y estigmatiza determinadas inclinaciones y ensalza otras, relegando a los raros, incómodos y perversos gustos a la oscuridad subterránea de los sótanos.

    En el descenso a los sótanos de estos imaginativos austríacos —pues los exteriores, salvo algún plano aislado, no existen en Im Keller—, nos sentiremos avergonzados, espantados, iracundos. Nos entrará la risa floja, incluso nos taparemos los ojos en un intento por eludir determinadas visiones no demasiado placenteras para el ojo humano. Seguramente todo ello, imagen, declaraciones y subtexto formen parte del plan del cineasta para sacar a la luz los placeres favoritos de estas rara avis, con el objetivo de que nos cuestionemos: ¿qué es lo verdaderamente normativo? ¿Nos permite la educada, recta y moralista mentalidad europea salirnos de la línea que separa lo convencional de lo que no lo es? Por eso, cada uno de estos zulos desvela una historia sumamente interesante, cuya experiencia para el espectador es similar a bucear por las profundidades abisales de la intimidad de cada uno de los protagonistas. Los sótanos son excusas narrativas, además de maravillosos elementos estéticos para que el director austríaco se luzca con una colección de composiciones simétricas, planos fijos gobernados por las rectas y una cámara libre y curiosa.

    por Unknown
    noviembre 26, 2015

    Crítica | En el sótano (Im keller)

    por Unknown | noviembre 26, 2015
     Mustang de Deniz Gamze Ergüven

    De jaulas a pájaros

    crítica de Mustang (Denis Gamzer Ergüven, Francia, 2015).

    Nacemos como piezas de un engranaje, afectadas por el entorno cultural y el sistema ideológico imperante en la sociedad que nos ve crecer. Si en países como el nuestro la libertad y el margen de acción y decisión de las mujeres se ven limitados por la violencia estructural del patriarcado, ¿qué decir de la falta absoluta que niñas, adolescentes y mujeres experimentan en otros regímenes de auténtica represión, privadas de sus derechos humanos más básicos y despojadas de cualquier intento de individualismo, de cualquier posibilidad de guiar su cuerpo, su sexualidad y sus decisiones laborales o sentimentales por el sendero de su voluntad? Desde los matrimonios pactados de conveniencia, hasta las lapidaciones, las violaciones ejercidas por familiares, los frenos al desarrollo de los impulsos sexuales o la virginidad como muestra obligatoria de pureza, existe un escalofriante abanico de muestras de la suerte que correrás en muchos lugares del mundo según lo que tengas entre las piernas. Dichas aberraciones pueden encontrar en el cine un vehículo para darse a conocer, para modificar conciencias y permitir que un poco de luz sea arrojada en las mentes más oscuras y cerradas. Como alegato crítico, fascinante y conmovedor llegaba a las pantallas del Festival Cineuropa Mustang, una ópera prima con mayúsculas firmada por la turca Deniz Gamze Ergüven, nominada a los premios LUX del Parlamento Europeo junto a las cintas Mediterránea y Urok. Esta directora novel nos ofrece una historia atrevida y rupturista cargada de emociones fuertes, de preguntas incómodas, de salvaciones, condenas y sobre todo, una representación en miniatura de la sociedad y el entorno familiar de cinco hermanas de Oriente Medio que nos pone los pelos de punta.

    Como si de la casa de Bernarda Alba de Lorca se tratase, nos encontramos desde el comienzo de la narración de Mustang con un escenario cerrado de connotaciones claustrofóbicas correspondiente a una casa del ámbito rural ubicada cerca de un pueblecito turco, en la que viven cinco hermanas huérfanas de diferentes edades —comprendidas entre los 12 y los 16 años— junto a su abuela abnegada y estricta y el déspota salvaje de su tío. Educadas en el hogar con mano dura y privadas del contacto social externo, el quinteto de niñas vive bajo el yugo constante de la represión, estando condenadas por su género a una privación total de libertades con el objetivo de preservar su castidad y encontrarles marido lo antes posible por orden de edad. El detonante de la expropiación extrema de libertad de estas jóvenes, abocadas a ser lolitas complacientes vendidas al mejor postor, se muestra al comienzo de la historia. Cuando las cinco hermanas celebran en la playa el fin del curso escolar tras despedir a su maestra, el simple hecho de estar jugando subidas a los hombros de unos compañeros de clase hace estallar la ira de su abuela, que, avergonzada por la supuesta obscenidad de sus nietas, decide acotar su espacio vital y comenzar a prepararlas para su destino: el matrimonio y ergo, la maternidad. Dictados y normas impuestas, obligatorias e incuestionables, como esa sábana que el himen debe manchar de sangre tras el primer coito, como el repulsivo derecho de pernada envuelto en el veto del silencio, como la reja que separa el cautiverio de los bosques y playas, que aleja una vida triste de la bulliciosa y multicultural Estambul. La ciudad que las protagonistas vislumbran como la única escapatoria a la desdicha de su encierro.

    por Unknown
    noviembre 26, 2015

    Crítica | Mustang

    por Unknown | noviembre 26, 2015

    Nacer en la cara mala del mundo

    crítica de Mediterránea (Jonas Carpignano, Italia, 2015).

    Te despiertas un día cualquiera. El reloj de los pobres vive en la cartera y en el estómago. Tiritando, echas en falta una chaqueta que te abrigue en condiciones de las temperaturas extremas, de ese frío aterrador que cala hasta los huesos. Las tripas te rugen de hambre como sonajeros. Fumas un cigarro. Caminas con ampollas en los pies, con unas zapatillas gastadas. Tal vez por el desierto ardiente, tal vez por las esquinas destartaladas de una barricada buscando vender algún bártulo, cualquier cachivache demasiado insignificante para el bolsillo de los adinerados. Burkina Faso, Argelia, Libia. Sentir el cemento del suelo al dormir y ponerse en pie con el mismo desafío: seguir respirando. Siempre a la expectativa de una oportunidad, casi has perdido el miedo. La supervivencia anestesia, las ganas de estar vivo se sobreponen al pánico a cualquier obstáculo. Sufres ataques de salvajes saqueadores armados. Pasas una noche de tormenta en una lancha neumática camino a Sicilia, a riesgo de ahogarte. Llegas a Italia, ansioso por deslomarte, juntar billetes, conseguir un contrato. Poder enviar dinero a tu hija de siete años, que vive en África con tu hermana. La comunicación con tu familia se restringe a móviles viejos, llamadas de Skype en cybercafés de mala muerte. Los ricos persiguen sueños, los pobres engullen las oportunidades como bocados. Cargan la rabia como un fardo, pocas veces pierden las ganas de bailar. Si estás leyendo esto, seguramente esta no sea tu historia. Pero además de la de Ayiva y su amigo Abas, es un calco con variaciones de las miles y millones de historias que a día de hoy suceden en nuestro mundo. Sin que a nadie parezca importarle demasiado. Mediterránea, ópera prima del italiano Jonas Carpignano —tras dos incursiones en el mundo del cortometraje—, aborda el tema de la inmigración —y por consiguiente, la explotación laboral ejercida desde el primer mundo hacia los recién llegados a sus países— desde una perspectiva personal, emocional y humana. Con la cámara al hombro y un cuidado realismo estético, la cinta nos dirige de forma natural a los ojos y a la vida de su protagonista, del que Alassane Sy hace una interpretación veraz, sentida y rotunda. El director guiña un ojo mirando hacia la vanguardia más famosa de su tierra, la de los grandes maestros del neorrealismo italiano para contar —una historia sobre la supervivencia y la tolerancia.

    Hay que señalar que Mediterránea se trata de una de las tres películas finalistas de la edición 2015 de los Premios LUX de cine del Parlamento Europeo, junto a las cintas Mustang y Urok. Todas ellas comparten el interés por abordar candentes cuestiones sociales con una vigencia estricta en la actualidad que vivimos, tocando temáticas como la educación o la inmigración. El cine de corte social, al igual que la literatura u otras manifestaciones artísticas, es el reflejo de una actualidad abatida por problemas cuyas resoluciones y experiencias deben dejar eco en nosotros más allá de la pantalla. En esa lucha, Mediterránea trata de ser un espejo fidedigno de la batalla por la propia supervivencia de un joven sin papeles que quiere hacerse un hueco en las tierras europeas. Un pulso incansable contra empresarios, explotadores, contra el frío, las enfermedades, el racismo y la carencia de respuestas institucionales. Un alegato para mostrar que nunca deben existir ciudadanos de segunda o de primera. Jonas Carpignano nos traslada a los ojos de Ayiva mediante un estilo artesano, tan próximo que duele, tan cálido y cercano que resulta imposible no contagiarse de la vivacidad de su historia. Algo muy interesante en lo tocante al guion de la cinta es que en ella desarrolla las tramas de sus dos anteriores cortometrajes. Por un lado nos chocamos contra la representación del violento levantamiento de los trabajadores africanos en el barrio de Rosarno en Italia, tras sufrir acoso y discriminación por parte de los lugareños —que plasmó en el corto A Chjàna (2012)— y, por el otro, la visión de las condiciones de vida en el sur del país, denunciando en A ciambra (2011) una sociedad racista y agresiva focalizada en un niño romano, llamado Pío Amato. Ambos personajes se reencuentran de nuevo en esta propuesta del joven cineasta, componiendo una odisea tremendamente visual que pasa por desiertos áridos y peligrosos hasta eternas jornadas laborales como recolector de naranjas en Calabria.

    por Unknown
    noviembre 26, 2015

    Crítica | Mediterránea

    por Unknown | noviembre 26, 2015
    Queen of Earth

    La ensalada que se pudre

    crítica de Queen of Earth (Alex Ross Perry, EE.UU, 2015).

    Sartre hizo famosa la frase que afirmaba eso de «el infierno son los otros». Y es que, ¿a quién le echamos la culpa cuando rozamos la ira, sobrepasamos los límites de la locura o tocamos fondo en el abismo? En muchas más ocasiones de las que nos gustaría reconocer, a los demás. Lejos del beneficioso altruismo o de la empatía entre seres queridos, existen ocasiones en las que los humanos nos volvemos en esponjas que absorben la energía ajena, nos encalomamos encima de los hombros del que tiene el barro hasta el cuello, metemos el dedo en la llaga y hacemos leña del árbol caído. De mala baba, de complejas interrelaciones femeninas, personalidades quebradizas y escalofriantes vaivenes psicológicos trata esta Queen of Earth, nuevo trabajo del autor estadounidense Alex Ross Perry, abanderado del cine independiente que en esta ocasión nos sorprende con una propuesta insólita y claustrofóbica con guiños argumentales a la obra de maestros como Roman Polanski o Ingmar Bergman. Desde el comienzo de la cinta comenzamos a explorar la mente de su errática protagonista, Catherine (sobresaliente Elisabeth Moss, que repite como referente dramático de este cineasta tras su anterior trabajo, Listen Up Philip), una chica de desórdenes emocionales que atraviesa uno de los peores momentos de su vida tras la ruptura sentimental con su novio y la reciente muerte de su padre, un célebre artista de vanguardia contemporáneo para el que ella misma trabajaba como agente. Desolada —el primer plano inicial nos la muestra balbuceante, emborronada de rímel y al borde del colapso nervioso—, decide pasar una semana de retiro espiritual junto a Virginia, su mejor amiga de toda la vida (Katherine Waterston), que la invita a la casa que su familia tiene en una paradisiaca zona rural, cercana a un lago. Una de las notas más interesantes del filme es la presencia de un único espacio con el que el autor juega constantemente, pues a lo largo de toda la historia este lugar aislado y envolvente se convertirá en el marco que albergue la controversia entre las protagonistas y remarque las diferentes alturas de sus momentos vitales.

    En Queen of Earth se dan cita varios de los elementos propios de las películas cuyo fin es mostrar el lado más oscuro y complejo de la mente humana, las relaciones de poder en el ámbito de la amistad, o las enajenaciones transitorias de personalidad. Rabia, dolor, envidia, menosprecio, sarcasmo, cinismo, duelo, voracidad, narcisismo y evasión son los ingredientes de una sopa donde el sabor amargo predomina sobre el resto. La estética lo es todo para volcar la evolución psicológica, y nos topamos con una atmósfera inquietante, luminosa aunque siniestra —tal vez por eso, todavía más terrorífica—, una quietud imperante en el ambiente que junta a las dos protagonistas, y un puñado de enfermizas pulsiones. Mientras que Catherine está en un punto complicado de su existencia, Virginia —hija de una familia adinerada—, atraviesa un momento más cómodo. La última vez que se vieron, un año atrás, los roles estaban invertidos; y mientras que “Cathy” disfrutaba de su absorbente relación de pareja, la insegura “Ginny” —apodo cariñoso que esta recibe— se encontraba bastante más deprimida. A través de una narración simultánea en montaje paralelo que nos traslada del retiro actual a las anteriores vacaciones, Alex Ross Perry nos sumerge en una película profundamente psicológica y consagrada a las sólidas actuaciones de su dúo femenino, del que especialmente destaca el repertorio de expresiones —algunas de ellas grotescas y desmedidas— por parte de Elisabeth Moss. El director de Pensilvania se sirve de una banda sonora casi constante y de índole tenebrosa gobernada por el piano, junto a unas texturas fotográficas muy personales que captan a la perfección ese aura de encierro y claustrofobia, para introducirnos de lleno en el turbulento devenir de la protagonista, herida y errante, con ansia de acaparar constantemente la atención de su amiga, que mantiene un idilio amoroso con Chad, un vecino de la zona un tanto entrometido.

    por Unknown
    noviembre 26, 2015

    Crítica | Queen of Earth

    por Unknown | noviembre 26, 2015
    Listen up Philip

    El escritor maldito

    crítica de Listen up Philip (Alex Ross Perry, EE.UU, 2014).

    En la recientemente estrenada Mientras seamos jóvenes (2014), Noah Baumbach hace desfilar en pantalla una parodiada retahíla de estereotipos hípsters. Todos sonreímos en la butaca recordando a algún conocido que saca fotos con su polaroid al tiempo que consulta la hora en su iPhone. Alex Ross Perry, en su tercera película, se mueve en las mismas coordenadas que Baumbach. Con un estilo totalmente diferente, con demasiada pose y un deje cansino provocado por la desidiosa voz del innecesario narrador. Pero al fin y al cabo se diseccionan temas similares. Listen Up Philip (2014) es una película sobre las crisis existenciales en un contexto acomodado y cultureta. Perry realiza un certero análisis de trances creativos, las crisis de la edad (toda década tiene la suya), la búsqueda de la naturalidad y del cliché como garantía de autenticidad. Philip es un joven escritor (que aparecerá en la lista 35 under 35) víctima de su “éxito”. Se erige a lo largo del metraje como el representante antipático de esos jóvenes bohemios asociados a tendencias culturales alternativas y alejados de lo mainstream. Todo el filme gira entorno a él y su ridículamente enfatizada vida. Cámara en mano nos reímos de nosotros mismos; sin darnos cuenta. Como ese que tiene sobrepeso y no cesa de mofarse de los rollizos (en todos los institutos hay uno).

    Las vicisitudes de este áspero literato nos reconcilian con nuestro “yo” más capullo, resabidillo e impertinente. No podría ser de otra manera. Nos hacemos acopio de todas las poses y actitudes de este afamado (en círculos reducidos) pseudointelectual. Cualquier amante del cine, la literatura, el arte o la música, en general, es un poco gafapasta. Pero hay quien extrapola eso a más ámbitos vitales y lo exterioriza con su forma de vestir, de peinarse e incluso los hay que se convierten en una caricatura. Hablo de esos que se transforman en hipérboles fácilmente parodiables (Baumbach los retrata con tino cartesiano). Uno lee a Cortázar, ve cine iraní, y escucha a Sigur Rós y ya se cree con el derecho de despreciar a los que tienen placeres mundanos. Detrás a algo tan contemporáneo y frívolo nos topamos con un pozo sin fondo de tristeza mal entendida. Nuestro protagonista es un escritor que tiene vocación de literato maldito. Su gran ambición es escribir libros sin someterse al engranaje de la industria editorial, los convencionalismos sociales. Su codicia es ser leído por pocos, no ser accesible ni asequible. Un cretino, que mecanografía su desdicha impostada, al que le gustaría habitar perpetuamente el territorio del cliché: el escritor maldito por excelencia, excéntrico e inestable emocionalmente. Un contador de historias que huye de las etiquetas para convertirse en un producto mil veces retratado por la crítica. Un Van Gogh del siglo XXI, fracasos en vida para conocer el éxito en la muerte. Un Hemingway, Allan Poe, un casi nada de Baudelaire. Todo bien sazonado. Pero en realidad este personaje esconde a un ser humano destrozado. Un ser horrible, insoportable, levemente deprimido. Un bicho capaz de no emocionarse con su novia, de ser inmune al rechazo y de admirar a un vejestorio que vive rodeado de una inquieta soledad.

    por Unknown
    noviembre 26, 2015

    Crítica | Listen up Philip

    por Unknown | noviembre 26, 2015
    A monster calls

    Imaginación al poder en el nuevo trabajo de Juan Antonio Bayona


    El 14 de octubre de 2016 es la fecha señalada para que vea la luz el esperado tercer largometraje de Juan Antonio Bayona, dueño de una de filmografía tan escueta como meteórica que se reduce a las exitosas El orfanato (2007) y Lo imposible (2012). Con Un monstruo viene a verme (2016), adaptación de la premiadísima novela homónima de Patrick Ness, el director pone el broche final a su personal trilogía sobre relaciones entre madres e hijos en condiciones adversas. En esta ocasión, ha contado con un reparto de auténtico lujo, encabezado por los hollywoodienses Felicity Jones, Sigourney Weaver y un Liam Neeson que será el encargado de dar vida al monstruo en el que se refugia un imaginativo niño (encarnado por el debutante Lewis MacDougall, elegido en un casting entre 1.000 chavales) cuando tiene que enfrentarse a la separación de sus padres y a la dura enfermedad por la que atraviesa la madre. Las primeras imágenes del tráiler dan buena cuenta del gran despliegue de medios con el que ha contado el filme, patente en un acabado visual digno de una superproducción americana, así como de esa sensibilidad habitual de Bayona para trascender del simple cine de género.

    ■ Guion: Patrick Ness (adaptando su novela homónima).
    ■ Productoras: Apaches Entertainment / Telecinco Cinema / Participant Media / RiverRoad Entertainment / Lionsgate.



    por José Martín León
    noviembre 26, 2015

    Tráiler de Un monstruo viene a verme (A monster calls) de Juan Antonio Bayona

    por José Martín León | noviembre 26, 2015

    El creador de Alabama Monroe retorna sin dejar atrás el bluegrass


    ¿Otro posible título para la Berlinale 2016? Ese sería el paso consecuente del cineasta Felix van Groeningen, autor de uno de los grandes hits del pasado año, Alabama Monroe, nominado al Óscar en la categoría de mejor cinta foránea. Para su quinta película no abandona el terreno de los acordes (los del estilo musical bluegrass) y los desacuerdos, aunque en esta ocasión con un tono más lúdico. Bélgica narra las desventuras de dos hermanos que logran un moderado éxito en la escena nocturna bruselense que no saben cómo afrontar. Este será el último trabajo de Von Groeningen antes de su inminente salto a Estados Unidos con la cinta Beautiful Boy, rebote de un Cameron Crowe en horas bajas.

    Guion: Arne Sierens, Felix van Groeningen.
    Reparto: Stef Aerts, Charlotte Vandermeersch, Jean-Michel Balthazar y Tom Vermeir.
    Productoras: Menuet Producties, Pyramide Productions, Topkapi Films.
    Estreno: 2 de marzo en Bélgica y Francia.

    por Emilio Luna
    noviembre 25, 2015

    Tráiler de Bélgica, de Felix van Groeningen

    por Emilio Luna | noviembre 25, 2015

    Estéticas del nomadismo

    crónica de la cuarta y quinta jornada del 53º Festival de Gijón.

    Los dos agentes de la ley protagonistas de Aferim!, padre e hijo, son mostrados durante la mayor parte del metraje en planos amplios donde sus siluetas a caballo se empequeñecen insertas en el paisaje que el director Radu Jude descubre como el Monument Valley rumano: los bosques, montañas y ríos de la Valaquia del siglo XIX, un vestigio de feudalismo ajeno a las nuevas corrientes de una Europa en plena ebullición revolucionaria. De ese anclaje en lo medieval dan buena cuenta los diálogos de los personajes, sembrados de referencias a la tradición rumana como teoría de conocimiento del mundo: refranes, proverbios, viejas historietas folclóricas y creencias populares disparatadas sobre el origen de los judíos o los gitanos. De lo dicho hasta aquí resulta fácil inferir que la cinta rumana, una de las grandes sensaciones en lo que llevamos de festival, se nutre de una mezcla de géneros llamativa: la picaresca y el western, el primero como tributo a toda la carga cultural de la Rumanía en la que se ambienta y filma, y el segundo como modo de amplificar sus resonancias cinematográficas universales. Además, lo fascinante del maridaje es que picaresca y western tienen algo esencial en común. Su condición de géneros que a menudo narran peripecias sin rumbo fijo, con personajes errantes que recorren las realidades sociales más alejadas del universo de la ciudad y la ley. Realidades sociales donde los estratos más humildes viven en una suerte de anarquía interrumpida a ratos por los tics dictatoriales del cacique de turno (bandido, terrateniente o, en el caso de Aferim!, señor feudal). Pero el retrato de estos reductos se suele filtrar por su condición pasajera para los protagonistas que lo contemplan, ya que tanto el pícaro como el jinete errante no echan raíces en ninguna parte.

    Picaresca y western son, en fin, géneros con cierta estética del nomadismo que en Aferim! es fácilmente apreciable. Y, como se percibe en las cintas reseñadas en esta crónica del cuarto y quinto día del festival de Gijón, las variaciones del nomadismo funcionan muy bien como hilo conductor de algunas de sus apuestas. Neon Bull (de la que este medio ya ha publicado crítica), situada en el Brasil rural contemporáneo, da cuenta de una tendencia de especial relevancia en las nuevas voces cinematográficas (en este caso, la del prometedor director Gabriel Mascaro): el relato del extravío vital tan típico, por poner un ejemplo ilustre, de los personajes de Jim Jarmusch. De los trozos de vida de personajes sin una hazaña que contar, que deambulan de lugar en lugar sin un objetivo concreto. Los ganaderos que protagonizan Neon Bull se inscriben en esta narrativa tan típica del indie americano ochentero en la que todos los sitios de parada se parecen entre sí. En consecuencia, Mascaro basa su estilo en la ausencia de elementos estructurales clásicos (planteamiento, nudo y desenlace, puntos de giro, etc.) y en una captación pausada de los numerosos elementos connotadores de una vida sin arraigos: sus criaturas viven en el camión donde transportan los toros, y sus objetos de vida casera (hamacas para dormir, mangueras bajo el camión para ducharse) son muy expresivos en su transitoriedad. 

    «Mascaro nos vuelve a regalar otra de las mejores escenas de sexo del cine actual. Esta vez utiliza un escenario mucho más austero, pero el valor reside en el uso de la luz, que nos recuerda a las composiciones de Caravaggio, potenciando en plano fijo los reflejos y las sombras en los cuerpos desnudos».


    De hecho, la muy comentada escena de sexo que rueda Mascaro, además de por hermosa, llama la atención por la ausencia de lazos afectivos perennes que hay en la forma de presentarla. El ratito de intimidad está condenado a acabar con la vuelta a la carretera. Algo parecido a lo que le sucede al viejo condestable protagonista de Aferim!, que presume de tener una vagina a su disposición en cada pueblo del camino. Que su mujer espere en casa, como una Penélope desengañada cuyo Ulises siempre vuelve a partir, es lo de menos. Para quien quiera reivindicar las bondades del hogar, eso sí, Gijón también ha ofrecido el reverso del nomadismo. Brillante Mendoza cuenta en Taklub precisamente el apego por las raíces de una comunidad filipina que, pese a los efectos devastadores del tifón “Yolanda”, se empeña en reconstruir su lugar de nacimiento y crecimiento, pese a las inclemencias y las ausencias tan palpables de los muertos. Como si se buscara dar algo de luz esperanzadora al desengaño del nómada con una estética comprometida del sedentarismo.

    por Redacción EAM
    noviembre 25, 2015

    Festival de Gijón 2015 (III) | Taklub + Aferim!

    por Redacción EAM | noviembre 25, 2015

    Del 10 al 17 de diciembre se celebrará la sexta Muestra de Cine Rumano organizada por el Instituto Cultural Rumano y la Filmoteca Española, con la colaboración de la Cineteca de Madrid y la Academia de la Artes y las Ciencias Cinematográficas y el apoyo de Filmex Rumanía, que acogerá los más destacados y premiados estrenos de la cinematografía rumana del 2015. Entre las películas que serán presentadas estarán Aferim!, película galardonada con el premio Oso de Plata al Mejor Director en el Festival de Cine de Berlín; One Floor Below, Premio ‘Un Certain Talent’ en el Festival de Cine de Cannes, Premio al Mejor Guión y al Mejor Actor en Festival de Cine de Sevilla y el documental Chuck Norris vs Communism, nominado por el Premio al Mejor Documental en el Festival de Cine de Sundance. El tema común de las ocho cintas seleccionadas es la lucha del individuo con su propia consciencia (Un etaj mai jos / One Floor Below), con los prejucios sociales y religiosos de su época (Aferim!), con la realidad represiva del régimen totalitario (Chuck Norris vs Communism), contra los límites impuestos de forma ajena (Autoportretul unei fete cuminti / Self Portait of a Dutiful Daughter y Lumea e a mea / The World Is Mine) o con un destino injusto y cruel (Carmen).

    Calendario de proyecciones


    Jueves, 10 de diciembre – Aferim!, Cine Doré, Sala 2. Invitado: Roberto Cueto.
    Viernes, 11 de diciembre – One Floor Below, Cine Doré, Sala 2.
    Sábado, 12 de diciembre – The World Is Mine, Cine Doré, Sala 2. Invitado: Nicolae Constantin Tănase.
    Domingo, 13 de diciembre – Carmen, Cine Doré, Sala 2.
    Lunes, 14 de diciembre – Chuck Norris vs Communism, Cineteca de Madrid, Sala Azcona.
    Martes, 15 de diciembre – Self-Portait of a Dutiful Daughter, Cine Doré, Sala 2.
    Miércoles, 16 de diciembre – ¿Por qué yo?, Academia de Cine. Invitados: Tudor Giurgiu y Javier Tolentino.
    Jueves, 17 de diciembre – Aliyah DaDa, Cine Doré, Sala 2. Invitado: Oana Giurgiu.
    por Emilio Luna
    noviembre 25, 2015

    VI Muestra de cine rumano en Madrid

    por Emilio Luna | noviembre 25, 2015

    Carol lidera el circuito independiente

    Nominaciones de los XXXI Independent Spirit Awards.

    Se han hecho buenos los pronósticos y Carol, el nuevo trabajo de Todd Haynes, cuyo recorrido comenzó en mayo tras una excelente acogida en el Festival de Cannes, encabeza las nominaciones de los Independent Spirit Awards, los premios más relevantes del cine de bajo presupuesto. Unos galardones que no otorgan demasiada luz con respecto a la carrera al Óscar pero sí presentan algunas notas y subrayan algunas evidencias de la inminente temporada. De este modo, el soberbio ejercicio interpretativo por parte de Cate Blanchett y Rooney Mara prosigue con su sendero de triunfos que con probabilidad verá aumentado sustancialmente llegado el 27 de febrero, cuando, en una gala que se celebrará en Santa Mónica, se conocerá la resolución de los Spirit Awards. La dubitativa frontrunner de la campaña, Spotlight, parece la única rival de enjundia para la cinta de Haynes. ¿Podrá el thriller periodístico de Tom McCarthy aguantar el peso del favoritismo durante cuatro meses? Las prestaciones de filmes como El renacido o En el corazón del mar ayudarán a dilucidar esa cuestión. En los Spirit Awards luchará por el entorchado a la mejor dirección, guion y película, aparte del Robert Altman al mejor reparto ya conseguido.

    Por otro lado, destaca la ausencia de la ganadora de Sundance, Yo, él y Raquel, cuyas buenas opiniones recibidas en el primer tercio del curso no han sido suficientes para figurar entre las mejores cintas independientes del año. Un hecho que, sin embargo, no sorprende en exceso ya que perdió fuerza paulatinamente desde su estreno en Estados Unidos para los especialistas. Sí que es valorable, en cambio, la no inclusión en la categoría principal de Room, la propuesta irlandesa de Lenny Abrahamson que puede lograr la primera nominación al Óscar para Brie Larson. Su nacionalidad, como sucede con Brooklyn, pudiera ser una razón de peso para la no presencia de una de las obras favoritas de la crítica. Algo que no ha sido suficiente para Love and mercy, cuyo temprano alumbramiento le va a restar opciones de entrar en premios de la Industria y los Sindicatos. The End of the Tour y Slow West son otras de las omisiones importantes de esta entrega. Entre las sorpresas agradables, resalta Tangerine, uno de los hits de Sundance que ha pasado con buena nota tanto por certámenes norteamericanos como europeos; las candidaturas de It follows (dirección, fotografía y montaje); y James White (actor, actriz secundaria y ópera prima). A continuación, las nominaciones:

    MEJOR PELÍCULA

    Anomalisa
    Beasts of No Nation
    Carol
    Spotlight
    Tangerine

    MEJOR DIRECCIÓN

    Cary Joji Fukunaga por Beasts of No Nation
    Charlie Kaufman & Duke Johnson por Anomalisa
    David Robert Mitchell por It Follows
    Sean Baker por Tangerine
    Todd Haynes por Carol
    Tom McCarthy por Spotlight

    MEJOR ACTRIZ PROTAGONISTA

    Bel Powley por The Diary of a Teenage Girl
    Brie Larson por Room
    Cate Blanchett por Carol
    Kitana Kiki Rodriguez por Tangerine
    Rooney Mara por Carol

    MEJOR ACTOR PROTAGONISTA

    Abraham Attah por Beasts of No Nation
    Ben Mendelsohn por Mississippi Grind
    Christopher Abbott por James White
    Jason Segel por The End of the Tour
    Kudos Seihon por Mediterranea

    MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA

    Cynthia Nixon por James White
    Jennifer Jason Leigh por Anomalisa
    Marin Ireland por Glass Chin
    Mya Taylor por Tangerine
    Robin Bartlett por H.

    MEJOR ACTOR SECUNDARIO

    Idris Elba por Beasts of No Nation
    Kevin Corrigan por Results
    Michael Shannon por 99 Homes
    Paul Dano por Love & Mercy
    Richard Jenkins por Bone Tomahawk

    MEJOR GUION

    Charlie Kaufman por Anomalisa
    Donald Marguiles por The End of the Tour
    Phyllis Nagy por Carol
    S. Craig Zahler por Bone Tomahawk
    Tom McCarthy and Josh Singer por Spotlight

    MEJOR FOTOGRAFÍA

    Cary Joji Fukunaga por Beasts of No Nation
    Ed Lachman por Carol
    Joshua James Richards por Songs My Brothers Taught Me
    Michael Gioulakis por It Follows
    Reed Morano por Meadowland

    MEJOR MONTAJE

    Julio C. Perez IV por It Follows
    Kristan Sprague por Manos Sucias
    Nathan Nugent por Room
    Ronald Bronstein and Benny Safdie por Heaven Knows What
    Tom McArdle por Spotlight

    MEJOR ÓPERA PRIMA

    James White
    Manos Sucias
    Mediterranea
    Songs My Brothers Taught Me
    The Diary of a Teenage Girl

    MEJOR PRIMER GUION

    Emma Donoghue por Room
    Jesse Andrews por Yo, él y Raquel
    John Magary, Russell Harbaugh, and Myna Joseph por The Mend
    Jonas Carpignano por Mediterranea
    Marielle Heller por The Diary of a Teenage Girl

    MEJOR PELÍCULA DOCUMENTAL

    (T)error
    Best of Enemies
    Heart of a Dog
    Meru
    La mirada del silencio
    The Russian Woodpecker

    MEJOR PELÍCULA EXTRANJERA

    Una paloma se posó en una rama a reflexionar sobre la existencia (Suecia)
    El abrazo de la serpiente (Colombia)
    Girlhood (Francia)
    Mustang (Francia, Turquía)
    El hijo de Saúl (Hungría)

    JOHN CASSAVETTES AWARD (A una película con menos de 500.000 $ de presupuesto)

    Advantageous
    Christmas, Again
    Heaven Knows What
    Krisha
    Out of My Hand

    ROBERT ALTMAN AWARD (Al mejor reparto)

    Spotlight
    por Emilio Luna
    noviembre 24, 2015

    Nominaciones a los Independent Spirit Awards 2016

    por Emilio Luna | noviembre 24, 2015

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