|| Críticas | Cannes 2025 | ★★★☆☆
La petite dernière
Hafsia Herzi
Autorrealización afectiva
Ignacio Navarro Mejía
Cannes (Francia) |
ficha técnica:
Francia, Alemania, 2025. Título original: «La Petite Dernière» (Internacional: «The Little Sister»). Dirección y guion: Hafsia Herzi, basada en la novela de Fatima Daas. Compañías: June Films, Katuh Studio, Arte France Cinéma / ZDF‑Arte. Festival de presentación: Festival de Cannes 2025 (Competición Oficial). Distribución en Francia: Ad Vitam; en España: [Información no disponible]. Fotografía: Jérémie Attard. Montaje: Géraldine Mangenot. Música: Amine Bouhafa. Reparto: Nadia Melliti, Park Ji‑Min, Amina Ben Mohamed, Rita Benmannana, Mélissa Guers, Razzak Ridha, Louis Memmi, Mouna Soualem. Duración: 106 minutos.
Francia, Alemania, 2025. Título original: «La Petite Dernière» (Internacional: «The Little Sister»). Dirección y guion: Hafsia Herzi, basada en la novela de Fatima Daas. Compañías: June Films, Katuh Studio, Arte France Cinéma / ZDF‑Arte. Festival de presentación: Festival de Cannes 2025 (Competición Oficial). Distribución en Francia: Ad Vitam; en España: [Información no disponible]. Fotografía: Jérémie Attard. Montaje: Géraldine Mangenot. Música: Amine Bouhafa. Reparto: Nadia Melliti, Park Ji‑Min, Amina Ben Mohamed, Rita Benmannana, Mélissa Guers, Razzak Ridha, Louis Memmi, Mouna Soualem. Duración: 106 minutos.
La película de la cineasta francesa de origen magrebí Hafsia Herzi, presentada en competición en el reciente festival de Cannes y galardonada, merecidamente, con el premio a la mejor actriz, se mueve en este contexto. Su protagonista, de nombre Fátima (reveladora Nadia Melliti), es la tercera y última hermana de una familia inmigrante (de ahí el título en francés, indicando que es la “última hermana pequeña”), y empieza a distanciarse de las reglas heredadas de su familia, sobre todo cuando descubre su verdadera orientación sexual, al ser lesbiana. Inicialmente sigue la inercia propia de sus tradiciones, con un presunto novio que pretende incluso, prematuramente, casarse con ella, el rezo matutino a una hora fija acorde a sus creencias musulmanas y el rol asumido en una familia numerosa que pivota en torno a una madre todoterreno. La narración, sin embargo, pronto se percibe sensible y personal (por no decir en parte autobiográfica, aunque parta de un relato preexistente), huyendo de los esquematismos, por lo que estos personajes y sus costumbres no caen en burdas exageraciones que acentuarían el contraste, o directamente el choque, con el pensamiento de la protagonista y la sociedad que la acoge. Véase por ejemplo la figura patriarcal, poco dominante, tradicional, por supuesto, pero también acomodada en una nueva realidad donde se acepta, por ejemplo, la mayor actividad femenina. De hecho las mujeres son los únicos personajes relevantes de esta historia, tanto los de la familia en cuestión como los que conoce Fátima en su exploración sexual, al margen de sus amigos de universidad.
Más allá del ámbito doméstico o pedagógico, la trama principal es, en efecto, la que gira en torno al discurrir sentimental de esta joven. Usa una aplicación para quedar con desconocidas, a las que no revela su verdadero nombre ni origen, no tanto por desconfianza sino por incertidumbre, por temor a reconocerse realmente como lo que es. Sin embargo, un día conoce a una enfermera de origen coreano, antes de comprobar que también es usuaria de la aplicación de citas, en un curso de mejora de la respiración para asmáticos y otras personas con problemas pulmonares, impartido por el agradable médico de familia. Como la enfermera, en este marco, ya sabe quién es Fátima, cuando esta toma la decisión de quedar con ella, no lo puede hacer bajo una identidad falsa, y es ese paso, primer gran punto de inflexión del guion, el que atestigua que está dispuesta a asumir verdaderamente su identidad. Entre ambas se desarrolla una relación accidentada, pero en todo caso Fátima sigue progresando, superando sus miedos, aunque sin renunciar a su forma de ser más bien reservada. El problema es que esa progresión entra en conflicto con las reglas que ha interiorizado a través de su familia, a la que no es capaz de reconocer su homosexualidad. Compartimos el sufrimiento interior de la protagonista, y el metraje se crece cuando se detiene en escenas, tanto de ella sola como con otras mujeres, en que cada gesto y mirada deja traslucir una intimidad, una empatía o simplemente una comprensión que confirma la mirada cercana de la cineasta. Herzi no inventa nada, se ajusta a los cánones del coming of age, pero desarrolla esta historia sin ningún artificio, sin añadidos estilísticos, con una técnica nada intrusiva y confiando plenamente en el saber hacer de sus actrices (en especial la citada Melliti) y la fuerza de un guion que, con los elementos antedichos, se basta para mantener la atención del espectador. Es una historia más de una Historia interminable de desafíos y conflictos personales y sociales, entre visiones opuestas en un mundo cambiante, pero siempre se sigue, por quien la atiende, como si fuera la primera que ve y escucha. ♦