|| Críticas | Cannes 2025 | ★★★☆☆
Dossier 137
Dóminik Moll
Coherencia sin excelencia
Ignacio Navarro Mejía
Cannes (Francia) |
ficha técnica:
Francia, 2025. Título original: «Dossier 137». Dirección: Dominik Moll. Guion: Dominik Moll, Gilles Marchand. Compañías: Haut et Court, France 2 Cinéma. Festival de presentación: 78.º Festival Internacional de Cine de Cannes (Competición Oficial). Distribución en España: [Información no disponible]. Fotografía: Patrick Ghiringhelli. Montaje: Laurent Rouan. Música: Olivier Marguerit. Reparto: Léa Drucker, Guslagie Malanda, Dorothée Martinet, Jonathan Turnbull, Mathilde Riu, Côme Peronnet, Solàn Machado-Graner, Théo Navarro-Mussy, Florence Viala. Duración: 115 minutos.
Francia, 2025. Título original: «Dossier 137». Dirección: Dominik Moll. Guion: Dominik Moll, Gilles Marchand. Compañías: Haut et Court, France 2 Cinéma. Festival de presentación: 78.º Festival Internacional de Cine de Cannes (Competición Oficial). Distribución en España: [Información no disponible]. Fotografía: Patrick Ghiringhelli. Montaje: Laurent Rouan. Música: Olivier Marguerit. Reparto: Léa Drucker, Guslagie Malanda, Dorothée Martinet, Jonathan Turnbull, Mathilde Riu, Côme Peronnet, Solàn Machado-Graner, Théo Navarro-Mussy, Florence Viala. Duración: 115 minutos.
La nueva película de Dóminik Moll se centra en uno de estos casos, precisamente el numerado como caso (o expediente) 137, entre los muchos que tuvo que tratar el departamento de policía encargado, en los días posteriores, de contestar o archivar las reclamaciones de los afectados. Tal fue el caso de la madre de un joven con chaleco amarillo que, una de esas noches de diciembre de 2018, fue agredido por un grupo de policías no uniformados en una estrecha calle parisina, primero impactado por munición de disuasión y luego mediante una patada una vez en el suelo y ya con la cabeza ensangrentada. La inspectora que impertérrita (si bien conmovida por dentro) escucha el relato y lidera la investigación subsiguiente para esclarecer los hechos, hasta llegar a este descubrimiento (un tanto predecible), es la protagonista de esta historia. Interpretada impecablemente por la ya veterana Léa Drucker, estamos ante el típico personaje que tanto gusta al thriller norteamericano más clásico, un ejemplo de moralidad y tesón, perseverante en la persecución de las injusticias, pero enfrentada a un dilema personal y profesional, al formar parte, por un lado, del mismo cuerpo que investiga, al que también pertenecen todos sus amigos y su exmarido y, por otro, de la misma pequeña ciudad de provincia de donde proviene la familia de la víctima, así como sus padres. Toda la narración la sigue en sus averiguaciones e interrogatorios, con progresión lógica y minucioso recuento, y contando con todos los recursos puestos a disposición de su empleo, por lo que fácilmente puede obtener todo tipo de declaraciones, grabaciones de seguridad o autorizaciones de acceso.
En este desarrollo, casi a modo periodístico, siempre con máxima verosimilitud y sin ahorrar ningún detalle de la inspección, está el principal mérito de Dossier 137. Sin embargo, su principal problema reside en que ese fondo exhaustivo no tiene una correspondencia formal ni mucho menos tan eficaz. Moll y su equipo técnico apuestan por una sobriedad estilística (aunque extrañamente exceptuada en un par de secuencias de montaje), limitada en muchas ocasiones al plano/contraplano en el interior de despachos o al mero seguimiento en el exterior de los personajes sin planos de más, ni iluminación contrastada ni ningún alarde técnico, que no redunda tanto en provecho del tono casi documental de la propuesta, sino que minora su alcance. Y es que tal sobriedad se confunde con la planicie y dejadez, pecando de reiteración (por ejemplo en la muestra del vídeo sobre la antedicha agresión) y falta de imaginación (en posibles alternativas de planificación que no chocarían en la puesta en escena y la enriquecerían), y limitando con ello el interés del espectador, que queda circunscrito al plano de los hechos, más que a cómo se están contando. Si la comparamos, por ejemplo, con Spotlight, de Thomas McCarthy, exitoso filme norteamericano igualmente basado en hechos reales, interpretado por entregados profesionales (en tal caso periodistas), desarrollo pautado por las pruebas y pesquisas y estilo sobrio y directo, advertimos fácilmente la carencia de esta película francesa, sin necesidad de lamentar que pudiera haber optado por una forma totalmente distinta, más estilizada y atmosférica, pues ya estaríamos hablando de otra propuesta por entero. En resumen, si este mismo guion y sus mismos actores hubieran sido luego rodados y dirigidos con un pulso más firme y una puesta en escena más completa, estaríamos ante una gran película, en la estela del mejor thriller policiaco liderado por héroes anónimos. La que tenemos, en cambio, es meritoria, pero irregular, no por omisiones o bandazos en su estructura, que es coherente de principio a fin, sino precisamente porque a esa estructura narrativa le falta un diseño adecuado que hubiera satisfecho todo su potencial. ♦
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