Las 10 mejores películas de la 56ª edición del Festival de Gijón
Balance de la última entrega del certamen asturiano.
La 56ª edición del Festival Internacional de Cine de Gijón se ha caracterizado por un nivel medio impecable, constituyendo su entera Sección Oficial un maravilloso despliegue de narrativas diversas procedentes de todos los rincones del planeta. Se nos prometió cine de alto voltaje y eso hemos recibido. Quizá hayan faltado, no obstante, trabajos memorables, pero, considerando que se trata del último gran festival español del año, sólo cabe aplaudir ante su esfuerzo y logro a la hora de traer a la ciudad asturiana, y por ende a España, un trocito de Sundance, Cannes, Berlín, Locarno, Karlovy Vary y Venecia. Además, poniendo así su granito de arena a la no siempre fácil amistad entre festivales patrios, este año el que nos ocupa ha apostado por un ciclo especial donde han podido verse algunos de los trabajos más destacadas del pasado Festival de San Sebastián. Con variadas secciones que van desde la simpática Enfants Terribles hasta la complicada Llendes, el Festival de Gijón tiene oferta para todos los gustos, una que, de hecho, supera con creces a la albergada por la ciudad a lo largo de todo el año. Y es que, como también pasa en San Sebastián y Sevilla, lamentablemente no se ha generado un hábito de cine arriesgado en versión original lo bastante fuerte para hacerse notar durante los 356 días restantes del ciclo anual. Dicho esto, y confiando en que poco a poco la situación cambie, demos paso a los 10 mejores títulos del 56º Festival de Gijón.
10. MUG
Twarz, Małgorzata Szumowska, Polonia ǀ SECCIÓN OFICIAL.
En una comunidad rural polaca próxima a Alemania, un hombre (Mateusz Kosciukiewicz) se convierte al mismo tiempo en outsider y estrella nacional al ver su rostro desfigurado y reconstruido tras un accidente durante la construcción de una gigantesca estatua de Jesucristo. Que siga con vida es digno de celebración, claro, pero las circunstancias en que lo ha logrado no convencen a muchos, sobre todo dado el fuerte sentir católico de la zona. A fin de cuentas, la cirugía estética, por beneficiosa que sea, parece reírse en la cara del Creador. Poca es por tanto la alegría de los familiares del hombre ante su llegada, residiendo el único apoyo en su hermana (Agnieszka Podsiadlik), de lejos el personaje más fuerte e interesante de la obra, quizá porque tras la cámara también hay una mujer: Małgorzata Szumowska, digna receptora del Gran Premio del Jurado de la pasada Berlinale. Ambos deberán por tanto enfrentarse a una sociedad hipócrita y rastrera que se valdrá de cualquier excusa para marginarlos, incluso de la beneficencia: el momento en que ellos rechazan la escasísima colecta eclesial dedicada a la cara operación y el párroco opta por guardarse las insultantes cuatro perras en el bolsillo es toda una declaración de intenciones (quizá, excesivamente subrayada). Al igual que la solidaridad católica, el amor incondicional queda en entre dicho, al ser incapaz la novia del protagonista (Małgorzata Gorol) de quererlo con su nuevo rostro tal y como lo hacía antes aun cuando su interior no ha cambiado. No podemos culparla, desde luego: el pobre hombre da verdadera grima; y es que una superproducción estadounidense habría encontrado la forma de que, pese al afeador maquillaje, él siguiera resultando guapo, pero esto es cine europeo puro y duro, con las verdades sobre la mesa instando a apartar la mirada. A propósito de esto último, nace un interesante debate en torno a la propia identidad: ¿cuánto hay de ella en nuestra imagen? Objetiva y teóricamente, nada: «la belleza está en el interior», como aprendimos con aquella película de Disney en la que aceptar la fealdad se premiaba con la belleza, pero también es cierto que la cara es el espejo de alma, como aprendimos… ¿Cuándo lo aprendimos? En cualquier caso: ¿no enamora acaso más una sonrisa que cualquier otra cosa? Twarz, que da comienzo con unas alocadas rebajas en ropa interior, dibuja una sociedad desleal, injusta y tramoyista. La nuestra.
Polonia, 2018. Título original: Twarz. Dirección: Malgorzata Szumowska. Guion: Michal Englert, Malgorzata Szumowska. Productora: Nowhere, DI Factory, Dreamsound Studio. Fotografía: Michal Englert. Montaje: Jacek Drosio. Reparto: Mateusz Kosciukiewicz, Agnieszka Podsiadlik, Malgorzata Gorol, Roman Gancarczyk, Dariusz Chojnacki. Duración: 91 minutos.
09. LA CAÓTICA VIDA DE NADA KADIC
Kaoticni Zivot Nade Kadic, Marta Hernaiz Pidal, México ǀ COMPETICIÓN INTERNACIONAL RELLUMES.
«Todo es relativo: un pelo más en la cabeza no es nada, pero en un plato de sopa es demasiado», dice Nada Kadic en un momento de la película a la que da nombre, confeccionando así una perfecta metáfora de las vicisitudes que atraviesa ella no ya como madre sino para colmo como madre soltera de una niña autista. Y es que para la sociedad esta última es sólo una más, una gota de agua en el mar, pero para quien debe hacerse cargo de sus cuidados día a día ella es el mar, uno en el que se ahoga sin que nadie responda a sus gritos. En el parvulario, le echan en cara sus retrasos, derivados de la imposibilidad de cumplir un horario en tales circunstancias; en el supermercado, la acusan de mala educadora ante la alocada actitud de la pequeña, ignorando que sólo gracias al entretenimiento que esta encuentra en las cestas de comida puede su madre hallar un momento de tranquilidad para hacer la compra en paz. No hay villanos, sin embargo, pues todos poseen argumentos de sobra para los enfados, si bien hay innegablemente un matiz que no están teniendo en cuenta. Aun siendo mexicana, la joven Marta Hernaiz Pidal dirigió su primer largometraje en Bosnia, como prolongación de sus estudios cursados allí, donde también conoció a la protagonista del mismo, Aida Hoffman, así como a su hija, Hava Dombic. Aunque no estamos ante un documental, las dos se encarnan a sí mismas, siendo curioso que el autismo de la pequeña no saliera a la luz hasta que la producción estuvo en marcha, forzando a cambiar el guion para tornar la enfermedad en un factor clave aun cuando la esencia habría sido la misma sin él: ser madre soltera en la sociedad contemporánea es suficientemente estresante de por sí sin necesidad de conflictos añadidos. La propia Hoffman (Nada; que en bosnio significa esperanza) se involucró entonces en la historia, aportando detalles personales que elevan el naturalismo de forma exponencial y garantizando la complicidad con una niña con la que, contra todo pronóstico, ella jamás pierde la paciencia. Por su parte, la realizadora enfatiza la locura permanente a través de transiciones borrosas de colores estridentes que sirven al tiempo de elipsis aclaratorias y píldoras estresantes. De fondo, siempre hipnótico, tenemos a la todavía deprimida ciudad de Sarajevo, uno de los grandes retratos vivos de la devastación bélica, la cual asoma la cabeza sutilmente en esa emotiva visita a un cementerio en cuyas tumbas descubrimos que los padres de la protagonista fallecieron durante el conflicto, añadiendo una última y triste pieza a la caótica existencia que nos ocupa.
México, 2018. Título original: Kaoticni Zivot Nade Kadic. Presentación: Festival de Berlín 2018. Dirección: Marta Hernaiz Pidal. Guion: Marta Hernaiz Pidal. Productora: Cine Vendaval. Fotografía: Jorge Bolado. Montaje: Marta Hernaiz Pidal. Música: Jorge Bolado. Reparto: Aida Hoffman, Hava Dombic. Duración: 85 minutos.
08. DILILI EN PARÍS
Dilili à Paris, Michel Ocelot, Francia ǀ ESBILLA.
En lo que al cine de animación europeo respecta, el entretenimiento familiar y el riesgo artístico rara vez van de la mano, lo que explica su escaso éxito en relación a las producciones estadounidenses y japonesas. El francés Michel Ocelot constituye la excepción que confirma la regla, siendo Kirikú y la bruja (1998), Príncipes y princesas (2000) y Azur y Asmar (2006) capaces a la vez de fascinar a los mayores y divertir a los pequeños. Su secreto, que no es nada secreto, es idear cuentos tan sencillos como exóticos y profundos que son envueltos por él mismo en una estética mimada al milímetro. Dilili en París vuelve a hacer gala de ello, trasladándonos al seductor París de la Belle Époque en compañía de una avispada chicuela mulata recién llegada de Nueva Caledonia que, con la ayuda de un amigo repartidor, deberá investigar una serie de desapariciones de otras niñas. Consciente de que la capital francesa no necesita abalorio visual alguno, Ocelot toma la sabia decisión de recurrir a los fondos originales, de forma que personajes y vehículos animados se pasean con gracia por los verdaderos escenarios por todos conocidos. Entretanto, la simpática pareja se topa con todas las personalidades de la época, desde el pintor Pierre-Auguste Renoir hasta el ensayista Marcel Proust, pasando por el escultor Auguste Rodin, el ingeniero Gustave Eiffel o el cartelista Toulouse-Lautrec, por citar sólo unos pocos. Como si de un juego se tratase, todos ellos proporcionan pistas acerca del misterio, aprovechando el ingenioso guion además para plasmar sutilmente su carácter e influencia histórica. De vital importancia resulta la presencia de Colette y Camille Claudel, dos artistas que fueron en su día eclipsadas por sus maestros a raíz de pertenecer al “género equivocado”. La relación entre esta triste realidad y los secuestros de mujeres condenadas literalmente a sostener a los varones sobre los hombres es clara, como lo es el hecho de que la misión final dependa de la decisión de un consejo formado por la científica Marie Curie, la escritora Louise Michel y la actriz Sarah Bernhardt, tres iconos feministas. Así es como la encantadora Dilili en París se convierte en un canto de lucha que probablemente constituya el primer trabajo animado enmarcado —sin proponérselo— en la nueva era #MeToo. Bienvenido sea.
Francia, 2018. Título original: Dilili a Paris. Dirección: Michel Ocelot. Guion: Michel Ocelot. Productoras: Nord-Ouest Productions, Studio O, Arte France Cinéma. Música: Gabriel Yared. Montaje: Patrick Ducruet. Reparto: Prunelle Charles-Ambron, Enzo Ratsito, Natalie Dessay. Duración: 95 minutos.
07. TARDE PARA MORIR JOVEN
Dominga Sotomayor, Chile ǀ SECCIÓN OFICIAL.
La dictadura chilena llega a su fin y un aroma a libertad flota en el ambiente. En tan incierto contexto sitúa Dominga Sotomayor su bella escalera de generaciones, trasladándonos a un secarral que actúa de página en blanco, al corazón de una comuna convertida en un universo paralelo. Allí, los adultos reflexionan sobre la sociedad ideal mientras beben, fuman, ríen y se dejan llevar, conscientes de que el cambio de aires también conlleva una responsabilidad que ya pesa sobre sus hombres. Los niños juegan sin descanso, ajenos todavía a las vicisitudes de la existencia humana. Y los adolescentes, como siempre, se encuentran en tierra de nadie, a medio camino entre las aspiraciones de los primeros y la irresponsabilidad de los segundos. En este grupo intermedio de edad, a menudo el más interesante, se concentra especialmente la sensible realizadora, quien conforma un rico abanico de personajes pero dedica especial atención a una joven en pleno despertar sexual e intelectual, Sofía (maravillosa Demian Hernández). Sin embargo, no es esta una película de actores, sino de atmósferas: sutil y refinada, la puesta en escena no pone demasiado empeño en que nadie se gane nuestra empatía, pero sabe convertir la naturalidad en filosófica poesía, dotando cada palabra y cada gesto de significado. Hasta la introducción de emotivos momentos musicales rezuma verdad, quedando las sencillas composiciones plenamente ligadas a aquellos que las entonan, de quienes parecen decirlo todo sin decir nada. Dichas escenas sirven de hecho de reposo intelectual, invitando al espectador a relajarse y, quizá, conmoverse. La música sirve también para impulsar el sentir festivo que invade la cinta, ambientada en la última navidad de una vieja era. El cambio de año es por tanto un símbolo de uno mucho más importante. Emblema también de todo ello es un perro que, atado con correa durante toda la película, lucha por huir, anhelando la misma libertad a la que aspiran todos lo demás. Tarde o temprano, escapará. Y entonces nada volverá a ser lo mismo.
Chile, Brasil, Argentina, Países Bajos, Catar, 2018. Título original: Tarde para morir joven. Presentación: Festival de Locarno 2018. Dirección: Dominga Sotomayor. Guion: Dominga Sotomayor. Productora: Cinestación. Fotografía: Inti Briones. Montaje: Catalina Marín. Reparto: Demian Hernández, Antar Machado y Magdalena Tótoro. Duración: 110 minutos.
06. I DO NOT CARE IF WE GO DOWN IN HISTORY AS BARBARIANS
Îmi este indiferent daca în istorie vom intra ca barbari, Radu Jude, Rumanía ǀ SECCIÓN OFICIAL.
El siglo XX fue tan nefasto para Europa, que muchos prefieren pasar página, lo que puede tornarse en un negacionismo que tiene en la proliferación de la extrema derecha una de sus más peligrosas consecuencias. En Rumanía, por ejemplo, apenas se habla del terrible discurso que el dictador Ion Antonescu dio durante la II Guerra Mundial, provocando el mayor exterminio de judíos del mundo al margen de Alemania, país sobre el que todavía hoy pesa un sentimiento de vergüenza difícil de superar aun cuando el motor que impulsó el odio allí funcionaba también en el resto del viejo continente. Poco después de recibir la mejor dirección de la Berlinale por la antirracista Aferim! (2015), Radu Jude confecciona en I Do Not Care If We Go Down in History as Barbarians una mezcla de ficción y documental en clave paródica que insta a reflexionar sobre los verdaderos extremismos a través de la historia de una joven a la que se encarga dirigir un espectáculo teatral que, de alguna forma, hable de la dramática efeméride de 1941 sin llegar a hacerlo. Encarnada con suma naturalidad por Ioana Iacob, la realizadora se embarca así en un reflexivo viaje interior durante el que se percata de los horrores que su país lleva tiempo tapando, así como de la falta de espíritu crítico de las masas. En el fondo, Rumanía, como el resto de Europa, sigue llena de bárbaros cuyo ideario se antoja poco preocupante tan sólo por el supuesto reinado del sentido común del que gozamos. El odio, los prejuicios y la ignorancia siguen ahí, dispuestos a atacar cuando menos lo esperamos, como refleja a la perfección ese momento en que varios extras judíos se quejan por tener que compartir plano con gitanos (quienes, en su día, fueron igualmente perseguidos), haciendo gala de la misma animadversión incoherente que sufrieron ellos mismos. La cinta traza además una línea entre la xenofobia y el machismo mediante la subtrama romántica de la protagonista, a quien su novio insta una y otra vez a abortar amparándose en que las feministas como ella están a favor del aborto, demostrando así no comprender nada de nada. No hay, sin embargo, villanos en esta película, que se limita a presentar ideales diversos sin juzgarlos, dejando que estos se retraten por sí solos. El tratamiento cuasidocumental de las imágenes y los diálogos así lo fomenta, aun cuando también hay espacio para el humor mordaz y el desconsuelo bochornoso, magnificados ambos en ese momento en que la directora lamenta cómo parte del público aplaudía y reía al ser quemados los judíos durante la obra. «No te preocupes», la consuelan, «probablemente no lo hayan entendido».
Rumanía, 2018. Título original: Îmi este indiferent daca în istorie vom intra ca barbari. Dirección: Radu Jude. Guion: Radu Jude. Productora: Jeonwonsa Films. Fotografía Marius Panduru. Montaje: Catalin Cristutiu. Reparto: Ioana Iacob, Alex Bogdan, Alexandru Dabija, Ion Rizea, Claudia Ieremia. Duración: 140 minutos.
05. YARA
Abbas Fahdel, Líbano, Irán, Francia ǀ SECCIÓN OFICIAL.
En un apacible valle del norte de Líbano, la joven Yara ve la vida pasar. Todo es hermoso, desde los incansables cantos de los pájaros hasta la brisa que envuelve árboles que se extienden hasta el más allá. Todo es, también, rutinario y aburrido, encontrando la chica entretenimiento sólo en los animales de los que cuida, su callada abuela, un niño juguetón al que confiesa secretos de vez en cuando y algún que otro visitante ocasional. Entre estos, aparece un día Elias, un encantador aventurero que, tras intercambiar un par de palabras con la joven, se marcha olvidándose la gorra, fomentando así un regreso que, poco a poco, se torna en muchos otros. Con una sensibilidad que bastan los risueños planos de los gatos para apreciar, Abbas Fahdel (entronizado por Homeland (Iraq Year Zero) en 2015) escribe, produce, filma, dirige y monta un inusual retrato del primer amor, uno que brota despacio y sutilmente, en armonía con el cadencioso ambiente. Lástima que un montaje torpe y forzado, fruto probablemente de una mala planificación de rodaje, rompa de vez en cuando con la naturalidad generada por intérpretes y planos, pero el encanto desprendido perdona cualquier desperfecto visual. Pese a tratarse de intérpretes no profesionales (o quizá justo por eso), Michelle Wehbe y Elias Freifer presentan una química de la que rara vez hacen gala las parejas de Hollywood, compensando sus gestos y miradas con creces la parquedad de palabras derivada de su propio miedo a afrontar sus sentimientos. No son tan ingenuos como aparentan: saben que su relación no sería vista con buenos ojos por una sociedad donde cualquier contacto afectivo entre hombres y mujeres carece de sentido fuera del matrimonio. Aun así, sabiendo que no hacen daño a nadie, se entregan a un amorío veraniego que, mostrando máximo respeto por su cultura, Fahdel sólo refleja con manos momentáneamente entrelazadas y besos robados en la mejilla. Pese a la callada opresión que los envuelve (sólo materializada en el inesperado machismo con el que Yara es recibida por un amigo ante su supuesta falta de decoro), ambos tienen sueños y aspiraciones como los de cualquier joven occidental, plasmados en una quizá no tan alocada idea de marcharse a Australia a forjarse un futuro diferente al que el paradisíaco pero claustrofóbico entorno tiene reservado para ellos. Tanto en su mirada a la vulnerabilidad del enamoramiento como en su homenaje a la existencia rural libanesa, Yara es una pequeña joyita que, como sus personajes, tiene a su alcance un mundo mucho mayor del que imagina.
Líbano, Irak y Francia, 2018. Título original: Yara. Presentación: Festival de Locarno 2018. Dirección: Abbas Fahdel. Guion: Abbas Fahdel. Productora: Stalker Production. Fotografía: Abbas Fahdel. Montaje: Abbas Fahdel. Reparto: Michelle Wehbe, Elias Freifer, Mary Alkady, Elias Alkady, Charbel Alkady. Duración: 101 minutos.
04. LA PROFESORA DE PARVULARIO
The Kindergarten Teacher, Sara Colangelo, EEUU ǀ SECCIÓN OFICIAL.
Con su fascinante remake del filme de la israelí Nadav Lapid, Sara Colangelo se alzó con el reconocimiento a mejor dirección del pasado Festival de Sundance, una decisión sorprendente a priori pero perfectamente comprensible al ver La profesora de parvulario, una de las cintas estadounidenses más sugestivas del año. En ella, una magnífica Maggie Gyllenhaal encarna con arrojo a una madre y maestra que cada vez encuentra menos estímulos en la primera etiqueta y más en la segunda. Ya crecidos y poco necesitados de su cariño o consejo (al menos, eso creen), sus hijos se muestran cada vez más distantes y, a su vez, más decepcionantes: quizá les falta motivación, quizá directamente talento; sea como fuere, no compensan la frustrada rutina de su madre, quien, no pudiendo como otros progenitores vivir a través de sus hijos, opta por acercarse a uno de sus alumnos, un extraordinario niño que confecciona poemas cuando no le miran. Alumna a su vez de un cursillo de poesía, ella reconoce en seguida el talento innato del pequeño y, no sabiendo qué otra cosa hacer con él, toma la desconcertante decisión de hacer pasar las obras por suyas, ganándose así el orgullo de su profesor, a quien da vida Gael García Bernal, estrella mexicana a quien el presidente Trump detestaría ver manejando la gramática inglesa mejor que él. Como para no sonrojarse ante las ironías de la creación artística. Poco a poco, y como cabe esperar, la situación traspasa la línea roja, sintiéndose la profesora cada vez más dependiente de las creaciones del niño, a quien llega incluso a forzar como si de un duro agente literario se tratara, y al mismo tiempo más responsable del talento del mismo, el cual se niega a ver desaprovechado. La obsesión por el éxito, sea propio o ajeno, sirve a Colangelo para extraer un sentimiento puramente americano de la historia original, instando a la reflexión sin renunciar al entretenimiento o caer en el adoctrinamiento. Casi desde el principio, se respira tensión en La profesora de parvulario, pero siempre entre grandes dosis de cálido humor que se magnifica cuando contemplamos una peculiar relación donde no siempre está claro quién es maestro y quién, pupilo. A fin de cuentas, como tantos otros artistas antes que él, el pequeño se limita a dejar fluir su arte, frescura que desaparece cuando pasa a convertirse en una obligación colmada de expectativas. Por previsible y excesivo, el final resulta decepcionante, pero la reveladora mirada de la protagonista refleja que algo ha cambiado en ella y que, en realidad, esto sólo es el principio de algo; pero ¿de qué?
Estados Unidos, 2018. Título original: The Kindergarten Teacher. Presentación: Festival de Sundance 2018. Dirección: Sara Colangelo. Guion: Sara Colangelo (basado en el guion de Nadav Lapid). Productoras: Pie Films / Liner Films / Maven Pictures / PaperChase Films / Piapressure. Fotografía: Pepe Avila del Pino. Montaje: Lee Percy y Marc Vives. Música: Asher Goldschmidt. Diseño de producción: Mary Lena Colston. Dirección artística: Melanie Merrill. Decorados: Gwen Roach. Vestuario: Vanessa Porter. Reparto: Maggie Gyllenhaal, Gael García Bernal, Ato Blankson-Wood, Libya Pugh, Michael Chernus, Carter Kojima, Parker Sevak. Duración: 96 minutos.
03. WILDLIFE
Paul Dano, EE.UU. | SECCIÓN OFICIAL.
1960, la nueva fiebre del oro había llenado de esperanza los corazones de los estadounidenses, quienes se lanzaban en masa en busca de petróleo. Jerry, patriarca de una respetable y exitosa familia del noreste estadounidense, ha decidido marchar a Montana persiguiendo, como muchos otros, el sueño americano o, al menos, una mejora contractual del que ya poseía. Jean, su mujer y Joe, su hijo, marcharán con él hacia Great Falls sólo para contemplar su gran decepción al comprobar que esa riqueza que esperaba alcanzar no llegará por culpa de un mal timing. No hay duda de que Montana constituiría uno de los grandes centros neurálgicos de petróleo, pero bastante más tarde, unos 50 años después de que Jerry, quizá con demasiada precipitación, se dejara llevar por un impulso demasiado ambicioso. Ése será el suceso que desencadene un complicado y extenuante proceso de decadencia en el otrora héroe americano, protagonista de la película con la que Paul Dano ha conseguido maravillar a todo el mundo en su debut en la dirección, en el que además se atreve con una de las novelas más introspectivas de la literatura norteamericana moderna: Wildlife. Jerry siempre había pertenecido a la élite, un hombre atractivo, deportista profesional, casado con su novia del instituto, quien también era la chica más popular de su generación. Jerry es, como muchos de los personajes creados por Richard Ford, o algunos de sus homólogos inspiracionales como Raymond Carver o Tobias Wolff, un fiel representante de la masculinidad hegemónica norteamericana. Sin embargo, lo que distanciará el estilo de este escritor respecto de cualquier otro de sus predecesores es la forma de penetrar en sus personajes, no sólo en su aspecto psicológico, sino también en lo más profundo de sus sentimientos, mostrándolos tal y como son, víctimas de una constante lucha interna por encontrar su verdadero yo, frustrados, perplejos, acobardados. Ford es mucho más indulgente de lo que podría serlo Carver, quien no dudaría en dejar a sus creaciones al borde del abismo y esperar a ver lo que pasa. Por el contrario, por muy bajo que caiga Jerry, siempre veremos una pequeña luz al final del túnel, algo que le permita salir a la superficie. (Texto por Alberto Sáez Villarino desde Cannes.)
Estados Unidos, 2018. Título original: Wildlife. Presentación: Festival de Sundance 2018. Director: Paul Dano. Guion: Paul Dano, Zoe Kazan (Novela: Richard Ford). Duración: 104 minutos. Edición: Louise Ford, Matthew Hannam. Fotografía: Diego García. Música: David Lang. Productora: June Pictures / Nine Stories Productions. Intérpretes: Carey Mulligan, Ed Oxenbould, Jake Gyllenhaal, Bill Camp, Zoe Margaret Colletti, Travis W Bruyer, JR Hatchett, Russell Herrera Jr., Marshall Virden, Shane D. Davidson.
02. HOTEL BY THE RIVER
Gangbyun Hotel, Hong Sang-soo, Corea del Sur ǀ SECCIÓN OFICIAL
En un hotel junto a un hermoso río, coinciden seis variopintos personajes, tres hombres y tres mujeres; algunos, por casualidad; otros, no tanto. A raíz de un repentino e infundado temor a la muerte, un hombre reúne a sus dos hijos, con quienes mantiene una fría relación desde que la separación conyugal puso fin a la unidad familiar. Ambos han crecido ya y están al mando de sus propias vidas, pero, como es habitual en la cultura surcoreana, siguen venerando a su padre por distante e insensible que este se muestre. Este último, poeta reconocido, parece de hecho más interesado en dos simpáticas muchachas que han llegado de visita (una, felizmente emparejada; la otra, recién separada), en cuya presencia siente una inesperada felicidad que sus propios hijos, por acarrear responsabilidad y culpabilidad con ellos, no logran proveer. Las dos chicas, cuya belleza menciona el hombre una y otra vez hasta resultar cargante (algo que ellas sólo perdonan por el hipócrita hecho de que él es famoso, lo que parece alejar en un instante la evidente etiqueta de “viejo verde”), comparten una amistad muy íntima fácilmente confundible en occidente por algo más pero natural en el sudeste asiático, lo que da lugar a frescos diálogos entre ellas tanto acerca de sus respectivas (ex)parejas, como a propósito de los dos hijos del escritor, con quienes sería evidente emparejarlas y, sin embargo, no intercambian palabra alguna. El sexto personaje en discordia es una joven extremadamente educada y sonriente que hace su primera aparición para pedir un autógrafo al poeta y, poco después, pide otro a uno de sus hijos, a su vez director de cine, mostrando en ambos casos máximo entusiasmo aun cuando ni siquiera se molesta en dar su nombre para que la firma sea personal. Los seis personajes, todos ellos magistralmente interpretados (siempre parcos en palabras, habrán de conformarse con pequeños gestos cargados de significado), parecen salidos de un cuento; o, quizá, de una de las poesías que firma el protagonista, en cuya mirada contemplamos un amplio abanico de sentimientos que van desde una desgarradora tristeza al verse sin regalo que dar a sus tan crecidos hijos hasta una felicidad pletórica al compartir un vaso de alcohol (o dos, o tres, o cuatro) con dos encantadoras extrañas. Hong Sang-soo, realizador personalísimo donde los haya, renuncia a su habitual apuesta por la confusión temporal para ofrecer una historia sencilla, lírica y romántica en un exquisito blanco y negro que saca máximo partido de las bellas localizaciones nevadas. Y lo más curioso es que, pese a su innegable simplicidad, Hotel by the River sigue antojándose tan gratificantemente enigmática como la más compleja de las obras del maestro surcoreano.
Corea del Sur, 2018. Título original: Gangbyun Hotel. Presentación: Festival de Locarno 2018. Dirección: Hong Sang-soo. Guion: Hong Sang-soo. Productora: Jeonwonsa Films. Fotografía: Kim Hyung-ku. Montaje: Son Yeon-ji. Reparto: Kim Min-hee, Ki Joo-Bong, Kwon Hae-hyo, Song Seon-mi, Yoo Joon-sang. Duración: 96 minutos.
01. LA FAVORITA
The Favourite, Yorgos Lanthimos, Estados Unidos ǀ SECCIÓN OFICIAL.
Los murmullos de Oscar que rodean La favorita, primera vez que Yorgos Lanthimos dirige un guion no firmado por él mismo, llevan largo tiempo preocupando a los fans acérrimos del realizador griego, quien, con cintas como Canino (2009), Langosta (2015) y El sacrificio de un ciervo sagrado (2017), se ha convertido en uno de los autores más inconfundibles del panorama cinematográfico actual. Y es que su arriesgado humor negro, sus siempre ambiguos personajes y sus nunca convencionales narrativas parecían no tener cabida en Hollywood. Sin embargo, los temores han resultado ser infundados: La favorita es tan original como cualquiera de sus predecesoras pero más ambiciosa que cualquiera de ellas, tornándose sin lugar a dudas en la mejor de sus creaciones, así como en una de las potenciales receptoras de la estatuilla dorada más redondas y sugerentes. Con ella viajamos hasta la corte inglesa de principios del siglo XVIII para encontrarnos con tres mujeres de armas tomar: la caprichosa reina Ana Estuardo, tan desquiciada que genera ternura; la astuta Lady Sarah, su amante y mano ejecutora, y la ambivalente Abigail, que llega como sirvienta pero con aspiraciones aristócratas en la mente. Olivia Colman, Rachel Weisz y Emma Stone dan vida al histriónico triunvirato con arrojo, ofreciendo tres de las mejores interpretaciones del año y confeccionado uno de los repartos más perfectos que se recuerdan. De las —siempre absurdas, siempre humanas— pasiones, rencillas y aspiraciones que las unen y separan brota un hipnótico abanico de emociones que Lanthimos explora con su habitual ironía, la cual resulta especialmente impactante al contrastar (o quizá no) con las barrocas localizaciones. Tirando del sugestivo ojo de pez, la peculiar fotografía explora los detalles reales de cada emplazamiento de forma inusitada, lanzando al espectador de lleno al corazón de la sinuosa acción. Y, aunque por motivos obvios los llamativos atavíos sí han sido expresamente confeccionados para la ocasión, su naturalismo es tal que parecen haber sido recuperados del pasado. Un guion sagaz y una puesta en escena impresionante dan como resultado una de las películas más sorprendentes del año. Si no fuera un juego de palabras tan barato, diríamos que, en lo que al Oscar respecta, estamos sin duda ante la favorita. Vaya, ya lo hemos hecho.
Reino Unido, Irlanda y Estados Unidos, 2018. Título original: The Favourite. Presentación: Festival de Venecia 2018. Dirección: Yorgos Lanthimos. Guion: Deborah Davis y Tony McNamara. Productora: Element Pictures y Scarlet Films. Fotografía: Robbie Ryan. Montaje: Yorgos Mavropsaridis. Reparto: Olivia Colman, Rachel Weisz, Emma Stone Nicholas Hoult y Joe Alwyn. Duración: 119 minutos.
Juan Roures
© Revista EAM / Festival de Gijón