Juguetón ensayo sobre la Comedia
crítica a The Comedians (2015-) | Primera temporada.
FX / 1ª temporada: 13 capítulos | EE.UU, 2015. Creadores: Ben Wexler & Matt Nix & Larry Charles & Billy Crystal. Directores: Larry Charles, Richie Keen, David Mandel. Guionistas: Ben Wexler, Matt Nix, Larry Charles, Billy Crystal, Eric Ledgin, Andrew Secunda, Laura Krittell, Laura Kraft, Doug Mand, Dan Gregor. Reparto: Billy Crystal, Josh Gad, Stephnie Weir, Matt Oberg, Megan Ferguson, Denis O`Hare, Clayton Early, Dana Delany, Andrew Secunda, Olivia Taylor Dudley. Fotografía: Anthony Hardwick.
El punto de partida de The Comedians era demasiado goloso como para resistirse, al menos de entrada. Billy Crystal (y todo lo que representa) y Josh Gad (y todo lo que representa) se ven obligados a trabajar juntos en un programa de sketches para FX, un proceso que va a quedar documentado como gigantesco detrás-de-las-cámaras desde que Crystal recibe la noticia de que debe trabajar con Gad hasta la grabación del último programa de la temporada. El aspecto meta no solo está claro sino que es usado profusamente por los creadores, que hacen equilibrios con múltiples frentes (las sangrantes autoparodias del dúo, el vistazo a los entresijos de producción, la dura tarea y frecuente desprecio del oficio de guionista de comedia y el mundo del espectáculo en general) con bastante acierto. Aunque la gran apuesta, lo que da las mayores cargas de sentido al proyecto, es la relación y dinámica entre los dos protagonistas. Interpretados con carisma y mucha gracia por Crystal y Gad, que no se han cortado a la hora de exponer inseguridades, miedos y vergüenzas en un trabajo que transpira honestidad. El camino hacia el compañerismo de Billy y Josh está plagado de divertidos infortunios (las escenas del colocón en el supermercado son oro puro), y el séquito de secundarios (no muy explorados, todo hay que decirlo) es testigo con mayor o menor grado de los choques y momentos de unión.
Un proceso muy bien graduado, que arranca como el mayor de los malentendidos y culmina en un cambio, en una suerte de transformación de la que ambos personajes salen tocados. Los guionistas contraponen concepciones del humor, el peso de la experiencia y la importancia del talento innato, y lo que diferencia The Comedians de otras comedias de corte similar que miran hacia la industria es que ésta quiere hablar sobre el género, quiere reflexionar sobre la Comedia. Y lo hace, y lo mejor es que lo hace con tanta brillantez como sutileza, delimitando las diferencias generacionales y convocando múltiples estilos y perspectivas (los impagables cameos de Mel Brooks o Rob Reiner frente a los de Rick Glassman, Kate Micucci o Rory Scovel). No es una lección ni un panfleto al final del día, sino una hilarante mirada a las entrañas de una profesión dura, satisfactoria a la par que frustrante. Y aunque pueda parecer que sea Billy quien gana la cuestión, existen suficientes argumentos a favor de Josh también, y la audiencia quien decide qué pensar (o no hacerlo), sin que su decision pueda estar del todo equivocada.
«Nadie puede negar que estamos ante una comedia que no quiere tomarse en serio en exceso, que en ocasiones usa el chiste más tonto o evidente, pero obviar sus sólidos aciertos, las cargas de profundidad y los intentos de decir cosas importantes sería injusto».
Existen más personajes que orbitan alrededor del dúo, y que representan y aportan cosas distintas a la mezcla, pero el problema es que no pasan del chiste unidimensional a pesar del buen hacer de los intérpretes que les dan vida, hasta el punto de que uno se cuestiona por qué Matt Oberg y Megan Ferguson son fijos si hasta existen episodios cuya ausencia no es especialmente notoria. El caso de Stephnie Weir en su papel de Kristen la productora sí tiene más sentido, aunque lo extremo de la inseguridad de la mujer dificulta que nos creamos al personaje o que nos haga gracia más de un par de veces. Lo único que tiene fuerza en la serie como para igualarse al trabajo de Crystal y Gad es la propia disposición de FX a entrar en el juego metatelevisivo que proponen los creadores. Se podría argumentar que la cadena tampoco sale especialmente mal parada, y es verdad, pero chistes como los que se hacen a costa de Charlie Sheen o The Strain (2014-) no tienen desperdicio, e indica la buena disposición de la parte financiera a apoyar la creativa. Esperemos que ese apoyo se traduzca también en una renovación, porque The Comedians tiene todavía mucho que contar.
Ya estas 13 entregas han hablado de los motivos para entrar en el mundillo, de los juegos de falsas apariencias (aquí es donde el “documental” tiene más jugo cómico), la corrección política o los coqueteos con el cine y la actitud respecto a la televisión. Y lo mejor es que lo hacen sin miedo a dar nombres reales, a hablar de asuntos candentes (la raza, los egos) o de ahondar en la emoción de las situaciones. Nadie puede negar que estamos ante una comedia que no quiere tomarse en serio en exceso, que en ocasiones usa el chiste más tonto o evidente, pero obviar sus sólidos aciertos, las cargas de profundidad y los intentos de decir cosas importantes sería injusto. Si hasta los divertidos sketches de “El show de Billy y Josh” que puntúan cada capítulo denotan que hay trabajo duro detrás de The Comedians, con la intención de última instancia de hacer pasar el rato más agradable al espectador. Poco más se puede pedir. | ★★★★ |
Adrián González Viña
© Revista EAM / Sevilla