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    [Seminci] Crítica | La tirisia

    La tirisia, de Jorge Pérez Solano

    El silencio del discurso

    crítica a La tirisia (2014), dirigida por Jorge Pérez Solano. | ★★ |

    Como si fuera una suerte de Pulp Fiction, Jorge Pérez Solano, el realizador de esta película, abre el metraje ampliando nuestro conocimiento con la definición del vocablo que lleva por título su largometraje, Tirisia, definido éste como enfermedad del alma. La acción tiene lugar en una pequeña comunidad que vive en un desierto en el interior de México, aislados por obligación del resto de la humanidad y por costumbre los unos de los otros, sus habitantes sufren las condiciones climáticas más extremas mientras dedican sus días a la explotación de la sal. El silencio reina en el ambiente matizando un universo sonoro prácticamente limpio. No hacen falta las palabras cuando no existe la empatía ni la necesidad de comunicación. Las protagonistas, dos mujeres que han tenido un hijo con el mismo hombre, se plantean en soledad los problemas que esta descendencia puede tener en su vida: una con el retorno de su marido y la otra con el conflicto con su madre, la cual considera un error no deshacerse del niño. Este argumento tan simple que con tanta concreción se puede explicar en un pequeño párrafo toma una tediosa exposición que puede llegar a enervar por el halo de silencio casi absoluto en el que está envuelta la primera hora del filme. Y lo peor, es que no es más que el punto de partida de una historia fundamentalmente vacía que lucha contra su propia contingencia con el retrato de la ardua vida en el desierto para una madre soltera. Es este camino el único que parece sostener el interés narrativo de una obra que divaga intentando encontrar un relato en base a las emociones de sus protagonistas, pero por mucho intento simplemente este no acaba de llegar debido a la homogeneización en los caracteres de ambas mujeres, indistinguibles la una de la otra, e indiferenciables en unas pasiones que en ningún momento las llevan a un límite que haga interesante el conflicto. Tampoco se exponen con claridad los personajes masculinos, oscuros, contradictorios y sexualizados como animales, los cuales quedan reducidos a simples circunstancias del relato, como el viento o el Sol. Y claro, así es fácil que pase, que la cinta mate su presunto interés y se vuelva aburrida y monótona. La inmovilidad de la fauna unida al lento proceso de cristalización de la sal parecen formar la mejor metáfora posible para definir el trabajo del cineasta mexicano.

    Y a pesar de todo ello la cinta muestra una preocupación por su voluntad de transmitir, indaga la búsqueda de su mensaje creando cierta reflexión acerca del acto de olvidar, presente este en varias formas durante todo el metraje, motivador de acciones, reacciones y sentimientos de abstracción personal cuya intimidad el espectador debe verse obligado a forzar si quiere implicarse en una historia que en ningún caso va a ir hacia él. El problema es que toda la búsqueda deviene de nuevo en la nada, se diluye poco a poco antes de que podamos llegar a una conclusión satisfactoria para dar paso a una ligera esperanza respecto al futuro. Este cambio temporal quizás responda a la matización que va marcando el relato, dividido este en los tres meses de verano, y a la evolución inevitable (pero ligera) que tiene lugar en las dos mujeres de ese pueblo perdido en el que nunca pasa nada. Es el desequilibrio de ese tedio la principal causa que rompe la armonía que hubiera otorgado al menos cierta cohesión estilística al relato, sin embargo el aroma a telenovela barata lucha continuamente contra la poética documental del desierto y sus cactus, desmoronando todo el sentido estético en una inconcreción de la que solo se salvan la belleza de ciertos planos que por su separación achacan una falta de unidad cuya lentitud de exposición también acaba frustrando. Por todo ello, quizás no sea necesario volverse loco a base de reinterpretaciones, por suerte o por desgracia no debajo de todas las rocas se encuentra petróleo. Porque a pesar de cometer un pleonasmo de campeonato es necesario decirlo, el desierto de La tirisia [1] está completamente vacío. | ★★ |

    Álvaro Martín
    Enviado especial a la 59ª edición de la Seminci

    [1] Lectura complementaria: crítica a La tirisia desde el Festival de Karlovy Vary, por Emilio Luna. Entrevista a Jorge Pérez Solano desde el certamen checo.


    México, 2014, La tirisia. Dirección: Jorge Pérez Solano. Guion: Jorge Pérez Solano. Productora: Tirisia Cine, Imcine, Conaculta, Foprocine. Intérpretes: Gustavo Sánchez Parra, Adriana Paz, Noé Hernández, Gabriela Cartol, Alfredo Herrera, Mercedes Hernández, Yael Corazón, Magda Ortiz. Fotografía: César Gutiérrez Miranda, en color. Montaje: Francisco X. Rivera. Música: Ruben Luengas ‘Pasatono’. Duración: 109’. Sección Oficial.
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