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    Crítica | A Hijacking

    A Hijacking

    REALISMO EN ALTAMAR

    crítica de A Hijacking | Kapringen, Tobias Lindholm, 2012

    El ser humano es desconfiado por naturaleza y se lo debe a su instinto de supervivencia, una especie de escudo protector ante posibles engaños o trampas. Es por ese motivo que cuando a uno le hablan de una película de secuestros se pone a la defensiva y piensa en Hollywood, pero en el Hollywood más trasnochado, pobre, convencional e inverosímil; y se le vienen a la cabeza bazofias como Air Force One en lugar de otras con una factura más loable como Adiós pequeña, adiós, o Fargo. Si a mayores añadimos un protagonista cocinero, el esperpento puede ser terrible. Me asalta la figura de Steven Seagal, en Alerta máxima, en su papel de ex marine y chef oportunista, que siempre se encuentra en el lugar adecuado para salvar al mundo, véase América, con sus habilidades y destrezas en las artes marciales, que no solo le permiten ejercer ese rol de defensor de la seguridad nacional sino que también le valen para no transpirar ni despeinarse en toda la película. En resumidas cuentas, un combinado primitivo y cargado de testosterona barata. Nada más lejos de la realidad se encuentra A Hijacking (Kapringen), de factura danesa, aderezada con los mismos ingredientes que el cóctel arriba citado, está concebida y forjada en base a otra tradición y otra manera de hacer cine, algo más sofisticado. De corte europeo, sus anhelos van por otras lides, sus ansias tienen mucho que ver con la recreación de una atmósfera que transmita verosimilitud, huyendo del exhibicionismo barato y artificioso, sin tomarse licencias. Lo cual exige reconocimiento por ser un tema que estuvo muy en boga hasta hace año y medio: los secuestros de barcos mercantes y pesqueros a manos de los piratas somalíes.

    Del director cuasi novel, Tobias Lindholm, guionista y colaborador de Thomas Vinterberg en Submarine y La caza. Cuasi novel, digo, porque esta es su primera película en solitario, pues su ópera prima, R, fue una codirección con el realizador Michael Noer, un drama carcelario eclipsado, según la crítica internacional, por la francesa Un profeta, filmes aparentemente similares. Pese a trabajar sin Noer, Lindholm sigue la estela marcada en su primera cinta, explorando los mundos de hombres atrapados, hacinados en lugares y situaciones claustrofóbicas, enclaustrados durante largos períodos. El guion, a modo de péndulo, bascula entre el barco abordado por los piratas somalíes y las minimalistas oficinas de la multinacional naval, a golpe de ofertas y contraofertas. El director danés, con el tira y afloja telefónico, da una clase práctica de valores muy solicitados y demandados por las empresas actuales como la capacidad de negociación y liderazgo –sentando cátedra la figura de Peter– , el trabajo en equipo y otras actitudes corporativas. Serán estas negociaciones y los escenarios donde se llevan a cabo las evidencias de dos realidades contrapuestas pero que confluyen en su condición de contextos de opresión; retenidos, unos por los piratas, otros por la responsabilidad de velar por vidas ajenas. El mérito reside en la puesta en escena, brutalmente antagónica e igualmente agobiante. El papel que juegan los espacios físicos se vuelve primordial en esa dicotomía entre los kalashnikov y las corbatas.

    A Hijacking

    Toda esta atmósfera está orientada a transmitir una reproducción fiel y exacta de la realidad, para ello Lindholm no solo recurre a casos reales –el guion está basado en los procesos de los buques daneses Danica White y CEC Future, ocurridos en 2007 y 2008 respectivamente– sino que también se apoya en los diálogos, haciendo un manejo sublime de los 3 idiomas que se utilizan –inglés, danés y el empleado por los piratas, desconocido para un servidor– ya que nosotros tenemos la misma información que los retenidos porque las peroratas de los bucaneros somalíes no están subtituladas, transfiriéndonos su incertidumbre y desconcierto. Toda esta parafernalia al servicio de lo riguroso sirve para orquestar un sobrio rechazo de lo sentimental y trascendental, con la idea de trasladar la historia de la manera más verídica posible. En ese afán, de evocaciones obsesivas, por no incurrir en un dramatismo excesivo, tratando de dar esquinazo a la emotividad de mercadillo, Lindholm complica sobremanera, y a base de planos desmedidamente fríos, la identificación con los personajes; y resta profundidad dramática a una cinta que debería ser un tsunami de sensaciones y no un mero ejercicio de tensión y distensión. Pese a esto, A Hijacking es una película compacta, con escasas fisuras y que destila sobriedad a raudales. Su mayor virtud reside en su perseguida y conseguida credibilidad y la interpretación de su pareja protagonista, ambos afianzan un trabajo encomiable que consigue entretener desde la mesura más ponderada, no desde el sopapo folclórico o la pirotecnia de feria. Una obra más humana y menos marciana de lo que, incomprensiblemente, temía en un principio. ★★★★★

    Andrés Tallón Castro.
    crítico de cine.

    Dinamarca, 2012, Kapringen. Director: Tobias Lindholm. Guion: Tobias Lindholm,. Productora: Nordisk Film. Música: Hildur Guðnadóttir. Fotografía: Magnus Nordenhof Jønck. Reparto: Amalie Ihle Alstrup, Johan Philip Asbæk, Ole Dupont, Søren Malling, Roland Møller,Dar Salim, Pilou Asbæk.

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