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    Crítica | Before, Now and Then (Nana)

    Deseando recordar

    Crítica ★★★☆☆ de «Before, Now and Then», de Kamila Andini.

    Indonesia, 2022. Título original: «Nana». Dirección: Kamila Andini. Guion: Kamila Andini. Producción: Ifa Isfansyah, Gita Fara. Compañía productora: Fourcoulours Films. Presentación oficial: Berlinale 2022 (Competición). Música: Ricky Lionardi. Dirección de fotografía: M. Batara Gumpar Siagian. Reparto: Happy Salma, Laura Basuki, Arswendi Nasution, Ibnu Jamil, Rieke Dyah Pitaloka, Arawinda Kirana. Duración: 103 minutos.

    Recuerdo el shock que para mí supuso reencontrarme recientemente con Deseando amar, un filme crucial en mi educación cinéfila; una colección de momentos que yo creía que estaban grabados en mi memoria en alta definición, pero que, en realidad, eran poco más que una nebulosa de imágenes, sonidos, frases y sensaciones más o menos confusas. Recuerdos, todos ellos, que tenían más que ver con la inconcreción de lo emocional, y no tanto con la solidez de un cuerpo que pudiera diseccionarse. Allí estaba, aprovechando la bienvenida circunstancia de la restauración de buena parte de la obra de Wong Kar-Wai, para ver uno de «mis títulos fundacionales» por primera vez en pantalla grande… y la alegría que me proporcionó la experiencia fue solo comparable a la confusión de estar ante una película que, a la hora de la verdad, no conocía tan bien como creía.

    Después de dicha sesión, ya en frío, fui abrazando la feliz coincidencia de que esto me hubiera pasado con un filme cuya narración, igualmente, se apoyaba en el terreno resbaladizo de la memoria… Hasta que poco después, di con un artículo en el que el propio Wong Kar-Wai admitía que lo que habíamos visto recientemente, era el resultado de un montaje nuevo, con respecto al original. Porque «nadie se cruza dos veces con el mismo río, pues en dicho reencuentro, tanto el río como la persona habrán cambiado», afirmaba, y luego añadía: «Os invito a empezar de nuevo, pues estas no son las mismas películas, ni nosotros somos la misma audiencia». Pues bien, con este espíritu cambiante empieza el nuevo trabajo de Kamila Andini: con las angustias de una mujer que teme estar olvidando al amor de su vida.

    En plena jungla, ella y una compañera recorren rutas secundarias para evitar ser detectadas. Huyen del horror que precisamente les ha separado de sus seres queridos; en el caso de la protagonista, un hombre cuyo rostro, olor y voz van cayendo poco a poco en la bruma de la desmemoria. Hasta que de repente, esa figura añorada se manifiesta en el lugar más inesperado: detrás de un árbol, entre unos arbustos, al final del camino… el problema está en que justo a continuación, siempre aparece, también de la nada, un grupo de hombres que rodean al hombre e, imponiéndose cobardemente por aplastante mayoría, le liquidan como quien aplasta a un insecto. Pero por suerte, esto no es más que un sueño; una pesadilla aterradora, sí, pero poco más que la proyección de los miedos de ella.

    Before, Now and Then recurre en varias ocasiones al momento, entre terrible y salvador, en que la actriz Happy Salma abre repentinamente los ojos para respirar aliviada, pues el infierno en que creía estar metida no es real… pero también para constatar que aquel hombre se le hace cada menos reconocible. «Le quiero, y siempre le querré, pero me estoy olvidando de él». Y claro, así no hay quien duerma, y sí, el contexto en el que transcurre esta historia es, efectivamente, para no pegar ojo. Estamos en Indonesia, en la traumáticamente definitoria década de los años 60 del siglo pasado, un período moldeado por el puño de hierro de los tiranos que se iban, pero sobre todo por los que vendrían justo a continuación, ya para quedarse. La Historia, escrita casi siempre con la sangre de inocentes, nos deja en este caso un reguero legado primero por el fervor colonial holandés, después por la brutal ocupación militar japonesa, y más adelante por la paranoia comunista.

    Nana, Kamila Andini.
    Competición Berlinale 2022.

    «En las circunstancias sociales más devastadoras, Kamila Andini se refugia en los instantes y los rincones donde laten aquellos motivos decorativos (pero igualmente cargados de significado) que nos hacen recordar que, a pesar de todo, seguimos siendo personas. Seres que inevitablemente serán olvidados, pero que al menos, habrán tenido la oportunidad de apreciar la vida».


    En un momento de la función, los personajes son informados, en directo, de la llegada al poder del general Suharto, pero dicho anuncio llega a través un transistor; de una retransmisión radiofónica que acerca y al mismo tiempo marca distancias. Algo muy importante (y muy grave) está pasando en este país, pero todo sucede a kilómetros de distancia. Prácticamente a años luz. Es casi como si la voz del locutor proviniera de otra realidad; de una que poco o nada tiene que ver con esta en la que ahora mismo estamos instalados. En un momento marcado por el idilio que la industria nacional está manteniendo con el cine de género (bien lo demuestra la elección de Impetigore, de Joko Anwar, cinta de terror que representó a Indonesia en los últimos Oscars, o el triunfo en Locarno de Edwin con Vengeance Is Mine, All Others Pay Cash, resurrección de los fantasmas del pasado a través de la serie B), Kamila Andini va a buscar referentes más allá de sus fronteras.

    Por ejemplo, en Brasil. Before, Now and Then va muy a rebufo de la recientemente presentada Todos os mortos, en la que Marco Dutra y Caetano Gotardo tomaban el pulso a las tensiones raciales en el siglo XIX (como pieza fundamental en la construcción de la identidad de la nación carioca, en lo que se pudo leer como un claro alegato en contra del «bolsonarismo») a través de un melodrama de interior, que apenas salía de la —decadente— casa de la familia protagonista. Aquí sucede prácticamente lo mismo, solo que la «jaula de oro» en la que muy fácilmente se podía convertir el ecosistema retratado, se comporta más bien como una elegante y refinada burbuja en la que preservar, en formol emocional (porque todo se puede olvidar, ya lo sabemos), las convulsiones de la época. Los últimos coletazos del imperialismo occidental y el genocidio que estaba por llegar, con la excusa de la «purga comunista», se viven igualmente como sendos episodios de (des)amor y amistad.

    De Brasil a Hong Kong. Por su forma de embadurnarse en recursos estéticos, Before, Now and Then parece un conjunto diseñado para disfrutarse como un exquisito ejercicio de mímesis del cine de Wong Kar-Wai, esa otra figura añorada. Encuentros suspendidos a cámara lenta, bucles musicales que puntúan y elevan el romanticismo del momento, pero, sobre todo, un mimo extremo por todas aquellas piezas con las que se visten tanto los personajes como el escenario ensoñador que estos habitan. Más allá de la lista de reproducción a partir de canciones autóctonas, la banda sonora de fondo corre a cargo de unos sonidos selváticos que, sorprendentemente, casan a la perfección con el oasis de civilización donde se asienta esta historia. Del mismo modo, los estampados de los vestidos de Happy Salma lucen como el punto de encuentro perfecto entre la vegetación desbordante de los exteriores, y las plantas y flores que decoran, con fina delicadeza, los espacios domésticos.

    En no pocos momentos, la película se encierra en sí misma; en dinámicas de costumbrismo de alta alcurnia, que convierten la fascinación con la que la cámara se relaciona con el entorno, en gesto nostálgico hacia los paraísos y los amores perdidos. El posado es melancólico, ni falta hace decirlo, pero también esconde un discreto punto optimista, que brilla en esa microescala donde se perciben los gestos que marcan la historia. Preguntas comprometidas lanzadas a la cara, susurros y cuchicheos que se guardan para cuando la otra persona está de espaldas, caminar muy lentamente, porque las prisas son para el servicio, peinarse en función de los secretos que se tienen que guardar… En las circunstancias sociales más devastadoras, Kamila Andini se refugia en los instantes y los rincones donde laten aquellos motivos decorativos (pero igualmente cargados de significado) que nos hacen recordar que, a pesar de todo, seguimos siendo personas. Seres que inevitablemente serán olvidados, pero que al menos, habrán tenido la oportunidad de apreciar la vida.


    Víctor Esquirol Molinas |
    © Revista EAM / 72ª edición de la Berlinale


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