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    Especial siglo XXI | Las 21 mejores películas

    Las 21 mejores películas del siglo XXI

    La redacción de EAM elige el mejor cine de 2001 a 2020

    Especial 13º aniversario de EAM: el cine del siglo XXI

    El 13º cumpleaños de esta cabecera y las dos décadas que ya cuenta el presente siglo nos han dado la ocasión propicia para volver la vista sobre unos años (2001-2020) que, en buena medida, son los nuestros como medio. El XXI es ya una era adulta, surgida más o menos a la par que unos cambios en los soportes cinematográficos y la exhibición que han alterado radicalmente el concepto de lo que entendemos como cine. La afirmación resulta a estas alturas una obviedad, pero nos parece que su alcance aún está por calibrar, ahora que las dos décadas que arrastramos hacen más evidente que nunca el abismo entre el cine que nos prometía —o aventurábamos ante— el albor del siglo frente a lo que este ha terminado por devenir. Para ello abrimos este especial: a lo largo de los próximos meses, irán desfilando por El antepenúltimo mohicano una serie de ensayos que nuestros redactores han dedicado a la cuestión. Sin más indicaciones para la escritura que el transmitir una visión personal y enfrentarse al tema «el cine del siglo XXI», sus reflexiones van del papel de la crítica o la evolución de los parámetros creativos al análisis de determinadas películas, géneros, cineastas o movimientos, pasando por reflexiones sobre la cinefilia o la transformación del propio cuerpo del cine. Como pistoletazo de salida, les presentamos esta lista de las 21 mejores películas del siglo XXI elegidas por nuestros redactores. La selección, muy heterogénea, da cuenta de la multiplicidad de cánones personales que alimentan este medio, y deriva de un total de 280 títulos diferentes votados por 18 de nuestros colaboradores. La acompañamos, además, de microtextos extractados de artículos de nuestro archivo o bien redactados para la ocasión. Esperamos que disfruten con nosotros de este viaje en el tiempo.

    Pueden consultar aquí las listas individuales de los redactores

    A continuación, las 21 mejores películas del siglo XXI (2001-2020), elegidas por la redacción de El antepenúltimo mohicano.

    21 | TROPICAL MALADY

    สัตว์ประหลาด, Apichatpong Weerasethakul, Tailandia, 2004. 35 puntos.

    Dividida en dos partes sin ningún ánimo de simetría, reflejo o causalidad, en Tropical Malady conviven indistintamente la comicidad, el paisaje, la sensualidad y el misterio. Lo primero que llama la atención, incluso antes de su peculiar estructura, es la liviandad para contraer puntos tan distantes: a una pareja de hombres enamorados le sucede un tigre nocturno extraído de la más antigua de las mitologías. Con todo lo extravagante de sus presupuestos, el transcurso de la película apenas tiene sobresaltos; podemos, en definitiva, navegar a través de sus imágenes sin que éstas se nos impongan. El cine de Apichatpong Weerasethakul es lo más cercano al acto de respirar: una actividad vital de la que no tenemos plena conciencia. | Rafael Guilhem |

    20 | THE ASSASSIN

    刺客聶隱娘, Hou Hsiao-Hsien, Taiwán, 2015. 36 puntos.

    Enfrentarse a The Assassin implica una amplia reconstrucción del backstory de su protagonista, parca en palabras y escurridiza en una presencia que se diluye entre las sombras de los bosques o las sedas. Su presente personal lo condiciona el complejísimo entramado político de la China del siglo XI, que la ha convertido en asesina, la ha alejado de su familia y la ha obligado a enterrar sus lazos sentimentales hasta empujarla a una profunda soledad. La película, tan opaca como esta protagonista, nos asoma muy sutilmente a la hondura de sus afectos, y brinda los momentos más bellos en aquellos planos que muestran su rebrotar mediante pura imagen.
    | Miguel Muñoz Garnica | ENSAYO COMPLETO

    19 | INLAND EMPIRE

    David Lynch, Estados Unidos, 2006. 38 puntos.

    Inland Empire tiene, como rasgo esencial, ser una película que rechaza las clasificaciones existentes. Entre la improvisación, la inquietud, el juego metacinematográfico y la fábula fantástica, sus materiales se apilan en una diégesis completamente dislocada que hace del fragmento, de la pista falsa y de la pura sugerencia sensorial sus materiales narratológicos básicos. Al contrario que otras cintas contemporáneas que vieron en las herramientas digitales un puro ejercicio de abaratamiento de costes de producción, Lynch realizó una profunda exploración del formato y del proceso de trabajo, de los materiales, las texturas, las posibilidades de la iluminación, del movimiento o del montaje, abriendo vías que pese a su indudable potencia formal y significante, todavía quedan inexploradas en pleno 2021.
    | Aarón Rodríguez Serrano |

    18 | UNCLE BOONMEE RECUERDA SUS VIDAS PASADAS

    ลุงบุญมีระลึกชาติ, Apichatpong Weerasethakul, Tailandia, 2010. 38 puntos.

    Excepciones contadas, ya no veo más que amaneramiento en un cambio en la relación de aspecto o en la entrada inesperada del fantástico en el cine social: ¿será el símbolo un parche ante la incompetencia, un agente oscuro y falaz del realismo mágico? Mientras, lejos, en el corazón del monte tailandés, Apichatpong Weerasethakul apuesta por depurar, por revelar y esconder. Habla claro, sin vacilar, aunque no lo entendamos. Podría adscribirse a las palabras intemporales de Oscar Wilde: «Quedan tan pocos misterios hoy en día que no podemos permitirnos perder ni uno solo más». En medio de la noche, un buey se libera de sus ataduras. | Mariona Borrrull |

    17 | BROKEBACK MOUNTAIN

    Ang Lee, Estados Unidos, 2005. 39 puntos.

    Ang Lee, que ya había abordado el tema de la homosexualidad en El banquete de bodas (1993), dio la campanada con esta suerte de western ambientado en la década de los 60 y basado en el cuento homónimo de Annie Proulx. Al igual que en otros títulos imprescindibles del cine romántico, como Casablanca o Los puentes de Madison, el amor entre sus protagonistas era tan fuerte y arrasador que no existía posibilidad de un final feliz, por lo que la renuncia era la única salida posible. Brokeback Mountain ya es historia del cine, un clásico moderno que fue capaz de emanar auténtico aliento épico de un relato intimista. Algo que solo los grandes como David Lean se podían permitir.
    | José Martín | TEXTO COMPLETO

    16 | LOST IN TRANSLATION

    Sofia Coppola, Estados Unidos, 2003. 40 puntos.

    El último abrazo y las palabras de Bob (Bill Murray) a Charlotte (Scarlett Johansson) —que no logramos discriminar— con las que se cierra el segundo largometraje de Sofia Coppola se han erigido en el símbolo, en el poema visual de una generación que antepone el recuerdo y la melancolía a la propia realidad; anhelos no sentidos que encontraron anterior y posteriormente su equivalente fílmico en las obras de realizadores como David Lean (Breve encuentro, 1945), Richard Linklater (Antes del amanecer, 1995) o Kogonada (Columbus, 2017), entre otros muchos. Fulgores efímeros que dan cuerpo, rostro e imagen a sueños que puede que jamás tengan forma corpórea. Aun con todo, inspiran y emocionan, como lo hace la magnífica película de Coppola, que corrobora la sensibilidad apuntada en su excelente ópera prima, Las vírgenes suicidas (2000). Así, Lost in translation es una parábola sobre una contemporaneidad dominada por la soledad; donde el éxito es deuda y la mirada siempre es retrospectiva. Por suerte, la vida, como el cine, ofrece un espacio para celebrar los conatos mágicos que rompen la monotonía de nuestra existencia. La cinta de Coppola es el perfecto exponente de todo ello; y su final El paradigma. | Emilio M. Luna |

    15 | CAROL

    Todd Haynes, Estados Unidos, 2015. 41 puntos.

    A la altura de los grandes, Haynes utiliza los más bellos estilismos visuales, con una fotografía deslumbrantemente romántica, para representar la alegórica y descarnada belleza del padecimiento mental y el drama de las dos mujeres protagonistas. Miradas de soslayo, recuerdos de una noche imborrable, ilusiones rotas por la cruel realidad de un amor que no siempre aparece en el lugar o el momento adecuado, dejando a los enamorados, como a todos los que se adelantan a su tiempo, condenados al delicioso sufrimiento de las fugaces recompensas; lo efímero de una caricia tan poderosa que compensa el aguantar con rabia una vida de golpes. | Alberto Sáez Villarino | CRÍTICA COMPLETA

    Soundtrack | Carol

    14 | EN LA PLAYA SOLA DE NOCHE

    밤의 해변에서 혼자, Hong Sang-soo, Corea del Sur, 2017. 41 puntos.

    Conectar con En la playa sola de noche es compartir con su protagonista el extraño placer de lamernos las heridas, volver una y otra vez sobre el recuerdo doloroso. Quizá porque, al hacerlo chocar de nuevo en el rompeolas de nuestra memoria, alcancemos a darle una fugaz ilusión de repetición. Por eso, sentarse ante el mar nocturno a ver romper las olas y evocar al amor desaparecido forman parte de un mismo proceso por el cual nos empeñamos en arrancar conatos de repetición de la implacable fluidez lineal del tiempo. En esta misma lógica encontramos el magnetismo que el cine de Hong ha ido encontrando base contar las mismas cosas una y otra vez. Convivir con el pasado irrepetible a base de no dejar de repetirlo, de madurar su ausencia madurando esa repetición, que siempre vuelve a lo mismo pero siempre de otra manera. | Miguel Muñoz Garnica | CRÍTICA COMPLETA

    13 | MELANCOLÍA

    Melancholia, Lars von Trier, Dinamarca, 2011. 42 puntos.

    La anatomía de la imagen de la mejor película de Lars von Trier de este siglo se caracteriza por un rigor de vocación pictórica que se extrapola tanto a la narrativa como a los personajes sobre los que se articula. Una puesta en cuadro donde cada elemento está estudiado y medido, al igual que lo están cada uno de los gestos de los habitantes de un mundo al borde de la extinción. Sus miradas pétreas, sin embargo, dejan espacio para la tensión, para la emoción, para aquellas sensaciones primarias devenidas asideros ante el dolor irremisible. En una de las escenas icono del filme, Justine (Kirsten Dunst) flota desnuda en un lago abandonado, rememorando el trabajo más célebre de John Everett Millais, «Ophelia» (1852). Dicho lienzo exalta la pasividad de una generación de jóvenes entregados al destino más cruel: la adultez. El cineasta danés va más allá y nos habla de la condición humana como única razón para no mirar atrás y dar este mundo por perdido.
    | Emilio M. Luna |

    12 | DRIVE

    Nicolas Winding Refn, Estados Unidos, 2011. 44 puntos.

    La prosa fragmentada del infravalorado James Sallis, habitante inusual del noir literario en las dos últimas décadas, encontró un idilio inesperado con otro cuerpo extraño de la cinematografía contemporánea: Nicolas Winding Refn. Sin renunciar a la esencia de la novela original, el cineasta danés cimenta este ya clásico del género en un particular uso de la violencia —que podríamos encuadrarla dentro de ese concepto de «brutalidad pop» que iniciaron autores como Quentin Tarantino— que contrasta, por otro lado, con una mirada romántica y melancólica que baña gran parte del metraje. En este particular retrato del descenso de Orfeo hacia el inframundo con la intención de rescatar a Eurídice y su vástago, liberado de toda épica, y ubicado en los intersticios de la mundanidad, se reformula el basamento del género, creando una sintonía propia. Las miradas entre Driver —un sensacional Ryan Gosling— e Irene (Carey Mulligan), transmiten un magnetismo que hace suyo la propuesta de un realizador único, firmante de un conjunto de escenas que conquista nuestra retina y perdura en nuestra memoria —como los estribillos de las canciones que las acompañan.
    | Emilio M. Luna |

    11 | CALL ME BY YOUR NAME

    Luca Guadagnino, Italia, 2017. 44 puntos.

    Guadagnino propone un complejo nivel de estratos temporales y referenciales, sugerente por su vaguedad. Son capas que sin necesidad de ser explotadas con fines narrativos (o quizá precisamente por eso) encajan con naturalidad en el cuadro. También crea un espacio definido por la erudición de sus habitantes, sumada a una llamativa pluralidad sociocultural. Lo llamativo es que, con la ubicación en la casa vacacional y la época veraniega, intelectualismo y ocio quedan asociados de forma muy clara. La película hace con ello una defensa de la erudición como otro placer más de la vida, equiparable al descubrimiento de la sexualidad y el primer amor que mueve su relato principal. Guadagnino parece incluso personificarse en el padre de Elio, que remata toda esta composición con un pequeño y hermosísimo alegato final a favor del disfrute.
    | Miguel Muñoz Garnica | CRÍTICA COMPLETA

    Colección de videoensayos | La filosofía del tiempo en Call me by Your Name

    10 | EL SEÑOR DE LOS ANILLOS: EL RETORNO DEL REY

    The Lord of the Rings: The Return of the King, Peter Jackson, Nueva Zelanda, 2003. 45 puntos.

    Traicionando la letra, pero sin duda manteniéndose fiel a su espíritu, Peter Jackson convirtió en trilogía cinematográfica la saga de El Señor de los Anillos (1954-1955) de J. R. R. Tolkien. En su cierre, El retorno del rey, el relato alcanza toda la emoción requerida para una obra envuelta en la bruma de lo mítico. El Bien derrota al Mal en su enfrentamiento definitivo: los Rohirrim cargando contra el ejército orco recortándose en un cielo iluminado de manera antinatural, la luz del prodigio; la dama Éowyn alzándose espada en mano contra el Señor de los Nazgûl en lucha a muerte; o Frodo y Sam, rodeados por la lava del Monte del Destino, esperando el fin recordando en su último aliento el añorado hogar. Todo abraza las cumbres de la épica, desde lo más pequeño a lo más grande, y sus imágenes serán ya inseparables de una historia que desde su primera lectura nos dejó marcados para siempre. | José Luis Forte |

    09 | EL CUENTO DE LA PRINCESA KAGUYA

    かぐや姫の物語, Isao Takahata, Japón, 2013. 45 puntos.

    Lo apuntaba Mirito Torreiro: a través del uso audaz del vacío (ma), en El cuento de la princesa Kaguya, todo lo presente parece perderse en lo indefinido de la tradición oral japonesa. Los límites del plano se disuelven en la nada y, con ello, devienen eminentemente anacrónicos. La impenetrabilidad de la película-pergamino de Takahata podría ser un enclave de resistencia último a la imagen como mundo navegable del realismo inmersivo de Pixar. Sin embargo, descubrimos en su diferencia un gesto plenamente contemporáneo: la abolición radical de la mise en scène como código de lectura, una invitación a refinar nuestra vista. | Mariona Borrull |

    08 | ELOGIO DEL AMOR

    Éloge de l'amour, Jean-Luc Godard, Francia, 2001. 46 puntos.

    El amor está por reinventar, ya se sabe (Arthur Rimbaud).
    Una película de Godard no es sólo una película, no tiene una única dirección ni un único tema, ni, mucho menos, una única forma. En Elogio del amor, Godard pasa de una forma bressoniana al reflejar las tres edades del amor, en un austero blanco y negro que acompaña a sus actores estáticos, a una forma godardiana con el color saturado y adulterado del video de apariencia casera para hacer un recorrido por la memoria, la del cine y la de Europa. Sus dardos dirigidos a los EE. UU. no vacilarán al hacer mencionar a sus personajes que «como no tienen historia, quieren comprarla». El Holocausto no puede ser una excusa nunca en el cine de Godard, está en su código genético, como la idea de que en Spielberg se encuentra la representación de lo peor que supone Hollywood. Con Elogio del amor Godard vuelve a París, continúa su evolución y su experimentación, su inagotable capacidad de evolucionar, y hasta ahora. | Miguel Martín Maestro |

    07 | LAZZARO FELIZ

    Lazzaro felice, Alice Rohrwacher, Italia, 2018. 51 puntos.

    Los problemas de desigualdad o inmigración que aborda Rohrwacher no son novedosos, como tampoco lo es su estilo cercano al realismo mágico donde se puede rastrear casi toda la idiosincrasia de la cinematografía italiana. La originalidad radica en su conjunción, que también se observa en la combinación de dos nociones del estado de naturaleza y consiguiente paso a la sociedad civil: Rousseau y Hobbes. En realidad, en este filme los dos estados sucesivos podrían considerarse mezclados, pues ni la aldea es propiamente un estado anterior ni la ciudad es el posterior, sino que sus elementos se superponen. En cualquier caso, si Lazzaro representa la innata bondad rousseauniana, los hombres a su alrededor encarnan el egoísmo hobbesiano. Si Hobbes entendía que el hombre es un lobo para el hombre, con Lazzaro resulta que el lobo va más allá del hombre y lo trasciende.
    | Ignacio Navarro | CRÍTICA COMPLETA

    06 | HOLY MOTORS

    Leos Carax, Francia, 2012. 54 puntos.

    Unos meses después del estreno de Holy Motors, la escritora Pascalle Monier la describiría como «la gran sinfonía del gran artista moribundo, la canción del cisne, la síntesis definitiva de quién sabe que el cine ha muerto e intenta dibujarle un altar final». El propio Leos Carax sin duda renegaría de esa lectura, puesto que el cineasta ha desmentido por activa y por pasiva que su filme sea ese gran homenaje al cine que muchos creen estar descifrando. Puede que estemos enfrente, simplemente, de una obra performance iconoclasta y descarada, escenificada en trayectoria de héroe (o, en su acepción posmoderna, esa cáscara de actor que es Monsieur Oscar, interpretado por Denis Lavant). O, quizás, se trate de algo entre ambos conceptos que, moviéndose en un terreno incierto y abstracto, genera una fructífera lectura a mayor escala sobre el disgregado estado actual del cine. | Júlia Gaitano |

    05 | POZOS DE AMBICIÓN

    There Will Be Blood, Paul Thomas Anderson, Estados Unidos, 2007. 56 puntos.

    Pozos de ambición no es simplemente una película: es una experiencia inmersiva en la esencia misma del arte de filmar. Como en 2001: Una odisea del espacio, otra propuesta cargada de ambiciosa épica, Anderson parte del inicio de la humanidad para explicar su hipotético final. Lo hace de forma bastante similar a Kubrick, con la salvedad de que no lo aplica a toda la población de la Tierra desde una perspectiva metafísica, sino exclusivamente al sujeto americano desde una perspectiva sociológica. Por ello es Pozos de ambición la gran película sobre los Estados Unidos del siglo XXI, que ataca de manera directa y feroz al mito fundacional sobre el que se sustenta el país amo del mundo desde que acabara la Primera Guerra Mundial; es decir, al sueño americano.
    | Elisenda N. Frisach | ENSAYO COMPLETO

    Filmogramas | El cine de Paul Thomas Anderson

    04 | MAD MAX: FURIA EN LA CARRETERA

    Mad Max: Fury Road, George Miller, Australia, 2015. 65 puntos.

    Todo el filme es una constante montaña rusa en donde cada nueva secuencia de acción supera en espectacularidad a la anterior gracias a unos magníficos efectos especiales, unos imposibles movimientos de cámara y su vertiginoso montaje. Un «más difícil todavía» que deja a las anteriores entregas en un simple calentamiento y que entrega momentos para el recuerdo como el de los vehículos adentrándose en una devastadora tormenta de arena o el dilatadísimo y trepidante clímax final. Mad Max: Furia en la carretera es todo lo que debería ser el blockbuster perfecto. Una superproducción de serie A con el espíritu desvergonzado y juguetón de la serie B. | José Martín | CRÍTICA COMPLETA

    03 | MULHOLLAND DRIVE

    David Lynch,Estados Unidos, 2001. 106 puntos.

    Betty (Naomi Watts) llega a Los Ángeles a hacer realidad su sueño de convertirse en actriz. En los planos de apertura, la atmósfera de maravilla es notoria. La música dulce, la luz que como caída del cielo se proyecta sobre su cara, su sonrisa irrefrenable. Es una imagen de la inocencia más naif puesta ahí para ser derrumbada. Un estado de enajenación lumínica provocado por el propio escenario de Hollywood, la «fábrica de sueños» que aún no ha manifestado su lado tenebroso: el reverso del rostro radiante que nos aguarda es un cadáver descompuesto en un sofá. Para comenzar el siglo, Lynch nos recordó que la naturaleza del mismo cine se reduce a la pulsión entre luz y oscuridad. Una dialéctica elemental, la más vieja del mundo, que vertebra casi todos los relatos del cineasta. | Miguel Muñoz Garnica |

    02 | EL ÁRBOL DE LA VIDA

    The Tree of Life, Terrence Malick, Estados Unidos, 2011. 109 puntos.

    «¿Dónde estabas tú cuando yo cimentaba la tierra?». Con esta cita del Libro de Job se abre El árbol de la vida. Ante la pérdida de un hijo, la mujer protagonista exige una respuesta. Una respuesta que no se hace esperar, y que no será dada por Dios sino por Darwin. Fuego, agua, catabolismo, anabolismo. Los primeros organismos unicelulares y, desde ahí, todo en cadena hasta el homo sapiens. El dinosaurio es la metonimia del agnosticismo. Es una visión escéptica que indica que las plegarias a Jesucristo caen en saco roto. Esta es la clave conceptual de la película. No el estricto cristianismo, sino la espiritualidad idealista de Hegel, o la filosofía cosmopolita de Diógenes. El planteamiento de Malick es secular en tanto que se refugia en el trascendentalismo y en la naturaleza curiosa del ser humano, que, por la incógnita de su origen, no puede evitar plantearse preguntas; sin por ello recurrir a unas sagradas escrituras, más allá de las de Kant o Sócrates. | Alberto Sáez Villarino | VIDEOENSAYO

    01 | LA GRAN BELLEZA

    La grande bellezza, Paolo Sorrentino, Italia, 2013. 115 puntos.

    Roma se despereza y nos deja contemplar y escuchar, desde la Fontana dell’Acqua Paola, el esplendor de su majestuosa herencia. Una arquitectura sin igual que se deja observar estoica, con sosegada solemnidad y en una panorámica de descubrimiento, de 180º, capaz de dejar a un hombre sin aliento. Literalmente. Instantes después, en ese mismo lugar y con tan solo unas horas de diferencia, la cámara nos transportará al hemisferio opuesto. De lo idílico a lo grotesco. Paolo Sorrentino establece, con esta apertura, un paralelismo antitético: entre la Roma clásica, imperio absoluto de lo bello y lo puro que estableció los principales dogmas artísticos y culturales; y la Roma moderna, ahora gran imperio de la decadencia, fuente inagotable de corruptos y vividores que convierten la ciudad en un nido decrépito de sexo y drogas. | Alberto Sáez Villarino | VIDEOENSAYO

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