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    Crítica | Passion

    Passion, de Brian De Palma

    LAS BAJAS PASIONES DE UNA ALTA EJECUTIVA

    crítica de Passion | Brian De Palma, 2012

    Nada más y nada menos que cinco largos años llevaba el controvertido Brian De Palma sin ponerse detrás de las cámaras. Algo extraño si tenemos en cuenta que con su última película, Redacted (2007), había obtenido el León de Plata al mejor director en Venecia, en un trabajo que poco tenía que ver con las constantes estilísticas y narrativas del autor de Carrie (1976). Y lo logró tras una etapa negrísima en la que probó suerte con la ciencia ficción –Misión a Marte (2000)– y el cine negro clásico –La dalia negra (2006)–, con resultados más bien desastrosos. Muy lejanos quedaban los tiempos dorados de sus trabajos sobre la mafia protagonizados por Al Pacino –Scarface (1983), Atrapado por su pasado (1993)– o sus brillantes adaptaciones de series televisivas de éxito –Los intocables de Eliot Ness (1987), Misión imposible (1996)–. Aun así, muchos somos los que sentimos verdadera debilidad por el De Palma de los inicios y sus nada disimulados homenajes al cine de Hitchcock. La última vez que nos había ofrecido una obra de este tipo fue con la incomprendida Femme Fatale (2002), que horrorizó a la crítica en su paso por el Festival de Cannes. Con Passion, su esperado regreso a las laberínticas intrigas hitchcockianas, volvió a cosechar comentarios destructivos tras su paso por el Festival de Venecia, donde fue presentada a concurso.

    De Palma ha elegido un remake de la francesa Crime d´amour (2010) para volver al redil, lo que podría hacernos temer que el resultado final careciera de su sello de identidad. Nada más lejos de la realidad. El director ha sabido llevar la historia original de Nathalie Carter y Alain Corneau a su terreno, llenándolo de referencias visuales a algunos de sus mayores éxitos del pasado. De nuevo, como en el filme de Corneau, la historia nos presenta la complicada relación de amor-odio entre Christine, una ambiciosa directora de publicidad que no tiene el menor reparo en utilizar las más sucias artimañas para permanecer en lo más alto, e Isabelle , su empleada y ejecutiva de cuentas. Desde los primeros minutos, De Palma nos presenta a una Christine caprichosa y manipuladora –encarnada con tino por una Rachel McAdams que se desmarca de sus sempiternos papeles de niña buena–, que se aprovecha de las excelentes ideas de la más sumisa Isabelle –muy buen trabajo de Noomi Rapace, sin despojarse de ese perturbador lado oscuro del que hizo gala en la saga Millenium–, en beneficio propio. Conforme avanzan los minutos, la trama se irá complicando con la aparición de personajes secundarios que serán claves para el desarrollo de un misterio en el que caben ingredientes tan del gusto del cineasta como el sexo turbio, chantajes, crímenes y dobles identidades.

    Passion de Brian de Palma

    De Palma se muestra comodísimo en estos terrenos ambiguos, pese a que se muestra más recatado que de costumbre en las escenas de sexo, posiblemente por la poca predisposición de McAdams a mostrarse desnuda. A medida que crecen los conflictos entre jefa y empleada, queda patente que en el amor y en los negocios todo vale y Passion vendría a ser una relectura oscura y retorcida de cintas como Eva al desnudo (1950), Armas de mujer (1988) o El diablo viste de Prada (2006), con una Isabelle trepadora, perfecta aprendiz de las malas artes de su jefa. También tiene algo de la locura de la fascinante Cisne negro (2010), ya que el personaje de Rapace sufre su propio descenso a los infiernos al más puro estilo de Natalie Portman. Estéticamente, el filme vuelve a destacar por la elegante puesta en escena, con una fotografía espectacular de nuestro José Luis Alcaine. Esto crea la sensación en el espectador de estar presenciando lo más cercano a lo que sería un thriller psicológico dirigido por Pedro Almodóvar. Pino Donaggio, que con su música supo crear los aterradores ambientes de muchos de los primeros clásicos de De Palma, vuelve a colaborar con el director 20 años después de su último trabajo en común, En nombre de Caín. El resultado es una climática y magnífica banda sonora. También las virguerías técnicas vuelven a estar presentes en Passion, con elaborados planos secuencia y su ya famosa pantalla partida –aquí presenta un número de ballet al mismo tiempo que presenciamos el proceso completo de un crimen–, además de rizar el rizo en su tramo final con una acumulación de sorpresas argumentales que, en manos de otro cineasta, podrían resultar ridículas y grotescas.

    Passion, de Brian De Palma


    Passion, independientemente de sus atractivos cinematográficos –todo lo discutibles que se quieran–, termina adquiriendo un impagable valor como recopilatorio de todas las obsesiones de la filmografía anterior de su creador. Los traumas infantiles por la presencia de un hermano gemelo –Hermanas (1973), En nombre de Caín (1992)–, los trastornos de personalidad –Vestida para matar (1980)– o el voyerismo –Impacto (1981), Doble cuerpo (1984)– vuelven a aparecer en su última cinta, recuperando durante 100 minutos al niño travieso que parecía olvidado. Es una lástima el maltrato que está recibiendo la película, acusada ligeramente de retorcer hasta el infinito su trama, con constantes juegos de pistas falsas y sueños, olvidando que Brian De Palma siempre ha sido un maestro en esto de engañar al espectador. Desde mucho antes que apareciera Christopher Nolan en nuestras vidas, incluso. Aun tratándose de una obra menor de su director, Passion ofrece un estupendo duelo interpretativo entre las guapas McAdams y Rapace, del que ambas terminan sacando suficientes momentos de lucimiento. Estamos sin duda, ante uno de los thrillers más entretenidos, sensuales y bizarros de los últimos años. Para disfrutarlo al cien por cien como se merece, únicamente hay que desprenderse de cualquier prejuicio antes de entrar en la sala de cine, para dejarse envolver por la maestría visual de un cineasta tan en forma como el primer día. ★★★★

    José Antonio Martín.
    crítico de cine.

    Alemania, Francia. 2012. Título original: Passion. Director: Brian De Palma. Guión: Brian De Palma (Remake: Nathalie Carter, Alain Corneau). Productora: SBS Productions/Integral Film/France 2 Cinéma/Canal +/France Télévision Wild Bunch. Presupuesto: 30.000.000 dólares. Fotografía: José Luis Alcaine. Música: Pino Donaggio. Montaje: François Gédigier. Intérpretes: Noomi Rapace, Rachel McAdams, Karoline Herfurth, Paul Anderson, Rainer Bock, Benjamin Sadler, Dominic Raacke. Presentación: Mostra de Venecia 2012 (Sección Oficial).

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