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    CINE CLUB | LA GUERRA DE LOS MUNDOS (2005)

    War of the Worlds, 2005
    H.G. WELLS HECHO ESPECTÁCULO
    La guerra de los mundos | War of the Worlds, Steven Spielberg, 2005

        Que Steven Spielberg es uno de los mayores genios que ha dado el mundo del cine en todos sus años de existencia es algo que muchos se atreven a poner en entredicho cada cierto tiempo. En los dos últimos años, sin ir más lejos, War Horse (2011) y Lincoln (2012) han puesto en bandeja a los detractores del calificado durante años “Rey Midas de Hollywood”, motivos suficientes para acusarle de desgaste creativo. Da igual que haya dado obras maestras como Tiburón (1975), En busca del Arca perdida (1981), La lista de Schindler (1993) o Salvar al soldado Ryan (1998). Es lo que tiene el precio de la fama, que siempre tendrás opiniones en contra. Tras conseguir su segundo Oscar al mejor director por aquel aclamado drama bélico protagonizado por Tom Hanks, Spielberg comenzó la década de 2000 con dos magistrales cintas de ciencia ficción: la siempre discutida Inteligencia artificial (2001), proyecto que heredó -y eso pesa mucho- del gran Stanley Kubrick después de su fallecimiento, y su adaptación de Philip K. Dick Minority Report (2002), donde colaboró por primera vez con el actor Tom Cruise. La guerra de los mundos (2005) supone un inmejorable cierre a esta peculiar trilogía fantástica del director en esos años.

    La novela de H.G. Wells en que se basa la película fue publicada en 1898 y narraba una invasión marciana a la Tierra. Después de que Orson Welles sembrara la alarma social con un serial radiofónico inspirado en esta obra, el cine se percataría del enorme potencial de la misma, por lo que Byron Haskin dirigiría en 1953 una adaptación que se convirtió, por méritos propios, en uno de los grandes clásicos de la ciencia ficción. 52 años después, los guionistas David Koepp y Josh Friedman fueron los encargados de actualizar la historia y adaptarla a unos convulsos tiempos en los que la gente aún no ha superado las secuelas del 11-S -la primera reacción de los personajes ante la invasión alienígena es pensar que se encuentran ante un nuevo ataque terrorista-. El gran acierto de Steven Spielberg es amoldar el material de Wells a su particular universo, logrando una obra cien por cien spielberiana, donde se resumen muchísimas de las constantes de sus mejores trabajos. El protagonismo de su película recae en una de esas familias disfuncionales que tan bien le funcionan desde los tiempos de E.T., el extraterrestre (1982), con Tom Cruise interpretando muy convincentemente a Ray Ferrier, un padre divorciado bastante desastroso, al que la mencionada invasión sorprenderá durante el fin de semana que le corresponde pasar con sus dos hijos: un adolescente problemático y una niña de corta edad. Cruise, otra personalidad injustamente criticada en ocasiones, sabe desprenderse de su imagen de héroe de acción, ganada a pulso en títulos como la saga Misión imposible, para dar vida a un hombre superado por las circunstancias, que siente miedo e intenta mantener a la familia unida ante la terrible situación que viven. Justin Chatwin -posterior Goku en la abominable versión cinematográfica de Dragon Ball (2009)- y la prodigiosa Dakota Fanning (que a su corta edad ya había trabajado con gente de la talla de Robert de Niro, Sean Penn o Denzel Washington), también están muy bien en los personajes más jóvenes. 

    War of the Worlds, 2005

      Con una rápida y precisa presentación del trío protagonista, Spielberg no demora el espectáculo, que hace rápidamente acto de presencia con el inquietante momento de la tormenta que precede al comienzo del desastre. La gente asiste fascinada a la espectacular visión de un cielo amenazante, cercano a aquellos inolvidables avistamientos OVNI de Encuentros en la tercera fase (1977). La escena en que las máquinas emergen del suelo en medio de la ciudad y la posterior matanza de los ciudadanos, con Tom Cruise huyendo entre edificios que se destruyen y las ropas que quedan de la gente, tras ser desintegrada, está rodada con gran virtuosismo técnico, pero también con una elegancia en el montaje que la alejan de la vacuidad de artefactos similares tipo Independence Day (1996). A partir de ahí, el filme se torna en una auténtica pesadilla. El director ha tomado nota de los ataques sufridos años atrás por caer en sentimentalismos fáciles -El color púrpura (1985), Always (1989)- y dota a La guerra de los mundos de una oscuridad y, en algunos pasajes, una dureza francamente loables. No estamos ante un remake descafeinado y con concesiones. Aquí el protagonista debe tomar decisiones difíciles (a veces cuestionables, como las de cualquier ser humano) ante la adversidad, como cuando se ve obligado a dejar partir a su hijo a la guerra. Otra muestra palpable de la ambigüedad moral de sus personajes, está en el desenlace del pasaje más siniestro y claustrofóbico de la obra. Me refiero a la estancia de Ray y su hija en un sótano junto al perturbado superviviente que interpreta magníficamente Tim Robbins -su paranoia es cercana a la del personaje de Richard Dreyfuss en Encuentros en la tercera fase-. En estos minutos, resurge el Spielberg más serio y cerebral, logrando crear un clima de auténtica amenaza entre cuatro paredes. Un pequeño oasis de minimalismo -algo así como Señales (2002) de M. Night Shyamalan- en medio de tan excesivo y trepidante viaje. Hay un momento en que los protagonistas se esconden detrás de unos muebles, huyendo de unos alienígenas que han logrado entrar en el sótano. Se trata de una magnífica escena de tensión que nos recuerda inevitablemente a aquel mítico acoso de los velociraptores a los niños en la cocina de Parque Jurásico (1992).

    Los efectos especiales de La guerra de los mundos son apabullantes. Como espectáculo visual, estamos ante una propuesta de primerísimo orden. Pero estos alardes pirotécnicos están puestos siempre al servicio de la historia y los personajes. La cinta está llena de momentos realmente perturbadores, imágenes de pesadilla que quedarán grabadas para siempre en la memoria colectiva de los aficionados al cine fantástico. El momento en que Dakota Fanning presencia cómo la corriente de un río arrastra consigo los cuerpos sin vida de múltiples víctimas, el violento abordaje de la multitud al coche de los protagonistas y, especialmente, el impactante pasaje del ataque de las máquinas al embarcadero, donde cientos de personas luchan desesperadas por intentar subir a un barco que acabará siendo hundido, merecen estar entre las escenas antológicas del género. También en las espectaculares batallas entre militares e invasores, con todo el despliegue de masas y maquinarias, Spielberg vuelve a dejar constancia de su maestría, sin nada que envidiar a su memorable desembarco de Normandía en Salvar al soldado Ryan. Una vez más, volvió a contar con las valiosísimas aportaciones de Janusz Kaminski en la fotografía, capaz de sacar una impresionante belleza de la destrucción y el caos, y John Williams al frente de una potente banda sonora. Sin duda, son un trío ganador.

    En definitiva, esta nueva versión de La guerra de los mundos fue recibida con división de opiniones. Muchos no supieron perdonar las agallas del realizador para volver a rodar una historia que ya estaba magníficamente adaptada en el clásico del 53. Otros tuvieron que rendirse ante la capacidad de maravillar y el genio del mejor Spielberg. Para mí, no estamos ante una obra menor como fue mayoritariamente catalogada, ya que pienso que es de las veces en que mejor ha sabido conjugar el espectáculo palomitero con los recursos dramáticos, especialmente a la hora de encadenar momentos de auténtico y genuino suspense en una fascinante montaña rusa que no deja espacio para el aburrimiento. En los Oscar de 2005 únicamente la tuvieron presente en tres categorías técnicas menores: efectos visuales, efectos sonoros y sonido, pero Spielberg lograría colar a su otro gran filme de ese año, Munich, en la competición por los premios más prestigiosos. Al igual que le sucedió en 1993 con el díptico Parque Jurásico-La lista de Schindler, 2005 fue otro año que representó extraordinariamente bien las dos facetas del cineasta, la comercial y la artística.

    José Antonio Martín.
    crítico de cine.

    Estados Unidos. 2005. Título original: War of the Worlds. Director: Steven Spielberg. Guión: David Koepp, Josh Friedman (Novela: H.G. Wells). Productora: DreamWorks Pictures/Paramount Pictures/Amblim Entertainment/Cruise-Wagner Production. Localización: Nueva York. Presupuesto: 132.000.000 dólares. Recaudación: 591.745.186 dólares. Fotografía: Janusz Kaminski. Música: John Williams. Montaje: Michael Kahn. Intérpretes: Tom Cruise, Dakota Fanning, Justin Chatwin, Tim Robbins, Miranda Otto, David Harbour.

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