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    CINE CLUB | ÁTAME (1990)

    ¡Átame!
    LOCURA DE AMOR
    ¡Átame! | Pedro Almodóvar, 1990

        1989 fue un año clave en la trayectoria cinematográfica (y personal) de Pedro Almodóvar. Con la taquillera Mujeres al borde de un ataque de nervios desembarcó por primera vez en Hollywood, escoltado por sus inseparables actrices, las denominadas chicas Almodóvar. Con aquella película vivió un intenso peregrinaje por los festivales más importantes, cosechando premios como el de mejor guión en Venecia, Premio del Público a la mejor película en Toronto, el David di Donatello al mejor director extranjero o el de mejor película extranjera del Círculo de Críticos de Nueva York. España depositó muchas esperanzas en que el manchego se traería el segundo Óscar nacional bajo el brazo, tras el de José Luis Garci con Volver a empezar (1982), pero finalmente fue derrotado por la magnífica Pelle el conquistador de Bille August. Convertida en la película más taquillera de la historia del cine español, con las mejores críticas que jamás había cosechado su director, Mujeres al borde de un ataque de nervios fue un éxito agridulce, ya que trajo consigo la ruptura profesional (y amistosa) entre Almodóvar y Carmen Maura, su musa desde los inicios. Sobre su siguiente proyecto, ¡Átame! (1990), pesarían como una losa las odiosas comparaciones con el filme que le había llevado a alcanzar el prestigio internacional. El resultado, división de opiniones entre la crítica y un injustísimo récord negativo de 15 nominaciones a los Goya de 1990 y ningún premio. Bien es cierto que competía con la esa obra maestra de nuestro cine que fue ¡Ay, Carmela! de Carlos Saura, pero tampoco merecía irse de vacío.

    Átame es, claramente, una película de transición, donde el director evolucionaba hacia terrenos más cercanos al melodrama, sin perder sus golpes de humor irreverente característicos, aunque aquí eficazmente dosificados en pequeñas píldoras. Tras una primera etapa gamberra y surrealista, que tendría en Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980) su título más representativo, y unos primeros ejercicios de autor tan memorables como ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984) y La ley del deseo (1987), el manchego comenzó a refinarse con Mujeres al borde de un ataque de nervios, donde su puesta en escena era mucho más elegante y estilizada, dejando atrás gran parte de su espíritu rebelde y arriesgado. Con Átame volvió momentáneamente a escandalizar, con una historia de amor de alto voltaje, que podría definirse como una versión almodovariana del clásico de William Wyler El coleccionista (1965), aquel en donde Terence Stamp interpretaba a un introvertido coleccionista de mariposas que secuestraba a una joven estudiante (Samantha Eggar) por la que se sentía atraído, reteniéndola durante un mes en el sótano de su casa. En esta ocasión, el protagonista es Ricky, un tipo algo desequilibrado, que ha pasado toda su vida huyendo de distintos orfanatos y reformatorios. Obsesionado con Marina, una famosa actriz porno con la que tuvo una relación sexual hace años, decide raptarla con la intención de lograr que se enamore de él. Retenida en su propia casa, amordazada y atada a la cama, la mujer hará todo lo posible por intentar escapar de su perturbado admirador, pero el amor empezará a hacer acto de presencia, insospechadamente, conforme vaya conociendo la (en el fondo bondadosa) auténtica personalidad de Ricky.

    Tras su desencuentro con Carmen Maura, Almodóvar encontró en la excelente Victoria Abril a su nueva musa, con la que inició una celebrada colaboración que se extendería a otras dos películas (menores)-Tacones lejanos (1991) y Kika (1993)-. En este personaje de Marina, la actriz está realmente estupenda, combinando fuerza e indefensión, con un carácter autodestructivo a causa de su adicción a las drogas y aderezado con una gran carga de sensualidad (pocas veces ha estado Victoria más guapa). Por su parte, Antonio Banderas lograría la mejor interpretación de su carrera en el controvertido papel de Ricky, con un difícil equilibrio entre sus violentas acciones y la fragilidad e inocencia que esconde en su corazón. El actor ponía fin con este trabajo a una fructífera relación profesional con el realizador tras cuatro películas, coincidiendo con el salto del malagueño a Hollywood. Recientemente, ambos han vuelto a reencontrarse en La piel que habito (2011) y Los amantes pasajeros (2013). La química entre Abril y Banderas es sencillamente espectacular. Sin duda, ambos pusieron toda la carne en el asador, entregándose en cuerpo y alma a las directrices del exigente maestro. El ejemplo más claro de ello está en la incendiaria escena sexual de la pareja -magníficamente rodada, con un elegante juego de espejos-, de las más tórridas y memorables de la antología de polvos del cine de Almodóvar. Este momento, unido al otro polémico pasaje en que Marina se masturba en la bañera, con la ayuda de un submarinista de juguete, sirvieron para que en Estados Unidos recibiese la temida clasificación X, que restringió considerablemente su exhibición en las pantallas de aquel país.



        Lo que diferencia a Átame del clasicismo de El coleccionista es, precisamente, el universo almodovariano presente en la estupenda fauna de personajes secundarios, que enriquecen la historia con acertados apuntes de humor. De esta manera, se rebaja lo suficiente la intensidad de la historia, haciéndola más accesible al gran público. El gran Paco Rabal como Máximo Espejo -director de cine con el que Marina trabaja en una cinta de terror de serie B, confinado en una silla de ruedas y secretamente enamorado de la muchacha- y cuatro de las mujeres que hicieron posible el éxito de Mujeres al borde de un ataque de nervios -María Barranco, Rossy de Palma, Julieta Serrano y, sobre todo, una espléndida Loles León que roba todas las escenas-, forman el perfecto reparto que acompaña a los dos absolutos protagonistas del filme. Pese a la incomprensión con la que fue recibida en su momento, Átame me sigue pareciendo una de las obras mayores del gran Pedro Almodóvar, donde ya se empezaban a percibir señales de la maestría para el melodrama que demostraría después en Todo sobre mi madre (1999) o Hable con ella (2002), sus títulos más premiados. Técnicamente, había alcanzado por fin la madurez, permitiéndose el lujo de contar con el mismísimo Ennio Morricone para componer una magnífica banda sonora. Controvertida por su escabrosa temática, donde la transformación del miedo inicial del personaje de Marina hacia Ricky en amor, no será entendida por todos, ya que podría ser diagnosticada como un claro ejemplo de síndrome de Estocolmo, la cinta está tan brillantemente realizada que hace que incluso el optimista final a ritmo del Resistiré del Dúo Dinámico, resulte perfectamente coherente con el espíritu de la película. Y es que el amor es un sentimiento impredecible, que puede nacer de las circunstancias más adversas y sorprendentes imaginables.

    José Antonio Martín.
    crítico de cine.

    España. 1990. Título original: Átame. Director: Pedro Almodóvar. Guión: Pedro Almodóvar. Productora: El Deseo S.A. Localización: Madrid. Recaudación en USA: 4.087.361 dólares. Fotografía: José Luis Alcaine. Música: Ennio Morricone. Montaje: José Salcedo. Intérpretes: Victoria Abril, Antonio Banderas, Loles León, Paco Rabal, Julieta Serrano, María Barranco, Rossy de Palma, Lola Cardona, Manuel Bandera.

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