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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Dúo

    || Críticas | D'A FILM FESTIVAL 2022 | ★★★☆☆ ½ |
    Dúo
    Meritxell Colell
    El fuego y la nieve


    Júlia Gaitano Mendizábal
    Barcelona |

    ficha técnica:
    España, 2022. Dirección: Meritxell Colell. Guion: Meritxell Colell. Producción: Paraïso Productions, Manufactura de Peliculas, Polar Star Films. Distribución en España: Atalante. Fotografía: Sol Lopatín. Montaje: Meritxell Colell, Ana Pfaff. Reparto: Mónica García, Gonzalo Cunill. Duración: 107 minutos.

    Después de un tiempo separados, Mónica (Mónica García) y Colate (Gonzalo Cunill) se reúnen para realizar un road trip por tierras andinas, en lo que se dibuja, también, como un reinicio para su relación. Juntos desde hace veinticinco años, aun con sus idas y venidas, la pareja de artistas recorre ahora pueblo tras pueblo en el norte de Argentina. Allá donde van son recibidos con enorme hospitalidad y fiestas, puesto que es tiempo de carnavales, y ellos a cambio ofrecen su propio arte. El viaje, así, también les sirve como una suerte de gira para interpretar su última pieza, a medio camino entre la obra de teatro, el espectáculo de danza contemporánea y el diario personal. Monólogos, movimiento y realidad se entremezclan mientras la pareja explora sus propias impresiones y sentimientos durante sus primeros encuentros, mirando un cuarto de siglo para atrás. Dúo es la continuación espiritual y narrativa de Con el viento (2018), debut de la cineasta catalana Meritxell Colell. Aunque pueden existir perfectamente la una al margen de la otra, así como pueden ser consumidas de forma individual, en este nuevo filme Colell recupera y retoma el camino vital del personaje de Mónica, esta vez en un entorno y circunstancias totalmente distintas a las del primer largometraje. En Con el viento, la emoción quedaba en familia, en ese triste y sensible retorno al pueblo, y el reencuentro con su madre, hermana y sobrina. En Dúo, el universo explorado es el de la vida en pareja.

    El tándem protagónico formado por Mónica y Colate son, claramente, lo central, el foco principal de la pieza. Aunque participen de la vida en los pueblos, descubriendo a su paso las historias de la gente local, participando de sus carnavales y tradiciones, aprendiendo nuevas formas de entender el día a día… todo ese vendaval de elementos externos a ellos dos son solamente el pretexto. En realidad, solo existen ellos dos. Ellos, bailando en la oscuridad con bolas de luz recorriéndoles el cuerpo, en la escena de baile más sinuosa e imponente de la película; ellos, en el coche, cantando Spinetta, riendo, discutiendo, callando; ellos, en una cama desconocida, los masajes, las lecturas, la distancia… Todo gesto e interacción es una pequeña tesela del gran mosaico que acaba componiendo Colell en Dúo. En su título, se referencia esa dupla que, sí, nos habla de la vida en pareja, de la dualidad entre el hombre y la mujer, e incluso del dueto artístico que conforman. Pero dicho dualismo acaba permeando, poco a poco y a lo largo de todo el filme, hasta los propios cimientos de su unión. La pasión, la ternura y el cariño, al ejercer la presión adecuada (o inadecuada, quizás, en este caso), no tardan en convertirse en fricción, reproche, frialdad. Y, sobre todo, en la enormemente temida incomprensión, que se alza entre ellos como un muro insondable.

    Meritxell Colell, sin embargo, no ahonda en los argumentos concretos, en los motivos de dicha brecha emocional. Los muestra, en cambio, en la forma en que colisionan y dejan de colisionar los cuerpos de los amantes. Los puntos de encuentro y desencuentro. Las miradas, que tanto pueden buscarse la una a la otra como, al siguiente instante, rehuirse. Porque, qué puede haber más doloroso de presenciar que la desaparición de unos gestos de afecto, presentes al inicio del filme. A medida que avanzan su camino conjunto, este parece separarlos emocionalmente. Qué mejor forma de ejemplificar esas desavenencias que haciendo que la cámara, que tan de cerca lo observa todo en Dúo (esos rostros, ese puro movimiento), deje de captar momentos de complicidad y conexión. Simplemente, han dejado de existir. La película se alimenta de contrastes, entre cortes bruscos de montajes, golpes de luz entre un plano y otro, claroscuros sonoros. Colisionando con el ajetreo de las fiestas, aparece la voz susurrada de Mónica, en unas intervenciones que muestran su fluir mental, pensamientos y sensaciones. Aunque no sepamos desde qué instante los realiza (¿son en presente?, ¿rememorando ese período de ruptura?), se erigen como fragmentos de pausa y liberación. Con ellos, la directora juega con las texturas de las imágenes, así como con aquello representado. Los elementos y el paisaje pasan a primer plano, para ofrecer un cambio de perspectiva a una historia que puede llegar a resultar claustrofóbica. La intensidad emotiva que rezuma la película puede ser, en momentos, arrolladora. Ese mismo apasionamiento, lamentablemente, acaba erosionando la relación protagonista. Cada cual representa una energía (fría ella, ardiente él) y al sacarlas a relucir, resultan elementos incompatibles. ⁜


    Dúo, Meritxell Colell
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