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    Crítica | Dioses

    Bogowie

    Un "éxito" polaco

    crítica de Dioses (Bogowie, Lukasz Palkowski, Polonia, 2014).

    La globalización y la internacionalización de la industria cinematográfica van más allá del flujo de capitales y de talentos. Las fronteras entre cine americano y europeo empiezan a difuminarse en algunos casos, no solo a nivel financiero y promocional. Empieza a ser bastante común la aparición de producciones europeas cuya identidad cultural pertenece al otro lado del charco. Películas de condiciones y recursos considerados clásicos, propios del cine Hollywood. Se emulan fórmulas tradicionalmente vinculadas al éxito. Este fenómeno no es necesariamente malo, en el caso español ha dado lugar a películas fantásticas como Grupo 7 (2012), Celda 211 (2009) o La isla mínima (2014) y otras menores pero igualmente meritorias como El desconocido (2015). Son obras que gozan de muy buena acogida por parte del público (porque emplean fórmulas y códigos que asimilan con facilidad) y no es extraño que sean premiadas por sus academias. Este es el caso de la cinta más exitosa de Polonia en 2015, la taquillera Dioses (Bogowie, 2014). Una cinta respaldada por la frase “basada en hechos reales” y que retrata la carrera de un excéntrico cirujano por hacer el primer trasplante de corazón en una nación bajo el Telón de Acero. Filmada en clave de thriller (con toques de humor) y tomándose escasas licencias argumentales, esta cinta comienza a estrenarse más allá de su país de origen, traspasando las fronteras de, entre otros, España.

    El resultado es cuando menos insatisfactorio. Sobre el elegante uso de cámara, de la acertada puesta en escena o de la verosímil recreación de las operaciones, prevalece un sentimiento de vergüenza ajena por momentos insoportable. Multitud de elementos tienen la culpa. Quizá el que más fuerte llama a la puerta del ridículo es la banda sonora, canciones alejadas contextualmente de lo que ocurre en pantalla y de lo que uno entiende por la Polonia de los 80; el único director al que siempre le funcionan esa clase de mezclas es a Tarantino, y, por supuesto, entre Lukasz Palkowski y el director de Tennessee hay una distancia insalvable. Difícil pasar por alto la banda sonora (que no se nos malinterprete, las canciones son buenas, suenan James Brown o My Sharona de The Knack, simplemente no encajan), pero si uno hace el esfuerzo de obviarla no será, sin embargo, capaz de evadir el descalabro de alguna secuencia digna de La hora de José Mota —a bote pronto se viene a la cabeza la fiesta en la clínica, de una decadencia inintencionadamente cómica, a pesar de los esfuerzos del director por parecer gracioso la carcajada acecha por cuestiones ajenas a la voluntad del Palkowski—. En esta misma línea equívoca se encuentran las temerarias conducciones del insensato galeno por pistas de la Polonia profunda, sus arrebatos etílicos y los insulsos paréntesis dramáticos. También podría ponerse en tela de juicio la dirección de actores, el sobreactuado Tomasz Kot resulta tan hipnótico como repelente. El personaje, a pesar del punto excéntrico, no deja de ser un cliché. El Dr. Religa es un visionario condenado a ser dios, un médico mesiánico, de mente abierta, occidentalizado tras una estancia en Estados Unidos (capaz de enfrentarse sin tapujos al régimen), en confrontación con una sociedad que no le entiende. Al menos no es un retrato hagiográfico. Y esa es la esencia del guion, la del cirujano arrogante desafiando la ética establecida.

    Bogowie

    «Sobre el elegante uso de cámara, de la acertada puesta en escena o de la verosímil recreación de las operaciones, prevalece un sentimiento de vergüenza ajena por momentos insoportable».


    Seguramente sea el reflejo de la citada idiosincrasia conservadora polaca lo que mejor se muestra en pantalla. Las tiranteces con la anquilosada burocracia, la búsqueda de financiación entre los nuevos ricos polacos, o la oposición a los avances occidentales de los revisionistas ofrecen el contrapunto a la ambiciosa galopada por conseguir el primer trasplante de corazón en Polonia. Es cierto que el final es totalmente previsible pero el realizador consigue que el proceso interese, a pesar de las múltiples trampas. Esa avidez viene precedida de una sucesión de fracasos que suscriben la dificultad de actuar en una región que iba años por detrás del mundo occidental. Desafortunadamente una historia fascinante no justifica en absoluto su visionado. Probablemente sea por la falta de calidad de su prosa, porque a lo mejor es una película confeccionada para el público polaco a pesar de lo universal del tema del hombre “jugando a ser dios” desafiando el sino de los tiempos. Aquí cabría preguntarse cómo reciben en otros estados a los filmes españoles de factura hollywoodiense. En un encuentro en el Instituto Cervantes de Madrid, afirmaba el productor y músico español Javier Limón que en todos los países había un grupo de rock nacional que tenía mucho éxito dentro de su límite territorial. Sin embargo apenas tenían repercusión allende sus fronteras. No obstante los grupos de rock anglosajones (los realmente genuinos) llegaban a cualquier lugar de la tierra. Venía a decir que el rock pertenecía culturalmente a los países de habla anglosajona y que lo que se hacía en otras zonas respondía a réplicas culturales que no dejaban de ser copias. Y se preguntaba ¿Acaso alguien se imagina a cualquiera cantando flamenco en otro idioma que no fuese el español, y en otro acento que no fuese el andaluz? Obviamente esto no es extrapolable al cine, pero sí que nos puede valer como punta de partida para juzgar obras confeccionadas bajo parámetros y coordenadas que a priori responden a tradiciones opuestas. Con la que conciencia de que este argumento puede quedar invalidado por la cita de una serie de películas europeas facturadas al estilo hollywoodiense que han gozado de éxito y prestigio internacional, desgraciadamente no es el caso de Dioses. Juzguen ustedes mismos. | ★ |


    Andrés Tallón Castro
    © Revista EAM / Madrid


    Ficha técnica
    Polonia, 2014. Título original: Bogowie. Director: Lukasz Palkowski. Guion: Krzysztof Rak. Productora: Watch Out Productions. Música: Bartosz Chajdecki. Fotografía: Piotr Sobocinski Jr.. Reparto: Tomasz Kot, Piotr Glowacki, Szymon Piotr Warszawski, Magdalena Czerwinska,Rafal Zawierucha, Marta Scislowicz, Karolina Piechota. Duración: 115 minutos.

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