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    Cannes 2015 | Un rey busca dominar Asia

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    Editorial de la 10ª jornada de la 68ª edición del Festival de Cannes

    Quedan pocas horas para el cierre de la Competición de la 68ª edición del Festival de Cannes y en los aledaños de las diversas salas y teatros solo se habla de quién ganará la Palma de Oro. Todo hace indicar que la batalla tendrá dos frentes: el asiático, con esa entente chino-japonesa que lideran Jia Zhangke (Mountains may depart) y, sobre todo, Hou Hsiao-Hsien (The Assassin); y el italiano, con Paolo Sorrentino (La juventud) y Nanni Moretti (Mia madre). Nombres y apellidos que, por otra parte, sonaban como principales aspirantes antes del inicio de las hostilidades. Tras la proyección del filme de Sorrentino, que dividió como lo hiciera en su año La gran belleza, parece que terminó el tiempo reglamentario y llegó el epílogo del festival. Un hecho que viene acompañado por cierta relajación de la prensa, cuyos resoplidos de cansancio evocan el “se acabó todo lo que se daba”. Los damnificados, Jacques Audiard, Guillaume Nicloux, Michel Franco y Justin Kurtzel. Estos tres últimos, protagonistas de hoy y mañana antes de que los hermanos Coen, sobre las 8 de la tarde, otorguen la Palma. Y es este momento, donde el termómetro mediático decrece, cuando se cocinan algunas sorpresas. Si no que se lo pregunten a Nuri Bilge Ceylan o Nicolas Winding Refn en 2011, que entregaron trabajos casi fuera de plazo y acabaron abrazando a Robert De Niro, presidente de aquel jurado. No está nada dicho aún. Ahora bien, si de su economía depende Cannes, apuesten por ese cineasta chino de nombre impronunciable. Es su momento, Cannes se lo debe; y su The Assassin marcha en la misma senda que su predecesora en estas lides hace un año, Sueño de invierno, flamante y merecida Palma de Oro 2014.

    Si alguien tiene poder, entre la clásica y metafórica neblina que caracteriza el décimo y undécimo amanecer en el Festival de Cannes, de revocar el destino, ese es un rey. Y no uno cualquiera, uno dibujado por el mismísimo William Shakespeare. La nueva revisión de Macbeth llega de puntillas a al cuarto de proyecciones, con un público más pendiente de la presencia –irrebatible, por otro lado— de sus dos actores principales, Michael Fassbender y Marion Cotillard, paseando por la Croisette y la sala de prensa que de visionar el trabajo de Justin Kurzel. Es cierto que el filme desprende ese halo más propio de clausura que de cinta en competencia, pero con tales mimbres la ilusión debe ser una fiel acompañante del respetable. Una predisposición que es más complicada con la nueva película de Michel Franco, Chronic, un drama desgarrador de producción mexicana y versada en lengua anglosajona sobre los cuidados paliativos cuyo reparto está encabezado por el infravalorado Tim Roth. El cineasta norteamericano, que obtuvo el premio a la mejor película en Un Certain Regard 2012 por Después de Lucía, a tenor de las primeras opiniones, da un nuevo salto en su carrera con un cine crudo, sin aditivos ni estridencias, que logra involucrar a la platea de forma visceral y memorística. Con o sin premio, Franco saldrá muy reforzado de Francia. Y en tierras galas se quedará Guillaume Nicloux, director muy respetado pero con un filmografía sin excesivas aristas. Cine invisible, habitual en los eventos de Categoría A pero que, salvo por sus actores, pasa totalmente inadvertido en la traslación mercantil. Valley of Love es un buen ejemplo de ello: tragedia matrimonial que parte de la pérdida de un hijo y la posterior y sorprendente llamada de éste desde el corazón de Estados Unidos. Isabelle Huppert y Gérard Depardieu son el alma y motor de un filme correcto pero sin ningún atisbo de brillantez narrativa ni visual. Nicloux debuta en la Competición de Cannes con el mismo estilo que lo hizo en Berlín: insulsez salvada por apellidos ilustres. Algo que no necesita Luc Jacquet con La glace et le ciel, película documental que supondrá la conclusión oficial de esta edición. Imágenes evocadoras y mensaje positivista como inmejorable broche. Esta es la última editorial de la 68ª entrega pero hay aún queda mucho Cannes por contar: décima jornada, quinielas y los cuadros de honor de la Quincena de Realizadores, Un Certain Regard y la Sección Oficial. Estén atentos.

    Emilio Martín Luna
    Redacción Madrid


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