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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Mommy

    Mommy

    Los límites de una madre

    crítica a Mommy (Canadá, 2014), dirigida por Xavier Dolan. | ★★★★★ |

    Tiene 24 años y ya acumula más de 36 premios, entre ellos un Premio del Jurado en Cannes, un Premio FIPRESCI en Venecia y el reconocimiento a la Mejor Película Canadiense en el TIFF del 2013. Mucho se ha venido hablando de Xavier Dolan este año a raíz del entusiasmo que su último trabajo ha despertado por los festivales en los que se ha estrenado, y todavía le queda. Desde Yo maté a mi madre (2009), el director y su musa, Anne Dorval, han venido retratando los demonios interiores de Dolan, en miradas de una transpiración adolescente brutalmente contagiosa, en historias materno-filiales intensas, pero también en dilemas sobre la identidad sexual que, en ese momento, parecían unirle temáticamente con el Almodóvar más internacional. Con Mommy (2014) uno tiene la sensación de madurez definitiva. La imparable sinfonía musical de Lawrence Anyways (2013) ha dado paso a otro camino iniciático de canciones pop que marcan la problemática relación de Diane y Steven, madre e hijo de fuertes carácteres incapaces de una reconciliación definitiva, que sólo parece materializarse con la aparición en escena de un tercer elemento, una vecina con problemas de tartamudez que, en su mutismo, aportará el punto de calma y racionalidad que la familia necesita. Como dato testimonial, se nos pone al tanto, nada más comenzar, del nacimiento de una nueva ley que permite a los progenitores dejar a sus hijos al cuidado de un hospital estatal sin necesidad de juicio alguno, aludiendo a que la trama tiene lugar en un momento indeterminado, pasado o futuro; como si de esa forma, el anacronismo de la dirección artística fuera un guiño hacia la universalidad del discurso.

    Toda la tecnología que aparece en Mommy parece salida hace 10 años, cuando el término smartphone todavía era algo en formación y los discos seguían siendo el método básico para llevar nuestras playlist a mano, cuando chavales de 16 años escuchábamos Oasis o Dido como parte de la banda sonora de nuestra vida, igual que Steven ha hecho con las canciones que un día le grabara su padre para un viaje a Cali. La misma fuerza nostálgica con la que Linklater ha marcado el hilo musical de Boyhood (2014), trufándolo de éxitos de los 90 como vía para definir la esencia de un personaje. Dolan hace lo mismo con Steven a través de unas decisiones formales muy valientes que repercuten en la narrativa mediante la polémica selección de un formato de 1:1, similar al de una pantalla de móvil o al de una fotografía, enmarcando el plano hasta límites asfixiantes. Precisamente, los de una madre que se siente agobiada por su desempleo y el cuidado de su hijo, al que acaban de liberar de un centro de cuidado para menores tras un altercado que ha obligado a su expulsión. Diane se hace cargo de la situación intentando hacer entrar en vereda a Steven pero él, como todo adolescente, parece vivir ajeno a esas responsabilidades, amparándose a un carpe diem continuo que se ahoga día tras día entre gritos y gestos infantiles, insultos y actitudes impulsivas, que sólo Kyla parece poder contener.

    Mommy

    Ella es la vecina de enfrente; una Suzanne Clement entregando un personaje precioso, accesorio para la trama, situado en la periferia del eje central que compone la relación madre/hijo, y que sirve de equilibrio entre estas dos fuerzas unidas por la sangre que comparten el mismo genio y carácter. Kyla, en su mudez, parece llevar a esa casa una calma que ni Diane ni Steven conocían hasta entonces, pues ambos se esfuerzan en escucharla, impregnándose del ritmo reflexivo que empapa cada una de sus miradas y frases. En el triangulo familiar que componen los tres, todos tienen su foco de atención, pero son madre e hijo quienes condicionan dos de las roturas formales más llamativas y aplaudidas de la cinta. Una, bajo el punto de vista de él. La otra, bajo el de ella. Pero ambas bien razonadas, pues justifican las elecciones de Dolan respecto al porqué ha elegido contar así su película, recurriendo a un tono casi siempre emotivo, perfilado por lo arrebatado de algunos de sus temas. Desde White Flag hasta llegar a Born To Die, Vivo Per Lei o esa Wonderwall trocada en icono. Ese mismo tono enérgico es el que transpira en cada momento, entre las grietas de ese vínculo materno que parece estallar a cada instante de duda o impotencia ante el complicado temperamento de un hijo desesperado por abrir las barreras de sus límites, las mismas que transmite la pantalla, donde Anne Dorval parece moverse con un nervio constante, defendiendo su rol con una imposición vocal destacada, recitando sus frases de forma firme con el temple que, uno intuye, le ha dado el tener que educar a un niño difícil.

    Mommy

    Sacrificio maternal que no está exento de complejidad, en una resolución en la que contrasta el sentimiento de esperanza con hechos que, mirados fríamente, no deberían serlo, y es que el director está tan empeñado en realzar la vitalidad de Steven que hasta parece identificarse con ella. Y, de hecho, hay un par de instantes en las que Dolan se permite sustituir al protagonista (un resuelto Antoine-Olivier Pinon), en una impetuosa correspondencia, muy breve, que consigue pasar desapercibido, pero que se siente necesaria, pues Steven sigue siendo otro de los muchos alter ego de su director, como en su momento lo fue Hubert Mile en Yo maté a mi madre (I Killed My Mother – 2009), donde precisamente también aparecía “su madre” en la ficción, Anne Dorval. De este modo, con Mommy confirma la construcción definitiva de un universo propio y personal en torno a las relaciones familiares y amorosas, cercanas a una óptica que, en diferentes niveles, se intuye de inspiración autobiográfica. Esta última obra tiene visos de ser una de sus más personales y logradas, y con suerte puede ser una de las que más éxito le reporte, merced al buen recibimiento que hasta ahora ha tenido en el recorrido de festivales y que, en lo que queda de año, podría saldarse con alguna que otra sorpresa. Pero también porque es un discurso con el que cualquiera puede conectar de inmediato, sin medias tintas, ni reparos. Pues todos hemos tenido una madre, y Mommy las representa un poco a todas ellas. | ★★ |

    Gonzalo Hernández
    Enviado especial a la 62ª edición del Festival de San Sebastián


    Canadá, 2014. Título original: Mommy. Director: Xavier Dolan. Guión: Xavier Dolan. Productora: Metafilms. Fotografía: André Turpín. Música: Eduardo Noya y varios artistas. Montaje: Xavier Dolan. Intérpretes: Anne Dorval, Suzanne Clement, Antoine-Olivier Pinon, Alexandre Goyette, Patrick Huard. Presentación oficial: 22 de Mayo de 2014 (Festival Internacional de Cine de Cannes).


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