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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Cuando todo está perdido

    Cuando todo está perdido, de J.C. Chandor

    El viejo y el mar

    crítica de Cuando todo está perdido | All Is Lost, de J.C. Chandor, 2013

    En 2011, el realizador J.C. Chandor causó sensación en Sundance con su ópera prima Margin Call, poderoso drama que relataba las 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008 y que encontró su punto fuerte en un guión milimétrico y un excelente trabajo de su estelar reparto. Por aquel trabajo, Chandor recibió premios al mejor debut en el Círculo de críticos de Nueva York y los Independent Spirit, colocándolo como uno de los nombres a tener en cuenta en el futuro. Con Cuando todo está perdido (2013) llega su confirmación y hay que reconocerle cierta valentía para asumir riesgos que podrían perjudicarle de cara a la tan temida taquilla. Para bien y para mal, su apuesta se apoya totalmente sobre los hombros de su veteranísimo (77 años) protagonista, Robert Redford, ya que es el único actor que aparece en toda la película, soportando estoicamente 100 minutos de absoluto lucimiento en su papel de un hombre que tiene que sobrevivir en alta mar cuando su velero colisiona contra un contenedor en medio de su travesía por el Océano Indico. Todo el filme consiste sencillamente en eso, sin trampa ni cartón. Los primeros títulos que nos vendrían a la mente al leer la sinopsis de Cuando todo está perdido serían, por su cercanía en el tiempo, Naúfrago (2000) de Robert Zemeckis y La vida de Pi (2012) de Ang Lee. Sin embargo, viendo el producto que finalmente nos ha entregado Chandor, poco o nada tiene que ver con aquellas dos obras, claramente diseñadas para atraer a un número mayor de espectadores.

    Cuando todo está perdido, de J.C. Chandor

    El hundimiento de la nave y posterior lucha por la subsistencia de este marinero contra los elementos está descrito en pantalla con gran detallismo y, en su búsqueda del realismo, evita cualquier concesión al espectáculo o a la acción gratuita. Ni el naufragio, ni la tempestad que casi acaba con la vida del protagonista, ni la amenaza de los hambrientos tiburones que merodean alrededor de la balsa, están mostrados con efectismo o grandilocuencia, entreteniéndose más su metraje en la cotidianeidad del hombre ante una situación tan excepcional como ésta. Un arma de doble filo, sin duda, porque al mismo tiempo que se logra la sensación de estar ante una odisea totalmente verosímil, su guión resulta de una linealidad que echará atrás a más de un espectador que busque una aventura marina como las de toda la vida. Tal vez se eche en falta detrás de las cámaras a un Robert Zemeckis capaz de introducir un personaje de apoyo para Tom Hanks en la forma de un balón de voleibol apodado Wilson, con el que logró momentos de auténtica emoción en Naúfrago. O un Ang Lee que impregne cada secuencia de grandiosidad y una belleza plástica desbordante, extrayendo poesía de una catástrofe marítima en La vida de Pi. Cuando todo está perdido es la respuesta indie y minimalista a aquellas aventuras, por lo que si hay que buscar otra obra con la que tenga más puntos de conexión, esa sería la magistral adaptación de la novela de Ernest Hemingway El viejo y el mar que John Sturges rodó en 1958 a mayor gloria del inconmensurable Spencer Tracy.

    Cuando todo está perdido, de J.C. Chandor

    Se ha alabado mucho el trabajo de Redford en esta cinta. Nadie le quitará el mérito de haber sacado adelante con eficacia el trabajo más físicamente exigente de toda su carrera y que con su sola presencia logra que el interés por una historia tan monótona y desprovista de suficiente emotividad no decaiga en ningún momento. Sin embargo, Redford nunca me ha parecido un gran actor. A sus dos películas más celebradas, Dos hombres y un destino (1969) y El golpe (1973), él contribuyó con su imagen de galán y un innegable carisma, pero la calidad interpretativa siempre fue cortesía de Paul Newman. En Cuando todo está perdido vuelve a tirar del oficio que solo te otorgan cinco décadas de carrera y ofrece una buena actuación que, no obstante, podría haber sacado adelante cualquier intérprete mínimamente dotado. Casi sin palabras, el reto de este trabajo radica en la expresión corporal y, por momentos, no me creo las expresiones de su rostro ajado. Ni siquiera en los momentos más álgidos desde el punto de vista dramático, consigue transmitirme Redford con su mirada esa sensación de indefensión o angustia que serían esperables en su personaje. Entiendo que es una opinión bastante impopular, ya que el nombre del mítico actor está muy presente en la carrera de premios de este año, algo que me hace preguntarme hasta qué punto se está valorando su interpretación o se está reconociendo a una estrella de Hollywood que tan solo ha estado nominado al Oscar en una ocasión (por El golpe, precisamente). Como experimento cinematográfico de aventura marina reducida a su mínima expresión, Cuando todo está en orden es un trabajo estimulante y a contracorriente, perfecto en todos sus apartados técnicos, aun cuando no se abusa de ellos. Ahora bien, como drama humano no logró conmoverme ni hacerme partícipe de las penurias de su héroe protagonista y como película de entretenimiento carece de garra y los suficientes momentos de peligro como para hacer de ésta una experiencia verdaderamente cautivadora. | ★★★★

    José Antonio Martín
    redacción Canarias

    Estados Unidos. 2013. Título original: All Is Lost. Director: J.C. Chandor. Guión: J.C. Chandor. Productora: Lionsgate Films / Roadshow Attractions / Before The Door Pictures / Washington Square Films / Black Bear Pictures. Presupuesto: 9.000.000 dólares. Recaudación en USA: 5.446.862 dólares. Fotografía: Frank G. DeMarco. Música: Alex Ebert. Montaje: Pete Beaudreau. Intérpretes: Robert Redford.

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