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    Cine Alemán Siglo XXI

    EL PUEBLO DE LOS MALDITOS (1995)

    El pueblo de los malditos, de John Carpenter (1995)
    ¿QUIÉN PUEDE MATAR A UN NIÑO?
    El pueblo de los malditos (John Carpenter’s Village of the Damned, 1995)

    Sesión doble vuelve a echar mano de uno de nuestros creadores de cine fantástico favoritos de todos los tiempos, John Carpenter, y lo hacemos por partida doble. Siendo indiscutible que se trata de uno de los realizadores más personales del panorama de las últimas cuatro décadas, lo cierto es que llegó un punto de su carrera en el que dejó de ofrecernos las grandes obras a las que nos venía acostumbrando. Con El Príncipe de las Tinieblas (1987) y Están vivos (1988), cintas nada desdeñables, Carpenter empezó a mostrar preocupantes signos de repetición, acompañados de una realización más pobre. Esto se puede explicar con su fracaso en taquilla de Golpe en la Pequeña China (1986), última experiencia del cineasta con los altos presupuestos. A partir de ahí, se dedica a concebir un cine más modesto, igualmente personal, pero sin las presiones de las grandes productoras. De esta última etapa, una de las películas más reivindicables podría ser esta interesante nueva versión de un pequeño clásico de la ciencia ficción de 1960, El pueblo de los malditos. Producción británica dirigida por Wolf Rilla, adaptaba una sensacional novela de John Wyndham titulada The Midwich Cuckoos, cuya temática podría resultar vagamente similar a la de otro gran hito del género, La invasión de los ladrones de cuerpos (1956), solo que en lugar de unas vainas alienígenas que usurpaban la personalidad de los humanos, en El pueblo de los malditos tenemos a una extraña raza de niños que suponen el primer eslabón de una futura invasión extraterrestre.

    Kirstie Alley y Mark Hammill, en 'El pueblo de los malditos'.
    John Carpenter logró su obra maestra en 1982 con La cosa, que también venía a ser el remake del clásico del fantástico El enigma de otro mundo (1951), al que consiguió superar en todos los aspectos, por lo que el reto de actualizar un título querido por los aficionados no era nuevo. Sin llegar, ni de lejos, a la maestría de La Cosa, esta nueva lectura de la novela de Wyndham destaca por su absoluto respeto y cariño hacia la película homónima. De estilo clásico, alejado de los reiterativos vampiros, fantasmas marcianos o poseídos de los últimos tiempos, el filme rebosa una sanísima modestia ya desde su pintoresco reparto, compuesto por un grupo de actores que, aunque eficaces, pueden considerarse “juguetes rotos” de la industria. Christopher Reeve, el mítico Superman, encabeza el casting en la que tristemente sería su último trabajo antes de quedar postrado en una silla de ruedas por su desgraciado accidente de equitación. Junto a él, muy correcto, tenemos rostros tan familiares (y admirados por los seguidores del fantástico) como Mark Hamill (sí, el mismísimo Luke Skywalker de Star Wars) en el papel de cura un poco pirado o Michael Paré, el que fuera protagonista de El experimento Filadelfia (1984), en un breve papel al inicio del filme. Una Kristie Alley en el principio de su decadencia y Linda Kozlowski, muy popular en los 80 por ser la chica de Cocodrilo Dundee, son las principales caras femeninas.

    El mayor cambio que presenta la versión de Carpenter respecto a la de 1960 es el cambio de escenario, que pasa de ser una aldea británica a un pequeño pueblo costero de California. La esencia de la historia continúa siendo la misma: un extraño fenómeno provoca que los habitantes de un pueblo caigan inconscientes durante seis horas. Al despertar, todas las mujeres han sido inseminadas, llevando en su vientre a unos niños que pronto demostrarán ser un peligro para la humanidad. Esos infantes, de característico cabello rubio platino y con un ADN que parece indicar que provienen de un mismo “padre”, carecen completamente de cualquier atisbo de sentimiento de cariño o empatía hacia los demás. La líder de estos niños, que caminan y actúan de manera sincronizada, parece ser Mara, la hija del doctor que interpreta Christopher Reeve, mientras que el pequeño del personaje de Linda Kozlowski resulta ser el único que presenta síntomas de desarrollar sentimientos humanos, rebelándose contra sus compañeros en un momento dado. Los personajes están definidos a grandes trazos, moviéndose siempre dentro del arquetipo. Representativo es el personaje de ambiciosa y mezquina científica al que da vida de manera histriónica Kristie Alley. Todas las actuaciones presentan un nivel medio que no pasa de correcto, siendo Linda Kozlowski la que ofrece una interpretación con más matices dramáticos de todos. 

    El pueblo de los malditos, de John Carpenter

    Otro de los elementos más destacados del filme es la buena dosificación de la intriga y los momentos de impacto, que vendrían a ser el inquietante comienzo (con la sombra de algo parecido a un platillo volante avanzando amenazante sobre las casas del pueblo), la estupenda escena del sueño colectivo y los retorcidos ataques de los niños sobre los adultos. Estas muertes vienen a producirse a través del control mental que ejercen los chavales con su brillante mirada en sus víctimas. La violencia es bastante más explícita que en la anterior versión, buscando el impacto mediante las escenas de muerte. Los efectos especiales y el montaje son deliberadamente tradicionales, otorgándole un apetecible aire de obra añeja al producto. Carpenter es consciente de que la historia ya nos la conocemos y poco puede hacer para sorprender, por lo que se limita a ofrecer un producto entretenido, menor en su filmografía, pero que viene a apuntarse al nutrido subgénero de películas en donde la representación del mal es un niño. ¿Quién puede matar a un niño? (1976), Los chicos del maíz (1984) o la poco conocida (y muy recomendable) The Children (2008) vendrían a ser algunos de sus más destacados ejemplos. Destacar que El pueblo de los malditos de 1960 conoció una más que aceptable continuación, Los hijos de los malditos (1963), algo que el remake de John Carpenter no pudo tener, no solo porque el realizador no es muy amante de rodar continuaciones de sus obras (con la excepción de 2013: Rescate en L.A.), sino también por la tibia acogida crítica y comercial que obtuvo. Los años le están haciendo justicia, especialmente vistos los flojos últimos trabajos del director.

    José Antonio Martín.

    Estados Unidos. 1995. Título original: Village of the Damned. Director: John Carpenter. Guión: David Himmelstein (Novela: John Wyndham). Productora: Universal Pictures. Recaudación: 9.418.365 dólares. Música: John Carpenter, Dave Davies. Fotografía: Gary B. Kibbe. Montaje: Edward A. Warschilka. Intérpretes: Christopher Reeve, Kristie Alley, Linda Kozlowski, Mark Hamill, Michael Paré, Meredith Salenger, Peter Jason.

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