"Excesivamente sanguinolenta muestra de serie B que cumple como un decente entretenimiento tan carente de guión como lleno de innecesarias secuencias."
La gran revolución que supuso Tiburón (Steven Spielberg, 1975) empujó a los estudios a crear subproductos de temática similar donde el hombre lucha contra el hostil mundo animal. Producciones, en su gran mayoría, de bajos presupuestos que conformaban las sesiones dobles de terror en las noches americanas. Tiburones, orcas, leones, cocodrilos, simios, insectos y, por supuesto pirañas, han librado su particular batalla contra el ser humano. Las pirañas, peces suramericanos de temible fama pero de escaso y esporádico contacto con el hombre han saltado a la gran pantalla en varias ocasiones en obras de marcada serie B. Peces de pequeño tamaño que sólo atacan en grupo en lo que se denominada frenesí alimenticio. Una popularidad ganada por crónicas nativas (en algunas zona se la denomina Guaraní: pez del diablo) pero que rara vez ha supuesto una amenaza. El cine, como ya hizo en Tiburón, enfatiza sobre el poder de estos diminutos seres acuáticos como demuestran Piraña (Joe Dante, 1978), Los Vampiros del Mar (James Cameron, 1981) y la televisiva Piraña 95 (Scott P. Levy, 1995). En estas tres creaciones, algunas de dudosa calidad, se sitúa a la Piraña cómo un experimento fallido del gobierno, ávido de carne en films llenos de sangre, casquería y humor gamberro.
Un habitual del género de terror, el galo Alexander Aja intenta capturar toda la esencia de ese tipo de cine en su tercera incursión americana con Piranha 3D. Fue con su segunda cinta, Alta Tensión (Haute Tension, 2003) con la que Aja saltó a la palestra para los estudios norteamericanos. La película francesa es una de las mejores muestras de género en Europa de los últimos años. Un film interesante, rodado con nervio, con una atmósfera sombría y angustiante que supuso todo un éxito en Francia y el pasaporte para cruzar el Atlántico a su realizador. Su debut con los grandes estudios se saldó con otro triunfo en la actualización del clásico de terror Las Colinas Tienen Ojos (The Hill Have Eyes, 2006). Aja demostró su personalidad con un estilo basado en la potencia visual de una imagen cercana al límite del cine gore. La victoria de su primer film, en cambio, se tornó en indiferencia con Mirrors (Reflejos, 2008) fallido remake de la surcoreana El Otro Lado del Espejo (Geoul Sokeuro, 2003) que tuvo nula presencia en taquilla. Con Piraña 3D, Aja busca retornar a su mejor forma, en un film que homenajea a todas esas cintas que vivieron su momento álgido con el mercado doméstico.
Las primeras críticas de Piranha, en un claro movimiento comercial, hablaban maravillas de la cinta de Aja (…” El Ciudadano Kane de las pirañas….”). El resultado final dista mucho de una producción de calidad, y en realidad no aporta nada nuevo a las películas predecesoras. Piraña 3D es un entretenimiento vacío decorado por escenas de desnudos, litros de sangre, humor paupérrimo y momentos de carnicería innecesarios. Pese que a la frase anterior suponga el sumun para el espectador masculino heterosexual, todo resulta demasiado tópico y aburrido como para mantener el interés en aspectos cinematográficos. Aja intenta en cada escena mostrarnos una muerte más cruenta y dolorosa que no aporta nada a una trama, que por otra parte es inexistente.
Se agradecen los homenajes a clásicos del género, cómo el inicial a Tiburón (con el inolvidable Richard Dreyfuss) y el buen ritmo que impone su director. Piranha 3D (ahora con pirañas prehistóricas) no es más que un serie B con un excelso presupuesto que visto cómo tal no resulta tedioso. Los actores se divierten en los papeles tópicos y clásicos del género. Destacar el retorno de Elizabeth Shue, no por su interpretación, sólo por el recuerdo de una de las actrices referencia de los noventa que esperemos que vuelva la pantalla con más asiduidad. Pese a esas “buenas críticas” iniciales, Piranha 3D sufrió un serio correctivo en la taquilla americana. Algo que intentará paliar con su paso europeo. La película de Aja, diseñada para largas tardes de aburrimiento, demuestra que el público necesita algo más que revivir añejos y desenfadados clásicos.
Lo Mejor: El apartado técnico (su luminosa fotografía). Resulta entretenida.
Lo Peor: La ausencia de guión, la excesiva crudeza y su final.
Puntuación: 4/10