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    Crítica | The Salvation

    The Salvation, de Kristian Levring

    Presunción de culpabilidad

    crítica a The Salvation (2014) (Kristian Levring, Dinamarca, 2014).

    La evidente influencia que el western ha ejercido, y continúa ejerciendo, en la cinematografía es indiscutible. Muchos de los grandes representantes del cine de la posmodernidad se han visto motivados por algunos de los recursos más característicos de este género. Sin embargo, parece apropiado destacar que ésta es una relación recíproca, ya que las películas del oeste no han escapado a la evolución de las cinefilias características de cada época. Lo que muchos conservadores han asumido como una contaminación del género, que veía cómo su rigor e integridad se comprometían por los patrones de la novela negra o el drama policíaco, otros directores lo han aprovechado en beneficio de sus creaciones para aportar innovación a un género tan arcaico que “sus inicios se confunden con los de la propia cinematografía” —parafraseando a Bazin—. Éste es el caso de Kristian Levring quien, con The Salvation, simplifica la concepción dramática que teníamos del western clásico y la acerca a un terreno de mayor ingenuidad. Respetando los esquemas básicos de valor (y ausencia del mismo), justicia, familia y sufrimiento, el danés, un neófito en el mundo del revólver más rápido, homenajea a las grandes figuras del far west al tiempo que logra trenzar una disfrutable historia cuyo mayor mérito reside en su capacidad para entretener a un público muy amplio.

    Como decíamos, la trama es sencilla, muy concisa y modesta. Se niega a albergar desde el principio grandes pretensiones que no pueda aguantar argumentalmente, y esa honestidad narrativa no pasa por alto a un espectador que agradece su concreción. Se evitan grandes disyuntivas peliagudas para centrarse en los básicos conflictos territoriales y vengativos. No encontraremos dilemas morales como el de la damisela enamorada del justiciero que asesinó al granuja de su hermano, ni viejos desagravios macerados a fuego lento durante años con el fin de cumplir una venganza fría e implacable. El planteamiento es muy expeditivo, y comienza presentándonos al soldado danés que, tras luchar en la guerra de los Ducados contra el imperio austriaco, marchó a los Estados Unidos para comenzar una nueva y pacífica vida reencontrado con su familia. No tardaremos en comprobar que ese merecido descanso no llegará finalmente para Jon, quien presenciará impotente cómo su vida toma un desagradable giro que comienza con el secuestro de su mujer e hijo a manos de dos forajidos. Sin mucha dilación, Jon se vengará de quienes le arrebataron su esperanza de alcanzar la felicidad. Obviamente, no todo quedará saldado de forma tan sencilla, y es que uno de los secuestradores era el hermano de Delarue, el peligroso líder de una banda de villanos que tiene atemorizada a una pequeña ciudad. El bandido, coaccionando a los indefensos ciudadanos, los convencerá de que le entreguen al soldado. Hecho que desembocará en una cacería sin cuartel promovida por un sheriff que prefiere mirar a otro lado y esperar a que los problemas se alejen de su jurisdicción.

    The Salvation, de Kristian Levring

    «La premisa es similar a la de los spaghetti-westerns, surgidos en la década de los 60, donde se mostraba a grupos de personas oprimidas por un rival despiadado y militarmente superior. La figura del justiciero aparecería para igualar la balanza, enseñando a los lugareños cómo defenderse y liderando la estrategia ofensiva que los conduciría a su liberación».


    Teniendo en cuenta la cantidad de veces que se ha tratado la temática de la violencia, el ojo por ojo, el machismo y la avaricia en el género western, esta película resulta tan anacrónica como incapaz de proporcionar ningún matiz nuevo a los ya expuestos previamente. Asumiendo esta particularidad, podremos disfrutar de la nueva fachada que se le ha dado a los roles más característicos de este polvoriento drama de época, como el del hermano del protagonista, Peter, un lacónico Mikael Persbrandt que nos ofrecerá algunos de los momentos más carismáticos del filme. La premisa es similar a la de los spaghetti-westerns, surgidos en la década de los 60, donde se mostraba a grupos de personas oprimidas por un rival despiadado y militarmente superior. La figura del justiciero aparecería para igualar la balanza, enseñando a los lugareños cómo defenderse y liderando la estrategia ofensiva que los conduciría a su liberación. Este justiciero representaría al antihéroe, un hombre rudo y solitario que acepta la defensa del pueblo por motivos económicos —El gran silencio (Il grande silenzio, 1968)—, o por conflictos de intereses internos —El jinete pálido (Pale Rider, 1985)—. La necesidad de la ley nunca estuvo más próxima a la necesidad de una moral; así Levring plantea astutamente el intercambio de roles idiosincráticos entre la conducta del valor y la cobardía por motivos de honestidad o avaricia.

    Un adolescente que trabaja en un almacén puede demostrar, llegado el momento, mayor valentía y resolución que los propios representantes de la ley, caracterizados como avaros y cobardes que prefieren aliarse con el enemigo, y recoger las pocas ganancias que éstos les puedan dejar, antes que hacerles frente y defender la placa que luce tan resplandeciente como inservible en sus pechos. En medio del ajuste de cuentas encontramos, por supuesto, a la mujer; uno de los personajes que más ha mutado con los años, fruto de una progresiva lucha por sus derechos y valores. La viuda del hermano de Delarue, Princesa, aparece como representación de una vida de sufrimiento en una acertada analogía del proceso de emancipación de la mujer. Primero fue secuestrada por los nativos americanos (a los que se les sigue dibujando como los despiadados asesinos de las películas de indios y vaqueros), de ellos heredó el mutismo que define su carácter, no tenemos muy claro si por voluntad propia, o el hecho de que la marcaran como a ganado y le cortaran la lengua tuvo algo que ver en su reservado temperamento. Posteriormente fue salvada por un envilecido depravado que la vuelve a condenar a la esclavitud matrimonial indeseada y, al morir éste, será heredada como si de un territorio más se tratara por su hermano, en un claro ejemplo de ir de mal en peor.

    The Salvation, de Kristian Levring

    «El director muestra perfectamente la génesis de la idealización épica a partir de una historia relativamente próxima, mientras proporciona a sus protagonistas una especie de paroxismo dramático que comulga, gracias a la maestría de dos pesos pesados de la interpretación como Mads Mikkelsen y Eva Green, con el cuadro geográfico que conforman los decorados y el paisaje».


    La rigurosidad histórica que tenían los western de antaño se ve comprometida por la imaginativa mente de los guionistas contemporáneos, que llenan de sub-tramas fabulosas los libretos de sus creaciones, como demuestra el presente trabajo de Levring en colaboración con Anders Thomas Jensen. Algo que no tiene porqué ser necesariamente una lacra si atendemos a la gran cantidad de obras maestras en las que el componente arqueológico resulta meramente anecdótico —La diligencia (Stagecoach, 1939) o El hombre que mató a Liberty Valance (The Man Who Shot Liberty Valance, 1962)—. El director muestra perfectamente la génesis de la idealización épica a partir de una historia relativamente próxima, mientras proporciona a sus protagonistas una especie de paroxismo dramático que comulga, gracias a la maestría de dos pesos pesados de la interpretación como Mads Mikkelsen y Eva Green, con el cuadro geográfico que conforman los decorados —evocadores del aséptico territorio salvaje del noroeste estadounidense— y el paisaje —cortesía del portento natural de la meseta sudafricana—, todo ello liderado por el eterno protagonista por excelencia de este género: los acordes de una guitarra profética (heredada del maestro Morricone) que dicta sentencia antes de que el revólver llegue a ser desenfundado.

    «Guarde este dinero en un lugar seguro, hay mucho desesperado ahí fuera. ¿En sus botas quizá?» | ★★ |

    Alberto Sáez Villarino
    redacción Dublín (Irlanda)


    Ficha técnica
    Dinamarca. 2014. Título original: The Salvation. Director: Kristian Levring. Guion: Anders Thomas Jensen, Kristian Levring. Duración: 100 minutos. Montaje: Pernille Bech Christensen. Música: Kasper Winding. Intérpretes: Mads Mikkelsen, Eva Green, Jeffrey Dean Morgan, Michael Raymond-James, Sivan Raphaely, Douglas Henshall, Mikael Persbrandt, Jonathan Pryce, Eric Cantona. Presentación oficial: Festival Internacional de Cannes 2014.


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