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    Cine Alemán Siglo XXI

    San Sebastián 2014 | Tercera jornada. Críticas: 'La entrega', 'Una segunda oportunidad', 'Casanova Variations' y 'Chrieg'

    Nikolaj Coster-Waldau en Donostia

    Sobre bestias interpretativas

    Crónica de la tercera jornada de la 62ª edición del Festival de San Sebastián

    Con un cielo parcialmente encapotado y la clásica humedad que envuelve la entrada al Kursaal se abría el tercer día en Donostia Zinemaldia. Lo hacía, también, con una sonrisa. Tras tres certámenes, ha tocado ver las otras caras de un festival. Saraos, cócteles y algún break para desordenar un poco las ideas que la oscuridad de la sala tanto le ha costado trasladar. No es demasiado recomendable girar a la tercera salida de la autovía sin aún no tienes claro el itinerario. El camino recto… ya saben. Y el certamen es muy largo pero, como experimento, no ha estado mal. El despertador de la mañana ha puesto las cosas en su sitio. He aquí, de nuevo, en la sala de redacción, con Carlos Boyero y su kalashnikov y toda la pléyade de estrellas (y estrellados) periodísticas a tres pasos y medio. Un bucle diario de la sala al portátil, del portátil a la sala. Pese a sonar a régimen carcelario, es una rutina que se acoge con ilusión renovada.

    Precisamente, ilusión despertaba la jornada del hoy. Tres películas de la sección competitiva encabezadas por tres actores de gran nivel. El primero, absolutamente espectacular. Tom Hardy demuestra su versatilidad, una vez más, con un papel complicado que lleva con el máximo carisma. Lástima que, salvo James Gandolfini, el resto no le acompañe como debiera. Bonita despedida para el actor de Nueva Jersey con el rol que dio lustre a su carrera. Por la tarde, aparecía uno de esos intérpretes con cada vez más presencia. Nikolaj Coster-Waldau sigue sumando trabajos relevantes con una mayor cuota de pantalla. Una situación comparable con el boom tardío de Viggo Mortensen. Cambiamos Tierra Media por Desembarco del Rey, y el resultado es un actor maduro, con don y presencia, presto para cualquier empresa. Poco, sin embargo, tiene que demostrar John Malkovich. Un todoterreno que ha rodado en casi todas las industrias posibles. El veterano actor vuelve a Portugal con Casanova Variations, una de las premieres mundiales que ha dejado sensaciones agridulces. Clásico largometraje, por otro lado, que, tras dividir, logra un hueco en el palmarés. Malkovich haga lo que haga siempre es una apuesta ganadora. Con él, llega la hora de la reflexión, de la vuelta al teclado y con el deseo de encontrar pronto las sábanas y soñar con el mañana. Un mañana que, por cierto, tendrá a Jessica Chastain como invitada. El cielo baja al Kursaal.

    The Drop

    La entrega

    The Drop.
    Dirigida por Michaël R. Roskam.
    Reparto: Tom Hardy, Noomi Rapace, James Gandolfini, Matthias Schoenaerts.
    Estados Unidos, 2014
    DONOSTIA ZINEMALDIA | COMPETICIÓN

    El ángel caído | Con la reciente interpretación de Tom Hardy en Locke aún en la retina, llegó a Donostia otra nueva exhibición del ubicuo actor británico. Ahora, cambiando de registro y acento para caracterizar a un barman panoli al servicio de un gángster muy venido a menos con el cuerpo y la voz de James Gandolfini. La entrega nos acerca el concepto de bar-caja, un lugar de encuentro de la mafia para blanquear su dinero. Con el local de copas como eje, comienza un relato de intriga que involucrará a los dos protagonistas, a una joven camarera, al exnovio de ésta y a un cachorro de pitbull, el otro elemento vertebrador de la trama. Un libreto que tiene como firmante a un grande, Dennis Lehane, y en la dirección a un novato con nombre, Michaël R. Roskam, nominado al Óscar en la categoría extranjera por la destacable Bullhead. Como ven, mucho apellido ilustre pero, como suele pasar en estos casos, nada que asegure un espectáculo que supere la media del género. Y con el filme de Roskam esa sensación se mantiene fija durante gran parte del metraje. No se le puede negar una intachable descripción de sus personajes, un guion competente y cierta clase, pero al director belga le llega demasiado pronto la oportunidad de construir universos en territorio americano. Otra muestra más de las excesivas prisas de cineastas pujantes europeos que se entregan al mejor postor con una escueta filmografía. Roskam se muestra torpe en la narración, poco hábil en el uso de la cámara y en la dirección de determinados caracteres. Una obra bastante impersonal que salvan Gandolfini y Hardy con una soltura deslumbrante. El primero, en su cinta de despedida, con un rol que ha marcado su carrera, voz y mirada mediante. El segundo, en toda una exhibición de facultades. «No se te venir», le comenta el detective (John Ortiz) a ese camarero medio retarded que resulta entrañable a nuestros ojos; muy al estilo de lo que hizo Robert Pattinson en The Rover. Un ejercicio de contención matizado y con unos recursos expresivos que aúnan carisma y empatía. Hardy es un huracán que arrolla todo lo que lo rodea y saca de la mediocridad a un filme destinado a engordar las listas del thriller. 69|100. | |

    Una segunda oportunidad

    Una segunda oportunidad

    En chance til.
    Dirigida por Susanne Bier.
    Reparto: Nikolaj Coster-Waldau, Ulrich Thomsen, Maria Bonnevie, Nikolaj Lie Kaas, Lykke May Andersen.
    Dinamarca, 2014
    DONOSTIA ZINEMALDIA | COMPETICIÓN

    Encrucijadas morales | Una Susanne Bier más moderada que nunca arribó en San Sebastián con una historia emocionante y, también, bastante trillada. Un drama familiar que evoluciona a un policíaco que tiene como principal valor la sensacional interpretación de un Nikolaj Coster-Waldau que demuestra que puede llevar el peso de un largometraje aportando sensibilidad y presencia. El actor danés da cuerpo a Andreas, un eficaz detective con una vida que le sonríe gracias a su hermosa mujer y su recién nacido hijo. Algo que cambiará de forma drástica con el fallecimiento de éste, hecho desencadenante de una serie de efectos y decisiones devastadoras que pondrán sobre la mesa una disyuntiva moral de la que la platea no puede escapar. Planteamiento que en un principio, resulta manido y recorrido un centenar de veces pero que, gracias a su estupenda factura y la citada labor de Coster-Waldau, logra involucrar al espectador. Si es cierto que cada elemento conflictivo que aparece en el metraje está recubierta de una paramnesia constante que nos retrotrae a la sobremesa más pedestre. Una segunda oportunidad es, sin duda, el trabajo más sobrio de una Susanne Bier que aprovecha a un actor en estado de gracia capaz de enternecer con un papel muy difícil, siempre otorgado, históricamente, a la mujer en este tipo de contextos extremos. Al filme le falta algo de personalidad y también aristas a una narración de ritmo demasiado átono. Un axioma estandarizado en el drama facturado en Dinamarca (véase La caza o la estrenada aquí Corazón en silencio) que le aporta ese halo televisivo tan característico. Una obra menor dentro de la filmografía de Bier que, al menos, sabe como llegar al público, aunque sea a base de convencionalismo y cánones dramáticos escandinavos, y que concluye de forma honesta y coherente. La familia, de nuevo, en el disparadero del punto de vista nórdico. 72|100. | |

    Casanova Variations

    The Casanova Variations

    Dirigida por Michael Sturminger.
    Reparto: John Malkovich, Veronica Ferres, Florian Boesch, Miah Persson.
    Austria, 2014
    DONOSTIA ZINEMALDIA | COMPETICIÓN

    Giacomo, por Giacomo | La excentricidad del día. Poco se conocía del segundo trabajo —tras la inédita y lejana Huresonh (2004)— de Michael Sturminger, una coproducción austríaco-portuguesa que funciona como exaltadora (extrema) del ego de John Malkovich —de vuelta a terreno lusitano tras Las líneas de Wellington (2012)—. El punto de partida resulta tan sugerente como insólito: fábula, mitad ficción, mitad representación operística, sobre los últimos días de Giacomo Casanova. El escenario, el Teatro Nacional de San Carlos en Lisboa. Allí, se escenificará una obra única que marcha del pasado al presente y viceversa para dibujar la ya decadente figura de un conquistador que estaba por encima de cualquier estrato o tendencia. Una puesta en escena absolutamente brillante donde actor y personaje se mimetizan de tal manera que llegado al epílogo es imposible discernir quién es quién. Un evidente trabajo de onanismo al servicio de un Malkovich que resulta hipnótico durante dos tercios de su metraje pero que acaba alargándose en exceso —y no porque cante la gorda, aunque la voz de Fanny Ardant pudiera ser una buena espuela—. Tampoco ayuda la pérdida paulatina de relevancia de las tramas externas a la dramaturgia. Puntos de pausa que se echan en falta cuando la ficción se apodera por completo de la pantalla y la línea argumental se embarra a pesar de la buena labor directoral de un Sturminger que alterna con maestría dos formatos creando un largometraje extravagante, excesivo, pero también reconfortante y sorprendente. Lejos de cualquier versión de El Fantasma de la Ópera, este subgénero musical bien merecía un tratamiento de este nivel y valentía. Pese a su irregularidad, debe ser una de las películas del festival. No la descarten como protagonista en el palmarés. 68|100. | |

    Chrieg

    Chrieg

    Dirigida por Simon Jaquemet.
    Reparto: Benjamin Lutzke, Stefan Weibel, Ella Rumpf, Sascha Gisler, John Leuppi.
    Suiza, 2014
    NUEV@S DIRECTOR@S

    Con apenas 36 años, Simon Jaquemet debuta en el largometraje con Chrieg (2014), un palpitante retrato sobre la adolescencia suiza, el abandono y la rabia, enmarcado entre los deslumbrantes paisajes de una granja en mitad de las montañas, donde un chaval es enviado por sus padres durante tres meses como castigo por una conducta que ellos consideran errática. Y matizamos la consideración subjetiva ya que los primeros minutos de metraje tampoco dejan muy a las claras si realmente Matteo merece el arresto. El guión comienza matizándole como un joven inconsciente con los típicos vicios sexuales, que se rige por su propia lógica. Silencioso y reservado, sin expresar por qué hace lo que hace, como llevarse a su hermano, de apenas meses, a dar una vuelta por el bosque sin decírselo a nadie, tropezarse y que el niño se haga una brecha en la cabeza. Acto que desencadena la decisión del padre de enviarle a un destierro en el que primero será humillado, y luego aceptado como un miembro más del grupo de adolescentes que sobreviven con él imponiendo sus propias normas, por encima, incluso, del que debía ser el patrón de la casa, un adulto que parece haberse desentendido de responsabilidades refugiándose en la bebida.

    Como consecuencia, los críos campan a sus anchas por la ciudad, sembrando caos a cada paso, desahogando sus frustraciones en el consecutivo destrozo de coches robados, casas allanadas, o locales de discoteca en los que tiran bombas de humo. Furia que también pudimos ver recientemente en la enervante The Riot Club (2014) de Lone Scherfig. Hablamos por tanto, de la rabia de los 16 años, la misma que Nirvana iconizó en Smells Like Teen Spirit y que Chrieg busca transmitir a través de una fotografía hipnótica de marcados tonos azules, y el uso de una cámara en mano de pulsión continua. Llama también la atención la llamada de atención del director hacia la rudeza de la juventud helvética, a la que modela con bastante crítica, sobre todo en el último tramo, donde la historia se vuelve más salvaje y exagerada. Un desarrollo argumental en el que cuesta sentirse implicado dada la antipatía de todos los personajes, incluido el protagonista, y la tónica de un guion que apuesta más por la inercia de un argumento vacío, más centrado en transmitir sensaciones que en contar una relato. 50|100. | ★★ | Por Gonzalo Hernández.

    Emilio Luna
    Enviado especial a la 62ª edición del Festival de San Sebastián


    Rueda de prensa de La entrega




    Photocall de La entrega




    Rueda de prensa de Una segunda oportunidad

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