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    Crítica | A cualquier precio

    At Any Price

    Intrascendencia entre cultivos

    crítica de A cualquier precio | At Any Price, de Ramin Bahrani, 2012

    El director Ramin Bahrani llevó a la Mostra de Venecia de 2012 un drama rural que reactualizaba la América profunda. Lo dotó de artilugios de última tecnología, de ingenieros agrícolas, de multinacionales del cultivo que monopolizan "la vida" en forma de semillas y de grandes propietarios armados con tablet y smartphones. Un dibujo de la decadencia del granjero clásico en favor del vanguardista. Cambió la fachada, modernizó el envoltorio. Aparentemente el fondo prevalece allende del tiempo. Los fenómenos sociológicos que contextualizan la película y que rodean al hombre del medio oeste americano son los mismos de hace medio siglo. Demográficamente débil y con idéntica organización y funcionamiento de instituciones como la familia y la Iglesia rural. En torno a ellas se mueve. Una como causante del conflicto y como refugio protector a partes iguales, la otra como elemento de articulación social de las relaciones de la comunidad. El realizador americano nos acerca con A cualquier precio una América rural modernizada materialmente pero inmóvil en sus tradiciones y costumbres –pese a coletazos de cambio–. Este es el paisaje de un pequeño pueblo de Iowa, especializado en el maíz, donde una familia capitaneada por el padre –Dennis Quaid–, tratará de perpetuar en su hijo –Zac Efron– lo que construyeron sus antepasados. La necesidad de huir, las ambiciones automovilísticas, la competitividad, la estafa, el engaño o el desaliento generacional serán motivo de beligerancia y harán temblar los cimientos de unas tierras que claman continuismo.

    El hecho de reflejar una realidad que responde al tópico no es razón suficiente para plagarla de lugares comunes. Es más, debería invitar a lo contrario. No parece pensar así Bahrani, pues decide torturar al espectador durante la primera mitad de la cinta. Casi una hora en la que se hace una escenificación un tanto ordinaria de temas manidos, descoloridos por su uso y abuso, todos resueltos con la originalidad de espaldas: Rivalidad entre familias que compiten por tierras, escenificada por ridículos enfrentamientos entre los hombres de las mismas y que se trasladan en su versión juvenil al deporte; problemas padre e hijo, por un progenitor que tiene planificado el futuro de sus descendientes, mientras éstos sueñan con volar solos; hijo rebelde con tendencia a llamar la atención; y por supuesto la infidelidad de turno. Unos ingredientes que parecen más propios de una telenovela barata de sobremesa que de una película de calidad. Las malas lenguas dicen que éste es el precio a pagar por tener a la estrellita de turno –Zac Efron– en el reparto. Serían algo así como los aderezos necesarios para darle el empuje comercial que el cine de Bahrani, hasta este momento reducido al circuito indie, no tenía.

    At Any Price

    De ese maniqueo atolladero se sale cuando se entra en terrenos abruptos y sombríos. La película crece de golpe, se desmantelan las apariencias en favor del progreso emocional. El guion da un giro argumental que la cinta pedía a gritos tras el primer cuarto de hora. La cosa se pone seria e interesante, se olvidan los atajos que tienden a interpretar la realidad sobre la base de una estimación dicotómica repercutiendo beneficiosamente en todos los aspectos de la película. Sobre todo en favor del elenco actoral: Dennis Quaid, hasta ese momento una caricatura del tío Gilito, un sujeto con una falta de escrúpulos parodiable, se alza como un padre que carga con la losa de lo trascedente. Los tintes dramáticos fluyen de manera natural, por fin, por arterias que parecían al borde del colapso. La trama familiar así como la profesional, con la piratería de simientes, se aúnan para dar forma a una mucho más lóbrega. Las reflexiones que se pueden extraer de la primera mitad son vacías, plúmbeas, anodinas, baladís, mero relleno ante los asuntos que se ponen sobre la mesa posteriormente. Salen a la palestra el cinismo o las encrucijadas morales debidas a las grandes inversiones emocionales. Se aprecia por fin el reflejo de una comunidad del medio oeste donde priman los negocios a las amistades, y donde lo familiar exige terribles sacrificios. Se muestra la tristeza y la paradójica claustrofobia de los espacios abiertos. El problema del copyright de semillas torna en algo sugestivo pero que se percibe desesperado, tardío. Además culmina de manera dubitativa, excesivamente tranquila. Tras el clímax no se llega a ninguna sitio. Prueba de ello es que después de alcanzar al momento máximo de intensidad dramática –la escena de Dennis Quaid en la habitación con su esposa, vigilados por Zac Efron– no se hace trascender, se resuelve como si no pasase nada. Por esa misma línea intrascendente transitan los aspectos técnicos. Correctos hasta la indiferencia. Lo más destacado es una fotografía que, a mi juicio, no hace nada más que enaltecer las excelencias de los cultivos.

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    En resumidas cuentas: el sprint final no arregla el entuerto. El telefilme hueco del principio y esa peste que atufa todo de un pijerío urbanita empañan el resultado. En sus notas convencionales y repetidas es donde el film encuentra la medida de su esencia: la vulgaridad. La conclusión es que A cualquier precio es olvidable, trivial, hasta cierto punto prescindible. A priori, las expectativas de un director como Bahrani no eran infundadas –películas como Man Push Cart (2005) y Goodbye Solo (2008) dan fe de ello–, se esperaba mucho más juego y mayor relevancia por su parte. Pero termina siendo un mero ejercicio que sirve de escaparate para que Zac Efron siga dándole ese giro profesional hacia la edad adulta a su carrera; y continúe proyectándose en películas de calado más serio, como en la fallida El chico del periódico (2012). Se deja ver, pero desentona para un festival como el de Venecia, que se supone de altura. ★★★★★

    Andrés Tallón Castro.
    crítico de cine.

    Estados Unidos, 2012, At Any Price. Director: Ramin Bahrani. Guion: Ramin Bahrani, Hallie Elizabeth Newton. Productora: Coproducción EEUU-GB; Sony Pictures Classics / Killer Films / Black Bear Pictures / Treehouse Pictures. Fotografía: Michael Simmonds. Música: Dickon Hinchliffe. Reparto: Zac Efron, Dennis Quaid, Heather Graham, Clancy Brown, Kim Dickens. Presentación: Festival Internacional de Cine de Venecia 2012.

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