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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Caught by the tides (风流一代), Jia Zhangke [Cannes 2024]

    || Críticas | Cannes 2024 | ★★★★☆
    Caught by the tides
    Jia Zhangke
    Los cambios


    Rubén Téllez Brotons
    Cannes |

    ficha técnica:
    China, 2024. Título original: Feng Liu Yi Dai / 风流一代. Duración: 111 min. Dirección: Jia Zhangke. Guion: Wan Jiahuan, Jia Zhangke. Música: Lim Giong. Fotografía: Nelson Yu Lik-wai, Eric Gautier. Compañías: Xstream Pictures. Reparto: Zhao Tao, Li Zhubin, Jianlin Pan, Lan Zhou, Zhoy You.

    Caught by the tides, la nueva película de Jia Zhangke, funciona como una concatenación de suspiros que se encuentran en la superficie blanca de la pantalla con el objetivo de configurar un fresco sutil y delicado de la China del siglo veintiuno; como un conjunto de fragmentos cotidianos recorrido de principio a fin por el aroma lírico de la cotidianidad; como un mosaico de miradas y versos que se pierden entre el ruido ensordecedor de la multitud. El director desmonta la arquitectura del relato para centrar su atención en los pequeños gestos y objetos que se suelen quedar en segundo término del plano. La película, de hecho, es en sí misma un encadenamiento de momentos de transición que se detienen frente a la cámara y ponen en pausa el transcurso del tiempo real para sustituirlo por el tempo fílmico. Las imágenes se posan sobre la mirada del espectador con la suavidad con la que un pájaro lo hace en una fina rama de árbol; y, desde ahí, se miran las unas a las otras, entablan una conversación de silencios trascendentes en su aparente intrascendencia, y configuran un discurso sobre los cambios económicos y sociales que se han ido produciendo en China desde que empezó el presente siglo.

    Los veinte primeros minutos de metraje suponen una ruptura total con las formas ortodoxas de hacer cine: Zhangke compone en ellos una oda a la realidad concreta de la fisicidad en la que canciones de diferentes estilos se van solapando, mientras una marabunta de cuerpos establece un diálogo con la vida a través de la experiencia lúdica y liberadora del baile, de un proceso de extenuación de las articulaciones bendecido por los acordes de diferentes instrumentos, de un ejercicio de libertad cuyo rostro muta a medida que el tiempo avanza, pero cuyo núcleo se mantiene siempre invariable. El director diseña así un banquete de movimientos, ritmos y melodías completamente heterogéneo en el que no importa tanto el motivo por el que los personajes bailan, sino la certeza de la fisicidad como única realidad tangible y, por lo tanto, existente. Zhangke anula su mirada como director para dejar que sea el contexto en el que se desarrollan sus personajes el que los explique. Para el realizador, la vida no tiene un sentido metafísico inmutable, sino que es un cuadro abstracto que encuentra sus infinitos sentidos en el eco de las miradas que lo contemplan. Es decir, la piel de la realidad cambia a medida que el tiempo hace lo propio.

    Y esos cambios son los que el director encapsula en sus imágenes gracias a un dispositivo de captación que, a través de la fijación en una serie de objetos cotidianos, compone un mapa de seguimiento de la evolución —no necesariamente para bien— que se ha producido en la forma de comunicarse, de viajar, de afrontar los tiempos muertos, de entablar relaciones afectivas y de amar. La música, los teléfonos y los medios de transporte son algunos de los elementos sobre los que Zhangke ha ido colocando la cámara a lo largo de los años. Lo importante no es tanto que el teléfono móvil haya pasado de ser un armatoste pesado como un ladrillo que sólo permitía hacer llamadas, a tener el aspecto de una fina lámina digital que, además de albergar toneladas de información, permite jugar a videojuegos y subir fotos a Instagram, como las alteraciones que dicho recorrido evolutivo ha llevado a cabo en los mecanismos de la comunicación y de la construcción misma de la identidad.

    Caught by the tides es una obra fragmentada y elíptica que convierte los saltos bruscos en el espacio y el tiempo en la herramienta responsable de su poética particular: son los límites del aislamiento –a veces hermético— dentro de los cuales se mueve cada secuencia los principales autores de su conmovedor lirismo, y los encargados de subrayar la importancia de los tiempo muertos —esos viajes en tren y barco—, de la tranquilidad —esa parsimonia con la que los protagonistas caminan de un lado a otro—, de la bondad y de la empatía en unos tiempos en los que la velocidad y el ensimismamiento individualista priman por encima de todas las cosas. ♦


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