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    Sitges 2022: «Un rostro modular». Anotaciones previas sobre su 55ª edición

    || Festivales
    Sitges 2022
    Anotaciones sobre la programación
    Un rostro modular


    Carles M. Agenjo
    Sitges |

    fechas
    | Del 6 al 16 de octubre de 2022. |

    El cartel de Sitges de este año parece un sendero que se bifurca hacia lo desconocido. Es una imagen mutante que genera el mismo entusiasmo que un motivo de nostalgia. En él, aparece un entramado de líneas que se curvan como si fueran ondas circulando a la velocidad del sonido. Esta estructura geométrica conforma un rostro imponente. Es la cara de Kong, adoptando la apariencia de un bajorrelieve digital de expresión rígida y estoica que ubica como gran protagonista al rey de los monos. O mejor aún, nos encontramos ante la reescritura iconográfica de un festival que ya suma 55 ediciones y que aprovecha la ocasión para sintonizar la frecuencia de Tron (1982). La película, dirigida y guionizada por Steven Lisberger, es una experiencia inmersiva de verdadero culto por su exquisito diseño conceptual firmado por Moebius. Un título pionero en mezclar escenas de acción real con animación retroiluminada por ordenador. Pero también una obra producida por Disney durante su crisis de los 80; descalificada por la Academia, que consideró su innovador CGI como un método tramposo y, finalmente, fallida como ejercicio de puesta en escena. Y es que Tron es un cuerpo autolesivo. Tan desmesurado en su apabullante despliegue visual que termina estrangulando las emociones de su propio relato. Aún así, ha quedado grabada en un imaginario que comparten miles de boomers y millennials around the globe. Y ahora el objetivo no es otro que volver a la ciudad costera del 6 al 16 de octubre para rendir diversos homenajes –al filme de Lisberger, que ya sopla 40 velas, y a figuras cinematográficas que se lo han ganado a pulso– con el fin de repetir una tradición anual tan extendida en algunos círculos de la cinefilia contemporánea como este buen atracón de fantástico, terror, thriller, comedia y ciencia-ficción.

    En el fondo, el mito del cartel es lo de menos. Drácula, el carrito de La semilla del diablo, las niñas de El resplandor o el gigantesco cráneo rojo y tubular de color rojo y voz modulada que tiranizaba el submundo gamificado de Tron y que Jeff Bridges y Bruce Boxleitner debían vencer a golpe de disco, ataviados con uniforme fluorescente. Cuando hablamos de Sitges, estos personajes funcionan antes como caramelos de márquetin o elementos de gancho para atrapar al público que como recursos útiles para armar un discurso crítico bien compacto. Pero si hay algo que define al Sitges Film Festival es, precisamente, su capacidad para estimular el diálogo entre propuestas de género que, a simple vista, no parecen guardar relación y que agrupan bajo un mismo techo al visitante iniciado, la crítica somnolienta y el fan más encallecido. Sitges vuelve a la carga con un programa monstruoso por inabarcable. Casi 300 propuestas –entre largos, cortos, primeros episodios y sesiones especiales– durante once intensas jornadas desfilarán por las distintas salas del certamen en una edición que, con la excusa de recuperar la topografía virtual de Lisberger, dedicará un sentido homenaje a personajes clave del cine de género. Desde el Gran Premio Honorífico a Colin Arthur –responsable de algo tan mítico como los homínidos de 2001: Una odisea del espacio (2001: A Space Odyssey, 1968), la cascada sangrienta de El resplandor (The Shining, 1980) y las serpientes de Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, 1982)– hasta la Máquina del Tiempo otorgada ex aequo tanto al juguetón y estilista Edgar Wright como al prolífico y entretenidísimo Neil Marshall. Culmina el podio Dario Argento, galardonado con el Golden Honorary Award. Asimismo, Claudio Simonetti, líder del rock progresivo de Goblin y compositor de títulos emblemáticos del giallo italiano, recibirá el Méliès de Oro.

    Dentro de la extensa programación, destacan regresos especialmente llamativos. El veterano Jaume Balagueró vuelve al festival que lo ha visto crecer desde sus primeros cortos como director. Esta vez, inaugura la sección oficial con Venus, un trabajo de terror entre apartamentos malditos, apadrinado por el sello de Álex de la Iglesia y Carolina Bang –Pokeepsie Films– y protagonizado por Ester Expósito. Ti West presenta Pearl, la precuela de X, su aclamada pieza de folk horror, ambas producidas este mismo año. El personalísimo Peter Strickland –autor de la espléndida Berberian Sound Studio– nos obsequiará con las truculencias de Flux Gourmet y Quentin Dupieux, con un díptico de humor absurdo –Incroyable mais vrai y Fumer fait tousser– donde los misterios de un sótano y el retiro espiritual de un escuadrón de justicieros llamado TABAC FORCE se alinean con los códigos de su particular trayectoria cómica que tantas alegrías ha regalado en Sitges. Por otra parte, el mismo Argento estrena, diez años después de su última película como director, el slasher Occhiali neri; y el gran Robert Englund, eterno Freddy Krueger, pisará de nuevo la ciudad mediterránea para presentar Hollywood, Dreams and Nightmares: The Robert Englund Story, un documental que revisa su dilatada carrera como un actor no sólo de terror. Asimismo, completa este itinerario de regresos y homenajes la nueva temporada de Historias para no dormir. La serie –una carta de amor a Chicho Ibáñez Serrador impulsada por su hijo Alejandro– ha logrado reclutar a grandes exponentes del fantástico español como Nacho Vigalondo, Alice Waddington y el mismo Balagueró junto a un Salvador Calvo que podría sorprendernos sobre un terreno que todavía no ha transitado: el thriller futurista.

    Igualmente, llama la atención el terror low cost con denominación ibérica. Paco Campano se estrena en solitario con una delirante propuesta de ciencia-ficción que se titula ARDE!. Y Carlota Pereda abre camino en el cine de género realizador por mujeres con Cerdita, un thriller con toques de comedia costumbrista protagonizado por Laura Galán –ganadora a Mejor actuación en el BAFICI– que aborda un tema de rabiosa actualidad como el acoso escolar. De mayor envergadura son, en cambio, las nuevas películas de Carlos Vermut, Eduardo Casanova, Rodrigo Sorogoyen, Raúl Cerezo y Fernando González Gómez. El primero aterriza con el thriller psicológico Mantícora que ahonda en la psicología de un torturado diseñador de videojuegos. El segundo promete los tableau vivants más asombrosos y alegóricos del certamen con La piedad. El tercero ataca con su mejor arma: el thriller asfixiante. As bestas llega a Sitges tras alzarse con el Premio del Público en San Sebastián. Y los dos últimos se enfrentan a un proyecto de mayor presupuesto –un salto parecido ha dado Paul Urkijo con Irati– que se titula Viejos, dirigida por el mismo tándem que, el año pasado, despertó polémica con un debut ambiguamente machista a medio camino entre el placer sangriento y la vergüenza ajena: La pasajera. Redundan el programa opciones de procedencia norteamericana como After Yang de Kogonada –conocido por la simétrica Columbus y por estimulantes análisis de puesta en escena sobre Hitchcock, Rossellini, Bresson, Bergman, Kubrick y Tarantino–, Nanny de Nikyatu Jusu, Nocebo de Lorcan Finnegan y Halloween Ends, el cierre de la trilogía que, en 2018, reinició el mito de Michael Myers a cargo de David Gordon Green bajo el amparo de Blumhouse Productions.

    Desde luego, la ficción asiática vuelve a encontrar su espacio en un festival que siempre le ha abierto sus sus puertas. Aunque este año no contamos con autores tan consagrados como Park Chan-wook, Na Hong-jin o Takashi Miike, encabezan la participación oriental thrillers como Hunt de Lee Jung-jae, A man of reason de Jeong Woo-seong y el musical animado Inu-Oh de Masaaki Yuasa, uno de los creadores de Hora de Aventuras (Adventure Time with Finn & Jake, 2010) que bien podría conjurar un estupendo programa doble con la animación desquiciada de Alberto Vázquez en Unicorn Wars. Producciones como éstas compartirán jornada con otras que proceden de Senegal, Eslovaquia, Finlandia, México, Australia y Gran Bretaña como Saloum de Jean Luc Herbulot, Nightsiren de Tereza Nvotová, Huesera de Michelle Garza, You won’t be alone de Goran Stolevski y Enys Men de Mark Jenkin, entre otras propuestas. En cuanto a la clausura del certamen, Bones and All de Luca Guadagnino colocará la última piedra de ese mastodonte de oferta audiovisual llamado Sitges en una edición que cuenta como jurado de sección oficial a competición con Mariana Enríquez, Heide Honeycutt, Christophe Mercier, Susanne Wuest y William Lustig.

    ¡Felices visionados bajo el rostro modular del gran Kong!

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