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    Crítica: Conquista a medias

    Pollo a la media naranja

    Crítica ★★★☆☆ de «Conquista a medias», dirigida por Alice Wu.

    Estados Unidos, 2020. Título original: The Half of It. Presentación: Festival de Tribeca 2020. Productora: Likely Story. Dirección: Alice Wu. Guion: Alice Wu. Fotografía: Greta Zozula. Montaje: Ian Blume y Lee Percy. Música: Anton Sanko. Diseño de producción: Sue Chan. Dirección artística: Jasmine Cho. Decorados: Roland Trafton. Reparto: Leah Lewis, Alexxis Lemire, Daniel Diemer, Enrique Murciano, Becky Ann Baker, Catherine Curtin, Collin Chou, Wolfgang Novogratz. Duración: 104 minutos.

    Durante la actual crisis sanitaria la industria cinematográfica, como casi todas las demás, se ha visto gravemente afectada. Ello se ha manifestado en la cancelación de rodajes, el cierre de cines, el retraso de estrenos o la incertidumbre en el devenir de varios festivales. Algunos como el de Locarno directamente han cancelado su edición de este año, otros como Cannes siguen apostando por un retraso, mientras que por ejemplo el de Toronto busca mantener sus fechas originales si bien con un formato distinto, más apoyado en los visionados online. A una combinación de las tres opciones se ha tenido que orientar el Festival de Tribeca, cuya edición estaba programada para abril de este año, de manera que ha sido uno de los primeros certámenes obligados a reaccionar. Hay que tener en cuenta que dicho festival se desarrolla en Nueva York, y esta ha sido la ciudad norteamericana más castigada por la pandemia. Se ha suprimido así forzosamente toda asistencia presencial, anticipando un posible retorno en otoño, si bien se ha lanzado ya un formato online accesible parcialmente a la industria y la prensa, y se ha mantenido el calendario de premios, pues el jurado ha podido ver a tiempo y por su cuenta todas las películas a competición que ya estaban anunciadas desde marzo.

    Pues bien, la triunfadora principal ha sido Conquista a medias, estrenada en Netflix tras el acuerdo alcanzado con dicha plataforma, previo al galardón y con un estreno apenas unos días después del otorgamiento de dicho premio. El mismo debería ser un aliciente mayor para una propuesta que ya de por sí tendrá su público fiel, al encajar muy bien en ese subgénero de las comedias románticas de adolescentes tan de moda, y del que justamente Netflix se nutre en buena medida. En esta película, su directora Alice Wu sigue la estela de su ópera prima, Saving Face (2004), para contarnos un relato parcialmente autobiográfico, al basarse en las experiencias de una joven americana de origen chino que tiene que lidiar con los obstáculos que plantea su homosexualidad. Sin embargo, desde ese debut de 2004 se ha avanzado bastante, de manera que la premisa de Conquista a medias parte de una normalización de dicha sexualidad, al menos en el sentir de la propia protagonista, de nombre Ellie Chu, e ignora todo conflicto externo derivado del mismo, que pudiera plantearse con su padre o con sus compañeros de instituto. Todos ellos viven además en una pequeña población norteamericana caracterizada por su fervor religioso y presunto conservadurismo, contexto que podría anticipar un gran trauma y que sin embargo apenas alimenta el drama. Lo más relevante de tal ubicación es el dato de que varios de los personajes principales, entre ellos nuestra heroína, no han salido nunca de ahí, con la consiguiente limitación de su perspectiva. En el caso de Ellie, ello se debe a la frustración profesional de su padre, que aspiraba a ser contratado en Estados Unidos, gracias a su gran currículum, pero se ha impuesto su escaso dominio del idioma, que le ha obligado a quedarse a vivir en esa ciudad sin progreso ni apenas esperanza.

    Más allá de esta subtrama referida al padre de Ellie, además de viudo tras fallecer su esposa y madre respectivamente, la esperanza nos viene apuntada por la trama principal, centrada en las vicisitudes amorosas de varios adolescentes. En concreto, Ellie está enamorada de Aster, una de las chicas más populares del instituto, aunque en el fondo comparte con aquella una inquietud mucho más reflexiva que la superficialidad de los que le rodean. En este marco se entromete Paul, quien dice estar enamorado de Aster. Este es incapaz de expresarle debidamente sus sentimientos, y para ello contrata los servicios de Ellie, ya que esta se dedica a redactar la mayor parte de los trabajos de sus compañeros de clase, dado su dominio de la literatura y en general de las exigencias de todas las asignaturas. El trato consiste entonces en que Ellie escriba cartas y más tarde envíe mensajes dirigidos a Aster, en nombre de Paul. Enseguida intuimos el desenlace que puede tener esta premisa, y en verdad la cinta recorre caminos algo insulsos, por poco originales, una vez presentados su contexto y sus personajes. En este sentido, va claramente de más a menos, pues en sus primeros minutos promete una brillantez en la que luego no profundiza.

    The Half of It, Alice Wu.
    Premio a la mejor película del Festival de Tribeca 2020 | Estreno en Netflix.

    «Tiene incluso momentos demasiado extravagantes (como la secuencia tardía en la iglesia donde se reúnen los mentados personajes), que quiebran el delicado tono tragicómico que está en la esencia de este filme. En cualquier caso, el mismo puede recomendarse en su conjunto por el carisma de sus intérpretes, la gracia inherente a sus interacciones».


    En efecto, el metraje arranca con un precioso prólogo animado, basado en una obra de Platón sobre Aristófanes, referido a la naturaleza del amor y al ansia de cada ser humano de encontrar su media naranja. Tras una breve secuencia de montaje de naturaleza transitoria, durante los créditos iniciales, la primera secuencia sustantiva tiene lugar en una clase de música, a la que asisten tanto Ellie como Aster. La voz en off de la primera nos va explicando su situación, incluido el mencionado negocio que tiene acordado con otros estudiantes y que le reporta las correspondientes sumas de dinero, visualizadas en la pantalla a través de textos superpuestos a medida que las transferencias llegan al móvil de Ellie. Junto a ese movimiento virtual, van moviéndose entre los estudiantes los trabajos que ellos han comprado, y todo eso lo acompaña la cámara con movimientos tan dinámicos como precisos… hasta el punto de que llegado el foco al entorno de Aster, al tiempo que Ellie nos va anticipando su interés sentimental, un ajuste final del encuadre pasa del muy atractivo novio de Aster, que podemos haber identificado instantáneamente como el objeto del deseo de Ellie, a la propia Aster, que entonces se revela como ese verdadero objeto. Este es un detalle que merece la pena reseñar, porque desvela un gran talento en la puesta en escena y la capacidad de síntesis para unir la información dramática con su plasmación visual, sin merma del oportuno suspense. Pero como decíamos es un detalle efímero, ya que el resto de la película resulta menos ingenioso, más anodino (incluyendo una banda sonora trivial, basada en los típicos acordes de las composiciones para telefilmes). Tiene incluso momentos demasiado extravagantes (como la secuencia tardía en la iglesia donde se reúnen los mentados personajes), que quiebran el delicado tono tragicómico que está en la esencia de este filme. En cualquier caso, el mismo puede recomendarse en su conjunto por el carisma de sus intérpretes, la gracia inherente a sus interacciones y un saber hacer general en todos los departamentos | ★★★☆☆


    Ignacio Navarro Mejía |
    © Revista EAM / Madrid


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