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    Crítica | The Guest

    The Guest

    El ángel exterminador

    crítica a The Guest | dirigida por Adam Wingard. 2014.

    Las dime novels estadounidenses popularizaron en los albores del S. XX a los asesinos múltiples. Presentándolos con un misterioso halo de romanticismo y peligrosidad, estos atroces individuos alcanzaron una gran fama que se ha extendido hasta el presente y que se fundamenta en nuestra morbosa curiosidad parcialmente aplacada por los sanguinarios relatos que, editados hasta la saciedad, explotaban la notoriedad del asesino. El principal precedente sería la sensacional obra de Stevenson, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde (Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde, 1886). The Guest presenta, de manera paródica y caricaturesca, el perfil típico de asesino en serie desorganizado descrito por el criminólogo Robert K. Ressler[1]. El prestigioso equipo de cine independiente formado por el director Adam Wingard y el guionista Simon Barrett realiza una completa renovación de su producto estrella, el cine de terror, llevándolo a un nivel estético admirable al tiempo que se regodea en la exhumación de diversas obras del género —ahora analizaremos algunas de ellas— con el objetivo de homenajear el ingenio e innovación de antaño y criticar su carencia en la cinematografía contemporánea.

    La cinta se inicia con una explícita contextualización de Halloween, licencia que en principio podría resultar un tanto vulgar y reiterativa, comprobaremos a medida que avanza el metraje que se trata de una astuta estrategia con un sentido, no sólo anecdótico para referenciar a maestros del terror como John Carpenter y su La noche de Halloween (Halloween, 1978), sino también como detonante de un fantástico final muy evocador cuya terrorífica ambientación sería injustificable sin esa presencia conceptual de la víspera de la noche de los muertos. Una vez se ha presentado y fechado el escenario comienza la aparición de los personajes. La trama sigue a un joven y encantador visitante que, con el fin de cumplir su promesa, transmitir un mensaje de amor y ofrecer su protección, se presenta en la casa familiar de su supuesto excompañero de pelotón fallecido en combate. David, con su ejemplar educación militar y disciplina, pronto se granjea la simpatía de todos los miembros de la familia, que lo acogen con los brazos abiertos y le ayudan a instalarse provisionalmente y por tiempo indefinido en la habitación del ausente hijo. El padre de familia parece haber encontrado en él a un compañero de cervezas perfecto y responsable, alguien en quien confiar la seguridad de su hogar, y Luke, el hijo menor, no tarda en acercarse a la figura protectora que le ofrece el amigo de carne y hueso que nunca ha tenido y lo defiende de los matones del colegio. Sin embargo, esa ejemplar fachada dará paso a una conducta violenta e imprevisible cuando comiencen a destaparse secretos de su pasado, que serán investigados por la escéptica Anna, la hija adolescente, originando un reguero de sangre indiscriminado similar al que dejó John Ryder en Carretera al infierno (The Hitcher, 1986).

    The Guest, de Adam Wingard

    Los crímenes en sí no son tan importantes, resultan anecdóticos y en muchas ocasiones accidentales (o mejor dicho, no planificados), estableciéndose así una gran diferenciación con el género slasher predominante en la filmografía de Wingard. La investigación policial con respecto a esos asesinatos es inexistente, por lo que también se detecta un claro distanciamiento con el filme detectivesco. Por otro lado podemos ver cómo se presta una gran atención al psicópata. Su figura y el modo de actuar y mimetizarse en el ambiente, suplantando múltiples identidades, será el centro de la acción en todo momento, por lo que parece que el thriller psicológico es la referencia más clara, donde el espontáneo comportamiento del protagonista, mostrándose siempre con una doble cara, nos recuerda a otros dementes del estilo de Max Cady (El cabo del miedo, 1991) o Jack Torrance (El resplandor, 1980). La metodología criminal responde a la rapidez de unos actos expeditivos que sugieren la búsqueda de un fin concreto. A diferencia de los filmes de terror americanos, donde los delincuentes llevan a cabo estrategias de matar muy planificadas, recreándose en los preparativos y persecuciones (Pesadilla en Elm Street, 1984), y utilizando gran variedad de armas homicidas (Viernes 13, 1980), David procede sin perder el tiempo, mediante disparos certeros y con mucha decisión. Es en este aspecto donde la cinta bebe del género de espionaje (El caso Bourne, 2002), con la particularidad de que no hay ningún objetivo en concreto que alcanzar, ergo ese modus operandi impulsivo simplemente responde al carácter enajenado del protagonista.

    Esta perturbación puede apreciarse a su vez gracias a la estridencia de los efectos sonoros y las miradas fijas a cámara, recurso tan obvio desde los primeros minutos para incrementar el nivel de tensión que sería negligente tomarlo como un exceso en sí mismo; resulta mucho más apropiado disfrutarlo como un guiño humorístico y satírico. Por si estos efectos auditivos no son indicadores suficientes de la inestabilidad del protagonista, algunos diálogos reveladores nos acercan a conocer con qué tipo de desequilibrado estamos tratando, “Si se meten contigo en clase, lleva un cuchillo al colegio, prende fuego a sus casas con sus familias dentro, ¿qué es lo peor que pueden hacer?”. Mucho se ha hablado sobre la comparación de Dan Stevens y el Ryan Gosling de Drive (2011), símil que, atendiendo a la concepción semántica de sendos guiones, resulta cuando menos incongruente. Es cierto que The Guest también ahonda en los estilismos visuales y musicales típicos de las películas ochenteras pero, mientras que en Drive era un homenaje asumido con un pulso y seriedad incuestionables, en este caso, el recurso es utilizado a modo de parodia de las cintas de serie B llenas de clichés tan entrañables como predecibles, llevando la trama, como hemos comprobado previamente, en una dirección más cercana a la comedia de terror que al thriller de acción. Tampoco existe la gran profundidad de campo de la fotografía nocturna que suscitó la admiración de propios y extraños en la obra de Winding Refn, en su defecto encontramos una intriga que transcurre a plena luz del día, o en ambientes enrarecidos y misteriosos como es el caso de la escena final.

    The Guest

    Este desenlace rinde pleitesía al género exploitation en general y al giallo italiano en particular, con la prevalencia cromática del rojo sangre de Suspiria (Darío Argento, 1977). Comprobaremos en este punto que seguimos sin conocer los motivos que han llevado a David a esta espiral de violencia, por lo que finalmente asimilaremos que esa ausencia de fundamento es la principal baza para criticar a un sistema vehemente e incomprensivo que ha arrastrado al protagonista a ese extremo de locura, como también le sucedió a Elliot Spencer (Hellraiser, 1987). El humor negro de ciertas escenas es tan ácido como acertado, y sirve para arremeter severamente contra la armada estadounidense y los cuerpos de seguridad. El mensaje es claro, si te alistas en el ejército, tu destino será la completa locura o el tráfico de armas, mientras que si no lo haces eres un pringado y un drogadicto sin valor ni futuro, ¿De qué lado prefieres estar? | |

    Alberto Sáez Villarino
    redacción Dublín (Irlanda)

    [1] Robert K. Ressler fue un ex militar y criminólogo especialista de la unidad de ciencias de la conducta del FBI (Behaviour Science Unit, BSU). Pionero en el estudio de las actuaciones de los asesinos en serie y en cuyo trabajo se acuñó por primera vez el término psycho-killer, haciendo una distinción en la conducta de éstos con el resto de asesinos múltiples conocidos hasta la fecha de su publicación (finales de los años 60).


    Estados Unidos. 2014. Título original: The Guest. Director: Adam Wingard. Guion: Adam Wingard, Simon Barrett. Duración: 99 minutos. Productora: Simon Barrett, Thorsten Schumacher. Fotografía: Robby Baumgartner. Música: Stephen Moore. Intérpretes: Dan Stevens, Maika Monroe, Leland Orser, Lance Reddick, Sheila Kelley, Brendan Meyer, Chase Williamson. Presentación oficial: Festival Internacional de Sundance 2014.


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