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    Crítica | R3sacón

    R3sacón

    RESACA DE TANTA SECUELA

    crítica de R3sacón | The Hangover Part III, Todd Phillips, 2013

    El cine es, ante todo, un negocio. O al menos eso deben pensar los productores de la industria americana, apoyando cualquier producto que tenga previsible tirón entre el público por muy discutibles que sean sus cualidades artísticas. La clave consiste por tanto en analizar cada producto, cada proyecto, para deducir con qué grado de probabilidad tendrá ese tirón. Pero la industria actual también se caracteriza por las prisas, y por ello a menudo dicho análisis se simplifica al máximo aun manteniendo una alta probabilidad de éxito, eficiente ecuación que se resuelve recurriendo a fórmulas previas que ya han triunfado. Pasando de la teoría a la práctica, ello se plasma en el crecimiento exponencial en los últimos años de las secuelas, las precuelas y los remakes, reiteraciones y derivaciones ad infinitum de los patrones de taquillazos tan contrastados como inesperados, desde la recién estrenada A todo gas 6 (Justin Lin, 2013) hasta la saga de J.R.R. Tolkien a cargo de Peter Jackson. En ese marco se sitúa con plena confianza Todd Phillips, director de la celebrada pero sobrevalorada Resacón en Las Vegas (2009), retomando la trama y los personajes de ésta para cerrar, supuestamente, la trilogía. Sin embargo, su resolución en este caso es discutible ya no solo por la calidad del conjunto, sino por una simplificación del análisis y una repetición de la fórmula tan excesivas que ponen en peligro el objetivo principal, el de ganar dinero. Prueba de ello es la taquilla que ha obtenido esta cinta en su primer fin de semana en Estados Unidos, unos razonables 42 millones de dólares, pero una cantidad doblada por el otro estreno de la semana, la mencionada A todo gas 6. En otras palabras, R3sacón (Estados Unidos, 2013) reintroduce tantos elementos de la primera parte que paradójicamente pierde la frescura y a la vez la coherencia que caracterizaban a aquella, y que tanto gustaron a su público.

    En efecto, Resacón en Las Vegas ponía punto y final a su historia con plena satisfacción, exhibiendo y resumiendo con una serie de fotografías las andaduras de tres personajes que reconstruyen una noche loca en la ciudad del pecado, disfrutada con un cuarto personaje al que buscan durante el resto del metraje. No había pues motivo dramático para retomar la historia, pero por supuesto ello no fue óbice para que se produjera una secuela, Resacón 2: ¡ahora en Tailandia! (Todd Phillips, 2011), y para que ahora nos llegue la tercera entrega con R3sacón. Ésta arranca pues con los mismos cuatro personajes antes de emprender un nuevo viaje, aunque ya no sea para despedir a uno de ellos antes de su boda, sino para internar al más grotesco y problemático de ellos, de nombre Allan e interpretado por Zach Galifianakis. Sin embargo, a mitad de camino son interceptados por un grupo de delincuentes liderado por un tal Marshall (John Goodman), nombre que nos remite a la primera entrega de una forma un tanto subsidiaria. Por lo demás, el malo de la película les exige recuperar el oro que le ha robado el señor Chow, la otra caracterización más estrambótica y pueril de la trilogía, si no quieren que acabe con la vida de uno de ellos, Doug (Justin Bartha), al que toma como rehén. La trama se reformula por tanto de manera que los otros tres protagonistas deben hacerse con ese oro para rescatar a su amigo, el cual pasa nuevamente casi todo el metraje fuera de campo. Pero que sea él y no otro el que lo sufra no tiene más sentido que el de recordarnos los parámetros de la anterior película, una táctica que será casi constante en la reaparición de esos elementos reconocibles: desde los personajes de Heather Graham y su hijo hasta la suite del hotel Caesars Palace de Las Vegas, pasando por el arresto policial o el señor Chow en el maletero. Son aspectos o escenas que no siempre hacen avanzar la trama, que buscan generar la complicidad y risa del espectador, pero que acaban transmitiendo cierta indiferencia precisamente por limitar la capacidad de sorpresa que sí estaba presente en Resacón en Las Vegas.

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    Con todo, otra diferencia con aquella es que el argumento ya no se basa en la resaca de sus protagonistas (la cual llega solo durante los créditos, para justificar mínimanente su título), por lo que ya no se parte de una premisa indudablemente cómica sino de una más propia del thriller, lo cual circunscribe igualmente las risas a contados momentos. Dicho de otra manera, la comedia ya no proviene de un curioso punto de partida que se va complicando y desarrollando, sino de chistes y gags casi inconexos, con el riesgo añadido de que solo unos pocos funcionen, como así ocurre en este caso. Pero como la intención sigue siendo la de provocar la risa de la forma más políticamente incorrecta posible, la responsabilidad de dichos gags recae únicamente en los personajes de Allan y del señor Chow. La consecuencia es que los otros dos supuestos protagonistas, Phil (Bradley Cooper) y Stu (Ed Helms), quedan como meras comparsas, sin ningún tipo de tratamiento dramático: están presentes simplemente porque lo han estado en las dos películas anteriores, no porque sean necesarios para esta última... Y no vale la pena detenerse en el nulo desarrollo de los restantes personajes. Nos encontramos por tanto ante un filme que apenas se preocupa por innovar respecto de su predecesor, aunque al intentar darle la vuelta a su historia muchos de sus componentes apenas estén justificados. Sin embargo, lo que ello demuestra igualmente es que Phillips y sus colaboradores saben lo que quieren: exprimir al máximo la gallina de los huevos de oro y del diminuto pene del señor Chow. Por ello la película resulta ser eficaz, cumple mínimamente con las exigencias de un guión que interese al espectador, y en general, aunque no haga reír, sí divierte y entretiene a base de ritmo y desenfreno. Es en definitiva una cinta tan recelosamente inspirada como inspiradora de recelo, pero que al final únicamente pretende hacernos pasar un buen rato y lo consigue. ★★★★★

    Ignacio Navarro.
    crítico cinematográfico.

    Estados Unidos, 2013, The Hangover Part III. Director: Todd Phillips. Guión: Todd Phillips & Craig Mazin. Productora: Legendary Pictures / Green Hat Films / Warner Bros. Fotografía: Lawrence Sher. Música: Christophe Beck. Montaje: Jeff Groth & Debra Neil-Fisher. Intérpretes: Bradley Cooper, Zach Galifianakis, Ed Helms, Justin Bartha, Ken Jeong, John Goodman, Melissa McCarthy. 

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