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    crítica de Evasión o victoria | Victory, John Huston, 1981

    Esta semana visita nuestra sección uno de los mayores directores de todos los tiempos, John Huston, y lo hace con una de sus obras más cuestionadas y, a la postre, una de las más simpáticas: Evasión o victoria (1981). Está claro que está lejos de pertenecer al nutrido grupo de obras maestras que adornan la filmografía de este versátil realizador, que ha tocado con éxito casi todos los géneros. Del cine negro de El halcón maltés (1941), Cayo Largo (1948) o La jungla del asfalto (1950) a las aventuras de El tesoro de Sierra Madre (1948), La reina de África (1951), Moby Dick (1956) o El hombre que pudo reinar (1975), Huston nos acostumbró a un cine vibrante, que aunaba a la perfección el entretenimiento con la calidad. Pese a que su última etapa esté sembrada de títulos menores, ¿quién se atrevería a desechar un musical como Annie (1982) o un thriller mafioso a mayor gloria de Jack Nicholson y Kathleen Turner como El honor de los Prizzi (1985)?. Cuando hay un realizador de talento detrás, incluso los filmes menos trascendentes son bienvenidos. Este es el caso de Evasión o victoria que, para qué engañarse, Huston aceptó dirigir con fines alimenticios, para así poder lograr el dinero necesario para sacar adelante trabajos más personales como el de su título póstumo Dublinesses (1987) –su última obra maestra–. Y para ello tenía detrás a unos productores con el olfato comercial de Mario Kassar y Andrew G. Vajna, que se hicieron de oro con las películas de Rambo o los mayores éxitos de Paul Verhoeven.

    Ambientada en un campo de prisioneros de guerra nazi durante la Segunda Guerra Mundial, la cinta se basó en un hecho real conocido como El partido de la muerte, que el 9 de agosto de 1942, y bajo una Ucrania ocupada por el III Reich, enfrentó a un equipo de presos ex futbolistas del Dinamo de Kiev contra una selección alemana. Aquel partido no fue reconocido por la FIFA, ya que se trataba de una mera propaganda del régimen de Hitler con el que los alemanes pretendían demostrar una vez más su superioridad. Para ello, los jugadores ucranianos, organizados como un equipo profesional llamado FC Start, fueron advertidos antes del encuentro, que se desarrollaría en París, de las represalias que podrían tener si ganaban al equipo de soldados de la Whermacht (Fuerzas Armadas de la Alemania nazi). Se llegó al extremo de sobornar al árbitro del partido, pero ni por éstas pudieron evitar la victoria de los prisioneros y la consiguiente vergüenza de los alemanes. Huston se sirvió de la anécdota de este capítulo de la Historia para levantar su película, pero optó por omitir el dramático desenlace de los verdaderos protagonistas –fueron torturados y enviados a campos de concentración donde muchos de ellos acabarían sus días–, dándole un tono más desenfadado y frívolo a su propuesta. En 1963, la magnífica La gran evasión de John Sturges fue todo un acontecimiento cinematográfico. Steve McQueen, todo carisma, encabezaba la espectacular fuga de 250 presos de un campo de concentración nazi que, sin lugar a dudas, influyó muchísimo en el desarrollo del guión de Evasión o victoria. De hecho, casi podríamos estar ante un remake encubierto, donde el personaje de Sylvester Stallone vendría a ser el equivalente del huidizo McQueen. Su personaje de Capitán Robert Hatch será el encargado de poner en práctica un arriesgado plan de fuga de todo su equipo, aprovechando la confusión en torno a la organización del esperadísimo partido. En la cresta de la ola gracias al enorme tirón popular de las dos primeras entregas de Rocky, Stallone es el héroe y principal protagonista de este filme donde, claro está, las verdaderas aptitudes dramáticas las ponen dos pesos pesados como Michael Caine y Max von Sydow. Caine está tan impecable como acostumbra en su papel del Capitán John Colby, encargado de organizar partidos de fútbol entre los prisioneros de Gensdorf para hacer más llevaderos sus años de cautiverio. Sydow, por su parte, encarna magníficamente al mayor de las SS Karl Von Steiner, antiguo futbolista internacional austríaco que se interesa por organizar un partido que enfrente a presos y carceleros. Resulta todo un acierto que Huston no presente a Steiner como el villano de la función, sino como un hombre de palabra y con un acentuado concepto de la deportividad. De hecho, en una de sus conversaciones con Colby, expresa su opinión de que las diferencias entre las naciones deberían resolverse en un campo de fútbol. Toda una declaración de intenciones. Uno de los alicientes principales de esta aventura carcelaria reside en la presencia de algunas de las mayores leyendas del fútbol de todos los tiempos, con el mítico Pelé a la cabeza. El campeón del mundo argentino Ardiles, el inglés Bobby Moore o el belga Paul Van Himst se encargan de dotar de credibilidad las escenas deportivas, haciendo que el partido entre nazis y prisioneros de guerra aliados resulte una auténtica gozada para los fanáticos de este deporte. Pelé, marcando un impresionante gol de chilena, forma ya parte de los iconos del cine espectáculo de los 80. Al igual que Stallone deteniendo el último penalti o el enfervorecido público asistente cantando La Marsellesa ante unos nazis totalmente crispados por la derrota que se les viene encima.

    Evasión o victoria

    Si bien como película histórica, Evasión o victoria no es precisamente un ejemplo de rigurosidad, hay que reconocer que como cinta de aventuras y acción es muy entretenida, con un ritmo que funciona como un reloj. Tiene una factura clásica que en nada tiene que envidiar a las estupendas películas bélicas británicas de los 60 y 70, gracias a la excelente fotografía de Gerry Fisher y, especialmente, a la juguetona banda sonora de Bill Conti (que había sido nominado al Óscar unos años antes por su aclamado trabajo en Rocky). Su excelente partitura recuerda en muchos momentos al formidable trabajo de Elmer Bernstein para La gran evasión. Bien es cierto que en algún pasaje la credibilidad brilla por su ausencia, por lo que el espectador deberá ser capaz de entrar en el juego del “todo vale” por el espectáculo, si quiere disfrutar plenamente de esta propuesta. Si se aceptan sus dosis de humor–divertido el momento en que los compañeros de Stallone intentan disimular su ausencia del campo, utilizando un muñeco como doble– o un romance metido con calzador entre el heroico Hatch con una guapa viuda francesa que ayuda a la Resistencia, Evasión o victoria es un divertimento de primer orden. A día de hoy, hablamos de un pequeño clásico.

    José Antonio Martín.
    crítico de cine.

    Estados Unidos. 1981. Título original: Victory. Director: John Huston. Guión: Evan Jones, Yabo Yablonsky. Productora: Lorimar. Localizaciones principales: Budapest (Hungría), París (Francia). Fotografía: Gerry Fisher. Música: Bill Conti. Montaje: Roberto Silvi. Intérpretes: Sylvester Stallone, Michael Caine, Max von Sydow, Pelé, Bobby Moore, Osvaldo Artiles, David Massey, Carole Laure, Paul Van Himst, Kazimierz Deyna.

    Evasión o victoria

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