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    Cine Alemán Siglo XXI

    El contador de cartas de Paul Schrader: el jugador metódico

    El contador de cartas de Paul Schrader:
    el jugador metódico

    Un nuevo clásico


    En la próxima edición de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (SEMINCI), se proyectará la última película de Paul Schrader, The Master Gardener (2022), cierre oficioso a la trilogía existencialista del autor, conformada previamente por El reverendo (First Reformed, 2017) y El contador de cartas (The Card Counter, 2021). Esta triada se centra en personajes solitarios marcados un pasado complejo que se mueven como fantasmas en el presente; intentando pasar desapercibidos mientras llevan a cabo un modus laborandi siempre en los márgenes de la moral o la legalidad; en cierta manera, tal y como definió a Schrader al personaje más importante de su filmografía como guionista: Travis Bickle (Robert De Niro) de Taxi Driver (1970).

     

    William Tell (Oscar Isaac) es un ex oficial del ejército americano que pasó varios años en prisión tras ser acusados por vejaciones y abusos en, a su vez, una cárcel militar, donde era uno de los cabecillas de un grupo de profesionales al servicio del gobierno que utilizaba todo método posible para extraer información a cautivos políticos. Su estancia en el presidio cambió su vida, dejando atrás un temperamento voluble y abrazando un estilo de vida más metódico y reflexivo, canalizado gracias a su afición por el juego. A través de las cartas y otros juegos de azar fue perfilando una personalidad más introspectiva, volviéndose un teórico en la materia, debido a la práctica con otros reclusos o consigo mismo; o extramuros mediante visitas a casinos o en moteles mediante guías de casinos online.

     

    Dichas prácticas, unido a su carácter huidizo y poco sociable, le procuraron otra vida fuera de prisión. Consiguiendo cantidades modestas de dinero gracias a su pericia para contar cartas y descifrar jugadas. Su vocación metódica además ejercía de autodefensa ante la seguridad de los casinos y salas de juego. Las sumas de dinero que obtenía pasaban desapercibidas para la banca, con el añadido de conocer el instante justo en el que retirarse cuando la sospecha se cernía. Esto le procuraba no ser detectado por las entidades y, por tanto, las puertas nunca se cerraban a futuras visitas. Así, Tell, como buen profesional en la materia, nunca paraba, un par de noches en un motel de bajo perfil era el límite. De esta manera recorría los principales casinos del país, en una gira cíclica que parecía no tener fin. Una manera, por otro lado, de mantener a raya todos los fantasmas del pasado, bañados por la traición y, claro está, por la venganza. Esta redención llegará con el arribo de un personaje con el que compartirá una ambición concreta. Pero, para ello, hará falta el dinero suficiente para llevarla a buen puerto.

     

    El personaje de Tell, fascinante tanto por la gestión de su pasado y de presente así como por su capacidad de adaptación, tanto social como profesionalmente, nos traslada al universo de otro rol memorable dentro de la iconografía fílmica (también pop, todo hay que decirlo) reciente como The Driver (Ryan Gosling) de Drive (2011), de Nicolas Winding Refn. Si solo el amor obligará a este conductor que trabaja para cualquier criminal que necesite de sus servicios a mostrar sus dos caras, lo mismo le ocurre al Tell encarnado brillantemente por Isaac: el amor pero también la ternura que le provocará un joven que ha perdido a su padre víctima de uno de los agentes que une el pasado de ambos. Al igual que en Drive, en The Card Counter el futuro está escrito. No hay lugar para la salvación para sus dos protagonistas. Sí para los códigos de lealtad que conforman su personalidad. De esta forma poco importa sin las cartas están o no trucadas.

     

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