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    Crítica | Alerta roja | Netflix

    Una gincana de 200 millones

    Crítica ★★★☆☆ de «Alerta roja», de Rawson Marshall Thurber.

    Estados Unidos, 2021. Título original: «Red Notice». Dirección: Rawson Marshall Thurber. Guion: Rawson Marshall Thurber. Productores: Beau Flynn, Dany Garcia, Dwayne Johnson, Rawson Marshall Thurber. Productoras: Legendary Pictures, Netflix, FPC Production, Seven Bucks Productions. Distribuidora: Netflix. Fotografía: Markus Förderer. Música: Steve Jablonsky. Montaje: Julian Clarke, Michael L. Sale. Reparto: Ryan Reynolds, Dwayne Johnson, Gal Gadot, Ritu Arya, Chris Diamantopoulos, Ivan Mbakop, Vincenzo Amato. Duración: 115 minutos.

    La producción de acción marca Netflix prosigue con su afán por desviarse del canon de filme rellenacatálogo. El éxito de varias de sus producciones de acción originales, tales como 6 en la sombra (Michael Bay, 2019), Tyler Rake (Sam Hargrave, 2020) o El ejército de los muertos (Zack Snyder, 2021), protagonizadas por grandes estrellas de Hollywood y dotadas de generosos presupuestos y una espectacularidad digna de ser disfrutada en una gran pantalla, han animado a que cada vez sean más los blockbusters que se estrenan directamente en televisión. La última en llegar, pocas semanas después del estreno de la precuela El ejército de los ladrones (Matthias Schweighöfer, 2021), ha sido la nueva película de Rawson Marshall Thurber, un tipo que, tras curtirse en comedias tan comerciales como Cuestión de pelotas (2004) o Somos los Miller (2013), se ha dedicado a dirigir al gigantón Dwayne Johnson en vehículos para su lucimiento como Un espía y medio (2016) o El rascacielos (2018), aquel desangelado cruce entre Jungla de cristal y El coloso en llamas. Con claras aspiraciones de convertirse (si los números finalmente acompañan) en inicio de una nueva franquicia de acción, Alerta roja (2021) nace como un lujoso juguete de 200 millones de dólares –el más caro de Netflix hasta la fecha–, al servicio de tres megaestrellas como Ryan Reynolds, Gal Gadot y el propio Johnson, que sigue encadenando éxitos de taquilla como Jumanji: Siguiente nivel (Jake Kasdan, 2019), Fast & Furious: Hobbs & Shaw (David Leitch, 2019) o la última superproducción familiar de Disney Jungle Cruise (Jaume Collet-Serra, 2021). No hay trampa ni cartón en un producto que solo pretende ofrecer un entretenimiento de fin de semana, a lo largo de dos horas de humor facilón, secuencias de acción imposibles e ingenuos giros de guion que buscan, a toda costa, pillar desprevenido a un espectador que, si está curtido en este tipo de cine, los verá venir a la legua. Un libreto genérico, nada original, firmado por el propio Rawson Marshall, que viene a ser una desvergonzada mezcolanza de otras películas mejores, pero que acaba siendo suficiente para servir como carta de presentación de unos personajes bastante divertidos, a los que su trío protagonista sabe dotar del obligado carisma para que el experimento funcione como lo hace.

    Alerta roja comienza contando la leyenda de tres presuntos huevos dorados que habrían pertenecido a la reina egipcia Cleopatra y que llevarían separados mucho tiempo, siendo el objetivo de ladrones y cazarrecompensas hacerse con las tres codiciadas piezas. La historia arranca, precisamente, con la substracción de uno de los huevos de un museo en el que estaba sometido a la más estricta vigilancia, presentando en una frenética escena de persecución a los dos protagonistas masculinos de la función, el agente del FBI John Hatrley (Dwayne Johnson, que, pese a sus carencias como actor, sabe siempre cómo cumplir, tanto en los momentos físicos como en los cómicos) y el ladrón de guante blanco Nolan Booth (Ryan Reynolds, explotando al máximo esa simpática verborrea que hizo triunfar a su Deadpool), todo un especialista en el escapismo y la manipulación. Este juego del gato y el ratón, policía perseguidor y delincuente perseguido, acaba, por caprichos (o no tanto) del destino, convirtiéndose en una interesada colaboración para dar con un tercer personaje que también quiere hacerse con las joyas y que parece ir siempre un paso por delante de ellos. La entrada en escena de una enigmática fémina, empoderada y resolutiva, conocida como The Bishop (una Gal Gadot más desinhibida y loca que en su icónico papel de la amazona Wonder Woman), no hace más que entorpecer aún más una búsqueda que llevará al atribulado trío a recorrer los más variados destinos del planeta, como si de una enorme gincana se tratara, desde esa Roma donde arranca el primer gran robo de la película al Louvre de París que cierra el viaje, pasando por Bali, Rusia, una selva sudafricana o El Cairo. Aunque, sin duda alguna, merece capítulo aparte el pasaje ambientado en una improbable Valencia, con una divertida y muy bizarra incursión de Hatrley y Booth en una corrida de toros, escena que parece sacada de las mentes de los peores guionistas de Tom Cruise en títulos como Mission Impossible 2 (John Woo, 2000) o Noche y día (James Mangold, 2010), aquella parodia del cine de espías con Cameron Díaz que comparte con Alerta roja esa sana capacidad de no tomarse a sí misma en serio en momento alguno, lo que convierte a ambos productos en muy disfrutables placeres culpables.

    Red Notice, Rawson Marshall Thurber.
    Acción marca Netflix.

    «No hay trampa ni cartón en un producto que solo pretende ofrecer un entretenimiento de fin de semana, a lo largo de dos horas de humor facilón, secuencias de acción imposibles e ingenuos giros de guion que buscan, a toda costa, pillar desprevenido a un espectador que, si está curtido en este tipo de cine, los verá venir a la legua».


    La dirección de Marshall Thurber es, por desgracia, bastante impersonal. Es cierto que demuestra cierta pericia en las secuencias de acción, a pesar de que estén resueltas sin la brillantez de los modelos a los que trata de imitar. Hay una escena de persecución que remite directamente a la mítica set pieces en las minas de Indiana Jones y el templo maldito (Steven Spielberg, 1984), pero la creatividad e inventiva están más próximas a las mostradas por Jon Turteltaub en su agradable díptico sobre La búsqueda, con Nicolas Cage emulando al arqueólogo más famoso de la Historia del Cine mientras seguía las pistas ocultas por los Padres Fundadores de Estados Unidos para hallar sus tesoros. Los efectos especiales, aunque llamativos, no siempre funcionan en pantalla, especialmente cuando un chirriante CGI trata de plasmar algunas de las exóticas localizaciones de su aventura, del mismo modo que la BSO de Steve Jablonsky resulta tan rutinaria que podría confundirse con decenas de partituras de otros filmes. Por fortuna, la historia es dinámica y muy entretenida, enlazando con mediana profesionalidad (aunque escasa lógica) una situación de peligro tras otra, evitando que el aburrimiento haga acto de presencia en ningún instante. Sin embargo, lo más divertido de Alerta roja está en los chascarrillos y múltiples pullas que Ryan Reynolds y Dwayne Johnson se prodigan a lo largo de todo el metraje. Ambos forman una pareja de «colegas a la fuerza» con mucho gancho y su progresivo bromance es capaz de arrancar más de una risa, gracias a algunas líneas de diálogo bien afinadas y a algunos acertados gags y guiños autorreferenciales, como aquel que muestra al coprotagonista de la saga Fast & Furious destrozando un coche de alta gama. Junto a ellos, el personaje acometido por Gal Gadot se revela como mucho más débil, limitándose a lucir espectacularmente atractiva en sus escenas y a repetir acrobáticas coreografías de peleas que ya le conocíamos, como aquella en la que se vale de una lanza. Aun así, la actriz hace gala, una vez más, de su innegable encanto y luce un registro cómico que se agradece, por lo que acaba siendo un buen tercer vértice de este triángulo de caraduras simpáticos que prometen nueva misión, visto el final abierto de esta primera aventura, tal vez poco perdurable en la memoria, pero, indudablemente, ligera y cumplidora como evasión en el salón de casa.


    José Martín León |
    © Revista EAM / Madrid


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