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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Dónde estás, Bernadette

    Viajar sin salir de casa

    Crítica ★★★☆☆ de «Dónde estás, Bernadette», de Richard Linklater.

    Estados Unidos, 2019. Título original: Where'd You Go, Bernadette. Dirección: Richard Linklater. Guion: Richard Linklater, Holly Gent Palmo, Vincent Palmo Jr. Productoras: Annapurna Pictures / Color Force. Música: Graham Reynolds, Sam Lipman. Fotografía: Shane F. Kelly. Edición: Sandra Adair. Reparto: Cate Blanchett, Kristen Wiig, Billy Crudup, Judy Greer, Laurence Fishburne, Troian Avery Bellisario, Jóhannes Haukur Jóhannesson, James Urbaniak, Zoe Chao, Claudia Doumit, Zachary Davis Brown. Duración: 104 min.

    En el mundo del cine, es muy difícil encontrar filmografías tan variadas como la de Richard Linklater. La revolución personal del cineasta texano consiste en forzar constantemente las fronteras del mainstream, una especie de precursor de una camada de directores como Edgar Wright o Matthew Vaughn –una de las muchas referencias de estos directores. Estos artistas son auténticos caballos de Troya, lobos vestidos con piel de cordero: autores que, bajo una capa comercial en sus obras, nos inyectan suero cinematográfico en vena. Sin embargo, Linklater se mueve también muy cómodamente en el indie más puro, dentro de los cánones habituales del cine estadounidense: historias intimistas, centradas en personajes fuera de la norma –excéntricos, existencialistas, sensibles y, en muchos casos, culturetas o artistas frustrados. El director norteamericano es un animal anfibio y, como tal, se mueve con total desparpajo en ambos territorios. Un autor que aporta como pruebas de su talento camaleónico títulos tan dispares como la trilogía Before, School of Rock o Waking Life. La película Dónde estás, Bernadette es otro ejemplo más de la versatilidad de quien la filma.

    Adaptando un best-seller, la cinta funciona correctamente en prácticamente todos sus niveles. Aquí, Linklater no es el cineasta experimental de Boyhood o A Scanner darkly, ni el autor rebelde de Slacker, Dazed and Confused o Everybody Wants Some! Este último largometraje, por el contrario, parece acercarse a su vena más comercial. Y, sin embargo, cada plano revela una poderosa identidad tras la cámara. Algo casi heroico, teniendo en cuenta la gran cantidad de obstáculos que esta obra ha tenido que superar hasta ver la luz –su estreno se ha retrasado más de un año desde la fecha de estreno original. Desde el tono casi documental del comienzo del filme a la realización desnuda de su conclusión, el director le toma el pulso al relato en todo momento, comprendiendo sus ritmos internos y adaptando su visión a cada momento de la trama. Sin artificios técnicos. Conciso. Directo. Pero con una profunda sensibilidad. Incluso en tramas tan simples –y con un guion que, reconozcámoslo, desvirtúa casi por completo el material original–, Linklater es capaz de extraer reflexiones profundas, como una velada crítica social a la organización familiar estadounidense y, sobre todo, una vía lamentablemente inexplorada sobre la necesidad creativa del artista. De lo que podría haber sido un conjunto de manidos clichés, el texano consigue ofrecer una película no solo tremendamente amena, sino hasta enriquecedora.

    Where'd You Go, Bernadette, Richard Linklater.
    Un Linklater menor pero igualmente irresistible.



    «La cinta es un elogiable ejercicio de caracterización, pero al ahondar en los personajes se echa en falta una aproximación más holística, un aspecto característico en el estilo del realizador texano».


    Al talento del director le acompaña el de una desbordante Cate Blanchett, cuya Bernadette recuerda a otros personajes icónicos en su carrera –sí, hay similitudes con su Jasmine en la película de Woody Allen, pero también con la Katharine Hepburn que encarna en El aviador. Su presencia en pantalla aumenta fotograma a fotograma, y resulta imposible no centrarse en ella en cada plano que comparte con cualquier otro personaje. Sin embargo, esto no quiere decir que el resto del reparto no haya estado a la altura. Todo lo contrario. Un gran elenco de secundarios, liderado por una fantástica Kristen Wiig, se une a unos convincentes Billy Crudup –muy efectivo en su desesperante pasividad– y Emma Nelson, cuyas personalidades opuestas aportan un necesario equilibrio al torrente de emociones que libera Blanchett. Todos los personajes que aparecen tienen un desarrollo detallado y convincente, incluso aquellos que disponen de un tiempo en pantalla más reducido. Así, al protagonismo necesario de la actriz australiana cabe añadir la armónica coralidad de sus compañeros de reparto.

    Otra cuestión sobresaliente en el filme es el uso de los espacios. Bernadette es arquitecta, un aspecto que tenía que reflejarse por fuerza en el aspecto visual de la película. Cada uno de los espacios –y las transformaciones que estos sufren– constituyen un reflejo de los personajes que los ocupan. Bernadette es casi tan desastrosa como su casa. El karma golpea a Audrey al inundarse su vivienda –por culpa, por supuesto, del mal estado de la de su vecina Bernadette. Y nuestra protagonista solo encontrará la paz en la desnudez de la Antártida, alejada de un Seattle horrible, opresor, sin espacio para el arte urbanístico. De esta manera, son los mismos lugares los que sirven como puntos de giro en el desarrollo de la trama, y cada uno de ellos refleja el proceso vital por el que transitan los personajes. Así, Dónde estás, Bernadette es una prueba más de la incontenible creatividad de Linklater y Blanchett, siempre capaces de entregar al público trabajos sólidos y convincentes. Nunca decepcionan. Su único pero es la falta de profundización en ciertos aspectos temáticos y formales, especialmente en este último caso, pues la mutilación del estilo narrativo de la novela es el principal defecto de la película. Estos elementos sin duda habrían dado un barniz distinto, menos convencional de lo que finalmente ha terminado siendo. La cinta es un elogiable ejercicio de caracterización, pero al ahondar en los personajes se echa en falta una aproximación más holística, un aspecto característico en el estilo del realizador texano. Son estos los motivos por los que el filme no alcanza la calidad de otros en su filmografía. Ese es el problema de tener un listón tan alto | ★★★☆☆


    Juan Montón Velasco |
    © Revista EAM / Madrid


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