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    Cine Alemán Siglo XXI

    D'A 2015 | Día 2: Der Geldkomplex (El complejo de dinero) / Güeros / Young ones / Under the skin

    Güeros

    La imagen como revolución

    Segunda jornada del D'A 2015

    La segunda jornada del D’A nos ha deparado dos películas hipnóticas por su extraordinaria belleza. La película mexicana Güeros, de Alonso Ruizpalacios, y Under the skin, de Jonathan Glazer, son dos propuestas diametralmente opuestas pero que se encuentran entre lo mejor del cine producido en el pasado año. Además, tras ganar el premio a mejor director en la sección Zonazine del Festival de Málaga, Juan Rodrigáñez presentó Der Geldkomplex (El complejo de dinero), una fábula críptica sobre la crisis económica. Cerramos el día con Young ones, de Jake Paltrow, premiada en el pasado festival de Sitges.

    Güeros

    Alonso Ruizpalacios, México, 2014

    Güeros es una película joven. Por tanto, es una película revolucionaria. De no ser así, caería en la más profunda de las contradicciones. Al menos, eso reza una de las consignas de los estudiantes que se atrincheran en una facultad de Ciudad de México en el enésimo día de huelga: «Ser joven y no ser revolucionario, ¡es una contradicción!» El primer largometraje de Alonso Ruizpalacios es una obra rebelde, capaz de enfrentarse hasta contra su propio proceso creativo. La historia del joven Tomás que, tras una gamberrada, es enviado por su madre a vivir a la ciudad con su hermano Fede (o Sombra, como le llaman sus amigos) y su compañero de piso Santos se convierte en una atípica road movie urbana en busca de Epigmenio Cruz, una vieja gloria del rock mexicana olvidada. La cinta explora temas tan básicos como la amistad, el amor, la juventud, la lucha social... pero desde un punto de vista en constante movimiento, que evoluciona a medida que la película se hace grande y revoluciona su propia concepción para extenderse más allá de los límites de la ortodoxia cinematográfica. Güeros logra algo impensable en el panorama del cine contemporáneo actual: heredar la fuerza con la que los directores de la nouvelle vague contestaron a todo aquello que se hacía llamar cine en su momento y adaptarla al presente.

    Rodada en 1.37:1 en blanco y negro, si hay algo que destaca por encima de todo en su puesta en escena es el tratamiento del sonido. Los personajes, encerrados en una ciudad inabarcable, rodeados de gente pero tan asilados como los concursantes de Gran Hermano (que parece ser el único programa que aparece en cualquier televisión encendida de la película), son víctimas del ruido infernal de la urbe. La música de Epigmenio Cruz parece ser su único bálsamo. De este modo, cuando se colocan los cascos y escuchan el viejo casete a través de un destartalado walkman, la película enmudece: el silencio envuelve la imagen y sus rostros se convierten en partituras. En ellos podemos adivinar las melodías que escuchan. [96|100]

    Der Geldkomplex (El complejo del dinero)

    Der Geldkomplex (El complejo de dinero)

    Juan Rodrigáñez, España, 2015

    Estamos ante una de las películas más crípticas del reciente cine español. En esta alegoría hippie que hunde sus raíces en el cine de Buñuel, los protagonistas esperan continuamente. Matan el tiempo a la espera de que algo acontezca. Las referencias al dinero que da nombre al título son escasas, pero el poderoso caballero, que decía Quevedo, sobrevuela el quehacer de este grupo de amigos que conviven en una casa de campo extremeña. Entre disquisiciones sobre cómo se echa el arroz en una paella o momentos musicales de una extrañeza bellísima, la película va conformando su propias formas expresivas y las imágenes y situaciones van poco a poco remitiendo a una realidad común que nos empieza a resultar más familiar de lo que pudiera parecer al principio. Un supuesto dinero de Alemania (¿rescate?) que nunca llega y una joven teutona (¿Angela Merkel?) que decide marcharse del caserón invadida por la nostalgia y el hartazgo establecen unas mínimas coordenadas para poder dotar a esta especie de no-relato de algún significado más palpable.

    La cinta se abre con una cita de Lenin: «Sin lo grandes bancos el socialismo sería irrealizable». Esta idea pulula sobre el día a día de los protagonistas, obstinados en vivir en los márgenes de la sociedad consumista actual, pero que esperan que aquello que rechazan les saque de su tedio cotidiano. La ópera prima de Juan Rodrigáñez se convierte en una fábula de nuestra actualidad, aunque sería deseable que apuntalara mejor sus cimientos temáticos para evitar quedarse a medio camino entre la película con gracia hecha entre amigos y una decidida a producir un discurso más allá de sus livianas imágenes. [72|100]

    Young Ones

    Young ones

    Jake Paltrow, Estados Unidos, 2014

    Tras ganar el premio al Mejor Guión en la pasada edición del Festival de Sitges, Young ones se presenta en la sección de Futurs (Im)posibles del D’A. Y es que el futuro que retrata parece muy cercano y muy posible. En un mundo donde el bien más preciado es el agua, Ernest, el dueño de una granja en mitad de un paisaje desértico americano, trabaja cada día para sacar adelante a sus hijos mientras lucha para que las canalizaciones de agua pasen por sus tierras, hoy yermas pero antaño fértiles. La cinta juega más con los códigos del western que con los de una película de ciencia ficción. Prueba de ello es su escena inicial, donde un par de ladrones intenta acceder al pozo de Ernest. El enfrentamiento está rodado como si de un duelo al sol a las puertas de un salón del viejo oeste se tratase. El primer plano de los amenazantes ojos del protagonista mientras empuña su escopeta es irrenunciable.

    El problema de la segunda película de Jake Paltrow es la importancia que se da a sí misma desde el minuto uno. La música, desproporcionadamente intensa, proporciona un halo de heroísmo y grandilocuencia mucho antes de que la propia obra y su historia pueda moverse en esos terrenos. El abuso de los lentos fundidos como nexo entre escenas acentúa aún más la desconexión entre la puesta en escena y la trama. Esta intensidad prefabricada se hace demasiado notoria sobre todo al principio del filme. Conforme pasan los minutos la historia se va acoplando al tono de la música y del montaje, y no es hasta la segunda mitad de la cinta cuando los tres elementos empiezan a encontrar cierta armonía. [58|100]

    Under the skin

    Under the skin

    Jonathan Glazer, Reino Unido, 2013

    A estas alturas, que una película como Under the skin no haya encontrado distribución en España es un síntoma claro de cómo funciona la industria en este país. Una de las obras clave del pasado año, la última creación de Glazer no ha dejado indiferente a nadie por todos los festivales por el que ha pasado (se pudo ver en las últimas ediciones de Sitges y Gijón). El extraño argumento (Scarlett Johansson es una especie de mujer fatal que seduce a hombres al atardecer en Escocia) se ve superado por una imagen capaz de generar una verdadera ruleta rusa de sensaciones que van desde el asombro visual (sirva de ejemplo el inicio de la película, diseñado expresamente para establecer el tono de la cinta a nivel casi sensorial) hasta la repulsa (la escena de la playa es de las escenas más perturbadoras del cine reciente, y realizada sencillamente con el mínimo de elementos, sin recurrir a efectismos de género).

    Under the skin es una película sorprendente, capitaneada por una Scarlett Johansson en un papel diferente al que no nos tiene acostumbrados, capaz de llevarte a rincones insospechados y crear la belleza más pura a partir de un fondo en negro que engulle el cuerpo de un hombre desnudo mientras persigue absorto la desnudez femenina. Pero todo su derroche visual no es en vano. Glazer concreta, por un lado, una serie de bajezas humanas que conforman la espina dorsal de su propuesta, como el deseo, el impulso a lo desconocido o la violencia como instinto; por otro, consigue dejar su cinta abierta al espectador y sus propias sensaciones, que serán las que le guiarán a un lugar donde caben las más variadas interpretaciones del la condición humana. Una cinta imprescindible para entender los caminos que puede tomar la ciencia ficción para salir de su zona de confort. [87|100]

    Víctor Blanes Picó
    Enviado especial al D'A 2015


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