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    Crítica | Lucia de B.

    Lucia de B.

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    crítica a Lucia de B. (Paula van der Oest, Países Bajos, 2014).

    Corría el año 2004 y Lucía de Berk, una enfermera pediátrica, era condenada a cadena perpetua por la justicia holandesa. A sus espaldas siete asesinatos y tres en grado de tentativa. En 2010, después de 6 años de litigios, era puesta en libertad. Una odisea que la realizadora Paula van der Oest ha llevado a la gran pantalla con el film Lucía de B. (2014). Un thriller judicial inmerso en la carrera por el Óscar a Mejor Película de habla no inglesa. La película arranca en 2001 con la muerte un bebé de cinco meses enfermo del corazón. El fallecimiento, repentino, se produce durante el turno de Lucía. Los doctores son incapaces de determinar las causas, y la enfermera es suspendida de empleo y sueldo. A raíz de ello, salen a la luz una decena de muertes extrañas en los tres hospitales donde había trabajado previamente. Todas tuvieron lugar cuando estaba de guardia. A eso hay que sumarle un pasado turbio y un diario un tanto críptico en el que reconocía haber sucumbido a su "compulsión". Blanco y en botella. Círculo mediático incluido. Una historia basada en hechos reales, muy recientes además. Una denuncia (liviana) sobre las grietas del sistema judicial holandés. Otro drama judicial sobrio y competente, a la altura de El veredicto (2013) de sus vecinos los belgas. Este subgénero siempre ha gozado de una particular atención por parte del público. Especialmente el americano, más dispuesto en la pirotecnia dramática y en la espectacularidad retórica de sus letrados. Quizá por ello apuesten en el Viejo Continente por prodigarse en estas lides.

    Desde el punto de vista estrictamente fílmico, Lucia de B., no aporta nada sustancialmente reseñable. Lo sugestivo es que no se limita a ser una simple trama cuya resolución estriba íntegramente en el desarrollo de un proceso jurídico. Hay un duelo psicológico. Una peregrinación, un infierno de desamparo que se aprecia en el rostro de la protagonista (Ariane Schluter). Un pulso entre la vida y a muerte ¿Para qué seguir viviendo esta pesadilla? parece decir la acusada en los momentos más críticos. Pero que nadie se lleve a engaño, los ineludibles esbozos temáticos sobre el funcionamiento del sistema judicial no sirven para ponerlo en tela de juicio. Lo digo porque no se discute una condena como la cadena perpetua. No se pone en duda una pena tan punitiva en un sistema que en teoría aboga por la reinserción. Sólo se hace hincapié en la falta de rigor de la fiscalía o los jueces y la repercusión de la actitud de la prensa en el juicio mediático paralelo; en el que calificativos como "Ángel de la muerte" dictan sentencia con la inflexibilidad de lo "evidente". Lo único que consiguen, directora y guionistas, con esa falta de determinación es que se resienta el fondo argumental y la trama se rebaje a cotas alejadas del cine trascendental. Como en todos los dramas de este palo, Lucia de B. es un canto a "la verdad" que se quiere contar, con las ambigüedades pertinentes en lo que a los claroscuros se refiere. Sin embargo, ofrece poco margen para el posicionamiento. Todo viene servido bien mascadito para que huela a injusticia por doquier, dejando entrever intereses políticos y empresariales (una posible fusión del hospital) detrás del encarcelamiento. Es cierto que esta infamia estuvo sustentada en cábalas, estadísticas ficticias, sin testigos y sólo consiguieron "probar" dos muertes, el resto le fueron atribuidas por la vía de la presunción. Pero en la película, a parte de su paso de puntillas por su oscuro pasado y un par de apuntes sobre su diario, no hay atisbo de sospecha. Por ejemplo, no se menciona que mintió sobre su título de enfermería.

    Lucia de B.

    Al margen del punto de vista escogido por la realizadora y de los estigmas congénitos a los dramas judiciales Lucía de B. tiene ritmo. Su duración dribla la fatiga (apenas hora y media) y sus acertadas elipsis finalizan una jugada de vértigo. Su sobriedad la hace más dura y menos piadosa de lo que podría porque prescinde del sentimentalismo fácil en aras de una mayor credibilidad, además cuenta con una buena atmósfera de suspense. Es resumidas cuentas, está filmada con precisión y agudeza, con el tono adecuado; arrastrando al espectador sin caer en concesiones en exceso sensacionalistas. Reseñable, también, el apartado interpretativo: junto a la competente Ariane Schluter, la actriz Annet Malherbe (en su papel de fiscal) y la joven Sallie Harmsen (ayudante del fiscal) encajan de maravilla en sus papeles, bien secundadas por la mayoría del reparto. Lucía de B. no entra en las quinielas como una de las cinco candidatas finales al Óscar de Mejor Película de habla no inglesa, sin embargo está en el corte final. Hay otras con más pedigrí y de mucha más enjundia, como Ida (Polonia) o Leviatán (Rusia), que serán presumiblemente las favoritas. A su favor juegan su temática y estilo convencional que la acercan al canon de los galardones de la meca del cine. | |

    Andrés Tallón Castro
    Redacción Madrid


    Ficha técnica
    Países Bajos, 2014, Lucia de B.. Directora: Paula van der Oest. Guion: Moniek Kramer, Tijs van Marle. Productora: Filmkreatörerna Prah och Björk / Living Stone / Lucil Film / Nederlandse Christelijke Radio-Vereniging (NCRV) / Rinkel Film. Fotografía: Guido van Gennep. Música: Adam Norden. Reparto: Ariane Schluter, Annet Malherbe, Sallie Harmsen , Barry Atsma, Amanda Ooms, Marwan Kenzari.


    Poster: Lucia de B.
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