AMARGO INTERÉS
crítica de Cuerdas, cortometraje de Pedro Solís
Premio al Mejor Cortometraje en los Goya 2014
Existen tantos tipos de amistades como usos podemos dar a una cuerda. Cuerdas que separan, que unen, cuerdas que nos oprimen y cuerdas que nos liberan de nuestras limitaciones. Al fin y al cabo, una cuerda es sólo un instrumento que, al igual que la amistad, no tiene ninguna utilidad sin la intervención humana. Pedro Solís García nos lleva hasta el límite en el cual el término amistad se mantiene fiel a su definición de “afecto desinteresado”. Ese momento inmediatamente anterior a la pérdida de la inocencia, en una etapa en la que el rechazo a lo diferente ya empieza a aflorar, pero todavía hay esperanza de encontrar una hermosa relación sin prejuicios como la que el director nos muestra a través de María. Una tragicomedia a todo color que ha otorgado al realizador el Premio al mejor cortometraje de animación en la última edición de los Goya.
Solís, que ya había logrado dicho galardón en 2013 con su pieza La bruxa, plantea su particular réquiem a una amistad. Una breve historia de diez minutos marcada por la gran lección de humanidad que su protagonista trata de mostrarnos mediante una mirada tan viva como tierna. Aquí puede que encontremos la nota negativa del cuento; esa jovial mirada no se corresponde con el tono fatalista que esconde esta cinta protagonizada por niños; cinta no dirigida exclusivamente a ellos y creada por un adulto cuyo pesimismo no permite ver más allá del desánimo y la decepción con los que la fragua del tiempo ha forjado su carácter, cayendo en la fácil demagogia de un desenlace que podría haber encajado mejor con un punto de vista más abierto o abstracto. Los adultos siempre tendemos a sobreexplicar, como subrayaban las palabras de El principito en la famosa novela de Antoine de Saint-Exupéry «Las personas mayores nunca son capaces de comprender las cosas por sí mismas, y es muy aburrido para los niños tener que darles una y otra vez explicaciones». Pese a ello, preferimos quedarnos con el optimismo de la joven María, la tenacidad, el respeto y la ternura que su impetuoso temperamento nos transmite mientras trata de jugar con el nuevo compañero que ha entrado al orfanato en el que vive, y que padece parálisis cerebral. Una relación sin prejuicios, al margen de esos absurdos convencionalismos tan arraigados en una sociedad donde la preocupación por el qué dirán limita demasiado la libertad de actuación del individuo. Una afinidad basada en el entendimiento mutuo, en la obviedad de miradas y pequeños gestos que originan un universo paralelo y nos hace recordar, por momentos, el vínculo que establecieron Philippe y Driss en la sensacional cinta de Olivier Nakache y Eric Toledano Intocable. Dos amigos por una cuerda unidos, un conjunto de hebras que serán después un estrecho y eterno lazo con una función evocadora y metafórica de lo que un día entendimos por amistad. | ★★★★★ |
Alberto Sáez Villarino
Dublín (Irlanda)
España. 2013. Título original: Cuerdas. Director: Pedro Solís García. Guión: Pedro Solís García. Productora: La Fiesta Producciones. Fotografía: Juan Jesús García Galocha. Música: Víctor Peral. Montaje: Pedro Solís García. Intérpretes (Voces): Estefanía Nussio, Belén Rueda, Miriam Martín, María Temprado, Blanca Formáriz.