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    Crítica | Todos queremos lo mejor para ella

    Todos queremos lo mejor para ella

    Lo incómodo de la catarsis

    crítica de Todos queremos lo mejor para ella | Tots volem el millor per a ella, de Mar Coll, 2013

    El director de cine es aquel capaz de gestionar los distintos elementos creativos que intervienen en una película –fotografía, interpretación, diseño, producción, música–, hasta crear una unidad original. De ahí, que ellos se lleven casi todos los méritos o reproches. Empero, hay filmes que son buenos gracias a la labor de sus guionistas, de sus montadores o mismamente de sus actores. Obviedad. Pero que conviene recordar. Hay cintas mediocres, que se agigantan cuando aparece un actor capaz de un derroche interpretativo singular. Hay otras, sin embargo, que el intérprete de turno solo logra sostener; rozando igualmente el prodigio. Cuando alguien hace del tartamudeo, no un trastorno del habla, sino una canalización expresiva. De la cojera, no un síntoma de invalidez, sino un atributo conmovedor. Cuando alguien consigue mostrarse tan inestable, cuando se le presumía fuerte. Cuando se le percibe inseguro, y se intuye su anterior determinación. Cuando alguien lo hace tan bien como Nora Navas en Tots volem el millor per a ella (2013), uno no puede hacer más que sacarse el sombrero. Sin atribuirle todo el valor del filme, sí tiene una parte más que sustancial de él. Perturba, conmueve, abruma y hace reír. Transmite en el plano emocional las cicatrices de una catarsis accidental y fortuita. Este canto a lo incómodo de Mar Coll –directora de Tres dies amb la familia (2009)–, juega con maestría su mejor carta –Nora Navas–. Un as en la manga. Triunfan copas. La actriz da lumbre a virtudes que de otro modo hubiesen pasado desapercibidas. Y oculta o disimula, defectos de una baraja con cartas marcadas.

    Tots volem el millor per a ella desde la primera escena, está concebida para que resulte incómoda y ardua al espectador. El guion hilvana los pasos de Geni, un año después de un brutal accidente que la ha dejado coja y con la autoestima mermada. La cámara recoge su anulación. Desde ese fatídico día nada ha vuelto a ser igual. Todo ha cambiado. Con la ayuda de su marido, y familia más cercana, tratará de agarrarse al pasado. El objetivo es recuperar la normalidad ¿Qué será eso de normalidad? Se entiende que la cotidianidad pretérita. El accidente supuso un giro de 180 grados en su vida. Primero desubicada, desorientada, sin encontrar el norte. Después, aprovechando la inercia, tomando la ruta del sur. El punto de inflexión viene dado por el reencuentro con su amiga de juventud, Mariana –un personaje horrible, estereotipado, caricaturesco y aborrecible a partes iguales–. Su familia la acompaña en sus bandazos. Pretenden ayudarla, quieren lo mejor para ella. La incomprensión es el problema. Ni ella los entiende a ellos, ni ellos la entienden a ella. En este drama, con dejes puntuales de comedia, hay una reiteración –continuismo, más bien– en los motivos, en el fondo, respecto a Tres dies amb la familia. A saber: el núcleo familiar como factor de cohibición, en segundo lugar la representación y exploración exhaustiva de lo femenino, ellas son las protagonistas; y, por último, cierta vocación costumbrista en la construcción de un relato realista.

    Todos queremos lo mejor para ella

    La directora catalana confirma las buenas maneras anunciadas en su ópera prima. Rueda con elegancia, con sencillez redundante. Sobriedad formal, que incide en el carácter árido de algunos tramos del metraje; pero que también da lugar a momentos maravillosos –véanse la dinámica de grupo para conseguir trabajo, o el acompañamiento musical de ciertas escenas–. El inicio es prometedor porque logra enganchar, trastornar, desconcertar. Sensaciones, las dos últimas, que no nos abandonarán en toda la película. Decoro que no disimula su paulatina decadencia, la creciente falta de interés conforme pasan los minutos, la intrascendencia de según qué momentos y la falta de ingenio exhibida con Mariana. Secundario trasnochado, una “pseudohippie” con ansias de “pijerío” zen, cuyo manual es el libertinaje de mercadillo. De estas que se ven a raudales en cintas de poca monta. La falta de originalidad no sólo acompaña al personaje, sino al espacio y al contexto, dando pie a lugares comunes –por ejemplo, la escena del reencuentro, tras veinte años sin verse; o la reunión de antiguos alumnos en el Liceo Francés de Barcelona (la directora catalana estudió en esa institución)–. Otro aspecto, no fallido, pues reconozco su gracia, pero sí poco natural es el humor. A veces bien urdido, otras muy forzado. Lo más complicado, sin duda, es acertar con la risa; posiblemente la más palpable y subjetiva de las valoraciones del séptimo arte.

    Todos queremos lo mejor para ella

    En resumidas cuentas, Mar Coll se sumerge en el desarreglo de una mujer marcada. La emplaza en situaciones violentas, por desconcertantes. Bucea en los desarreglos de una familia acomodada. Pequeñas muecas, frases o gestos que determinan la condición de los hábitos. Tragicomedia que empieza como un soplo fresco de frugalidad, pero que termina por quedarse sin aire. Se desinfla. Una película capaz de transmitir ansiedad, incomodidad, hastío; pero todo canalizado por la misma vía, la de Geni. Nora Navas hace buena la película, su excepcionalidad salva la simple corrección y le permite elevarse. La actriz está por encima de la media del conjunto. A la alumna destacada de la ESCAC –cuyos exalumnos acumulan más de una veintena de premios Goya– se le ven las costuras. Peca de autocomplaciente. No obstante, pese a no jugar del todo bien sus cartas, tenía el as de triunfo. La película no supera las expectativas generadas –su presentación en la Seminci así lo remarcó–, pero salva, con bastante tino, el envite. ★★★

    Andrés Tallón Castro
    Redacción Madrid

    Pueden leer, además, la opinión de Álvaro Martín sobre 'Todos queremos los mejor para ella' en su crítica desde la Seminci 2013| Anexo (★★★)

    España, 2013, Todos queremos lo mejor para ella (Tots volem el millor per a ella). Director: Mar Coll. Guion: Mar Coll, Valentina Viso. Productora: Escándalo Films S.L. / Institut Català de les Empreses Culturals (ICEC) / Televisió de Catalunya (TV3). Fotografía: Neus Ollé-Soronellas. Música: Maik Maier. Reparto: Nora Navas, Valeria Bertuccelli, Clara Segura, Pau Durà, Àgata Roca, Jordi Rico, Jordi Costa, Cristina Gàmiz, Mireia Piferrer, James Phillips, Anna Carné, Max Megías, Manuela Nieto.

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