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    Crítica | Florbela

    Florbela

    Fantasmas y flores marchitas

    crítica de Florbela | de Alvés do Ó, 2012

    El primer largometraje del director luso Vicente Alvés do Ó, Florbela, no constituye estrictamente un biopic (género tan presente hoy en día en las salas de cine) pese a situar su foco en la hipnótica figura de la poetisa Florbela Espanca. ¿Por qué? Porque más que narrarnos los hechos vitales de su vida nos evoca su forma de entender la existencia humana, sus miedos y su mágica aureola capaz de levantar a partes iguales brotes de pasión y de desesperación a quienes la rodean. Y es que Florbela, más que una vida concreta, es un espejismo, un anhelo de cambio: una frágil revolución.

    La película empieza fuerte, con una escena de sexo tan visual que sin duda busca la provocación. La confusión es reinante. Hacer el amor solo puede surgir de un acuerdo tácito, lo que lo convierte en una experiencia lícita y desde luego, placentera. Pero en esta escena el sexo es pelea. Se convierte en un tira y afloja, en un agarrón de cuello, en una posesión inhumana. Como testigos, no estamos seguros del significado de lo que estamos viendo hasta el plano final, donde las dudas se disipan de una forma tan rotunda como el portazo del protagonista. Florbela, encarnada casi a la perfección por la actriz Dalila Carmo, no disfruta de esta relación agresiva (carcelaria) y se divorcia, por segunda vez, en el seno de una sociedad conservadora como es la portuguesa en los años 20. Las paredes hablan. Así, intenta comenzar una vez más junto a su nuevo marido, Mário, lejos de Lisboa, y por tanto, también lejos de su único hermano con el que mantiene una relación muy especial. No obstante, su personalidad disoluta y libertina le impedirá convertirse en la esposa discreta que la época demanda lo que le ocasionará muchos problemas.

    Florbela

    La ambientación en la que se envuelve esta trama es excelente, nos sumergimos en la burguesía lusa más bohemia con aroma a coches caros, ritmo de Charlestón y tocados extravagantes. Pero la felicidad, como señala la poetisa, es pasajera y este cuento de hadas solo puede sustentarse en pilares de alcohol y mentes cansadas. Toda la película es un alegato a la acción, a que pase algo, cualquier cosa pero que suceda ya. Y solo bajo esta filosofía contra inmovilista podremos entender algunos de los actos de la protagonista, como su fugaz encuentro sexual en un callejón, que a primera vista parecen abandonar el hilo argumental. Alvés do Ó demuestra destreza en determinadas escenas como aquella en la que (mediante un plano cenital) giramos sobre la cabeza de Florbela mientras ella escribe, las ideas fluyen y el tiempo pasa. No obstante, quizás su punto verdaderamente fuerte sea el manejo de la luz, plasmando juegos de claroscuros, rostros ensombrecidos y ventanales atravesados por rayos cegadores. Todo ello, acompañado de diálogos nihilistas y filosóficos que dan a entender mucho más de lo que dicen. Las conversaciones entre personajes son muy enriquecedoras, y a falta de una estructura narrativa eficaz que consiga atraer la atención del espectador, son las palabras las que otorgan ritmo y sentido al conjunto de la obra.

    Florbela

    En consecuencia, pese a los esfuerzos del director y la notable actuación de los protagonistas, Florbela no termina de enganchar rozando en algunos puntos la indiferencia. Al igual que la personalidad de su protagonista, repleta de altibajos y cambios de humor, en ocasiones nos sentimos ajenos a sus vivencias y las presenciamos con una sonrisa incrédula. Así ocurre, por ejemplo, en sus diversas ensoñaciones convertidas en la pantalla en escenas oníricas muy próximas al surrealismo. Finalmente, si bien es cierto que echamos de menos en este relato visual algunas de las cualidades cinematográficas más básicas (criterio, ritmo narrativo…) también es cierto que su temática constituye una denuncia, en general, bien planteada y necesaria casi más a día de hoy que en los felices años 20. Florbela es un alegato a la vida, al poder verse reflejado en un espejo como el fantasma de lo que un día fuiste y aún así mirar fijamente. Esta película da voz, y silencio, a aquellas experiencias capaces de destruirnos y de convertirnos en marionetas de finos hilos. Y frente a este sufrimiento implícito en el vivir, una poetisa que decide romper con las reglas de su tiempo y explorar los más altos (y bajos) fondos de su existencia hasta sentirse, una vez más, redimida con la poesía. ★★★★★

    Patricia Martínez
    redacción Madrid.

    Portugal 2012, Florbela. Director: Alvés do Ó. Guion: Alvés do Ó. Productora: Ukbar Filmes. Fotografía: Luis Branquinho. Montaje: Joâo Braz. Música: Guga Bernardo. Intérpretes: Dalila Carmo, Ivo Canelas, Albano Jerónimo, António Fonseca, Carmen Santos.

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