Christopher Nolan es uno de los grandes directores del momento, y uno de los aspirantes a formar parte del altar eterno del cine contemporáneo. Desde su ópera prima Following, han llegado películas de gran calidad y notable éxito: Memento, Imsomnio, Batman Begins, El Prestigio y El Caballero Oscuro. Cercano ya está el estreno de Origen (Inception) un thriller internacional con toques oníricos del que se espera que sea su mejor película dentro de una excepcional, y corta aún, filmografía. Con David Fincher y Darren Aronofsky, son el futuro del cine, algo esperanzador para los tiempos que corren. Spielberg, Scorsese, Eastwood o Coppola tienen el relevo asegurado.Antes de gestar su primer largometraje, Nolan (cómo muchos realizadores) creó varios cortometrajes. Tarantella (1989), Larceny (1996) y la pieza que nos ocupa hoy: Doodlebug (1998). Rodado en blanco y negro, Doodlebug es un corte de tres minutos, donde ya se atisbaba el tema principal de los filmes de Nolan: la obsesión. Sin diálogos sólo el desasosiego de un individuo con un insecto en su habitación, Doodlebug es una llamativa composición muy curiosa, que gustará a los seguidores del realizador británico. El actor que protagoniza el corto, Jeremy Theobald, aparecería un año más tarde en la primera cinta de Nolan: Following. Una vuelta a los inicios de uno de los cineastas del momento. Les dejo con el cortometraje Doodlebug.















