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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Ti Mangio il Cuore

    || Críticas | ★★★☆☆
    Ti Mangio il Cuore
    Pippo Mezzapesa
    Crueldad en negro


    David Tejero Nogales
    Badajoz |

    ficha técnica:
    Italia, 2022. Título original: Ti Mangio Il Cuore. Director: Pippo Mezzapesa. Guion: Antonella Gaeta, Davide Serino, Pippo Mezzapesa. Productores: Carlotta Calori, Francesca Cima, Genaro Formisano, Nicola Giuliano, Viola Prestiere. Productoras: Indigo Film, Apulia Film Commission, RAI Cinema. Distribuida por: Alfa Pictures. Fotografía: Michele D´Attanasio (B&W). Música: Teho Teardo. Montaje: Vincenzo Soprano. Diseño de producción: Daniele Frabetti. Diseño de Vestuario: Ursula Patzak. Reparto: Elodie, Francesco Patanè, Lidia Vitale, Francesco Di Leva, Giovanni Trombetta, Letizia Pia Cartolaro, Michele Placido, Tommaso Ragno.

    Todavía nos sorprende la importancia e impacto de un buen prólogo. Ti Mangio il Cuore (Pippo Mezzapesa, 2022) arranca con el plano de la estatua de una virgen. Hay disparos en fuera de campo, pero nosotros solo vemos la figura de una Madonna manchada de sangre. Por medio de un paneo vertical, de arriba abajo, la cámara nos muestra como la sangre cae a chorros sobre la tierra. Después un reguero de cadáveres apilados aparece en el suelo. Plano general de una granja situada en las montañas, concretamente al norte de la región de Apulia. Luego, en plano medio, se nos señala una piara de cerdos hambrientos. Un niño surge de entre los animales. En pocas imágenes se sintetiza o resume una idea base, una idea principal. Respiramos un clima de odio y venganza, con aroma a western fronterizo, ubicado en zonas rurales y marcado a fuego por lo terruño. Las misteriosas fuerzas telúricas representan toda la orientación criminal de una película sucia, áspera, rodada en un blanco y negro neorrealista, con rostros tintados de manchas y sombras que remarcan la crueldad germinal del relato. Mezzapesa se basa en el libro homónimo de Carlo Bonini y Giuliano Foschini, sin embargo sus fuentes articulan todo un proceso de investigación, y documentación, al manejar de primera mano, testimonios de personas y situaciones que sirvieron de inspiración al propio libro.

    Ti Mangio il Cuore cuenta la historia de dos familias enfrentadas. El amor entre Andrea (Francesco Patanè), hijo mayor de los Malatesta y la bella Marinela (Elodie), esposa del jefe de los Camporale, reabre antiguas enemistades provocando una cruenta guerra de clanes. La pasión y el deseo irrefrenable de los amantes se ajusta en fondo y forma a los patrones clásicos del mito de Romeo y Julieta en una enésima variación del clásico intemporal. El realizador excava en las profundidades rocosas de la cultura mediterránea y explora las cuevas de seres primitivos que matan de manera arcaica. La mayoría de los personajes se dejan llevar por actitudes y comportamientos parecidos a los de las bestias de sus granjas, gestos de herencia animal con una trasnochada educación sanguina. La obsesión por la sangre, el sentido bíblico de justicia, ojo por ojo, el machismo incrustado, con el que las propias mujeres cargan, construyen el esqueleto mohoso, corrompido, sobre el que erigir una fábula pastoral de manifiesta crueldad. Porque el diseño terrible de situaciones y el dibujo de una mafia embrutecida, alejada del idealismo romántico del cine norteamericano, atiende a una sádica exhibición del mal. El crítico André Bazin, en sus artículos sobre el cine de la crueldad, aplicaba profusos análisis a las imágenes, siempre crueles y terribles de diversos cineastas, entre ellos por ejemplo, el cine de Luis Buñuel. El propio Buñuel llegaría a decir: «me ha descubierto aspectos de mi obra ignorados por mi mismo». El crítico francés sondearía dispositivos de horror relativos a títulos como Las Hurdes o Los olvidados. El sentimiento que brota de esas películas es el de la inmarchitable dignidad humana y su decadencia más aplastante. Textualmente: «Hay en Las Hurdes una madre inmóvil que lleva en sus rodillas el cuerpo de su niño muerto, pero este rostro de campesina atontada por la miseria y el dolor tiene toda la belleza de una Pietá española; su nobleza y su armonía conmueven». «De la misma manera, en Los olvidados, las caras más horrorosas tienen rostro humano». Me interesan tales citas, como acceso de Mezzapesa a una prosa de lo humano que no puede borrar cierta estética del horror. En este tejido, algunas escenas de Ti Mangio il Cuore logran materializar el poder sobrenatural del rostro cotidiano como relieve de una crudeza humana e inmisericorde. Me gustan los rostros enjutos, en primer plano, saturados de negro carboncillo. La escena de la fiesta, no creo que exista nada más pintoresco en las películas de mafias que verles cantar y bailar juntos, estrechan imágenes análogas a las de esa tradición europea referida por Bazin. La cámara registra todos esos rostros como naturaleza muerta; feos, desencajados, vulgares y corrientes. Sin duda alguna en ese tramo percibimos los planos más costumbristas del filme. Lástima que esa estupenda radiografía, de cuerpos filmados como rostros y viceversa, se disuelva en un andamiaje sentimental, bello, pero demasiado epidérmico y superficial.

    Todas estas circunstancias se hallan sobreexpuestas por brotes de modernismo e inequívoca tendencia pop. Le cuesta, a veces, desprenderse del impacto publicitario, de los códigos televisivos, y sobre todo de un imaginario propio de cualquier anuncio de perfume. Las escenas en procesión con todas esas mujeres y el rostro hermoso, de Marilena, en el centro del paisaje, suponen aderezos de un mosaico descuadrado a medio camino entre lo real y lo inventado. La iconografía religiosa no solo pende de la ambientación, esos caserones con multitud de reliquias, joyas, o imágenes cristianas, sino del sentimiento. La pulsión que mueve el horror y desata la muerte proviene de esa culpabilidad religiosa. El adulterio, la traición, etc.…declara una cosmología del pecado. Su autor pretende proyectar un rosario de casualidades, pero también de causas, que arrastran al mal como única vía de escapatoria. Así debemos interpretar la toxica relación (freudiana) de Andrea con su posesiva madre (Lidia Vitale). Nuevamente pulsadores de una filiación sádica y perversa, de patrimonio adulterado. De mal endémico. La escalada de violencia y terror que experimenta Andrea es un síntoma claro de ese virus corrosivo que se transmite de padres a hijos.

    Por lo demás, la cinta despliega su propia mirada envuelta en delirios populares de vocación comercial. Es una obra contada con ritmo, que sabe seguir la línea sin perderse en puntos y aparte. Sus correspondencias visuales tienen mucho que ver con ese cine español de Carlos Saura, que nos hacen participes de un universo cercano, próximo a nosotros. Somos herederos de una misma civilización. Además cuenta con una de esas fotografías apabullantes que no puede entenderse desde el color y que interpreta y traduce el blanco y negro como un propio lenguaje. Ti Mangio il Cuore invita al deleite malsano de un tipo de mecanismo remoto y bien teledirigido. Un paseo por los designios universales del ser humano, vocación antropófaga (la selvática carnalidad de Elodie), y una apuesta firme por el melodrama de género.



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