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    Crítica | El maestro del agua

    The Water Diviner

    Los olvidados de Galípoli

    crítica de El maestro del agua (The Water Diviner, Russell Crowe, 2014)

    En el recuerdo de todo aficionado al buen cine siempre estará aquella excelente película bélica de Peter Weir que fue Gallipoli (1981), que supuso uno de los primeros papeles importantes de Mel Gibson en su etapa australiana, antes de su exitoso salto a Hollywood. La historia de los dos amigos atletas que lucharon contra los turcos en la Batalla de Galípoli fue una oportunidad de acercar al espectador uno de los capítulos menos conocidos de la Primera Guerra Mundial, aquella que enfrentó a franceses, británicos y australianos contra otomanos y alemanes por la conquista de Constantinopla (hoy conocida como Estambul) en 1915. 33 años después de aquel clásico del cine, el actor neozelandés Russell Crowe vuelve a incidir en aquella contienda para ambientar su primer trabajo como director, El maestro del agua (2014), un drama histórico que peca de ambicioso ya desde las mismas dimensiones del proyecto, sobre todo tratándose de una ópera prima. Este exceso de confianza no debería ser un inconveniente para llegar a buen puerto, ya que otros intérpretes se dejaron seducir por la magia de la épica en sus primeros trabajos como cineastas. Kevin Costner debutó con la excepcional Bailando con lobos (1990) y Mel Gibson o Angelina Jolie se atrevieron con historias reales más grandes que la vida misma en sus segundos filmes, Braveheart (1995) e Invencible (2014). Desgraciadamente, Crowe no ha corrido la misma suerte que ellos y su obra manifiesta por todos lados los errores más habituales de cualquier director debutante.

    El maestro del agua, basada en un hecho real, cuenta la odisea de Joshua O´Connor, un testarudo zahorí australiano que, cuatro años después de la batalla de Galípoli, se embarca en un viaje a Estambul para localizar los cuerpos sin vida de sus tres vástagos caídos en la contienda y traerlos de regreso a Australia, tal y como le prometió a su esposa. Como no podría ser de otra manera, Crowe se reserva este personaje protagonista de padre coraje y sufridor –al que su mujer en la ficción define como un “hombre capaz de encontrar agua en medio del desierto pero incapaz de encontrar a sus hijos”– que tiene todas las papeletas para su lucimiento y le viene como un guante. La cinta muestra las tristes circunstancias que llevan a O´Connor a emprender ese viaje, las presiones que sufre por parte del cónsul británico para que ceje en su búsqueda y cómo encuentra la ayuda de un oficial turco que bien podría haber empuñado el arma que acabó la vida de sus hijos. En este sentido, se trata de una película profundamente humanística y antibelicista, que apuesta por la unión de los pueblos más allá de sus diferencias culturales, políticas o religiosas, presentando, eso sí, a los griegos como los malos malísimos de la película. Para que no falte de nada, hay lugar para una trama romántica entre O´Conner y la guapa turca que regenta el hotel donde se aloja y que también ha perdido a su esposo en la guerra. Se agradece que Olga Kulylenko vuelva a incidir en esa faceta sensible y dramática que tan bien se le dio en To the Wonder (Terrence Malick, 2012), pero su personaje es bastante prescindible y la historia de amor totalmente esquemática y ñoña (con lectura del futuro sentimental en el interior de una taza de café, incluida). Mejor parado sale el actor y director turco Yilmaz Erdogan, que sabe dotar de humanidad a su personaje del mayor Hassan, eclipsando al propio Crowe en todas las escenas que comparten.

    The Water Diviner

    «... sin ser una mala película, no termina de resultar satisfactoria ni como espectáculo de aventuras ni como recordatorio histórico, limitándose a ser un entretenido y bienintencionado vehículo que Crowe se ha construido para su exclusivo lucimiento personal».

    No estamos ante un producto desdeñable, desde luego. Es apreciable su intento de ofrecer una aventura exótica de hechuras clásicas a lo El paciente inglés (Anthony Minghella, 1996), con escenarios de increíble belleza y una dirección artística impecable. Sin duda, el aspecto más destacable de El maestro del agua habría que buscarlo en la magistral fotografía de Andrew Lesnie, capaz de sacar el máximo partido a esos espectaculares cielos azules australianos, en continuo contraste con su tierra roja. En este sentido, el trabajo de Lesnie toca techo en esa maravillosa escena en la que O´Conner rescata a sus tres pequeños hijos en medio de una brutal tormenta de arena en el desierto. Lástima que aquella épica no se repita con más asiduidad en el resto de la obra y que los flashbacks que muestran la batalla de Galípoli estén rodados con tanta corrección como falta de personalidad y verdadero brío. Russell Crowe no se revela como un director de escenas de acción precisamente hábil, haciendo gala de un montaje torpe y que recurre a la cámara lenta en los momentos menos oportunos. Tampoco sale airoso de los momentos más intimistas, mostrándose desapasionado y tibio en los momentos cumbres de dramatismo –el desenlace de los hijos en el campo de batalla–, pese a que evidencia ciertos esfuerzos (puramente estéticos, eso sí) por acercarse a la sensibilidad poética de John Ford en algunos de los fotogramas del tramo que transcurre en Australia. Una cosa que El maestro del agua tiene a su favor es que, pese a tratarse de una producción de corte histórico, no incurre en el exceso de metraje en el que suelen caer la mayoría de títulos de este tipo, quedándose su duración final en unos exiguos 112 minutos de duración que, también es verdad, logran que el desenlace de la historia sea precipitado y muy mal ejecutado. En definitiva, sin ser, ni de lejos, una mala película, no termina de resultar satisfactoria ni como espectáculo de aventuras ni como recordatorio histórico, limitándose a ser un entretenido y bienintencionado vehículo que Crowe se ha construido para su exclusivo lucimiento personal. | ★★ |

    José Antonio Martín
    Redacción Las Palmas de Gran Canaria


    Ficha técnica
    Australia, Estados Unidos, Turquía. 2014. Título original: The Water Diviner. Director: Russell Crowe. Guión: Andrew Anastasios, Andrew Knight. Productores: Troy Lum, Andrew Mason, Keith Rodger. Productoras: Universal Pictures / Fear of God Films / Hopscotch Features. Fotografía: Andrew Lesnie. Música: David Hirschfelder. Vestuario: Tess Schofield. Montaje: Matt Villa. Dirección artística: Cagri Aydin, Marita Mussett. Reparto: Russell Crowe, Olga Kulylenko, Yılmaz Erdogan , Jay Courtney, Jacqueline McKenzie, Isabel Lucas, Cem Yilmaz, Ryan Corr.


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