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    Crítica | Birdman

    Birdman

    Miserias de un superhéroe

    crítica a Birdman (o la inesperada virtud de la ignorancia) | Birdman (or The Unexpected Virtue of the Ignorance).
    Alejandro González Iñárritu, Estados Unidos, 2014

    El primer fotograma de Birdman es un torpedo directo al imaginario infantil de millones de adultos en la treintena. Michael Keaton, el hombre-murciélago que recorría en el batmóvil las calles de Gotham city combatiendo el mal, es ahora un vejete en calzoncillos que maldice su suerte en un decadente camerino de teatro. El único rastro que queda de aquel superhéroe de los ochenta (aquí, Birdman) es un póster colgado en la pared, y unos superpoderes que usa para dar rienda suelta a su frustración. El paralelismo queda claro. En Birdman, Keaton interpreta a Riggan Thomson, una estrella apagada, un actor que ha tocado fondo y trata de remontar su carrera (en una ácida referencia a otros compañeros de profesión en la vida real) interpretando y dirigiendo una ambiciosa obra en Broadway. Por si fuera poco, la vida personal de Riggan también es un desastre: su familia está deshecha, su hija Sam (Emma Stone) es una drogadicta rehabilitada y el mantiene un affaire con una joven colega de reparto.

    El director mexicano Alejando González Iñárritu (21 gramos, Babel, Biutiful) ha conseguido con esta deliciosa comedia negra sobre el star system, el esnobismo que rodea el arte y, en general, sobre los miedos y miserias de un hombre, la mejor película de su filmografía y con seguridad una de las más brillantes y divertidas que se han visto este año. Las complejas piezas de Birdman están perfectamente ensambladas y funcionan como un reloj suizo, comenzando con la asombrosa cinematografía. El filme está concebido como un solo plano secuencia, aunque no lo sea. Si uno le pone empeño puede descubrir dónde están los sutiles cortes de la edición, pero es mucho más divertido dejarse llevar por los personajes en su recorrido frenético e impecablemente coreografiado por el backstage del teatro. Ese logro en la realización tiene nombre propio: Emmanuel Lubezki, una de las fuerzas creativas detrás de la cinta. Con el Óscar aún caliente como Director de Fotografía en Gravity (dirigida por el también mexicano Alfonso Cuarón), Lubezki se puso a las órdenes de su compatriota para hacer frente al reto de rodar tomas de hasta treinta minutos que requerían, además de mucho arte, una gran planificación y un pulso de hierro con la cámara. Para Lubezki, Birdman es otra semilla en una carrera plagada de obras de culto para los amantes de la cinematografía, como Children of Men o El árbol de la vida, por las que consiguió su cuarta y quinta nominación a los Premios de la Academia.

    Birdman

    En materia interpretativa Birdman es lo más parecido al teatro que se puede hacer en cine. Tiene sentido que una película crítica con las vanidades hollywoodienses obligara a los actores a aprenderse el guión al dedillo si no querían que un desliz en una de esas tomas de treinta minutos hiciera caer sobre ellos la ira de cien personas. Acompañando a Keaton, Edward Norton interpreta a Mike, un talentoso actor cuyas excentricidades acaban de provocar que le despidan de una superproducción de Hollywood, un guiño a la fama de Norton de ser un actor difícil. Uno de los momentos más divertidos del filme sucede cuando Riggan y Jake (Zach Galifianakis en el papel de productor y mejor amigo) hacen un repaso a los actores disponibles (con nombres reales como algún famoso exconvicto, ahora superestrella Marvel) para descubrir que todos están ocupados con secuelas multimillonarias de dudosa calidad. Las ácidas referencias a la industria continúan. Mike es también la ex pareja de Leslay (Naomi Watts), una actriz ingenua e insegura que hace su debut en los escenarios de Broadway. Emma Stone, en el papel de Sam, tiene uno de los monólogos más conmovedores del filme cuando se enfrenta a su padre para confirmarle lo que él temía: que no le importa a nadie (menos a ella, es evidente). Las cuidadas interpretaciones que ofrecen Keaton, Norton, Watts, Galifianakis y Stone encajan en esa perfecta maquinaria rodada en solo treinta días en el teatro Saint James de Nueva York, tras muchas jornadas de ensayos.

    La película ofrece también unos cuantos momentos icónicos. Como hizo Grégoire Guillemin en “La vida secreta de los héroes”, la serie que muestra a Superman zampándose una hamburguesa y a Wonder Woman haciendo sus necesidades, Iñarritu desviste al actor/superhéroe del mito para mostrar su frágil humanidad. Y con desvestir [SPOILER] nos referimos literalmente a un Keaton en calzoncillos corriendo por Times Square mientras los turistas corean a su paso “¡birdman, birdman!”, o a la hilarante pelea que protagonizan Keaton y Norton en ropa interior en el backstage del teatro ante unos operarios con cara de haberlo-visto-todo-en-la-vida [FIN SPOILER]. Tratándose de una obra de Broadway el jazz parece la banda sonora más apropiada. En Birdman un base de batería del virtuoso Antonio Sánchez acompaña a los personajes en el laberinto del teatro, que es el complejo laberinto de sus emociones, aportando coherencia y ritmo. El batería aparece y desaparece de la imagen, según se trate de las ensoñaciones del superhéroe o de la vida real de Riggan.

    Birdman

    Iñarritu ha escrito el guión junto con Alexander Dinelaris, Nicolás Giacobone, y Armando Bo también coautores de Biutiful, una cinta con pretensiones pero bastante irregular en su narrativa. Y es que Birdman se parece poco a las anteriores producciones del director mexicano, algunas más conseguidas que otras, pero todas realizadas con una cierta rigidez. Los espectadores de Venecia, festival al que se presentó como obra de apertura, la acogió con mucho cariño y lo mismo parece estar ocurriendo con la crítica y el público de Estados Unidos, donde se estrenó en octubre. Le deseamos que siga recibiendo galardones y suerte con los Óscar, unos premios que se le vienen resistiendo a Iñarritu desde que Babel, nominada a la mejor película, y Amores perros y Biutiful, como cinta extranjera, se fueran de la ceremonia con las manos vacías. Los que se dedican al arte de hacer cine disfrutarán con locura todas las ácidas referencias a la industria. Los demás pasarán dos horas deliciosas con una película audaz, divertida y asombrosamente realizada. | |

    Inés Esteban González
    Corresponsal en Nueva York


    Ficha técnica
    Estados Unidos, 2014, Birdman (or The Unexpected Virtue of the Ignorance). Dirección: Alejandro González Iñárritu. Guion: Alejandro González Iñárritu, Nicolás Giacobone, Alexander Dinelaris, Armando Bo. Productoras: Fox Searchlight Pictures / New Regency Pictures. Presupuesto: 22.000.000 dólares. Presentación oficial: 71ª edición de la Mostra de Venecia. Música: Antonio Sánchez. Fotografía: Emmanuel Lubezki. Montaje: Douglas Crise, Stephen Mirrione. Reparto: Michael Keaton, Emma Stone, Edward Norton, Zach Galifianakis, Naomi Watts, Andrea Riseborough, Amy Ryan, Merritt Wever, Joel Garland, Natalie Gold, Clark Middleton, Bill Camp, Teena Byrd, Anna Hardwick, Stefano Villabona.


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