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    Crítica | Carmina y amén

    Carmina y amén

    El salto de gigante de Paco León

    crítica de Carmina y amén, de Paco León, 2014
    Este artículo contiene spoilers

    En 2012, el actor Paco León sorprendió muy gratamente con su personalísima ópera prima como director, la fantástica Carmina o revienta, proyecto construido a mayor gloria de su madre, la inimitable Carmina Barrios en un tardío pero sobresaliente debut como actriz. La película presentaba a un carismático y poderoso personaje femenino, la Carmina del título, una madre de familia sevillana de 58 años, casada con un borrachín encantador y acuciada por las deudas que es capaz de superar las dificultades del día a día utilizando la picaresca. Sus divertidas peripecias, sus memorables frases lapidarias y su sinvergonzonería conquistaron a todo el mundo en un filme que consiguió sendas nominaciones a los Goya –mejor director novel, actriz revelación (Carmina Barrios) y actriz de reparto (María León)–. Paco León, además, probó una innovadora manera de hacer llegar su trabajo al mayor número de espectadores posible, estrenándolo simultáneamente en salas de cine e internet, el mismo día que salían a la venta sus copias digitales. La jugada le salió a pedir de boca y Carmina o revienta fue un éxito gracias al favorecedor boca-oreja de un público que cayó rendido a la valentía y sinceridad de una de las comedias más originales del cine español de los últimos años. No es extraño que León quisiera seguir explotando este inagotable filón, expandiendo el universo de Carmina en una segunda parte, donde repite la mayoría de personajes que conformaron la fauna de la anterior, pero añadiendo algunas agradecidas incorporaciones.

    Carmina y amén

    Carmina y amén (2014) comienza con la repentina muerte del marido de Carmina, algo a lo que la mujer reacciona intentando ocultar este hecho durante todo el fin de semana, en complicidad con su hija María, con la intención de poder cobrar la paga extraordinaria que se le ingresaría al difunto el lunes. Este es el divertidamente macabro punto de partida de una secuela mucho más ambiciosa y compleja que la cinta original. Si Carmina o revienta jugaba con una apariencia cercana al falso documental, confiando toda la eficacia cómica en la arrolladora personalidad de sus dos actrices protagonistas y en una sucesión de gags ciertamente hilarantes, en Carmina y amén todos estos ingredientes están mucho mejor cohesionados, dando como lugar una obra mucho más compacta y cinematográfica. La arrolladora personalidad de Carmina Barrios y la naturalidad a prueba de bombas de María León –el hecho de que sean madre e hija en la vida real, al igual que en la ficción, ayuda a impregnar de verdad a todas las escenas que comparten– continúan siendo aquí el auténtico motor de la función. Estamos en esta ocasión ante un universo femenino que recuerda mucho al de los cuadros costumbristas de Pedro Almodóvar en los mejores momentos de Volver (2006). Antonio, el marido de Carmina, único personaje masculino de verdadera entidad en Carmina o revienta –donde nos dio momentos tan memorables como el monólogo en donde pronuncia aquella ya mítica frase de “la vida es tan bonita que parece de verdad”–, desaparece en esta continuación en los primeros minutos de metraje, dejando todo el lucimiento al pintoresco grupo de mujeres que rodea a la familia. En este sentido, destaca la divertida escena del duelo en donde las vecinas, sentadas a una mesa, acaban debatiendo sobre los quebraderos de cabeza que sufre en los últimos años la reina Sofía, tema, cómo no, sacado por la fantasiosa Ani (Ana Mª García) –agradablemente recuperada en esta continuación tras los buenos momentos que dio en la primera parte, contando su presunta amistad con la presentadora Mayra Gómez Kemp– aunque si hay que destacar una aportación secundaria que consigue robar las dos únicas escenas en donde aparece, esa es la de la estupenda Yolanda Ramos. Su creación de Yoli, una masajista catalana, cargada de espiritualidad –algo a lo que contribuye que la mayor parte del tiempo se la pase fumando marihuana– y abierta a todo tipo de experiencias sexuales, es digna de elogio y prácticamente asegura su nominación al Goya a la mejor actriz revelación en 2015 (aunque solo sea por la tronchante conversación que mantiene con Carmina sobre los “chochos colgantes”).

    Carmina y amén

    Paco León ha logrado añadir una mayor complejidad al microcosmos en el que se mueve su peculiar heroína, conservando todo su talante positivo y el sentido del humor que la caracteriza, pero enriqueciendo la propuesta con una hondura dramática totalmente inesperada. El director ha dado un paso de gigante hacia la madurez, volviendo a introducir grandes cantidades de crítica social en medio de sus sketches –el formidable hallazgo del periquito Bárcenas, al que Carmina castiga a su jaula por sus delitos cometidos; el descacharrante momento del desalojo de los okupas de la peluquería de la hija–, pero dejando también, para el recuerdo, momentos de gran cine. La antológica escena del entierro del marido de Carmina, rodada a cámara lenta al son del tema musical Ahora que la mierda ya me llega hasta los ojos de Espaldamaceta (qué bien ha seleccionado León las canciones para su película), y recreándose en los pequeños detalles que rodean al ritual de despedida de un ser querido, con todos esos asistentes (familiares auténticos de la familia León en su mayoría) apesadumbrados, debería figurar entre las mejores filmadas este año en nuestro país. Un momento muy almodovariano que sitúa a Paco León como un sucesor aventajado del manchego ya que, incluso desde la desgracia, es capaz de concebir una frase tan disparatada como memorable: “Se está muriendo gente que no se ha muerto nunca”. Carmina y amén podría haber terminado con esta formidable escena del entierro, pero el realizador nos tiene reservado un segundo final del que es preferible no dar demasiados detalles, pero que dejará un enorme poso de amargura en el público. Esta sonrisa congelada en el rostro es lo que hace que el filme trascienda más allá de la comedia costumbrista que fue la primera parte, convirtiendo a esta secuela en uno de los títulos más emocionantes que el cine patrio nos ofrecerá en 2014. Al mismo tiempo que el My Way cantado por Nina Simone acompaña muy oportunamente a los títulos de crédito finales –sin duda, Carmina es un personaje que se pone el mundo por montera para vivir su vida “a su manera”–, el espectador únicamente deseará que ésta no sea la última incursión de tan entrañables personajes en la gran pantalla. Y de ser así, lo que es seguro es que Paco León es un cineasta lo suficientemente inteligente y creativo como para ofrecernos grandes y diferentes cosas en el futuro. | ★★ |

    José Antonio Martín
    redacción Las Palmas de Gran Canaria

    España. 2014. Título original: Carmina y amén. Director: Paco León. Guión: Paco León. Productora: Andy Joke / Telecinco Cinema / Canal +. Fotografía: Juan González. Música: Pony Bravo, Espaldamaceta, Pájaro. Montaje: Ana Álvarez Ossorio. Intérpretes: Carmina Barrios, María León, Paco Casaus, Yolanda Ramos, Teresa Casanova, Mª Paz Sayago, Estefanía de los Santos. Presentación oficial: Málaga 2014.

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