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    Crítica | Omar

    Omar, Hany Abu-Assad, 2013

    O mar partido en dous

    crítica de Omar, Hany Abu-Assad, 2013

    Prácticamente cada semana nos llegan noticias sobre el conflicto entre Israel y Palestina, aunque últimamente los reportajes incluyen más apretones de manos y manifestaciones pacíficas que censuradas imagénes de crímenes y víctimas y fachadas arruinadas por los bombardeos. Parece efectivamente que la paz, esta vez sí, puede alcanzarse más pronto que tarde, aunque evidentemente las hostilidades y las rencillas siguen siendo patentes desde ambos bandos. Para un observador externo, el juicio puede ser con todo más o menos imparcial gracias a la exigencia de datos, hechos y posturas disponibles desde ambas partes… con la excepción del cine. No son muchas las películas que han tratado el conflicto, o al menos no han llegado a un público relativamente amplio, pero si conocemos la cinematografía de la zona es principalmente por la producción israelí, no palestina. De hecho, cuando vi Omar (2013) en el pasado festival de Sarajevo, después de haberse presentado en Cannes en un sección Una Cierta Mirada, me confirmaron que se trataba de la primera película de producción palestina. Un país discutido en sus fronteras y en su soberanía que por tanto hasta ahora no había estrenado un filme propio.

    Su director Hany Abu-Assad se enfrenta pues a esta responsabilidad pionera narrándonos, como era de esperar, la confrontación entre Israel y Palestina, a través del terrorismo perpetrado principalmente por tres jóvenes palestinos. Podríamos esperar entonces que, tratándose de un filme con dicho fondo y dicha nacionalidad, el mismo enfocaría el conflicto desde una perspectiva rebelde o al menos contestataria, sobre todo en relación al bando opuesto que goza de más recursos y exposición. Y así parece ser cuando la trama se centra en uno de los mencionados jóvenes, el protagonista Omar, que enseguida es encarcelado después de que él y sus dos amigos maten a un soldado israelí. Sin embargo, la historia se desenvuelve entonces siguiendo los parámetros convencionales del cine del género antes que adoptando una postura más social o políticamente crítica. Efectivamente, la misma se enrevesa con personajes que parecen esconder motivaciones ocultas que luego no son tales (como en el supuesto de la novia de Omar) y con giros que se van sucediendo de una manera en ocasiones precipitada, pero al mismo tiempo resulta bastante esquemática y simplona. Y éste es un defecto digno de mención teniendo en cuenta los significativos temas que toca, o que al menos pretende tocar.

    Omar, Hany Abu-Assad, 2013

    Para mayor abundamiento, la película mantiene un tono demasiado ligero (incluso en la calidez de la fotografía) y ocasionalmente humorístico cuando el mismo debería ser más áspero y dramático. El mejor ejemplo de ello son unos personajes que se comportan a veces de una manera incluso despreocupada, no muy acorde con la amenaza fatal que se ciñe sobre ellos o que ellos mismos emiten, destacando en particular el caso del agente israelí que interroga a Omar y que resulta mucho menos dañino de lo que cabría esperar. Con esto cabe pensar que se quiere huir de los estereotipos, de la imagen de un torturador despiadado y desalmado, dotándolo en cambio de aspectos atenuantes e incluso de cierto background humano, y evitando así de paso las acusaciones que al respecto podría formular el bando opuesto. Pero ello no siempre está al servicio de la narración y del efecto pretendido, que es lo que debe importar por encima de todo.

    Con todo, lo que este ejemplo nos revela es que la mencionada ligereza de la película se emplea para lo bueno y para lo malo, quitándole hierro y trascendencia dramática al asunto y al mismo tiempo matizando el lado bueno y el lado malo de cada personaje. Por otro lado, la película está bien ambientada y producida y resulta muy eficaz en el planteamiento de sus conflictos, quizás precisamente por esquematizarlos un poco. Además logra una oportuna tensión en las escenas de persecución y encarcelamiento, cuenta con potentes interpretaciones por parte de sus jóvenes actores, y termina de una manera tan inesperada como lógica, concluyendo la trama en sus distintos niveles con un final del que muchas películas más pretendidamente autorales carecen. Todo ello efectivamente apunta a cualidades más propias de un cine más convencional o de género, atributos que en otras palabras sorprenden tanto por la procedencia como por el indudable calado socio-político de la película. Pero la conclusión que cabe sacar de ello es que probablemente Abu-Assad era consciente de que, para que un trabajo de este tipo llegase a ser visto fuera de sus precarias fronteras, debía revestir de manera comercial y eufemística elementos que no son tales… Lo cual nos remite al inicio de este texto, pues al fin y al cabo algo similar suelen hacer las noticias. ★★★★★

    Ignacio Navarro.
    enviado especial a Bosnia y Herzegovina | 19ª edición del Festival de Sarajevo | crítico cinematográfico.

    Territorios Palestinos, 2013, Omar. Dirección: Hany Abu-Assad. Guion: Hany Abu-Assad. Productora: ZBros. Presentación oficial: Un certain regard (Cannes 2013). Presupuesto: 2.000.000 dólares. Fotografía: Ehab Assal. Montaje: Martin Brinkler, Eyas Salman. Intérpretes: Adam Bakri, Leem Lubani, Eyad Hourani, Samer Bisharat, Waleed Zuaiter.

    Omar, Hany Abu-Assad, 2013 póster
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