|| Críticas | ★★★★☆
Puñales por la espalda:
De entre los muertos
De entre los muertos
Rian Johnson
Padre, esto se le da muy bien
Raúl Álvarez
ficha técnica:
EE.UU. 2025. Título original: Wake Up Dead Man: A Knives Out Mystery. Director: Rian Johnson. Guion: Rian Johnson. Productores: Ram Bergman, Adele Franck, Richard Goodwin, Leopold Hughes, Rian Johnson, Nikos Karamigios, Tom Karnowski. Productoras: Netflix, Ram Bergman Productions, T-Street. Fotografía: Steve Yedlin. Música: Nathan Johnson. Montaje: Bob Ducsay. Reparto: Daniel Craig, Josh O’Connor, Josh Brolin, Mila Kunis, Glenn Close, Jeremy Renner, Andrew Scott, Kerry Washington, Thomas Haden Church, Daryl McCormack, Cailee Spaeny. Duración: 2 h 24 min.
EE.UU. 2025. Título original: Wake Up Dead Man: A Knives Out Mystery. Director: Rian Johnson. Guion: Rian Johnson. Productores: Ram Bergman, Adele Franck, Richard Goodwin, Leopold Hughes, Rian Johnson, Nikos Karamigios, Tom Karnowski. Productoras: Netflix, Ram Bergman Productions, T-Street. Fotografía: Steve Yedlin. Música: Nathan Johnson. Montaje: Bob Ducsay. Reparto: Daniel Craig, Josh O’Connor, Josh Brolin, Mila Kunis, Glenn Close, Jeremy Renner, Andrew Scott, Kerry Washington, Thomas Haden Church, Daryl McCormack, Cailee Spaeny. Duración: 2 h 24 min.
En esta tercera entrega, el detective Benoit Blanc (Daniel Craig) viaja hasta una idílica localidad de las afueras de Nueva York para investigar el asesinato del párroco local, monseñor Wikcs (Josh Brolin), apuñalado a la vista de sus feligreses mientras se preparaba para la homilía del Domingo de Pascua. Si en el capítulo anterior el punto de partida eran los Diez negritos (1939) de Agatha Christie, en esta ocasión la referencia literaria son los denominados misterios de cuarto cerrado, es decir, esas historias en las que una víctima es hallada en una habitación clausurada. Nadie puede entrar y nadie puede salir. ¿O sí?
Aunque Johnson cita expresamente El hombre hueco (1935) de John Dickson Carr como su fuente de inspiración, lo cierto es que De entre los muertos tiene más puntos en común con El misterio del cuarto amarillo (1907), la ópera prima de Gaston Leroux, el famoso autor de El fantasma de la ópera (1910). Quien conozca esta deliciosa novelita, podría pensar que ha recorrido buena parte del camino que conduce hasta la resolución del crimen que ocupa a Benoit. Pero no. Rian Johnson esconde hábilmente el original cambiando las calles de París por los bosques de Nueva York y añadiendo varias subtramas al argumento principal: el plan de Martha (Glenn Close), Samson (Thomas Haden Chruch) y el doctor Nat (Jeremy Renner), la paternidad de monseñor Wicks, y la historia del reverendo Prentice (James Faulkner), su mujer y la Manzana de Eva, una fabulosa joya que vale millones de dólares.
Capa a capa, como en las entregas precedentes, Johnson convierte el misterio de turno en un tapiz de secretos y mentiras que salpican a una pequeña comunidad y, de paso, ponen a prueba la sagacidad de Benoit. Una bonita excusa para que el guionista y director de Maryland arme su enésima diatriba contra las clases privilegiadas, que constituyen el auténtico foco de atención crítico de su cine. El universo de Puñales por la espalda le sirve en bandeja todo lo que necesita para ello, con sus ambientes sofisticados, sus personajes hipócritas y sus misterios «imposibles». Blanc representa el elemento disruptivo frente un statu quo social del que Johnson, película a película, no deja títere con cabeza. La primera fijaba su diana en las fortunas de rancio abolengo, la segunda en los yupis de las nuevas tecnologías y esta tercera en las élites burguesas. Visto así, podría parecer que con esta saga Johnson retrata a los votantes de Trump, pero más bien está señalando las causas de la decadencia de los demócratas.
La novedad de De entre los muertos es la dimensión espiritual del relato, que le debe tanto a la estricta educación religiosa de Johnson como a su devoción por el Padre Brown, el icónico personaje creado por G.K. Chesterton. Averiguar quién o quiénes asesinaron a monseñor Wicks es tan solo un trasunto del viejo enfrentamiento entre la ciencia y la religión, aquí encarnadas en las figuras de Blanc y Jud (Josh O’Connor). La relación entre ambos regala los mejores momentos de la cinta, por bien escritos y mejor interpretados, y es además la tabla de salvación de un guion que a menudo coquetea con la inverosimilitud, en concreto cuando se relata el plan de Martha, Samson y Nat. En su afán por darle otra vuelta de tuerca a sus autores favoritos, Johnson enreda el enredo en demasía, lo que se traduce en tres finales distintos y media hora de metraje prescindible. Lo mismo les pasaba a las entregas anteriores, y es que Johnson –así lo ha confesado en varias entrevistas– se encuentra tan cómodo en estas películas que le cuesta dejarlas.
Es un detalle menor, en todo caso, y que no impide disfrutar de una película que puede presumir de ritmo, tono y sentido del suspense casi hasta el final; y con la que Johnson, ojo, corrige todos los errores de Glass Onion (2022), más parecida a un episodio de The White Lotus que a una ficción cinematográfica. Aquí las estrellas son las justas –Craig, Close y Brolin–, los secundarios no piden minutos, la fotografía evita con elegancia la estética de Netflix y el humor vuelve al cauce de la ironía. En resumidas cuentas, Johnson se ha dado cuenta de que su franquicia no tolera las excentricidades. El guiño final a Frenesí (Frenzy, Alfred Hitchcock, 1972) es una declaración de principios en este sentido. Un último apunte para Daniel Craig. Aquellos que pensamos que es un intérprete tan extraordinario como desaprovechado, debemos darle las gracias a Rian Johnson por regalarle un papel que saca de él todos los registros. Tiene presencia y tiene voz, alterna con naturalidad la vis cómica y la trágica, puede ser un cabrón o un tipo sensible, sabe andar, sabe comer, sabe beber y sabe fumar. Ha sido el mejor Bond y es el mejor Blanc. ♦













