¿Cuál es la prueba más aterradora
de El juego del calamar?
El juego del calamar se convirtió en un fenómeno de masas y consiguió cautivar a telespectadores de todo el mundo. La serie coreana era tan fascinante que no podías apartar la vista de la pantalla. Todos la vimos, nos preguntamos si hubiéramos sobrevivido y comentamos con los amigos qué estrategias habríamos seguido. Sin embargo, hay un ingrediente que no se puede experimentar desde la comodidad del sofá: el miedo puro y más absoluto. Para que te hagas una idea de lo que supondría participar en las pruebas de la serie cuando tu vida está en juego, las hemos clasificado de menos a más terrorífica.
El Ddakji empieza lento
Lo que parece un juego inofensivo acaba convirtiéndose rápidamente en una pesadilla, pero tu realidad es tan cruel que te dejas atrapar y te obligas a seguir adelante. Ahora bien, lo que te espera después es tan terrorífico que esta supuesta pesadilla te acabará pareciendo un dulce sueño. Creemos firmemente que podrías arreglártelas fácilmente durante una partida de Ddakji; de lo que ya tenemos más dudas es de que te guste lo que te deparará después.
El juego del Dalgona requiere unos nervios de acero y un pulso firme
La necesidad de concentrarse bajo una gran presión, sin dejarse influenciar por la carnicería que se produce a tu alrededor, convierte a este juego en uno de los más lentos y, al mismo tiempo, estresantes de la serie. Se trata de olvidarse de todo y de centrarse en el único objetivo que te ocupa. Lo bueno, por decirlo de alguna manera, es que el objetivo es relativamente fácil, y es que hablamos de un juego infantil que lleva practicándose en Corea desde tiempos inmemoriales y en el que no dependes de nadie más. Aunque el juego del Dalgona es muy estresante, todavía te quedan pruebas más terroríficas…
El juego de la cuerda es más sencillo si se usa la cabeza
Si viste el episodio del juego de la cuerda, seguro que ya sabes que más vale maña que fuerza: escucha al anciano, sigue su consejo y aprovecha sus muchos años de experiencia. Se trata de trabajar en equipo y de entender que la supervivencia depende de ir todos a una. Esto lo diferencia un poco del resto de juegos de suma cero que quedan, en los que, para ganar, el rival debe morir. Por lo menos aquí tienes a un equipo que te acompaña hasta el final.
Las canicas no son tan inocentes en El juego del calamar
Aquí es donde el nivel empieza a elevarse y el factor miedo entra realmente en juego. Si tú ganas, tu rival muere. Habéis entablado amistad, habéis compartido confidencias y pensabas que seríais los dos contra el mundo. Que te cambien la historia de arriba abajo en un abrir y cerrar de ojos es motivo suficiente para que te dé un vuelco al corazón.
El puente de cristal que nos dejó en shock
El séptimo episodio de la serie nos muestra por primera vez a los VIP, incapaces de satisfacer sus ansias de apostar con los juegos de casino clásicos y que ahora se entretienen viendo cómo los participantes se debaten entre la vida y la muerte sobre un macabro puente de cristal. Aunque los jugadores deben trabajar en equipo para cruzarlo, saben que algunos de ellos morirán en el intento. No hay manera de saber qué baldosa se romperá y provocará su inevitable caída al vacío. Nadie quiere ser el primero, pero tampoco nadie te permite ser el último, pero de alguna forma hay que cruzar al otro lado para poder continuar jugando otro día más.
El escondite inglés y el miedo constante
Ya casi los hemos cubierto todos, pero si tuviéramos que elegir qué juego es el más terrorífico, seguramente nos decantaríamos por este. El momento en que ves cómo cae el primer cuerpo y descubres que la sangre y la matanza son reales, el pánico se apodera de ti. Es aquí cuando El juego del calamar se convierte en algo real y te das cuenta de que tu vida corre verdadero peligro. Asegúrate de que no te vean avanzar hacia la línea de llegada o todo lo que has hecho hasta ahora no habrá servido para nada.
Conclusión sobre el juego final
Todo acaba con el juego del calamar propiamente dicho, pero a estas alturas ya te habrás endurecido y estarás dispuesto a hacer lo que sea por sobrevivir. Has hecho cosas que nunca hubieras imaginado que verías con tus propios ojos y que mucho menos serías capaz de hacer. Llegados a este punto, el miedo se queda a un lado porque ya eres muy consciente de lo que está en juego. Si has logrado llegar tan lejos es porque eres frío como el hielo y sabes rendir bajo presión, cosa que cientos de tus compañeros no han sabido hacer. Solo nos queda desearte buena suerte.