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    Crítica | Ismael

    Ismael, de Marcelo Piñeyro

    Redención y paternidad

    crítica de Ismael | de Marcelo Piñeyro, 2013

    Es posible que gran parte del público español conociera el nombre de Marcelo Piñeyro a comienzos de la pasada década, cuando en 2002 estrenó Kamchatka. La visión de la dictadura argentina desde los ojos de un niño de diez años, que constituyó su primer gran éxito a nivel internacional. Éxito que se vería confirmado en 2007 con el estreno en España de El Método. Interesante cinta de corte teatral (no en vano adaptaba un texto de Jordi Galcerán) con la que Piñeyro conquistaría varios Goyas asegurándose un hueco en la industria cinematográfica (de francotiradores que diría Javier Rebollo) de nuestro país. Pasado 2009, y tras la adaptar una novela de Claudia Piñeiro que le reportaría críticas generalmente positivas, el cineasta argentino vuelve a la producción española este año con Ismael. La historia de un chaval de ascendencia africana que decide ir en busca de su padre biológico, del que sólo posee el nombre de Felix Ambrose y una dirección escritas en el remite de un sobre oculto en el joyero de su madre. Así comienza un viaje en el que las relaciones paterno-filiales van a constituir parte del eje central del discurso. Primero en torno a Ismael para con su padre. Su búsqueda, encuentro y posterior familiaridad. Y posteriormente la del propio Felix con su madre, Nora, con la que lleva años sin relacionarse, evadiendo sus encuentros fruto del resentimiento, pues la culpa de destrozar la vida de su padre, encerrándole en un matrimonio en el que ella no creía, con un hombre del que no estaba enamorada. Así, la resolución de sus propios problemas como hijo, conllevará la aceptación de sus responsabilidades como padre.

    La coralidad del reparto y la multiplicidad de miradas acaba siendo la constante del desarrollo, pero la manera de llegar varía según la situación. Piñeyro comienza usando a Ismael como punto de entrada y conexión. Él es el ancla que nos lleva a través de los primeros minutos, desde la estación de tren en la que abre la cinta, y lo único que vemos es un niño viajando sólo, algo desorientado, pero resuelto, y con un destino en apariencia claro: un piso de Barcelona. Belen Rueda aparece en escena, y el cineasta sabe cómo presentarla. Los aciertos formales destacan a la hora de presentar a ciertos personajes. Sus primeros planos consiguen impregnarse de las impresiones que provocan en Ismael. Rueda aparece de espaldas, abriendo la puerta de su casa, vestida con un abrigo beige de cierta calidad. Ismael carraspea sin disimulo, y lo único que recibe es una mirada de soslayo impregnada de cierto desdén. Segundo acierto: Piñeyro pone el acento en los prejuicios de clase y de raza, al principio con cierta sutilidad, luego más claramente. La elección de actores no es casual. No da lugar un discurso politizado en exceso, ni demasiado cercano a un artificioso progresismo, aunque el matrimonio de Alika (la madre de Ismael) con un médico español pueda ser visto como tal por alguno. Este hándicap social añade una capa extra a la interrelación que surge entre las familias de Felix e Ismael. Un contraste perceptible aunque no demasiado marcado que añade una lectura, afortunadamente, alejada de polémicas fáciles.

    Ismael, de Marcelo Piñeyro

    Piñeyro no busca en ningún momento crear un retrato social de conciencia colectiva. Ismael es una cinta sobre el perdón y la paternidad. Aceptar los errores del pasado para aprender a vivir nuestro presente. Y es una idea que sabe transmitir con elegancia en un guión original escrito, más desde la contención emocional que desde el melodrama televisivo, en evolución constante y sin paradas demasiado obvias. Desde el momento en el que Nora decide acompañar a Ismael a conocer a su padre, Piñeyro podría haber encontrado la excusa perfecta para alargar ese trayecto indefinidamente, buscando el carisma de una road movie de redención familiar. En lugar de eso, decide continuar una consecución de hechos lógica y fluida. Nora llega a su destino, saluda a su hijo e Ismael conoce a su padre. Alika entra en escena y abre un tercer frente, aunque en torno a lo mismo: perdonar a Felix por sus decisiones en el pasado. Y mientras ellos pasean en torno a los recuerdos, Nora toca el piano con el casero y amigo de Felix, Jordi, enamorándose en una segunda juventud que les hará bailar al ritmo de Leonard Cohen. Piñeyro tiene mejor control de la puesta en escena que de la cámara. Sus juegos visuales son sutiles y funcionales, pero sabe cómo utilizar el escenario a su favor en cada momento. La primera mirada de Ismael a su padre no será directa, sino a través de un cristal sucio desde el que verá llegar a un chico con bastón y cojo. Acto seguido se esconderá detrás del sillón, y sólo entonces podrá mirarle a los ojos.

    Son esa clase de detalles mínimos de dirección los que dan cierto empaque al trabajo del cineasta argentino, elevándolo a un nivel digno y disfrutable. La pena es que el filme se resienta de unas interpretaciones algo débiles, especialmente en algunos secundarios. Un casting en el que el actor con más fuerza será posiblemente el más criticado, no en vano Mario Casas todavía arrastra una fama algo problemática entre ciertos sectores. Ismael será una película prejuzgada desde el principio. Desde su cartel, tan poco acertado; desde su reparto con parte de nuestro star system particular; desde su lugar como cinta producida por un canal de televisión privado, en un contexto en el que los movimientos alternativos de producción cinematográfica en nuestro país están cogiendo cada día más fuerza. Será utilizada en múltiples conversaciones como ejemplo de un cine patrio que ambiciona poco y por tanto no merece mucho, pero en este caso particular será una afirmación hecha con bastante poca justicia. Ismael es una buena cinta. Una de esas obras que agradecen su presencia recordando los matices de toda industria: que ni un cine es tan malo, ni otro tan bueno. Lo triste es que seguramente ni eso impedirá que se la acabe etiquetando... como sucede con gran parte de nuestra cartelera nacional. ★★★★

    Gonzalo Hernández
    Redacción Madrid

    España. 2013. Título original: Ismael. Director: Marcelo Piñeyro. Guión: Verónica Fernández, Marcelo Figueras, Marcelo Piñeyro. Intérpretes: Mario Casas, Belén Rueda, Sergi Lopez, Juan Diego Botto, Larsson do Amaral, Ella Kweku. Fotografía: Xavi Giménez. Productoras: Antena 3 Films, Zeta Audiovisual. Fecha de estreno oficial: 18 de Diciembre de 2013 (Premiere en Barcelona).

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