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    Crítica | Somos gente honrada

    Somos gente honrada

    UNA PESCA CONFLICTIVA

    crítica de Somos gente honrada | Alejandro Marzoa, 2013

    El cine, aparte de como medio de expresión artística, funciona en muchas ocasiones como fiel reflejo de la sociedad en los tiempos que corren. Temas como la crisis económica, el paro, el tráfico de drogas, el terrorismo, la inmigración ilegal, los malos tratos o la prostitución son tocados con frecuencia por nuestro cine en dramas del tipo de Bwana (1996), Los lunes al sol (2002) o Princesas (2005). Con los años, el cine español ha entendido que entretenimiento y crítica social no tienen por qué estar reñidos, dejando muy atrás aquellas comedias despectivamente calificadas como españoladas. El landismo, las películas erótico festivas de Pajares y Esteso o la comedia gamberra que tiene a Torrente como máximo exponente, han dejado paso a una generación de títulos que han sabido meter el dedo en la llaga, tocando temas controvertidos con un hábil sentido del humor. Precisamente, José Corbacho y Juan Cruz lograron un pequeño gran éxito con la siempre reivindicable Tapas (2005), que retrataba la vida de un entrañable grupo de personajes de un pequeño barrio de trabajadores. Aquella cinta tragicómica hizo gala de un perfecto equilibrio entre los momentos divertidos y los más tristes, ganando el Goya a la mejor dirección novel y colocando a sus creadores en el ojo del huracán. Con su siguiente trabajo, Cobardes (2008), sufrieron un pequeño traspiés intentando reflejar un tema tan actual y preocupante como el acoso escolar. En el reciente Festival de Málaga se presentó con buena recepción por parte de crítica y público, Somos gente honrada, debut en el largometraje convencional de Alejandro Marzoa, tras un puñado de cortos y el falso documental Your Lost Memories (2012). El propio director se encarga de escribir el guión junto a su colaborador habitual Miguel Ángel Blanca y Juan Cruz, uno de los artífices del triunfo de Tapas. Esto se traduce en un tono y resultados artísticos muy similares a los de aquella.

    Somos gente honrada es una comedia amable, que en ningún momento recurre al humor facilón o disparatado, logrando cierta sensación de verosimilitud en la historia que cuenta y en las acciones de sus personajes principales. Estamos ante un filme de nuestros días, que refleja muy eficazmente la situación límite a la que se enfrentan millones de parados por la falta de trabajo en España. Suso y Manuel son dos padres de familia gallegos a los que las cosas no les ha ido bien económicamente y se ven, pasados los cincuenta años, con escasas esperanzas de enfrentar el futuro. Mientras Manuel sufre en sus carnes la crisis en el sector de la construcción, Suso ha tenido que cerrar el kiosco que era la fuente de ingresos de su familia. En estas circunstancias extremas, el destino les pone en un dilema que pondrá a prueba su honradez. Una noche, mientras pescan, encuentran un paquete con diez kilos de cocaína. Como caído del cielo, esta droga podría sacarles de la ruina a la que se veían abocados, por lo que intentarán por todos los medios venderla, aunque para eso tengan que meterse en los peligrosos ambientes del narcotráfico. En primer lugar, Marzoa acierta plenamente en la elección de los dos actores protagonistas, ya que Miguel de Lira –habitual en sus cortos y siempre secundario en el cine, por fin encuentra un papel principal a la medida de su talento– y Paco Tous –ya es hora de que se le desvincule de su popular Los hombres de Paco–, están magníficos, formando una pareja tragicómica memorable. Junto a ellos, en nada desmerece un plantel de secundarios en estado de gracia, entre los que destaca un Unax Ugalde más macarra que nunca, alejado por una vez de los personajes de chico bondadoso a los que nos tenía acostumbrados en cintas como No controles (2010) o Bon Appétit (2010). Este cambio de registro le confirma como uno de los actores más versátiles y talentosos de su generación.

    Somos gente honrada

    A medio camino entre la comedia costumbrista y el thriller con el mundo del narcotráfico de fondo, la cinta se beneficia de unos ingeniosos diálogos y un envidiable ritmo. Las situaciones hilarantes, que las tiene –el colocón de los dos amigos cuando prueban su mercancía–, fluyen con naturalidad, de manera nada forzada, haciendo de sus criaturas personas perfectamente reconocibles en el mundo real. Resulta perfectamente comprensible cómo estos héroes de lo cotidiano se saltan la “legalidad” para sobrevivir, al igual que el público entendía las estafas de la Carmina de Paco León a las compañías de seguros o los chanchullos del bueno de Pablo Carbonell para pagar la comunión de su hijo en Atún y chocolate (2004). En tiempos de crisis, cualquier arma es válida para salir adelante, vendría a ser la peligrosa moraleja de este tipo de películas. El humor está dosificado con tal cuidado que Somos gente honrada no cae en ningún momento en la parodia, haciendo que en más de una ocasión se le congele la sonrisa al espectador. Se le puede achacar, tal vez, alguna concesión al excesivo buen rollo, como la bonita –aunque perfectamente prescindible– escena en que Manuel baila con la esposa de Suso (encomiable la cordobesa Marisol Membrillo) los nostálgicos sones del Tú de Umberto Tuzzi. Respecto a la banda sonora, Estopa compone el tema principal de la película, Gente honrada, que le da cierto aire comercial a la propuesta. Las bondades del filme no se detienen ahí, ya que Marzoa demuestra en esta puesta de largo una gran elegancia en la puesta en escena para un producto de estas características. La cuidada fotografía de Arnau Valls Colomer le confieren un aspecto distinguido a esta cinta fresca, sorprendente y que deja en el espectador un buen sabor de boca. Tristemente, no le auguro una buena carrera comercial, ya que no cuenta con la publicidad de las obras de Almodóvar, Amenábar o Santiago Segura. Con un poco de suerte, tal vez se acuerden de ella en los Goya de 2014. Si hubiera justicia –o no surgen trabajos mejores hasta entonces–, Marzoa debería optar al premio como mejor director novel y Miguel de Lira sería un aspirante más que digno al laurel de actor revelación. ★★★★★

    José Antonio Martín.
    crítico de cine.

    España. 2013. Título original: Somos gente honrada. Director: Alejandro Marzoa. Guión: Miguel Ángel Blanca, Juan Cruz y Alejandro Marzoa. Productora: El Terrat/Institut Català de les Indústries Culturals/ICAA/Persona Non Grata Pictures/TV3/TVE/Vaca Films/Xunta de Galicia. Fotografía: Arnau Valls Colomer. Música: Sergio Moure. Montaje: Sofía Escudé. Intérpretes: Miguel de Lira, Paco Tous, Marisol Membrillo, Unax Ugalde, Manuela Vellés, Manuel Lozano, Antonio Durán Morris.

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