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    Cine Alemán Siglo XXI

    CRÍTICA | AUSENTE

    Ausente
    TENSIÓN SEXUAL NO RESUELTA
    crítica de Ausente | Marco Berger, 2011

    sección oficial | Atlántida Film Fest

    Avalada por el Teddy a la mejor película de temática gay en el festival de Berlín de 2011, Ausente supone la segunda película como director –en solitario–de Marco Berger tras su exitosa comedia Plan B (2009). Este nuevo trabajo sabe desmarcarse hábilmente de los adocenados planteamientos de este tipo de productos, presentando interesantes dilemas morales y legales sobre la relación que se establece entre un adulto heterosexual y un adolescente gay. El filme retrata la historia de Sebastián, el profesor de gimnasia de una escuela privada que ofrece a Martín, un alumno de 16 años pasar la noche en su casa cuando éste, por circunstancias demasiado “casuales” se iba a quedar en la calle. Conforme avanza la noche, todo parecerá indicar que se trataba de una estrategia del chico para conseguir colarse en la vida del docente, con la intención de seducirle. Esto pondrá al hombre, casado, en una situación incómoda y, sobre todo, conflictiva, ya que varios vecinos serán testigos de la presencia del menor en su casa. Para mayor preocupación, el engaño del alumno será descubierto cuando sus padres, preocupados por su ausencia de aquella noche en casa, comienzan a hacer preguntas en la escuela sobre dónde pudo estar su hijo. Consciente de que tiene todas las de perder, Sebastián se sentirá amenazado por el muchacho y por la secreta noche que compartieron en la soledad de su hogar, pese a que no sucediera nada reprochable entre ambos.

    Rodada en alta definición digital, la película tiene un acabado formal anodino desde lo visual, donde la fotografía confiere una incómoda sensación de frialdad. Otro cantar sería la juguetona música de Pedro Irusta, que funciona bastante bien a la hora de acentuar el ambiente tenso y opresivo que la historia requiere. Técnicamente, Ausente parece, por momentos, una creación amateur, con unas actuaciones –especialmente las secundarias– muy flojitas. Únicamente los protagonistas, Carlos Echevarría y Javier de Pietro, sin estar excelentes, logran sacar adelante sus trabajos con dignidad. Desde las primeras imágenes, que recorren el cuerpo semidesnudo de Martín, sentado en una camilla para ser reconocido por el médico del colegio, queda claro que Ausente jugará la baza de la sugerencia. El homoerotismo de ese momento, recreándose en el físico del joven Javier de Pietro, junto a las miradas furtivas del personaje de Martín a sus compañeros en los vestuarios o al propio profesor en la ducha, son toda una declaración de intenciones del director, que huye de cualquier escena explícita para entrar en los terrenos de la ambigüedad y el misterio. No estamos ante un thriller propiamente dicho, pero la relación que se establece entre el desconcertado profesor y su nada inocente pupilo, está envuelta de un halo de fatalidad que bebe lejanamente de aquella Hard Candy (2005) de David Slade, en la que Ellen Page ponía en serios aprietos a Patrick Wilson por sus juegos peligrosos con chicas menores de edad. Al igual que otro título reciente –de connotaciones más vagamente homosexuales que ésta–, En la casa (2012) de François Ozon, la cinta de Berger tiene en su personaje adolescente a un verdadero manipulador sin escrúpulos, capaz de llegar hasta las últimas consecuencias por lograr sus objetivos, aunque pueda poner en una situación comprometida a la víctima de su obsesión. Berger maneja bastante bien el clima de desconfianza y amenaza latente que se desarrolla durante la noche que comparten techo Martín y Sebastián, utilizando con habilidad los silencios y las miradas. La química entre los dos actores es fundamental para la lograda atmósfera de tensión sexual de todo ese tramo de una función que, en sus minutos finales, pone todas las cartas sobre la mesa para desvelar, mediante unos torpes flashbacks, situaciones y aspectos de la personalidad de sus protagonistas, hasta entonces omitidos. Una vez que el rompecabezas se ha completado y el espectador dispone de toda la información, está en cada uno quedarse con la interpretación que prefiera. Esta ambigüedad quedó perfecta en aquella película de John Patrick Shanley titulada La duda (2008), donde no llegaríamos a saber a ciencia cierta hasta qué punto estaba en lo cierto el personaje de Meryl Streep sobre sus sospechas hacia el cura al que daba vida Philip Seymour Hoffman, pero en Ausente no termina de funcionar con la misma eficacia, echando por tierra algunos de los logros antes conseguidos. Aun así, sería injusto no reconocerle a su director cierta sutileza en el trazo de sus personajes protagonistas (no tanto en los secundarios, como ya dije antes, mucho más caricaturescos) y una gran habilidad para mantener al público pegado a la pantalla, esperando que ocurra algo que, tal vez, nunca llegue a suceder. Crea expectativas que no se terminan de cumplir, resultando una propuesta medianamente interesante, aunque muy por debajo de otros títulos similares como, sin ir más lejos, la ganadora del Teddy del año siguiente Keep the lights on. ★★★★★

    José Antonio Martín.
    crítico de cine.
    el antepenúltimo mohicano.

    Argentina. 2011. Título original: Ausente. Director: Marco Berger. Guión: Marco Berger. Productora: Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (INCAA)/Oh My Gomez!. Fotografía: Tomás Pérez Silva. Música: Pedro Irusta. Montaje: Marco Berger. Intérpretes: Carlos Echevarría, Javier de Pietro, Antonella Costa, Rocío Pavón, Alejandro Barbero. 

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