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    Crítica | Requisitos para ser una persona normal

    Requisitos para ser una persona normal

    Lo subjetivo de la felicidad

    crítica de Requisitos para ser una persona normal (Leticia Dolera, 2015).

    ¿Qué es la normalidad? Para la protagonista de Requisitos para ser una persona normal, la maravillosa ópera prima como directora de Leticia Dolera, “ser normal” va íntimamente ligado a cumplir una serie de condiciones que conforman una lista que ella misma ha elaborado en la parte trasera de un póster de Vicky Larraz que adorna la pared de su ochentera habitación. Tener trabajo, casa, pareja, vida social y familiar y aficiones, debería ser, teóricamente, la fórmula perfecta para alcanzar la felicidad y el triunfo personal. Crecer con un nombre tan poco común como María de las Montañas y ser rebautizada como “La Samurái” por sus compañeros de instituto, a consecuencia de un desafortunado accidente con una katana durante la fiesta de fin de curso en donde actuaba imitando a la mítica cantante de Olé Olé, son solo algunas de las circunstancias que contribuyeron a forjar una personalidad tan “especial” que, a la ligera, podría ser fácilmente tildada de friki. Recién cumplidos los 30 años, la joven se topa de golpe y porrazo con una dura realidad: no ha alcanzado aún ninguno de los requisitos de su lista y, por lo tanto, no es feliz. Por azares del destino, la búsqueda de una bombilla en la sección de lámparas de Ikea sirve para que María de las Montañas conozca a Borja, un simpático dependiente gallego, acomplejado por su sobrepeso y que se escuda en sus kilos de más para justificar sus escasas metas logradas en la vida. Ambos conectan a la perfección desde el primer momento y entablan una estrecha amistad con la que se proponen ayudarse mutuamente (“quid pro quo”, como repite en varias ocasiones Borja) a ser las personas normales (y aceptadas) que tanto ansían.

    Dolera, guapa y talentosa actriz con, pese a su juventud, casi dos décadas de carrera a sus espaldas, se atreve a dar el salto a la dirección de largometrajes tras la buena aceptación de sus cortos. Producida por Paco Plaza –su pareja en la vida real y director que la convirtió en uno de los iconos más celebrados del fantástico español reciente gracias a aquel papel de novia ensangrentada en [• REC]³: Génesis–, Requisitos para ser una persona normal supone una deliciosa carta de presentación, avalada por los tres premios obtenidos en el último Festival de Málaga –guion novel, fotografía y montaje–, que sitúa a Dolera, instantáneamente, como una realizadora a la que habrá que tomar muy en serio, dotada de un atractivo universo propio. Estamos ante una comedia romántica protagonizada por seres imperfectos e inadaptados, a los que les cuesta encontrar su lugar en el mundo pero que resultan genuinamente encantadores en su particularidad. Borja Cobeaga con sus estupendas Pagafantas (2009) y No controles (2010) ya dio carácter protagonista a esos típicos marginados de la clase que, o bien pasaban totalmente inadvertidos, o se convertían en objeto de mofa por parte de los más populares. Y de ligar ya ni hablemos, siempre condenados a ser el hombro en que llorar de las chicas de sus sueños. Se nota que la Dolera guionista ama a este tipo de criaturas y, desde su historia, les confiere un sinfín de deliciosos matices que apartan a su filme de la caricatura o la superficialidad. De hecho, sin ir nunca de graciosilla y siendo perfectamente consciente de ser más una cinta de sonrisas, ésta es capaz de arrancar más de una carcajada con situaciones cotidianas, identificables (por muy vergonzosas e inconfesables que puedan parecer) y que, en ningún momento, se intuyen forzadas –ese placer culpable que la pareja protagonista comparte de tirarse pedos debajo de las sábanas y olerlos, ingeniosamente presentado como la experiencia más íntima que ambos han tenido con otra persona–. Todos los personajes, empezando por los de María de las Montañas (maravillosa Leticia Dolera, plena de expresividad) y Borja (Manuel Burque, un auténtico crack que ya se postula como uno de los actores revelación para la próxima ceremonia de los Goya) y acabando por el último de sus secundarios, están dibujados con tal precisión que, ni el más antipático de ellos –el pretendiente gañán y egocéntrico que borda Miki Esparbé– se queda sin su momento de gloria. De hecho, pese a tratarse de un debut, Dolera no descuida ninguna de las subtramas que pone sobre la mesa –las reuniones de amigas de la madre depresiva, encarnada por la espléndida Silvia Munt; el despertar al amor del hermano menor de María de las Montañas, un simpático chaval con síndrome de Down y gay declarado, que parece tener las prioridades de la vida mucho más claras que ella; la estampa idílica del hogar de Cristina Pi (¡qué bien se le dan a Alexandra Jiménez estos papeles de chica “normal”!)–, consiguiendo que, lejos de estorbar o resultar innecesarias, contribuyan a enriquecer la trama principal y así construir un microcosmos vivo y colorista muy de agradecer.

    Requisitos para ser una persona normal

    «Requisitos para ser una persona normal trae a las pantallas una bocanada de aire fresco; una película inteligente, simpática y de hermosa sencillez».


    Si Leticia Dolera ha mimado al detalle el fondo de su obra, con un guion agudo y original y situaciones y diálogos resueltos con gran inteligencia, no es ahí donde se detienen sus hallazgos. La fotografía de Marc Gómez del Moral, de estética marcadamente pop, saca todo el jugo posible a la amplia gama de colores pastel de su imaginativa dirección artística, haciendo que Requisitos para ser una persona normal pueda ser considerado un satisfactorio ejercicio de estilo, acompañado de una selección de canciones realmente excepcional –los típicos momentos musicales de transición no chirrían gracias a ello–. La sensibilidad de la realizadora se revela mucho más afín a las coordenadas del cine independiente americano –como si de una incipiente Isabel Coixet desprovista de su, en ocasiones, irritante densidad emocional, se tratase– que a ese humor autóctono, tan difícilmente exportable, de los últimos grandes éxitos de la comedia española. Resultan muy originales las numerosas florituras visuales que emplea como recurso expresivo –esa lista de requisitos que aparece sobreimpresa en pantalla junto a cada personaje para medir su grado de normalidad o el uso de la pantalla partida para mostrar situaciones paralelas en el tiempo–, así como la manera en que cada protagonista se presenta mirando a cámara y describiéndose a grandes rasgos. En lugar de optar por el chascarrillo fácil y la sucesión de gags, la cinta de Dolera acierta a la hora de mantenerse en todo momento dentro de una complicada tonalidad agridulce, si bien estamos hablando de un título especialmente optimista y cargado de buenas intenciones. No por ello, el paisaje que se dibuja de fondo –la falta de empleo que obliga a treintañeros a volver a vivir bajo el techo de los padres, los trabajos basura, esos grupos terapeúticos que sacan beneficio de la insatisfacción general del país– deja de ser tremendamente realista y descorazonador. A Dolera le ha salido redonda la jugada, desde luego, entregando una historia de amor a segunda vista (¿acaso no son esas las más verdaderas?) dulce, que no dulzona, y entrañable, y un sincero canto a la diferencia que esconde la rotunda moraleja de que no por tenerlo todo en la vida, se obtiene la felicidad. Más bien, ésta aparece en forma de pequeños y maravillosos momentos compartidos junto a personas afines, ya sean raras o no. En definitiva, Requisitos para ser una persona normal trae a las pantallas una bocanada de aire fresco; una película inteligente, simpática y de hermosa sencillez. Una historia universal y perfecta sobre personas imperfectas. | |

    José Antonio Martín
    Redacción Las Palmas de Gran Canaria


    Ficha técnica
    España. 2015. Título original: Requisitos para ser una persona normal. Directora: Leticia Dolera. Guión: Leticia Dolera. Productores: Axel Kuschevatzky, Gabriel Arias-Salgado, Oriol Maymó, Paco Plaza. Productoras: Corte y Confección de películas / El Estómago de la Vaca. Fotografía: Marc Gómez del Moral. Montaje: David Gallart. Dirección artística: Laia Ateca. Reparto: Leticia Dolera, Manuel Burque, Miki Esparbé, Alexandra Jiménez, Jorge Suquet, Silvia Munt, Jordi Llodrá, Carmen Machi, Blanca Apilánez, David Verdaguer, Núria Gago, José Luis García Pérez.


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