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    Fanter 2014 | Resumen y palmarés

    El Fanter vuelve a conquistar al público cacereño

    IV edición del Fanter Film Festival de Cáceres

    Desde hace cuatro años, Pablo Carrero y su entregadísimo equipo de Abandomoviez llenan Cáceres de terror y emociones fuertes durante un fin de semana gracias al Fanter Film Festival. La fórmula es imbatible: proyección gratuita de 10 películas (con palomitas y agua también gratis en cada pase a modo de avituallamiento), un concurso de relatos, otro de cortos amateurs y el que mayor poder de convocatoria está obteniendo de todos ellos, un certamen de cortometrajes profesionales para el que han recibido trabajos de todas partes del planeta. No es de extrañar que el número de espectadores haya ido creciendo en cada edición: 1500 en la primera, 3000 en la segunda, 3500 en la tercera y 3700 este año. Mirando los números, puede parecer que el crecimiento se ha estancado, pero es que no puede ir a más: prácticamente todas las sesiones tuvieron el aforo completo y cientos de personas tuvieron que quedarse a las puertas de la Sala Capitol sin poder entrar. Todo un logro para un festival que se realiza prácticamente sin ayudas económicas, pensado para el público (aunque no se pueda dar cabida a tantos espectadores) y enfocado a la más sana diversión, por muy insanas que resulten algunas de las imágenes que pudimos ver proyectadas en la pantalla.

    Nos consta que el director del Fanter tiene que luchar duramente cada año con las distribuidoras para conseguir los derechos de exhibición de películas que no han contado con distribución en cines en nuestra comunidad autónoma o, incluso, en nuestro país. Se trata de dar así la oportunidad de ver en pantalla grande títulos que, de otro modo, sólo podríamos disfrutar en ediciones domésticas que en algunos casos tendrían que ser incluso de importación. Pero el festival también posa su mirada sobre los clásicos del cine de terror y fantástico, de ahí que este año la cinta inaugural haya sido Pesadilla en Elm Street (A Nightmare on Elm Street, Wes Craven, 1984), la primera aparición del hoy mítico Freddy Krueger, por entonces todavía conocido como Fred. Aunque quizá se haya quedado algo anticuada para la mayoría de los jóvenes que poblaban la sala, apuesto a que a los más veteranos se les formó un nudo en la garganta cuando vieron aparecer los títulos de crédito iniciales. El resto de la programación estuvo formada por títulos de calidad irregular pero siempre interesantes, especialmente para un público entregado a la causa. Así, Tú eres el siguiente (You’re Next, Adam Wingard, 2011) arrancó furtivos aplausos espontáneos en algunos de sus momentos más violentos. Y supuso un buen ejemplo de cuán distintos eran el cine de terror de mediados de los 80 y el actual, cada vez más enfocado hacia el realismo en sus secuencias gore y progresivamente más alejado de la fantasía y el mundo onírico. La cinta de Wingard es, empero, uno de los productos más disfrutables que se han estrenado recientemente en el género. La última llamada (The Call, Brad Anderson, 2013) sirvió para cerrar la primera jornada del Fanter Film Festival IV con su ritmo trepidante y ese dominio del suspense que han hecho que la cinta se granjeara cierta apreciación crítica, pese a haber pasado bastante desapercibida.

    Tú eres el siguiente
    Tú eres el siguiente, de Adam Wingard (2011)
    El sábado 5 de abril deparaba a los asistentes una maratoniana sesión de cinco títulos. Quizá arrancar con The Woman (Lucky McKee, 2011) no era la opción más idónea para que el público se sentara a las 17:00h. en la sala oscura después de haber trasnochado el día anterior. Eso, claro, independientemente de la calidad del trabajo de McKee, quien siempre sabe impactarnos y llevarnos de la mano a zonas oscuras de nuestra conciencia, pero que no se caracteriza por un ritmo precisamente acelerado. Fue una buena oportunidad, no obstante, de disfrutar de la película unos días antes de que fuera estrenada directamente en DVD en España. Si por algo destaca The Collection (Marcus Dunstan, 2012), en cambio, es por su rapidez y por su ajustadísimo metraje, además de por un acercamiento hacia el cine de acción muy consciente y que la convierte en una película más interesante aún que su predecesora, The Collector. Tras la explosiva cinta de Dunstan, la fiesta continuó a lo grande con La cabaña en el bosque (The Cabin in the Woods, Drew Goddard, 2011), con una sala abarrotada que vibró con esta reinterpretación metalingüística de los tópicos del terror adolescente. Una lástima que alrededor de trescientas personas se tuvieran que quedar fuera, porque el ambiente durante la proyección fue inmejorable, demostrando que esta película debería haber sido estrenada con honores en nuestro país y no de tapadillo. Cosas como ésta dan sentido a los festivales de cine y es de agradecer que los organizadores del Fanter tomaran otras decisiones todavía más arriesgadas y heroicas, como obtener los derechos de exhibición de Maniac (Franck Khalfoun, 2012) y regalarnos la oportunidad de disfrutarla en versión original. Una experiencia quizá única y apasionante, ya que este remake producido por Alexandre Aja y el propio William Lustig resulta tan hipnótico que no fui capaz de apartar los ojos de la pantalla pese a que el cansancio ya hacía mella. Otros espectadores, especialmente los más jóvenes, no debían estar disfrutando tanto y desertaron en varios grupos. Quizá esto debería ser una señal de alarma para los responsables del Fanter: con tanta gente quedándose sin butaca, es una verdadera lástima que un público poco preparado ocupara unos asientos que dejarían libres a los pocos minutos, quizá porque no sabían que la película sería subtitulada (aunque se avisó de ello), porque no están acostumbrados a un tipo de cine más arriesgado o, simplemente, porque consideraban que tenían mejores cosas que hacer un sábado por la noche que meterse durante hora y media en la mente de un psicópata… ¿Cómo controlar esto? Resulta realmente difícil y la solución tendría que pasar por reservarse el derecho de admisión, una solución que resultaría extrema e incómoda. Siguiendo con la programación, podríamos pensar que Maniac era la sesión gore de este año, pero no: todavía quedaba The Loved Ones (Sean Byrne, 2009), otra cinta inédita en nuestro país y que, por tanto, se exhibió también en versión original subtitulada, para desgracia de los no acostumbrados y alegría de los que aborrecen el doblaje y siempre que pueden elegir prefieren escuchar las voces originales de los actores.

    The Loved Ones
    The Loved Ones, de Sean Byrne (2009)
    Siguiendo el mismo esquema que en ediciones anteriores, la mañana del domingo hubo una sesión especialmente indicada para los más pequeños con la proyección de Justin y la espada del valor (Manuel Sicilia, 2013), uno de los éxitos recientes de la pujante animación española. Ya por la tarde, el Fanter gozó por primera vez de un pre-estreno: La cueva (Alfredo Montero, 2012), que sólo se había proyectado anteriormente en Sitges y el Zonazine del Festival de Málaga. Rodada en condiciones extremas y en formato de found footage con alguna que otra trampa, la cinta de Montero es apropiadamente asfixiante y claustrofóbica durante parte de su metraje, pero se acaba consumiendo a sí misma y llega a resultar algo tediosa en la parte final a pesar de durar menos de ochenta minutos. El simpático actor y productor Marcos Ortiz visitó Cáceres para presentar la película y participar en la ceremonia de clausura, donde se haría público el palmarés:


    1º Premio corto profesional: Sequence de Carles Torrens
    2º Premio corto profesional: 24 horas con Lucía de Marcos Cabotá
    1º Premio corto amateur: La noche cae de Alberto Campón
    Premio del público corto amateur: Cariño, soy un caníbal de Joaquín Conejero
    1º Premio relatos: Basura de Luis Carbajales
    2º Premio relatos: La cápsula de José Antonio García Santos


    Dos miembros del staff de EAM fuimos invitados a formar parte del jurado del concurso de cortos profesionales y ambos coincidimos en que nuestro favorito era el que finalmente ganó: Sequence. Este inquietante y sorprendente trabajo de Carles Torrens hace presagiar un futuro brillante a su director y guionista, si es que alguna vez es capaz de reponerse de la indiferencia con la que fue recibido su primer largometraje, Emergo (2011). 24 horas con Lucía posee un tono bien distinto, con un humor más ligero y una revisión simpatiquísima del subgénero de posesiones demoníacas. Las sonoras carcajadas y los aplausos que recibió fueron más que merecidos. Merecidos son también todos los elogios que podamos dedicar al Fanter y a todas y cada una de las personas que intentan, año tras año y capeando el temporal, convertir esta cita en un referente y en un claro ejemplo de cómo las cosas bien hechas funcionan. Nuestra enhorabuena a Pablo Carrero y a todos sus compañeros por hacer posible que algo así exista en nuestra región. Y mucha suerte para las próximas ediciones. Larga vida al Fanter Film Festival.

    Pedro José Tena
    redacción Badajoz

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